dissabte, 24 de febrer del 2007

El PP contra el Tribunal Supremo.

Podrán decir que la manifa convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) para hoy en contra del fallo del Tribunal Supremo no es en contra del Tribunal Supremo, como sostiene el señor Acebes, cuya capacidad para mentir sin inmutarse es proverbial. Podrán decir que es en apoyo de las víctimas. Podrán decir lo que les dé la gana, pero el hecho crudo es que el mismo partido que hace un par de semanas denunciaba al PNV por convocar una manifa en protesta por una decisión del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, pilla ahora la pancarta y se va del ganchete con la dirección de la AVT, que es una especie de comité de la nueva derecha, a dar los gritos callejeros de rigor en contra de sus señorías, los magistrados del Supremo. Otro tribunal cuyo prestigio pretenden cancelar, para que esto sea la ley del más fuerte.

Enésimo ejemplo de la estrategia del espejo. "No hay que presionar a los jueces", dicen cuando sale a la calle el PNV. Pero luego literalmente se ponen a la cabeza de la manifa para protestar en contra de esos mismos jueces con un afán netamente intimidatorio. Porque el acto es exactamente el mismo: un tribunal toma una medida y los justiciables salen a la calle a dar gritos. ¿Podría el PP explicar si hace lo que condena o condena lo que hace? La otra posibilidad de este misterio es que el señor Acebes -que va a la manifa en compañía de Esperanza Aguirre, Mayor Oreja y María San Gil, tres espíritus abiertos del PP- crea que la población tiene tan pocas luces como él. Todo es posible.

Pero lo gracioso de esta octava manifa convocada por la AVT es que en ésta no participa tan sólo como asociación de ciudadanos afectados y políticamente activos, sino también como parte personada en el proceso, ya que la AVT representaba a una acusación popular. Esto es, por un lado, según se dice, el PP trata de conseguir en los tribunales lo que no consiguió en las urnas, razón por la cual judicializa la política. Y, por el otro, trata de conseguir en la calle lo que tampoco consigue en los tribunales para lo cual, a su vez, politiza la justicia. El caso ez embarullarlo todo, a ver si en el barullo, la gente se confunde y acaba votándolo.

Por último, sí parece que la nueva manifa ahora contra el Tribunal Supremo y siempre antipazateril (¿qué nos apostamos a que se insulta a Zapatero y se habla de "rendición" y otros hallazgos demagógicos?), está provocando marejada en el PP. Los señores Rajoy y Gallardón se han desmarcado. El señor Rajoy, que es como el inspector Clouseau de la política, puede haberse equivocado en el camino de vuelta a casa. Pero el señor Gallardón indudablemente esgrime aquí el supuesto espíritu centrista que lo embarga siempre en visperas electorales cuando, provisto de un hisopo y un casco de seguridad, inaugura tramos, puentes, vías, enlaces, como Cristo curaba tullidos. Ese espíritu por el que van a lloverle castañas hasta en el cielo del paladar de aquí a las elecciones de mayo. Lo que, probablemente, hará que las gane.

Al final ya no se sabe si TVE quiso acallar al señor García o hacerle publicidad gratis para que le suba el caché, pero lo que está claro es que Telemadrid es una oficina de agitación y propaganda al servicio de lo más neofacha del PP. Ayer pasaban un anuncio (pagado con nuestros impuestos) de la manifa contra el Tribunal Supremo, prometiendo cobertura completa de un acto que, lejos de presentar como el enésimo asalto que, con dinero público, organiza una cuadrilla de extremistas y neonazis (doble contra sencillo a que pasean de nuevo banderas de la Falange y de Franco) le parece una muestra de la sensibilidad ciudadana. Luego, la señora Aguirre dirá que estuvo bien pagado porque fueron seis millones de patriotas.

Lxs madrileñxs tenemos lxs gobernantes que merecemos.