dissabte, 21 de desembre del 2013

La ofensiva de la derecha y la miseria de la izquierda.


Ahora que los españoles hemos retrocedido treinta años en dos de gobierno de la derecha parece buen momento para una recapitulación de lo sucedido, que haré en tres breves apartados y una coda: 1º) la falsa verdadera izquierda; 2º) la verdadera falsa socialdemocracia; 3º) la antitransición; y coda: los finos analistas políticos.

1º.- La falsa verdadera izquierda. Su miseria se condensa en la fórmula "PSOE-PP la misma mierda es". Que se trata de una estupidez solo beneficiosa para el PP ya se sabía antes de las elecciones. Bastaba con ver cómo este partido no la desmentía. Ahora es patente: en dos años los españoles han perdido el derecho al aborto, a la educación pública de calidad, a la sanidad pública, a un salario y un trabajo dignos, a las pensiones, a la libertad de expresión, de manifestación y de reunion. Antes los tenían (más o menos); ahora, no. No es lo mismo, ¿verdad? La fórmula es estúpida.

Los que no son estúpidos, sin embargo, son los dirigentes e ideólogos. Ellos ya sabían que era una estupidez. Pero servía a sus fines inconfesos, consistentes en desplazar a la socialdemocracia a la derecha, desprestigiarla, segarle apoyos electorales para ocupar su sitio y enarbolar su bandera: el socialismo democrático. Eso sí, "verdadero" socialismo. Frente a una derecha unida como una piña con mayoría absoluta, esa opción, en el mejor de los casos, cosecha un 15% del voto. Insuficiente para realizar el "verdadero" socialismo desde el gobierno. Pero suficiente para que el PSOE no gane las elecciones. Seguirá gobernando la derecha porque lo que los dirigentes e ideólogos de IU y aledaños quieren es seguir como están. Siendo cabezas de ratón satisfacen su narcisismo. Es mejor, más grato, más lucido, ser jefe de uno de los bandos perdedores que grado intermedio, pieza del montón, en un bando ganador.

Por eso se sigue hablando de PPPSOE. Tengan el valor de traducirlo, buenas gentes:  tener derecho al aborto y no tenerlo es lo mismo. Díganlo, hombre, díganlo. PP y PSOE son lo mismo. El aborto como derecho y el aborto como delito son lo mismo. Díganlo de una vez. En el fondo, quizá lo piensen.

2º.-La verdadera falsa socialdemocracia. Y ¿cómo se ha llegado hasta aquí? Porque, en realidad, la fórmula PPPSOE, estúpida como es, no es enteramente falsa. La socialdemocracia española comenzó su andadura en la segunda restauración con una mayoría absoluta como la del PP; incluso superior, pues tuvo 202 diputados en 1982 frente a los 186 actuales de la derecha. Pero, si empezó con ánimo reformista, poco a poco, a lo largo de los años, se fue dejando dominar por el pragmatismo, el oportunismo, los intereses creados y la corrupción.

El exitazo primero de la socialdemocracia, tan apabullante que obligó a la derecha a hacer como que se civilizaba, atrajo al PSOE una caterva de vividores, gentes sin muchos principios, pero hábiles para dominar la política de partido. Algunos, en su afán de medrar, cruzaban la raya de lo delictivo, como los Marianos Rubios o los Roldanes. Otros, la mayoría, no. Seguían en el partido, convertido en una oligarquía de profesionales que se valían de él para sus intereses, sus carreras políticas, sus colocaciones posteriores en la vida "civil". Curiosamente son estos que hoy dominan la organización, quienes más daño le hacen.

El PSOE no quiso o no supo reelaborar una visión de la socialdemocracia que, sin ser presa de sus tradiciones, no las olvidara al extremo de convertirse en la versión liviana del neoliberalismo. No supo articular un programa socialdemócrata capaz de explicar la aceptación de ciertos postulados neoliberales como un giro táctico y de hacerlo creíble. Falto de un discurso de izquierda, como la política, al igual que la radio, no aguanta el silencio, el PSOE se ha apropiado, con tímidos matices, el de la derecha: mercados, entente cordiale con la iglesia, monarquía y unidad nacional a machamartillo. Es, dice, el espíritu de la transición.

3º.- La antitransición. La actual involución de la derecha en todos los órdenes, la colonización ideológica de las instituciones, la prevalencia de la explotación capitalista más salvaje mezclada con el nacionalcatolicismo a ultranza es la cara de la derecha de siempre. La de 1975, respaldada por cierto entonces por un ejército que era un partido político armado presto a intervenir. Como lo demostró unos años después. Una derecha sin complejos.

Es el momento de que los ideólogos de la verdadera izquierda, esos que tildan la transición de traición y la culpan de los males de hoy, demuestren cómo deben hacerse las cosas. Sin duda tienen fórmulas gracias a las cuales no solamente el PP perderá las próximas elecciones (que tampoco parece tan difícil) sino que ellos y sus programas las ganarán, formarán gobierno y harán realidad la verdad de esa verdadera verdad. Cosa tanto más sencilla cuanto que la oligarquía del PSOE, incapaz de ver más allá de sus narices, incapaz de afrontar los problemas colectivos con ideas nuevas, audaces, acordes con la tradición de la izquierda, cada vez se configura más como su propia caricatura: el otro partido dinástico.

Aquí está la segunda transición. La que todo el mundo invoca si bien con fines distintos. A ver qué sale. A ver cómo recuperamos esas futesas que habíamos conseguido con la asquerosa y traidora transición: el derecho al aborto, el Estado del bienestar, el acceso a la justicia, las libertades públicas.

Coda: los finos analistas políticos.- Premio Mariano José de Larra para todos esos analistas a quienes encandilaba la labia moderna, civilizada, moderada y centrista de Gallardón y Wert. Eso es perspicacia, sí señor.
No veo que esta entrada vaya a ganarle muchos amigos a Palinuro y así se lo he dicho. Le da igual. Dice estar acostumbrado. Este Palinuro es un ingenuo.