dimecres, 27 de maig del 2015

¡Que vienen los rojos!

Están frenétic@s. Desde la más empingorotada rabanera "neoliberal" hasta el último de los cientos, miles, de mamandurrios que tienen enchufados en las administraciones públicas; desde el jefe de una patronal de apandadadores y granujas que viven de esquilmar el erario hasta el último tertuliano pagado con dinero de los contribuyentes para lamer el trasero de los señoritos y calumniar a la izquierda. Graznan su espanto:
¡Que vienen los rojos!

El triunfo de Carmena puede ser el fin de la democracia "tal como la conocemos", dice Aguirre. Un barbarismo típico de pedante ignara. Estaría bueno que Carmena fuera el fin de la democracia "tal como no la conocemos".Quizá hasta fuera más correcto porque la democracia y Aguirre tienen tanto que ver como el culo y las témporas. La carcunda franquista, hecha de meapilas, fascistas, ladrones sin adscripción política clara, sinvergüenzas cara al sol que más calienta, clérigos parásitos y pura imbecilidad carpetovetónica tradicional da el grito de alarma de ¡que viene el Frente Popular! ¡Que vienen los rojos! Iglesias quemadas, monjas violadas, curas asesinados, ancianos maltratados, propiedades confiscadas, el orden y la ley pisoteados... Echan mano de las mentiras y la propaganda de los delincuentes que gobernaron España de 1936 a 1975 y que sus herederos ideológicos y biológicos, hoy en el gobierno, han creído siempre con los ojos cerrados.

Y hoy es tan mentira como entonces. A lo que tienen miedo estos sinvergüenzas es a que la izquierda en los ayuntamientos y Comunidades Autónomas alce las alfombras, haga auditorías públicas de las cuentas, como viene pidiendo Palinuro hace días, y se descubra cuánto han robado. A que se conozcan los desfalcos, las mamandurrias, los enchufes, las pastuqui que se han llevado todos, absolutamente todos, desde los asistentes a la boda de la hija de Aznar, de los que, asombrosamente, todavía quedan algunos en libertad, hasta la espantosa Barberá y su vidorro a cuerpo de cachalote, pagado por los contribuyentes.

¡Que vienen los rojos!
 No son un partido político normal, sino una asociación de malhechores formada a fin de expoliar los caudales públicos con la excusa de ser un partido político. La política no les interesa ni les importa. De democracia saben tanto como de suahili. En los ayuntamientos y comunidades es en donde estos facinerosos han estado haciendo maravillas, robando, trampeando, estafando al erario, forrándose ellos y sus compadres y beneficiando a una recua de ladrones llamados empresarios, que vivían de los favores de sus compadres peperos, a los que pagaban cientos de miles de euros por sus asesorías verbales. Llevan veinte años robando en la administración local. Se han hecho de oro ellos, los Correas, los Bigotes, los Bárcenas, los Matas, los Matos, los Fabras, los Sepúlvedas, los Ortegas, los Granados, los Curitas, los Albondiguillas, una manga de ladrones, de esos que predicaban la mayor eficiencia de las privatizaciones. Claro, eficiencia para sus bolsillos.
¡Que vienen los rojos!
Y a seis meses, quizá menos, de las generales que también perderán y asimismo estrepitosamente. Y ahí, la auditoría será aun más escandalosa. Porque en la administración local han robado lo que han podido pero en la central han robado hasta lo que no han podido. Aparte de los sobres que llevan veinte años repartiéndose producto de los latrocinios administrados en la caja B y que se han embolsado de nuevo todos, Aznar, Rajoy, Cospedal, Santamaría, Arenas, todos; aparte, digo, está la cuestión de con qué dinero se ha rescatado a los bancos y todas las empresas privadas que montaron como tapaderas de chanchullo en sus anteriores gobiernos y hoy tienen que liquidar, estilo autopistas radiales y otras mamandurrias milmillonarias. Qué han hecho con el dinero del fondo de reserva de las pensiones, que han esquilmado. En fin, en qué han empleado todo el dinero que han quitado a los colegios públicos, a la sanidad, a la investigación, a las universidades, a los parados, a los dependientes, a todos menos a los militares, los policías y los curas.
¡Que vienen los rojos! 
Están tan histéric@s que va a darles un ataque.