divendres, 18 de desembre del 2015

El voto útil es a la izquierda

El carácter popular de la prensa se ve en su tendencia a lo melodramático, apasionado y excesivo. Feroz duelo es una expresión muy curiosa. Quiere transmitir una idea de combate encarnizado aunque, si se considera bien, resulta sorprendente. Si es un duelo, no podrá ser feroz porque los duelos, precisamente, son luchas o combates que, aun siendo a muerte, están sometidos a reglas y normas y guardan cierta frialdad y distanciamiento. Es decir, si es feroz, no será duelo sino, quizá, una pelea a garrotazos y trompadas.

A propósito de esto último, parece que la que le dieron a Rajoy el martes ha sido objeto de bromas en una reunión de la UE en Bruselas. En casa, fuera de los dicterios de los comunicadores de la derecha, que son casi todos, el percance no ha paralizado la campaña electoral, pero sí ha conseguido que no se hable de otras cosas como el revolcón de Rajoy en la Sexta, la corrupción y el desgobierno.

Los dos partidos mayoritarios de la izquierda, PSOE y Podemos, hablan del voto útil y prácticamente en los mismos términos. Cada uno por su lado dice que es la única opción de echar a la derecha. Voto útil. IU no recurre a él porque no puede atribuirse esa fuerza en contra de la derecha ya que su intención de voto es muy baja. Esta tercera opción de la izquierda, para compensar tiene el discurso más radical de los tres. Es la única que plantea referéndum República/Monarquía que los dos partidos grandes de la izquierda consideran que no toca, como siempre.

La izquierda llega a las elecciones dividida, como se sabía. Sin duda hay una diferencia: antes estaba dividida en dos, PSOE e IU y ahora lo está en tres, pues se ha sumado Podemos que no ha conseguido aniquilar a IU y mucho menos al PSOE. En esta situación, la teoría del voto útil es inevitable y probablemente verídica se vote al partido que se vote. Pero no es enfrentamiento. Parece mentira tratándose de España pero la verdad es que las izquierdas han mantenido cierto decoro en la campaña y no se han insultado ni maltratado mucho de palabra. Cierto, los del PSOE resucitan la teoría de la pinza esta vez entre PP, C's y Podemos, y los de Podemos han pedido reiteradamente el voto a los "socialistas de corazón" que hay en el PSOE. En general, un intercambio muy llevadero. IU, a su vez, ha ido ascendiendo en apoyos y, de haber comenzado la campaña como un pecio a la deriva, se ha convertido en una flotilla de cierta presencia.

Así pues, hay un posible resultado del 20D que, efectivamente, dibuja un gobierno tripartito de izquierda (PSOE, Podemos, IU) frente a una derecha tan debilitada que, aun sumando las dos fuerzas PP y C's no llegarían a la mayoría absoluta. Es la primera vez que la derecha se presenta desunida desde las elecciones de los años 80 del siglo XX. Y parece que eso supondrá un  lastre para la parte más dinámica. Llegado al cénit de la gloria, C's es objeto ahora de intenso escrutinio público que ha revelado muchas inconsistencias, incongruencias y zonas oscuras en su discurso y actuación. Quizá sea la razón por la que viene bajando en los sondeos. Al PP no le va mejor. La chufa a Rajoy no cambiará la bajísima opinión que los ciudadanos tienen del presidente indecente. Por doquiera que va lo increpan, llamándolo ladrón o deseándole que sea fuerte. Su tendencia de voto es a la baja.

No hay mas voto útil que el de izquierda para un gobierno tripartito o, según sean los resultados de las elecciones, uno monocolor con apoyo parlamentario de los otros dos. De eso anda ya convencida mucha gente. Entre ella la derecha que también anda hablando de voto útil. ¿Acaso no propone el PP una gran coalición con el PSOE aunque sin Sánchez, claro, al que Rajoy no puede ver ni en pintura? Claro que Rajoy quizá no esté para dar órdenes después del 20D. Rivera, por ejemplo, ha aclarado en ocasiones que cualquier alianza con el PP sería sin Rajoy.

El gobierno de la izquierda es una posibilidad seria. Precisamente un sector de su ala más radical en el entorno de IU acusa a Podemos de haber cambiado de programa paulatinamente desde uno revolucionario a otro, el actual, pactista, conservador, en definitiva, socialdemócrata. De ser así, ello facilitaría enormemente la formación de ese gobierno de izquierda a base de la alianza de la vieja con la nueva socialdemocracia. Con ello, Rajoy desaparecería, hecho que probablemente celebrara con algazara todo el personal. Ya solo con eso, el país estaría de enhorabuena.

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A los únicos a los que la diferencia en los resultados de las elecciones del domingo deja indiferentes es a los independentistas catalanes porque, salga el gobierno que salga, no habrá referéndum catalán. Podemos lo ha defendido recientemente, aunque no con grandes vítores a fin de ser coherente consigo mismo pero sin arriesgarse a perder las elecciones en España. Pero el PSOE está cerrado en banda a la idea. No habrá, pues, referéndum. Muchos independentistas plantean que este carece de sentido. En una entrevista, Carme Forcadell sostiene que no se precisa referéndum alguno pues hay un mandato claro de las elecciones del 27 de septiembre, con lo que en 18 meses ha de darse la independencia que será completa cuando Cataluña sea miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas. Está claro que, para ese plan, no van a encontrar aliado alguno en España. Ni Podemos, dispuesto a organizar un referéndum (que no podrá poner en marcha) pero no a apoyar una DUI. El resultado de las elecciones en España es irrelevante para Cataluña.