divendres, 17 d’abril del 2015

La chulería del PP.



¿Se entiende o hay que explicar la chulería estilo Al Capone de este imbécil rematado?

En Chicago, años 30: Puedo saltarme la ley cuando me dé la gana. Puedo quemarte el negocio, darte una paliza, matar a tu cónyuge, secuestrar a tu hijo. Pero no lo hago porque soy generoso.

En España, 2015: Podemos obstruir la justicia, amenazar a los jueces, destituir a los policías, amordazar a los periodistas, hostigar y amedrentar a los ciudadanos, pero no lo hacemos porque somos así de generosos.

Solo un chulo fascista puede pensar que cabe vender como un mérito especial el mero cumplimiento de la ley. ¿O hemos llegado tan bajo que tenemos que agradecer a esta banda de forajidos que no obstaculice la acción de la justicia?

Pues, sí, reconozcámoslo, hemos llegado tan bajo. Y seguiremos bajando mientras toleremos que nos gobierne una cuadrilla de sinvergüenzas. Y no se crea que es de ahora. Viene de antiguo. ¿Cuántas veces hemos escuchado esa vergonzosa y humillante observación de que debíamos agradecer a Fraga que hubiese civilizado a la derecha? Una observación que mide la abyección en que vivimos. En primer lugar, es falsa. Esta derecha es tan agresiva, cavernícola e insoportable como siempre. Basta con escuchar a Rafael Hernando o Martínez Pujalte. En segundo lugar: ¿por qué hay que agradecer a nadie que cumpla con su deber de ser educado, civilizado?
 
¿Por qué hay que agradecer a una organización que no obstaculice la acción de la justicia? ¿Porque lo dice un mangante, de esos que cobran ayudas indebidas a la vivienda que tenemos que pagarle todos?
 
A estas alturas este chulo todavía no ha presentado su dimisión. Y debiera. No por lo que dice, que es lo que piensan todos en esa asociación de presuntos delincuentes, sino por lo que trata de ocultar, esto es, que tampoco es verdad: no han impedido la detención de Rato por respeto a la legalidad (que les importa una higa) sino porque no han podido, ya que la Agencia Tributaria actuó por sorpresa, sin avisar. Porque los conocen. Si lo hubiera hecho, esta pandilla con el sobresueldos a la cabeza hubiera tratado de impedirlo por sus habituales procedimientos de obstrucción de la justicia: destruyendo pruebas, borrando discos, desoyendo notificaciones, falseando cuentas y datos, embarullándolo todo, al inimitable estilo de Cospedal y Floriano.
 
Es decir, además de chulos, embusteros por partida doble.