diumenge, 28 d’agost del 2016

Hasta aquí hemos llegado

NO es NO. Desde el principio los agudos zahoríes ya sabían que Sánchez se abstendría (si no votaba "sí") y permitiría un gobierno del PP porque en el fondo, bien lo saben los dioses y el espíritu de Lenin, son la misma mierda. Para el caso de que Sánchez se mostrara reacio, los augures contaban con la artillería pesada del PSOE, los budas, las vacas sagradas y sin consagrar. Un formidable equipo de presión respaldado por todos los medios de comunicación de masas, exhortando, exigiendo en realidad, la abstención del PSOE a favor de un gobierno del PP por razones de Estado, por el superior interés de España y, puestos ya a mentir, también del PSOE.

Cómo pueda propiciar los superiores intereses de España la continuidad de un gobierno corrupto e incompetente que ha destrozado el país es un misterio insondable. ¿Qué idea de España tienen los defensores de la abstención? Permitir un gobierno cuya única misión acabaría siendo obtaculizar la inevitable derogación de sus anteriores arbitrariedades legales carece por completo de sentido. Propugnar que gobierne España quien no ha conseguido entenderse con nadie más que con su pintoresco partido y un mohíno C's, ya arrepentido de su inútil claudicación es algo asombroso. Poner el país en manos de un partido que este otoño comienza una procelosa aventura procesal sin duda repleta de escándalos revela una inconsciencia rayana en lo patológico.

Nadie daba al comienzo un ochavo por Sánchez, atribulado líder con escasos apoyos entre los suyos y muchos frentes abiertos. Al final, ha recuperado terreno, se ha fortalecido, ha impuesto la decisión del NO, ha revigorizado su partido, ha acallado las disidencias internas y externas. Y ha dejado a Podemos agarrado a la brocha gorda de sus descalificaciones por razón del supuesto derechismo y neoliberalismo de un PSOE más cerca del PP que de la izquierda. Si el país puede librarse del gobierno de Rajoy es gracias al PSOE y a nadie más.

El presidente de los sobresueldos se sube por las paredes con tanto estilo como cuando camina. Tres o cuatro veces dice que ha llamado a Sánchez y este no se le pone al teléfono. Que le mande un SMS, por ejemplo: "sé débil, Sánchez" o "sé patriota, Sánchez" o "ten sentido común, Sánchez" o "no seas Ruiz, Sánchez". En el fondo, es lógico. ¿De qué iban a hablar en privado que no se hayan dicho en público? Eso del teléfono funciona si hay algo de qué tratar. Si no lo hay, es ridículo. Sirve para llorar al estilo del burócrata caído en desgracia: el jefe no me coge el teléfono. En fin. Aquí no hay para más. Como sabemos todos.

En cuanto a la expectativa de un gobierno de izquierda para impedir nuevas elecciones, las cosas están como siempre. Si yo fuera de los partidos emergentes, no las querría en absoluto. Si fuera de los dos dinásticos, sí. Para el PP es un mal menor: elecciones antes de que gobiernen los detestados socialistas. Para estos es un bien con su riesgo. Mucho mejor que un gobierno de izquierda con un Podemos que votó "no" a la anterior candidatura de Sánchez y pretende ahora el espaldarazo de que el PSOE lo admita en el gobierno al tiempo que trata de convertirlo en su rehén. El maquiavelismo es un escorpión que se muerde la cola.

Palinuro se fiaría más de una alianza con los indepes catalanes, más leales que los de Podemos. Solo que exigen convocatoria del referéndum catalán y no parece que el PSOE actual vaya a renunciar a su patriótica negativa, aunque debiera porque es negativa, pero no es patriótica.

En las circunstancias, las terceras elecciones son la opción más prometedora para la gobernación de España pues con estos retales no sale un paño para cubrir las vergüenzas de un sistema que ha llegado hasta aquí prácticamente en estado de colapso.