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dijous, 10 de desembre del 2015

El debate a nueve.

Entre sondeos y debates, los analistas políticos tenemos sobrecarga de trabajo y no damos abasto. El debate de TV1 fue despreciado por los dirigentes de los grandes partidos y ninguneado por la propia cadena, que quiso ponerlo a las 12:00, sin duda para que nadie lo viera, dando precedencia a esa cosa inenarrable de B. Osborne. Por fortuna, la JEC obligó a la tele a enmendar y emitir a las 10.00. Moderaba Julio Somoano, el agente del PP en RTVE que ha conseguido hundir el canal público por su sectarismo y su fanatismo. Y en dos horas tuvo que escuchar lo que lleva cuatro años censurando y silenciando. Llevaba la mala follá en el rostro. Sin embargo, el debate estuvo bastante bien y a ratos, mejor que el de Atres media. Y, aun tratándose del apparatchiki pepero Somoano, este estuvo más correcto que la insoportable diva Ana Pastor en la cadena privada.

Al grano. Anoche se pudo visualizar, para solaz de Palinuro, que, a pesar de los pesares, hay una sintonía de base entre las tres fuerzas de izquierda, PSOE, Podemos y Unidad Popular (IU) con discursos bastante buenos, claros, constructivos y progresistas. Quien más me gustó fue Garzón. Se entiende por qué no quieren invitarlo en otras partes: no se altera, no divaga, no hace demagogia, va directo a los problemas y aporta soluciones de izquierda. Hernando (PSOE) y Errejón (Podemos) también bastante bien, aunque, a mi juicio, no tanto como Garzón. Cada uno en lo suyo. Hernando  muy contundente en la denuncia de la corrupción del PP (por cierto, le quitaron la voz en mitad de su parlamento y no dudo de que fue a propósito) y Errejón también estuvo acertado a mi juicio en el asunto catalán. Propone un referéndum de autodeterminación. Ya sé que Garzón también, pero en esto no es tan claro ni muestra tanta comprensión del problema como Errejón. La castaña que se dio Podemos en las catalanas pasadas le ha servido para reflexionar.

Pero hay algo aun más importante: las izquierdas ganan mucho cuando, en lugar de pelearse entre ellas, concentran su fuego sobre el verdadero adversario, que es el PP. Aquí todavía Errejón arrastra fantasmas del pasado, como Iglesias, inercias doctrinarias de esas de repartir culpas por igual entre PP y PSOE con lo cual lo único que consiguen es tirar piedras contra su propio tejado (pues la alianza tripartita PSOE-Podemos-IU a la portuguesa es, de momento, la única opción posible de gobierno de izquierda) y, sobre todo, legitimar y embellecer al PP. Algo ridículo. Cesen ya en sus ataques y concentren sus críticas en su adversario común y el del pueblo español al que dicen defender. Solo un pacto postelectoral de la izquierda puede salvar a este desgraciado país. No jueguen más a la equidistancia; dejen esa demagogia para UPyD y Ciudadanos, cuya única posibilidad es abrirse un hueco entre los dos polos de la izquierda y la derecha que, en el fondo, no existe y los llevará a una alianza con el PP.

La derecha estaba representada por ese joven de catequesis con pinta de tuno sin bandurria, que se pasó todo el programa mintiendo, soltando embustes con ayuda de unos ridículos cuadros que cualquiera pueda hacer en excel, como si el hecho de mostrar gráficos de barras inventados diera mayor verosimilitud a las trolas que intentas colocar al respetable. Júzguese: España crea empleo; empleo de calidad; las pensiones no han bajado, sino que se han revalorizado; el gobierno persigue con contundencia la corrupción; hay más becas, más estudiantes estudiando, más trasparencia, menos desahucios; crecemos el doble que Alemania. No sigo pues no merece la pena: el PP no tenía otro majadero más a mano para enviar a la tele a colocar sus rollos y hubo de recurrir a este caradura que enjareta las mentiras como si fueran churros.

Los demás contertulios, cada cual en su papel. El catalán, representante de Democràcia y Llibertat, Miguel Puig, y el vasco, del PNV, Aitor Esteban, casi parecían de otro planeta, diciendo cosas de puro sentido común, como que Cataluña y Euskadi son dos naciones (no sé por qué no había ningún nacionalista gallego que hablara en nombre de la tierra de mis mayores, otra nación) y que, guste o no guste, España tendrá que acabar reconociéndolo, aunque esto ya le daba un poco igual al catalán que se había pronunciado por la independencia. En contra, el señor Andrés Herzog, de UPyD y la señora Marta Rivera (no es pariente de su jefe) que en esto de negar la plurinacionalidad de España y la posibilidad del referéndum formaban una piña y era lo único que los animaba. En realidad UPyD no ha sido nunca otra cosa que un intento de revertir el Estado autonómico al más puro centralismo y C's ha nacido casi exclusivamente para hacer realidad el lema joseantoniano de la "unidad de destino en lo universal" con unas gotas de despido libre y anarcocapitalismo sacado de algún ejemplar de Reader's Digest.

En la organización territorial del Estado es en donde Hernando, del PSOE, se sale del consenso de la izquierda. No contento con haber destruido prácticamente su partido, poniéndolo a pactar todo (incluidos sus principios) con la derecha, Rubalcaba dejó en su lugar a otro reaccionario jacobino como él, Sánchez. En su ceguera españolista este, no advierte que su seudopatriotismo de la legión, lleva a su partido al desastre en Cataluña y, por extensión en España.

Había una novena contertulia, representante de Unió, Montse Surroca, pero no me quedé con nada de lo que dijo, y sospecho que los demás tampoco, porque apenas se la entendía.


dimarts, 8 de desembre del 2015

Un mal debate.

Antes de entrar en harina, un juicio sumario sobre las dos ausencias del debate de anoche. Rajoy volvió a demostrar que es un cobarde. No se atrevió a dar la cara, aunque esa fue una de las numerosas promesas (todas incumplidas) que hizo para ganar las elecciones de 2011. Se escondió en Doñana, a comer una paella, mientras la ratita hacendosa que tiene en la vicepresidencia le sacaba las castañas del fuego. Lo normal con este acomplejado gandul, verdadero bochorno del país que dura ya cuatro largos años. La ratita trató de disculparlo con una de las habituales mendacidades con que esta asociación de presuntos malhechores coloca sus trolas: Rajoy no ha ido porque no hacía falta ya que el gobierno es un equipo. Podía haber dicho que Rajoy no iba porque está salvando almas en el Congo y la mentira hubiera sido menos insultante.

La segunda ausencia es la de Alberto Garzón. Sigue sin haber motivo alguno para excluir al cabeza de lista de Ahora en común, esto es IU, como no sea impedir que su discurso llegue a la gente. Su exclusión es una vergonzosa muestra del viejo espíritu censor español y carece de toda justificación, como la de UPyD. Como persona de izquierda, Palinuro no puede admitir que ni Pablo Iglesias ni Pedro Sánchez defiendan el derecho de Garzón a debatir con ellos. No entiendo cómo alguien de izquierda acepta beneficiarse de una injusticia ajena y sin formular aunque sea una mera queja.

En cuanto al juicio sobre el debate, nado contra corriente. Todo el mundo se felicita por este acierto de Atresmedia, considera que se ha roto un tabú, que ha ganado la democracia , etc., etc. Yo también creo todo eso. Efectivamente, en este país de ventajistas y tramposos hemos dado un paso muy importante hacia la normalidad y la transparencia democráticas al haber abierto y hecho más naturales las comparecencias televisivas y no sometidas a minuciosos preacuerdos que esterilizan todo intercambio. Con razón el amigo de los sobresueldos se ha escaqueado pues en un ambiente de libres interpelaciones, hubiera quedado como un ecce homo.

Pero eso habla sobre la oportunidad y la conveniencia del debate. No sobre el debate en sí. En sí mismo, este ha sido muy malo. Malísimo. Y no por culpa de los cuatro políticos, sino por la de los periodistas que lo han planeado mal, quizá por falta de pericia con el formato, quizá por pedantería. Cuatro políticos todos ellos candidatos a la presidencia del gobierno (los tres hombres manifiestamente y la mujer tapándolo de momento) se enzarzarán con alusiones con lo cual es casi seguro que, si se pretende que cubran todos, absolutamente todos los temas de la agenda política, solo se conseguirá embrollar más los asuntos. Es un error garrafal de planificación. La obsesión por agotar la temática forzó un ritmo trepidante, con frecuentes interrupciones mutuas, réplicas, contrarréplicas, sin tiempo para reflexionar sobre las propuestas o que se sedimenten o puedan calibrarse. Una planificación más competente hubiera aligerado la agenda temática porque el interés por tocar todos los puntos, aunque fuera a la carrera, no permitió discernir exactamente qué dijo cada quién. Obviamente, de haber sido más realistas y haber reducido los temas para que los intervinientes no tuvieran que largar a la carrera, hubiera sido posible incorporar a Garzón como es de justicia. Pero no fue así y por eso todo el mundo se lanza a determinar quién "ganó" el debate pero a base de recuerdos visuales sobre la actuación de cada candidato, su modo de moverse, de mirar, de accionar con las manos etc., lo que venía favorecido por el formato de todos de pie, de cuerpo entero, y no de análisis de sus propuestas.

Palinuro también dará respuesta a la pregunta de ¿quién ganó el debate? según su leal saber y entender, pero antes quiere hacer un pequeño repaso a algunos temas tratados en el intercambio porque, al fin y al cabo, no se pedía nuestra atención para decidir quién da mejor ante las cámaras, sino quién hace las propuestas más inteligentes, razonables, de futuro.

El bloque de economía y Estado del bienestar lo despachó Sáez de Santamaría según costumbre en su partido: echando la culpa de todo a Rodríguez Zapatero y mintiendo descaradamente en todos los datos. Y cuando digo "descaradamente" lo sostengo porque está claro que estos gobernantes corruptos saben que mienten y saben que sabemos que mienten. Pero les da igual porque vienen directamente de la tradición franquista, cuando nadie era responsable de nada que saliera mal y ellos repiten ese comportamiento. Que le digan que España está en la ruina, que la deuda pública es del 100% del PIB, que nunca se han cumplido los objetivos de déficit, que el paro es inasumible, que han recortado las prestaciones de los más débiles y que han esquilmado la caja de la seguridad le da igual. Ella seguirá repitiendo los embustes que forman el argumentario del gobierno porque, como buenos franquistas, solo sienten desprecio por las convenciones democráticas de que los gobernantes deben rendir cuentas de sus actos y decir siempre la verdad. En materia de contratación laboral ninguno parece tener las ideas muy claras pero el discurso más convincente, al menos para Palinuro, es el de Podemos. En cuanto a los impuestos, algo parecido: el gobierno sigue mintiendo y Rivera no le va en zaga. Las propuestas más atractivas, las de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

En materia de educación, Sáez de Santamaría trató de defender la LOMCE, la necia ley de un necio ministro que ni los de su partido quieren aplicar. Pero luego todos se fueron por los cerros de Úbeda hablando del respaldo grande o pequeño a una ley general de educación. Ninguno cuestionó el sistema de colegios concertados, la verdadera estafa con la que se privilegia la educación privada, sobre todo la de los curas y se desmantela la pública. Ninguno, tampoco, habló de la enseñanza de la religión católica como materia curricular ni se atrevió a topar con los privilegios de la Iglesia. Todos callados como monaguillos. Este (y el de la República, por supuesto) es uno de los argumentos por los que Palinuro sostiene que los tres aspirantes a presidente no dan la talla. Hablar de educación en España y no hablar de la Iglesia católica (en general, no hablar de los curas y sus privilegios en absoluto) es engañar a la gente.

En cuanto a la corrupción, sin duda, hubo algo más de acrimonia en el intercambio, pero nada en comparación con la que tendría que haber habido. Iglesias fue quien estuvo más contundente, seguido de Sánchez. Pero se dejaron muchas cosas en el tintero. La principal de todas, extenderse en el cobro de sobresueldos (solo se mencionaron una vez y como de pasada) y en quiénes lo habían efectuado. Según Bárcenas, Rajoy recibió unos 400.000 euros en negro y Soraya Sáez de Santamaría unos 600.000. ¿Qué sentido tiene callar estas responsabilidades personales, fuera de un miramiento pacato con quienes no han tenido reparos en trincar todo lo que han podido?

Igual que la financiación de los partidos políticos. No está mal hacer propuestas constructivas, aunque no se oyeron muchas, fuera de la de Iglesias, muy puesta en razón, de que los partidos no sean financiados por los bancos. Pero hay que ir más al fondo de las cosas. El PP está acusado en sede judicial por financiación ilegal y es obligación de todo demócrata denunciar a esta organización como más parecida a una asociación de malhechores que a un partido político.

En el tema catalán, llamativo cierre de filas del nacionalismo español (PP, PSOE, C's) frente a Podemos, el único con el sentido democrático y la valentía de pedir un referéndum de autodeterminación en Cataluña, ya. El federalismo de Sánchez suena a un ejercicio poco interesante de hacer de necesidad virtud y la actitud de C's y PP, está mucho más cerca del "una, grande, libre" del franquismo que de la democracia. Pero esto tampoco es una novedad. Tanto los del PP como los de Rivera son franquistas más o menos declarados y, entre otras delicias, no consideran que en España haya más nación que la suya. Los del PP la quieren para expoliarla; los de C's está por ver.

El debate sobre violencia machista no es obviamente un asunto que quite mucho el sueño a los intervinientes, ni siquiera a la vicepresidenta que, siendo mujer, podría tener algo más que decir al respecto al margen de recomendar a las chicas que no se dejen fisgar el móvil, como si estuviera revelando un factor crucial. Nadie, en cambio, le recordó que su gobierno empezó negando hasta la denominación de violencia de género por boca de aquella analfabeta que tenían de ministra de Sanidad, Ana Mato, y siguieron recortando en todos los servicios relacionados con esta lacra, tanto en formas de intervención social como en protección o medidas remediales. Y, en efecto, todos estaban de acuerdo porque, en el fondo, esto del feminismo ninguno lo siente como algo propio; ni Sáez de Santamaría.

En materia de guerra de Siria y terrorismo, el único que destacó por su relativa coherencia fue Iglesias de nuevo. Su negativa a firmar el Pacto antiterrorista y a enviar tropas a Siria le valió los ataques concentrados de sus contertulios que, como en el caso del nacionalismo español también cerraron filas, con Sánchez y Rivera dispuestos a mandar tropas bajo el paraguas de la legalidad de la ONU y la vicepresidenta dando largas a todo porque sabe de sobra que el atentado del 11M en Atocha fue la consecuencia de la canallada de Aznar de meternos en la guerra del Irak y no quiere que les pase ahora algo parecido.

Por último, la cuestión de los pactos postelectorales fue un juego de dobleces. Sáenz de Santamaría, aferrada a la consigna de que gobierne la lista más votada reconocía implícitamente que su partido no repetirá la mayoría absoluta y, con su talante autoritario y mentalidad franquista, exige el gobierno para la lista más votada al margen de la dinámica parlamentaria. Es tal su carencia de sentido democrático que no se da cuenta de que, de imponerse este criterio habría que reformar la constitución para eliminar la figura de la moción de censura porque, mientras esta figura exista, todo gobierno que no cuente con apoyo parlamentario superior a la mayoría absoluta estará en precario. Y legítimamente. Los tres candidatos dijeron que ellos "salían a ganar", como si alguien saliese a perder y, de este modo, se escabulleron de compromisos respecto a los pactos postelectorales. Hicieron bien porque, como están los sondeos, puede pasar cualquier cosa.

Por último, lo prometido es deuda y Palinuro expone su criterio de ganadores y perdedores, no sin reiterar que tiene un valor muy escaso en un debate de cuyo contenido, probablemente, no guarde memoria mucha gente a horas de haberse producido.

Doy ganador a Pablo Iglesias porque es el mejor comunicador, quien aguantó más fuego concentrado de los otros, es flexible, respetuoso con los demás y es más convincente. En segundo lugar, a cierta distancia, Pedro Sánchez que estuvo brillante a ratos, pero es menos convincente, fía demasiado al pasado y no es muy respetuoso con los tiempos ajenos. En tercer lugar, Albert Rivera que dio impresión de estar nervioso y, aunque apenas interrumpió a los otros, su discurso, siempre hablando de la necesidad de innovar pero aportando pocas innovaciones, acabó, como siempre, siendo muy confuso. En último lugar, la vicepresidenta del gobierno, una fábrica de mentiras descaradas una detrás de otra (basta con escucharla acerca de la lucha que dice que han librado en su gobierno en contra de la corrupción de la que son responsables), con su talante autoritario, la vulgaridad de sus ademanes y su falta de respeto a los tiempos de las intervenciones ajenas. Y es que los franquistas jamás podrán ser demócratas.

dilluns, 30 de novembre del 2015

El debate viciado.

Hoy se dará el debate organizado por El País y retrasmitido por la televisión.

Es una idea excelente por la que debemos felicitar al periódico que no solamente favorece la democracia y el debate, sino que también deja en evidencia la vergonzosa política de manipulación de este desgobierno que padece el país y la cobardía de su presidente, el de los sobresueldos. Cobardía muy razonable, desde luego. A ver quién se atrevería a ir a que, en presencia de todos los españoles, le pidan explicaciones por la corrupción que ha amparado y de la que presuntamente se ha beneficiado a base de sobresueldos, o por el hecho de que esté costeando con dineros públicos los cuidados a su padre dependiente, él que ha suprimido la subvención a las dependencias ajenas.

Efectivamente, un debate imprescindible que debiera ser obligatorio y en el que los votantes podrán comparar los talantes y los programas de los candidatos.

Pero ese mismo debate presenta una tacha innoble, un defecto de origen que lo invalida. Falta el cabeza de lista de la quinta opción de ámbito estatal, Alberto Garzón, líder de Ahora en común, esto es, en realidad de IU. No se le ha invitado. Es verdad que el debate se produce en el ámbito privado de un periódico, que no está obligado a aplicar un criterio de proporcionalidad que le obligaría a incluir a Garzón, pues IU tiene representación parlamentaria. Y lo mismo pasa con UPyD.

Exactamente, ¿qué razones hay para impedir el acceso de Garzón al plató? Ninguna. Si acaso que IU es una organización pantalla del Partido Comunista de España y las fuerzas políticas conservadoras o vagamente liberales, como El País, nunca han visto con simpatía a los comunistas. Palinuro tampoco y no tiene la menor intención de votarlos. Pero, al mismo tiempo, considera que censurar, acallar, silenciar una fuerza política legal y parlamentaria por el hecho de que no se simpatiza con ella no tiene nada de democrático. Es una decisión arbitraria, injusta y censora que resta todo mérito al debate.

Al comienzo de la transición, el gobierno de Suárez acarició la idea de celebrar las primeras elecciones democráticas de 1977 con el Partido Comunista en la ilegalidad. Los socialistas de entonces amenazaron con no presentarse si no se permitía que los comunistas lo hicieran y eso garantizó la presencia del PCE en esas elecciones. Esta actitud no alcanzó también a otras fuerzas políticas a la izquierda del comunismo, lo cual fue un baldón para el carácter democrático de aquellas elecciones. Pero los comunistas pudieron concurrir.

Entiendo que el PSOE y Podemos están moralmente obligados a exigir la presencia de Garzón en ese debate y a renunciar a su participación si no se produce. Por mi parte, jamás votaré a una opción política que no muestre respeto por el juego limpio ni defienda los derechos democráticos de los adversarios como si fueran los suyos.

dissabte, 28 de novembre del 2015

Los debates y la degeneración democrática.

(Quien quiera firmar la petición de Change.org puede hacerlo aquí).

La democracia es un régimen de opinión y la opinión nace del intercambio, la discusión, el debate. La democracia es un sistema político deliberativo. Las decisiones colectivas se adoptan por mayoría de unos ciudadanos que previamente se han informado y debatido. Lo sabían los griegos de la época clásica y por eso desarrollaron la sofística en cuanto capacidad de argumentar en público y triunfar, si bien luego el término cayó en desprestigio hasta que Hegel lo rescató. Cicerón era neto partidario de la retórica, el arte de bien hablar y bien razonar como puntal básico de la vida republicana. La expresión democracia deliberativa es redundante porque, si no es deliberativa, la democracia no es democracia.

Por si fuera poco, nuestra época se caracteriza por ser la del reinado incuestionable de los medios de comunicación (últimamente coronados por internet) que viven de fomentar el intercambio de información, los debates, los discusiones, las intervenciones asamblearias. La capacidad de los medios de consumir estos productos es infinita. De ahí que los políticos y también sus asesores, los comentaristas y analistas estén atentos para aprovechar cualquier ocasión, cualquier debate o discusión para difundir sus puntos de vista, para hacer propaganda.Y que se vuelvan locos por aparecer en pantalla o colocar sus mensajes en todo tipo de programas de radio, televisión de lo que sea.

En principio, los políticos (y algunos comunicadores) se apuntan a todos los debates y no solo los debates. En España, en época electoral, están dispuestos a aparecer en cualquier programa basura, en los que van a hacer el ridículo frente a interlocutores que habitualmente son de derechas cerriles o están de vuelta porque todos los políticos, dicen son iguales. En estos programas de ínfima calidad, presentados por gentes fiel reflejo de la chabacanería y el mal gusto del gentío, los políticos van a hacer de bufones, a freír un huevo o sacar a pasear al perro. Pedro Sánchez diciendo en el programa de Bertín Osborne que "a las mujeres hay que trabajárselas" da la medida de su falta de educación y su estupidez machista.

Además de los programas basura, los políticos acuden a todo tipo de debates. Exceptuado, como se sabe, Rajoy, cuya capacidad para debatir nada sin decir necedades es inversamente proporcional al miedo que le da que le obliguen a aclarar el asunto de los sobresueldos o los dineros públicos que pilla para pagar los gastos de salud de su padre.

Los debates pueden verse en dos facetas: a) la forma y el b) el fondo.

En cuanto a la forma, pueden ser tipo tertulia, entrevista o intercambio en pareja. En la tertulia, a su vez, pueden predominar los políticos o los periodistas o un modelo intermedio, con participantes estratégicamente escogidos según la ideología del medio. En ellas lo habitual es organizar un griterío con un nivel intelectual bajísimo. El tipo entrevista (también con mucha variedad) deja más posibilidades. De lo que suele tratarse es de que el político se luzca ante un entrevistador que funciona como un felpudo o, caso de que no lo sea, de que no lo pille en algún renuncio que lo ponga en ridículo. Todo el mundo recordará el momento en que Carlos Alsina pilló a Rajoy balbuceando incongruencias porque no se sabía el derecho de nacionalidad del país que desgobierna. En cuanto al intercambio en pareja, suele ser un formato en que dos políticos, como dos gallos en un corral, se buscan las vueltas y tratan de clavarse los espolones. Al final, los medios suelen declarar vencedor y perdedor y el asunto tiene, en efecto, el valor de una pelea de gallos.

Lo definitivo en los debates no es la forma sino el fondo. Importa el cómo se dicen las cosas, cierto; pero mucho más las cosas que se dicen. Al respecto se dan tres tipos de contenidos que retratan el nivel intelectual de los políticos. El primer nivel es de barra libre a las tonterías de todo tipo porque suelen tratarse cuestiones de esas de rabiosa actualidad que solo sirven para insultar al adversario o decir vulgaridades sin sentido. También en esto Rajoy es un puntal. Hace poco, en un programa de radio sobre fútbol, que es el objeto principal de su actividad mental, dictaminó que la "mejor defensa es contar con una buena defensa" o algo así de inteligente. Tampoco los demás políticos se desempeñan con mayor ingenio.

El segundo nivel es el de alcance medio. Este el terreno en que los políticos, los comunicadores, los expertos y demás tropa se sienten a gusto. Son debates sobre políticas públicas concretas que no por ser concretas son más ciertas o verosímiles. Se trata de debates interminables sobre si conviene bajar o subir los impuestos, respetar o no el sistema público de pensiones, privatizar o no la salud pública. La contundencia con que los interlocutores se expresan en este terreno jamás consigue disipar la convicción general de que no saben de lo que hablan, que lo hacen por no estar callados, ya que el silencio no vende electoralmente.

El tercer nivel es el más complicado porque es el que ya requiere cierta capacidad teórica. Se trata de debatir qué se puede hacer por (o contra) el Estado el bienestar, cómo entender la economía del común, que sucede con tesis reformistas radicales como las del decrecimiento. En este terreno, el silencio de los dirigentes es clamoroso. Su capacidad reflexiva, especulativa queda patente en estos contenidos. Rajoy es un analfabeto funcional y, cuando habla, dice disparates. Sánchez no le anda en zaga. Nadie le ha escuchado jamás una sola reflexión propia que tenga el menor interés. Y los dos rivales emergentes ya dejaron claro de una tacada que no saben nada de Kant, cuya lectura recomiendan.

Cabe maliciarse que el sistema español de selección está invertido.

dilluns, 19 d’octubre del 2015

Tiempo de ataques.


Palmira Chavero (2015) Prensa y política en tiempos de crisis: estudio de la legislatura 2008-2011. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas. (263 págs.)

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La clave para entender el desastre de esta legislatura con mayoría absoluta del PP dirigido por un prodigio de incompetencia y mala fe como Rajoy se encuentra en la segunda de Rodríguez Zapatero. Por este motivo se agradecen obras que, como esta, aborden aquel tiempo con distanciamiento y perspectiva científica. El propio Palinuro y su colega César Colino publicaron un reader en 2012 con otros colegas tituladoEspaña en crisis. Balance de la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero. Valencia: Tirant Lo Blanch, subrayando lo que entendían entonces y este libro en comentario viene a confirmar: lo decisivo del segundo gobierno socialista de Rodríguez Zapatero fue el hecho de que tuviera que bregar con la crisis que, en mi modesta opinión, acabó con él. La diferencia entre nuestro trabajo y este no reside en las conclusiones, sino en el enfoque. Nosotros dimos una perspectiva panorámica del conjunto de la legislatura, mientras que Chavero se concentra en el aspecto de la comunicación política.

La obra de la joven profesora es el resultado de una magnífica tesis doctoral, debidamente aligerada de aparataje científico y metodológico sin merma del rigor, para hacerla de más fácil y grata lectura, cosa que consigue cumplidamente. Chavero se mueve como pez en el agua en el vasto campo de la comunicación política y más específicamente en las principales teorías explicativas del impacto de los medios en la vida pública, las teorías del agenda setting, del framingy de la tematización (pp. 20/26). Su hipótesis de partida es que, además de vigilar a los poderes públicos, los medios de comunicación mantienen una relación de interacción con los actores políticos que se desglosa en dos direcciones a su vez interrelacionadas: los medios desempeñan un papel activo en el proceso de comunicación política y, en los contextos de crisis toman parte activa en la resolución de los asuntos de relevancia pública (p. 33)

Chavero aborda su investigación con una doble perspectiva, cuantitativa y cualitativa por razones tan obvias como bien y convincentemente expuestas por la autora. Su objetivo es un análisis de contenido de la prensa de papel de referencia centrado en su visión de la gestión del sistema político, tanto en el gobierno como en la oposición. Para el análisis cuantitativo somete el estudio de las variables a tablas de frecuencia y contingencia y, en el caso de las dicotómicas, a la regresión logística y para los aspectos cualitativos, al análisis crítico del discurso (pp., 35/40).  La prensa escrita de papel que considera de referencia es El País, El Mundo, ABC (Sevilla), La Vanguardia, El Periódico de Cataluña, La Voz de Galicia, Levante EMV, El Correo (Euskadi) (p. 38). El criterio de selección de los diarios obedece a territorialidad, difusión y posicionamiento ideológico (p. 45). Sin duda es un buen procedimiento y está avalado por una larga tradición de estudios de este tipo que toman como objeto los viejos y grandes periódicos. Su objetivo, obviamente, es estudiar qué actitud tomaron estos medios respecto al gobierno de Rodríguez Zapatero y la oposición de Rajoy. No va más allá, ni puede en una época en la que, como la misma autora señala más abajo, la difusión de la prensa escrita de papel es cada vez más baja, la influencia de esta cede ante el predominio apabullante de la televisión y, asunto cada vez más interesante, los medios digitales (escritos como los otros, pero no en papel) cada vez ganan más audiencia, por no hablar de la revolución que están suponiendo las redes sociales

Con referencia a los clásicos y venerables periódicos de kiosco, Chavero recurre a la clasificación de Hallin y Mancini para aceptar que el sistema mediático español es de un pluralismo polarizado (p. 56). Pero esta tipología admite variantes que la autora subraya. No todos los políticos ni partidos tienen el mismo comportamiento frente a los medios. Zapatero cuenta en su haber con la despolitización de la radiotelevisión pública (p. 61) mientras que la llegada del PP en noviembre de 2011 puso punto final a la etapa de independencia de la RTVE (p. 63). La autora se abstiene de hacer juicios de valor en este caso, pero el crítico no se siente constreñido por el mismo corsé de rigor metodológico y aprovecha para subrayar que ya solo esta diferencia radical de actitud frente al derecho a la información demuestra que quienes afirman que el PP y el PSOE son lo mismo no saben lo que dicen o lo saben y saben que mienten. Por cierto, quien quiera un sucinto e ilustrativo resumen de la audiencia de los medios en España y a qué banderías y escuderías pertenece cada uno, hará bien en consultar esta obra, muy puesta al día en un panorama cambiante (p. 73).

En la parte de análisis empírico, la autora hace una caracterización del contexto político, afirmando, como hicimos nosotros en la nuestra, que la crisis fue la protagonista de la legislatura (p. 92) y realmente dio al traste con ella. Su segundo y último tramo estuvo caracterizado por el movimiento de los indignados y un  fin de legislatura con convocatoria de elecciones anticipadas en noviembre de 2011 bajo presión generalizada. Lo más llamativo, un artículo de Juan Luis Cebrián, de 18 de julio de 2011, conminando al infeliz de Zapatero a que convocara elecciones, cosa que este hizo (p. 96). No cabe olvidar que, a diferencia de lo que sucedía con Felipe González, las relaciones del grupo PRISA y el gobierno de Rodríguez Zapatero eran muy malas porque este había intentado poner en pie un conglomerado mediático rival del otro. Así que, cuando Cebrián carga contra la "insoportable levedad" de Zapatero, suelta el rencor y la rabia contenidos hasta entonces por la osadía del socialista de liberarse de su tutela. Ignoro si, al ver cómo Zapatero cedía como un cordero, Cebrián acabó creyendo que su opinión tenía un peso decisivo en la conducta de los gobernantes. Es una neurosis muy frecuente entre pseudointelectuales. Pero, si lo creyó, habrá abandonado la idea. Ante la situación de catástrofe nacional en que Rajoy ha sumido el país, ahogado en el fracaso, la corrupción y la amenaza de fragmentación territorial, el mismo Cebrián ha escrito otra de sus insoportables conminaciones pidiendo igualmente elecciones anticipadas con el resultado de que Rajoy las ha convocado habiendo rebasado el plazo estricto que tenía. Es duro para alguien tan soberbio pero a Cebrián los poderes públicos no le hacen el menor caso. 

Chavero estudia la comunicación de la crisis a través de la evolución de los encuadres. Desde el principio, el encuadre dominante es el que propone el gobierno: salida de la crisis con un programa social (p. 102) y este es el enfoque que las duras circunstancias se encargarán de alterar y que se verá obligado a dejar paso a otros temas como el terrorismo, la corrupción y los partidos políticos (pp. 117/123). La autora concede igualmente una gran atención al proceso de diálogo social porque, a diferencia del campo devastado en que el dominio del PP dejaría después las relaciones laborales, estas interrelaciones entre los agentes económico-sociales con otra correlación de fuerzas era entonces importante. De aquí nace una "coalición negativa" contra zapatero (p. 147) y la imposición de la reforma laboral por decreto en junio de 2010, (p. 160), cuando ya podía verse que lo duro todavía estaba por llegar. Habida cuenta de que, al triunfar el PP en noviembre de 2011, se apresuraría a sustituir el normal procedimiento legislativo por el uso y el abuso del Decreto-Ley, no hay más remedio que coincidir con la autora en que la legislatura terminó con un triunfo de la derecha mediática (p. 168).

Un epígrafe especial dedica Chavero a la presión de la UE y la reforma de la Constitución en el verano de 2011. En ella se selló el destino del segundo gobierno de Rodríguez Zapatero. De no ser porque esa reforma fue un atropello neoliberal imperdonable que ya veremos si se deroga con un hipotético triunfo electoral del PSOE, sería cosa de subrayar el aspecto cómico de que, probablemente, la reforma fue posible por la pura ignorancia de Zapatero sobre la materia que, se supone, enseñó alguna vez en la Universidad, el Derecho Constitucional. De haber sabido el español que los alemanes reforman su constitución con frecuencia, que llevan unas sesenta reformas desde 1949, a lo mejor se le hubiera ocurrido la conveniencia de explicar a Merkel que la reforma constitucional no tiene el mismo impacto en Alemania que en España con lo que quizá hubieran podido buscar otra vía que fuera menos devastadora para el PSOE, partido que perdió luego las elecciones con el porcentaje de voto más bajo desde la transición, lo cual dio alas e ilusiones a los bisoños de Podemos.

Chavero dedica un muy interesante capítulo a la campaña electoral y a su precampaña de cuatro meses y concentra su atención en el momento culminante, que fue el debate televisado Rajoy-Rubalcaba, en donde este terminó de perder las escasísimas esperanzas que pudieran quedarle de ganar a elecciones (pp. 212/213). 

La investigación llega a su conclusión satisfactoria validando sus hipótesis. Los medios en España son beligerantes y, en el caso de la segunda legislatura de zapatero, impusieron un estilo de campaña y una estrategia dominante caracterizada por la conflictividad en todos los órdenes (p. 234). Su resultado es la catástrofe que llevamos viviendo desde 2011 y el riesgo cierto de ruptura del país.

dissabte, 26 de setembre del 2015

Palinuro en la radio.


En la radio catalana, claro.

Podcast de la tertulia en RAC1 (con el periodista Xavi Bundó), con Suso de Toro y Ramón Lobo, ambos fantásticos.

No hago nunca propaganda de nadie y menos si estoy involucrado, pero el programa de hoy fue tan estupendo, la audiencia estaba tan interesada, que Xavi tomó la muy buena decisión de prolongarlo media hora, con lo cual nos dio tempo a los tres, Suso y los dos Ramones de decir lo que pensábamos sin cortapisas. Xavi estaba preocupado por cómo podría estar yo, ya que entré por teléfono y las orejas acaban calentándose. Se me olvidó decirle que estaba en el teléfono, sí, pero en el móvil y con un sin manos, sin resonancia ni acoplamientos. Así que todo muy bien.

Y, de verdad, la tertulia muy buena y no lo digo por mí sino por mis dos contertulios, Suso y Ramón, que tienen mucha categoría.

http://www.rac1.org/vialliure/podcasts/conversa-26-09-15/

dijous, 24 de setembre del 2015

El debate.


Es imposible debatir con tramposos.

Casi todo el mundo, incluida la prensa más retrógrada, dio por ganador ayer a Junqueras sobre García Margallo. No era difícil y sí muy de esperar. Ignoro quién impuso que el programa se grabara en diferido pero lo más probable -corríjaseme si yerro- es que fuera el gobierno en una muestra más del miedo que tiene a todo lo público y directo. Presentar como vivo un debate enlatado es una burla a los espectadores. Una más.

Subrayo de entrada cuatro discrepancias significativas entre los dos debatientes:

a) García Margallo iba bien provisto de documentos. La mitad de ellos, falsos. Junqueras, con las manos en los bolsillos.
b) García Margallo, de corbata, traje y rígido ademán. Junqueras, descorbatado y más suelto.
c) García Margallo recurrió a las amenazas y malos augurios. Junqueras fue siempre positivo.
d) García Margallo no dejaba hablar al otro y lo interrumpía continuamente. Junqueras respetaba más los turnos de palabra.

Con todo eso, el debate estaba ganado por forma y estilo. Pero también por contenido. Hasta tres veces esgrimió Margallo un supuesto texto de Juncker, el presidente de la Comisión europea, en el que se decía que una Cataluña independiente quedaría fuera de la UE. Sin embargo, la traducción española de ese texto parece haber sido manipulada a favor de la posición española y ha sido retirada por la Comisión, con lo cual, lo más suave que puede decirse de Margallo es que ha patinado y, algo más serio, que es un tramposo, como el resto de sus colegas de gobierno y partido. Por cierto, a favor de Junqueras es que, aunque cuando se grabó el programa, aún no se sabía de la manipulación, tuvo olfato lingüístico cuando reparó en el adjetivo autonómico en lugar de regional y cuestionó el documento.

A partir de este dato, con un ministro de Asuntos Exteriores haciendo trampas en un debate televisado, este estaba ya sentenciado. Es lo que tiene el juego sucio: te desautoriza aunque en lo demás tu comportamiento sea ejemplar.

Que no lo fue porque, a pesar de la altanería, la impertinencia, la gesticulación, la intemperancia y petulancia de este descendiente de militares africanistas, el gobierno español no tiene argumentos de peso en contra de la independencia de Cataluña. Tiene amenazas, malos augurios y profecías siniestras que suenan a "duérmete niño que viene el coco" y que, probablemente tendrán mucha fuerza en su parroquia pero no impresionan a la gente medianamente informada y normal. La parte grata del encuentro, sin embargo, quizá por la ocupación diplomática del ministro, es que las amenazas no fueron las habituales de hacer-cumplir-la-ley y emplear-todos-los-medios-necesarios-para-ello.  Aunque sea imposible olvidar que, al tiempo, está cocinándose esa reforma de la Ley del Tribunal Constitucional que ha de permitir inhabilitar o algo peor a Mas.

El problema de la nacionalidad española y la ciudadanía europea en el que el presidente de los sobresueldos ya expuso paladinamente su ignorancia, sirvió también para que su ministro de Exteriores mostrara que sus argumentos carecen de consistencia. Tras sacar a relucir normas, leyes, artículos, tratados y todo tipo de impedimentos jurídicos, al final su opinión es que los más de siete millones de catalanes no podrán conservar la nacionalidad española (y, por ende, la ciudadanía europea) porque eso no es realista, como si el "realismo", signifique lo que signifique, tuviera un peso jurídico específico.

Los vaticinios sobre una Cataluña fuera de la UE, hechos con ese aire de pretendida superioridad cuartelera, como todos los futuribles enunciados por partes directamente interesadas en ellos ("si te vas de casa tropezarás en la escalera y te romperás los piños" o algo así de ingenioso) carecen de todo valor y escucharlos aburre más que el bolero de Ravel. Invito a quienes tengan que aguantarlos a que repitan la famosa cita de Voltaire en el siglo de Luis XIV y que, más o menos dice: Cataluña, en fin, puede prescindir del universo entero y sus vecinos no pueden prescindir de ella.

Y a escardar cebollinos, hombre, con el corralito. Suena verdaderamente necio justo cuando el correveidile del gobierno en el Banco de España, el señor Linde, acaba de desdecirse de su ominosa previsión, admitiendo que el corralito "es imposible" en Cataluña. En mi modesta opinión quizá sea más probable en España, sobre todo si sigue gobernada por este partido, presunta manga de malhechores dedicada al saqueo del país y presidida por un supuesto cobrador de sobresueldos, dotado de una capacidad mental que a la vista de todos quedó en la entrevista de Onda Cero.

Reitero mi impresión: Junqueras vapuleó de lo lindo al engolado Margallo, pero la entrevista, con las continuas interrupciones del ministro, fue bastante insufrible y, en todo caso, carece de interés debatir con tramposos.

dimecres, 29 de juliol del 2015

La era de los huevos mediáticos.

Hace bien el PP sustituyendo a Sánchez Camacho por Garcia Albiol en Cataluña. Cuanto más absurda, más inverosímil, más inmoral sea una medida, más atención mediática recibirá. Ya solo la corpulencia y la altura, de 2,04 metros de este chavalón le hace ocupar toda la pantalla, lo cual es esencial en la era de la imagen. Le ayuda su sonrisa picarona y su rostro de pillastre del barrio, de quien nadie puede esperarse nada malo. Todo ello sirve para neutralizar la evidencia de que se está defendiendo y amparando la xenofobia, cosa hasta la fecha poco recomendada.  La noticia está en la xenofobia pero una xenofobia popular, alegre, nada de campo de concentración o vallas con cuchillas. Una resistencia al dark stranger que se alimenta con los sanos prejuicios de la calle. El nombramiento es casi una provocación equivalente a decir que la opción propugna el maltrato animal. Lo malo siempre es noticia.

El diputado que se toca los huevos es también pura noticia. De no haber hecho ni dicho nada relevante, este hombre sería un don nadie. De haber robado algunos millones que es, al parecer, de lo se se le acusa, pasaría a ser un nombre que sus compañeros de partido olvidarían al instante, como le sucedía a Rajoy con los de Bárcenas y Rato. Pero, si además de robar, dice algo suficientemente absurdo, tiene asegurada la publicidad y el alborozo popular. O sea, audiencia. La audiencia de los huevos.

Aguirre, que anda siempe aplicando la disciplina de las disciplinas si son otras las espaldas pide la dimisión del diputado huevón porque sus expresiones (la de que se toca los huevos y la de que chupa la polla al jefe), según ella, la avergüenzan y abochornan. Sin embargo, ella no parece mucho mejor hablada. En cierta ocasión, de esas de micrófono abierto inadvertidamente, presumía de haberle quitado un puesto de designación en algún órgano de Cajamadrid, esa entidad que acabaron quebrando por su fabulosa incompetencia, al hijo puta, en el que los conocedores de las bambalinas creían detectar al mínimo, pío y devoto Ruiz Gallardón.

Es un mecanismo bastante conocido. Los políticos viven de la política. Para ello necesitan ser elegidos y, para ser elegido es necesario ser conocido. La política dilucida entre publicidades alternativas. Por eso se pregunta a la gente en los sondeos de opinión si conoce a los candidatos y estos tienen garantizado el conocimiento si dicen disparates; otra cosa será la valoración, pero esa es aquí poco relevante. ¿Quién imaginaría que un menda, alcalde de un pueblo gallego, diría que los asesinados de Franco se lo merecían? Igualmente el cura que canta misa en los Jerónimos el 18 de julio impetra la aparición de una figura cristiana, mesiánica, que rescate al país de nuevo del marasmo desastroso en que se halla. O sea, un cura pidiendo un golpe de Estado. Pura noticia: la esencia misma de la raza.

¿Cuándo te llaman dede los medios? Cuando eres noticia. Si un empresario dice, por ejemplo, que los trabajadores, en vez de cobrar salarios, debieran pagar a la empresa a cambio de trabajar, sería noticia inmediata, entre otras cosas porque, de ponerse en práctica tan ingeniosa doctrina, por fin se habría demostrado la falsedad de la teoría marxista de la plusvalía. Aunque alguien del partido popular, siempre relacionado con los huevos, pudiera pensar: "¡manda huevos, acabar con los huevos de oro asesinando a la gallina!"

dissabte, 18 de juliol del 2015

Los totalitarios demócratas.


Hace diez años, Esperanza Aguirre, entonces presidenta de la CA madrileña, despedía de Telemadrid a un conocido periodista porque había comprado los argumentos del enemigo. Un atropello, desde luego, pero muy en la línea en que su partido procede habitualmente. Telemadrid era un aparato de agitación y propaganda a su exclusivo servicio con el dinero de todos los contribuyentes. Como lo es RTVE para el PP o era la televisión de Castilla La Mancha para Cospedal. El PP entendió desde el principio que la política en la sociedad mediática se hace en los medios y que es preciso controlar estos, sobre todo los audiovisuales. Pero sin descuidar los escritos, en su mayoría privados y en buena medida también al servicio de la derecha.

Con este palmarés es insólito que Aguirre exija que se cierre la web "versión original" del Ayuntamiento de Madrid, dedicada a rectificar y/o desmentir informaciones erróneas o falsas sobre su actividad. Lo de menos es que sea una exigencia. Es el estilo altanero, impertinente e intemperante de esta señora, insoportable para gente civilizada y democrática y el que le hace perder las elecciones cuando ya no hay modo de financiarlas a base de la Gürtel.

También de menos es el repertorio metafórico de la dama. Pravda 2.0 es parte de un vocabulario de un anticomunismo primitivo en el que se solaza. Bolchevismo, leninismo, checa, Stalin, totalitarismo, son gemas que adornan su discurso normalmente agresivo, algo chulesco (ese 2.0 tiene hasta un punto cheli) y autoritario, por supuesto disfrazado de democrático. El disfraz dura poco. Basta que el Ayuntamiento quiera suprimir la vergüenza de calles dedicadas a golpistas, delincuentes, criminales, genocidas, totalitarios y dictadores para que la demócrata se oponga con uñas y dientes.

Pero tampoco importa gran cosa que la señora sea la menos indicada para exigir nada en el terreno de los medios. Esgrimirlo es una forma de argumento ad hominem basado en el socorrido ¡y tú más!

Igualmente es poco acertado señalar cómo la escandalera montada por muchos periodistas contra la web municipal carece de valor por venir de gentes que han aceptado la humillación profesional de cubrir ruedas de prensa sin preguntas e, incluso, con la doctrina impartida a través del plasma.

No. Lo inadmisible del ataque a la web del Ayuntamiento radica en su absurdo. Versión original (buen título, por cierto) rectifica y/o desmiente noticias erróneas sobre su gestión. Está en su derecho. No censura el contenido de los medios ni interfiere en su actividad. Se limita a dar cuenta de los hechos. Si los medios creen que se los ataca o menoscaba o perjudica, pueden acudir a los tribunales. Eso es, se dice, lo que puede -y debe- hacer el consistorio: acudir a los tribunales si cree que las informaciones de los medios falsean a propósito la realidad y lo perjudican objetivamente.

Precisamente por ello es de aplaudir la web versión original, porque va a ahorrar al Ayuntamiento y, por ende, a todos los vecinos, mucho tiempo y dinero en acciones judiciales. Basta echar una ojeada a algunos medios, singularmente el ABC y La Razón, sin olvidar algunos digitales para comprobar que no es que publiquen errores o falsedades sobre el Ayuntamiento de Madrid (y, en general sobre cualquier gobierno de izquierda) sino que publican auténticas canalladas, infundios y mentiras sin cuento. Hay portadas tan escandalosas (a la par que demenciales) de estos tebeos que explican por qué la prensa española es la que tiene menor crédito en Europa. Y al decir "menor crédito" se da por supuesto, infundadamente, que alguno tiene.

Esa web del Ayuntamiento de Madrid saca de quicio a los totalitarios de la derecha, los herederos de quienes se pasaron 40 años monopolizando la información, porque no la controlan y desmiente sus infundios. Es de esperar que el PSOE no haga el juego a estos censores.

divendres, 19 de juny del 2015

Cinco desprecios en uno.

La cuenta de twitter de Santiago Romero Ruiz trae la foto que acompaña con una pregunta: ¿Ningún periodista en la sala tenía un reloj de esos que sirven para apagar la tele?

Cuesta creerlo, pero la legislatura que comenzó con la vergüenza de una rueda de prensa de plasma termina como empezó,  en plasma y en vergüenza. Rajoy ha reunido al Comité Ejecutivo Nacional del PP para espetarle un discurso y comunicarle unas decisiones que traía tras intensa consulta con su almohada. Para lo que pintan los miembros del Comité Ejecutivo, pudieron asistir a la comunicación de la Jefatura en compañía de los periodistas. Una comunicación a un órgano silente y una rueda de prensa sin preguntas, todo en uno. Es la sociedad de la transparencia y la comunicación 2.0.

Lo de menos es el contenido de esta  ridícula performance. "El País" se queja en amargo editorial de que Rajoy trae pocas nueces y está tan noqueado que hasta le falla el refranero porque si las nueces son pocas, el ruido es menos. Silencio denso, solo roto por por el monólogo del autócrata con su peculiar estilo. Y a callar. Pedir que hubiera algo distinto, a la vista de la situación, es desconocer el carácter del presidente, consistente, como es sabido, en dejar que las cosas se pudran. Máxime cuando vienen podridas de casa.

Es tanta la corrupción que ya no hay en dónde escoger gente sin líos. El recién nombrado número tres está imputado en la investigación judicial por el hundimiento de Caja España. La corrupción alcanza dimensiones patafísicas pues el problema ya no es qué hacer cuando se imputa a un cargo público, sino qué hacer cuando se da un cargo público a un imputado.

Lo que importa son las formas y, sobre todo, las intenciones. Ambas contienen cinco desprecios de Rajoy:
  • al partido y sus dirigentes y militantes. Quienes sostenían por orden de la superioridad que habían ganado las elecciones porque eran el partido más transparente de España, se enteran ahora de que han perdido los votos del centro a causa de la corrupción que, a pesar de no existir, ha hecho mucho daño.  ¿Conclusiones de un debate? ¡Quite allá! ¡Ni que el PP fuera un partido asambleario! Verdades axiomáticas comunicadas desde las alturas. Consecuencias: unos cambios en los destinos del personal decididos también en las alturas. Se quita a unos, se pone a otros y nadie rechista antes ni después. Los criterios, absolutamente personales. Explicaciones, ni una. Cambia el partido. El gobierno no toca. Punto.
  • a los periodistas. Una rueda de prensa en plasma, sin preguntas, es una humillación profesional. Y algo insólito en las democracias occidentales, inficionadas de liberalismo y libre examen. Aquí, las decisiones y opiniones del poder no se discuten ni se cuestionan. Rajoy dice, por ejemplo, que las elecciones catalanas del 27 de septiembre, si se convocan, serán elecciones autonómicas y nada más. Si se quiere que sean algo más, el gobierno hará valer la soberanía nacional. Y no se admiten preguntas. Los periodistas pueden escuchar y comentar entre ellos. Es de suponer que esta pintoresca ceremonia está ya en You Tube. Aprovecho para sugerir al gobierno que haga todas las ruedas de prensa en ese canal. Quizá no lleguemos al soldado universal, pero sí quizá al periodista universal.
  • a sus votantes. Todo es un problema de comunicación. Recuérdese que para Rajoy lo dañino era el martilleo de las televisiones y la incapacidad para engañar a la gente con una historia de recuperación que nadie cree por más noticias halagüeñas relativas a macromagnitudes que compran en los zocos internacionales. Los votantes fieles están seguros y es preciso concentrarse en los volanderos mejorando la comunicación y propaganda y no poniendo coto a los desastres y desmanes que todo el mundo ve. La gente no debe ver lo que ve sino lo que el gobierno quiere que vea. 
  • a los ciudadanos. La información es un derecho. Los ciudadanos lo ejercen mayormente a través de los periodistas. Silenciar a estos es negar a aquellos el ejercicio efectivo de un derecho. Aparecer en forma de plasma, como un remedo cutre del Gran Hermano orwelliano, sustituyendo los minutos de odio por los de intoxicación y estupidez es un insulto al conjunto de la ciudadanía. Esta carece de todo acceso a la información dado que quien comparece en plasma ante los periodistas, no aparece ni en plasma en el Parlamento en donde acepta tantas peticiones de comparecencia de la oposición como preguntas de los periodistas.
  • a la oposición. Da un poco de corte llamarla así porque apenas se opone. Aplastada y asfixiada por el rodillo de la mayoría absoluta, está reducida a la irrelevancia o a ser el muñeco que recibe las bofetadas en los escasos y breves intercambios dialécticos semanales en los que la bancada del gobierno ovaciona los desplantes del presidente al lider de la oposición mayoritaria. La oposición no hace otra cosa que legitimar una práctica autoritaria de gobierno que prescinde del Parlamento e interfiere en el Poder Judicial. Está legitimando algo muy peligroso sin recurrir a las armas que tiene. Y, sin embargo, no le queda más remedio porque los cambios anunciados por Rajoy (Cospedal en la secretaría general y Moragas a la campaña) tienen  una clara intencionalidad: ganar las elecciones como sea. Y, si es preciso, cambiando a su favor la ley electoral. Es lo que hizo la dueña castellano-manchega. Y, a pesar del ello, perdió. Lo mismo, probablemente, pasaría en las generales. Pero, en principio, es absolutamente intolerable que se quiera cambiar la ley electoral a cinco meses de la consulta. Es una evidente muestra del juego sucio en el que se ha especializado esta asociación de presuntos malhechores.
  • Lo siento, pero la moción de censura es inexcusble.

dimarts, 16 de juny del 2015

Mas se explica.

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(La entrevista empieza en el minuto 35).
 
Ayer Palinuro subió un post tras ver la entrevista que Mas hizo a Iñaki Gabilondo, titulado ¡Qué envidia!. Y, sí, han leído ustedes bien, que hizo Mas a Gabilondo porque este se desconcertó, sobre todo a partir del momento de los pitidos al himno y ya no fue capaz de recuperar el control del diálogo. Además, tampoco estaba en posesión de toda la información, mientras que Mas sí. Mas es un presidente de gobierno de talla europea. Rajoy, no; es un presidente de un partido al que los jueces consideran presunta organización de malhechores. Pero todo eso quedó claro en el post de ayer. El de hoy aventura alguna consideración más reposada.

Mas domina las tablas. Tiene naturalidad. Y esta no le viene de la aplicación de recetas y consejas sobre el llamado "lenguaje no verbal", sino del hecho de estar convencido de lo que dice, de ser veraz. Tiene clara conciencia de vivir un momento excepcional y de que sobre él recae una responsabilidad trascendental. Es un Moisés librando a su pueblo de las garras de los egipcios. Dicho sea para entendernos, pues él no sobredimensiona su acción. Pero tiene clara conciencia de su implicación personal y de sus consecuencias. Y la transmite. Se está en un sitio para acometer una misión o para salvar los papeles y quedar bien. Se es veraz o no. Se es digno de la confianza de la gente o no, con independencia de matices y actitudes ideológicas concretas aquí o allá. Desconozco los índices de confianza y apoyo popular de Mas en Cataluña, pero seguro que son altos.

Esa implicación personal lo es en una causa nacional. La idea de Mas de nación catalana rebosa contenido histórico, cultural, económico, político. Tímidamente Gabilondo le recuerda que él es de los pocos creyentes en la fórmula de "España, nación de naciones", que tanto irrita a los nacionalistas españoles. Pero resulta algo impreciso, protocolario, desvaído frente a la contundencia de los hechos de Mas. Su conocimiento de Europa le permite relativizar toda argumentación contraria a la independencia que la emplee como pretexto: el muro de Berlín, la reunificación de las dos Alemanias, la caída de la Unión Soviética, la explosión de los Estados postsovieticos, Escocia, Bélgica y Holanda (¡qué graciosa la foto con la frontera dividiendo el hall de una casa entre los dos países!) y la corona con su aceptación sin más de los Estados Unidos de Europa. En ese continente, ¿no es viable un Estado independiente con siete millones y medio de habitantes? Más habitantes que Dinamarca y Noruega y algo menos que Austria y Suecia. Añádase que el 70% de la población es de origen no catalán. Un dato dirigido contra los argumentos que hablan de un "nacionalismo étnico".

Mas matiza e interpreta siempre los hechos en clave nacionalista catalana. Pero la fundamenta en el único criterio de legitimidad que Europa reconoce: la decisión democrática. Las urnas. Es un argumento irrefutable. Intentó ponerlo en práctica el 9N pasado y el gobierno le negó toda validez, si bien no pudo impedirlo. Ese es el punto esencial del argumento de Mas, que el Estado español no puede aceptar ni impedir nada, con lo que ha conseguido ponerse en una posición imposible por su propia ineptitud. Mas distingue cuidadosamente entre España y "Estado español", mandando con ello un mensaje a las izquierdas españolas que mucho me temo estas no captan. El Estado español, o sea, la oligarquía nacionalcatólica que desgobierna el país, no puede impedir la celebración de elecciones autonómicas que son potestativas de la Generalitat. Otra cosa es que acepte interpretar el resultado como lo haga esa misma Generalitat. Mas ya anuncia que él lo aceptará sea el que sea. Si es negativo se retirará y si es positivo, liderará el movimiento hasta el fial, pudiendo ser este la independencia.

La pregunta de siempre es ¿cómo lo tomará el "Estado español"? Mas no se hace ilusiones. Con la derecha, no habrá vía posible de entendimiento y negociación. Habrá que estar al resultado de las elecciones generales de noviembre. Pero no parece tener gran fe en él. Obvio, a tenor del conocido dicho de Josep Pla. Pero en lo que insiste una y otra vez, acumulando razones y agravios, es que, así como el nacionalismo catalán ha sido siempre leal con el Estado y contribuido a la gobernación de este, no ha recibido a cambio sino maltrato, desconsideración, tratamiento discriminatorio, abandono y, últimamente, de nuevo menosprecio y agresiones culturales, lingüísticas, morales. Una tecla esta muy sentimental. No mencionó a nadie por el nombre pero flotaban cuestiones en el ambiente. Por ejemplo, ¿cómo hacer entender a un majadero que habla de españolizar a los niños catalanes lo que significa el modelo educativo catalán? ¿Cómo a otro que llama algarabía a una manifestación de la Diada la importancia que tiene que millón y medio de ciudadan@s salgan a la calle a defender la soberanía y el derecho a decidir en pleno escándalo por el caso Pujol?

Mas no cierra ninguna puerta, al contrario de Rajoy, que no abre ni una. Está dispuesto a considerar todas las posibilidades. Es el momento en que Gabilondo le pregunta por la DUI, para obligarlo a retratarse. Y la respuesta de Mas es de primero de teoría de juegos: la DUI está en la última posición en su orden de preferencias. Pero está porque, si no estuviera, si renunciara a ella, perdería toda fuerza de negociación con el Estado español que, según dicta su experiencia (la de Mas) siempre se ha negado a negociar nada salvo bajo presión. Y esta es la última y definitiva.

Este hombre lleva la iniciativa política en esta cuestión en España. Incapaz de arrebatársela el gobierno se inclina por la vía represiva, penal. Si Franco hizo fusilar a Companys, sus herederos ideológicos juegan con la idea de meter a Mas en la cárcel o, cuando menos, inhabilitarlo. Pero Franco no tenía que dar cuentas a nadie y por eso procedió con sabiduría militar (con lo que se ganó el aplauso de algunos publicistas actuales) fusilando a aquel, para no fabricar un mártir en prisión sino solo una leyenda que su policía se encargaría de reprimir y dando, de paso, un tajo mortal a todo entendimiento entre Cataluña y España. Ahora hay que rendir cuentas en Europa y allí no será bienvenida la noticia de que el presidente electo de la Generalitat ha sido detenido.

Entre tanto, Mas sabe en dónde está, a dónde va y lo que quiere. Que lo consiga o no es otra cuestión. Sobre todo es otra cuestión mirando al interior de Cataluña, en donde, según se acercan las elecciones de septiembre, se advierten diversos movimientos estratégicos en un mapa político complejo y muy cambiante. Ahí está el trabajo de Mas. La escisión de UDC ha movido a Muriel Casals a invitar a negociaciones a los independentistas democristianos. El propio Mas da un plazo de tres día a Durán para decidir si se queda en casa o se abre a nuevos horizontes. De consumarse la escision, el MH tendrá manos libres para tentar suerte con un partido propio, presidencialista, como le insinuaba taimadamente Gabilondo. Conociéndolo, esperará a ver cómo va el pescado en la lonja. Su hoja soberanista es la única que ondea, mientras los demás, andan ubicándose.

La exclaustrada monja Forcades acaudilla un Procés Constituent que anda preparándose para las elecciones del 27S pero de composición tan confusa como sus pretensiones. Su campaña contra la vacunación obligatoria parece ser un preludio a la campaña contra la independencia de la que quiere separar a toda costa a CiU sin que estén claros los motivos. Como no será inquina personal, pues la benedictina parece modosa, pudiera ser por el carácter capitalista y neoliberal de Convergència y ella se la tiene jurada al capitalismo. Todo es tan confuso como ese procés constituent que puede darse sin independencia. Queda asimismo por aclarar de modo fehaciente la actitud de Barcelona en comú en relación con esa independencia. El consistorio tiene el apoyo de ERC, que es independentista, el del PSC, que no lo es y el de Podemos que lo es a ratos y otros, no. Las CUP, por supuesto, van por libre, pero son netamente independentistas, con lo cual no se entiende por qué la monja Forcades las convoca al aprisco del señor de la confluencia.

Mas tiene que moverse en un panorama muy complejo, de aliados difíciles y criticones y competidores decididos. Su enemigo principal, aunque es exterior (porque en el interior de Cataluña, el PP es casi un partido testimonial) está cerrado en banda y muy enconado. El contexto internacional es difícil a causa de los límites que su posición institucional le impone. Resulta notable que, en esas circunstancias sea capaz de ir a una entrevista abierta, sin restricciones, sin pactos previos, sin filtros en las preguntas del público.
 
Toda comparación es odiosa.

dimecres, 10 de juny del 2015

Las capillas de la izquierda.

Los últimos veinticinco años han sido de dominio del discurso económico neoliberal. Con la crisis, ese dominio se ha hecho total. No solamente lo repite machaconamente la derecha y es el único que encuentra eco en los medios y los centros de fabricación de ideología sino que también lo repiten como papagayos las izquierdas. Todas. La siniestra fórmula thatcherista, TINA (There Is No Alternative), no hay alternativa a las privatizaciones, desregulaciones, recortes, injusticia fiscal, desigualdades, etc. se ha impuesto en todas partes. Entre las izquierdas también. En todas, no seamos ingenuos ni nos traguemos los pretextos y excusas de unas banderías izquierdistas para refutar a otras, pero solo por el amor al sillón y no a las cuestiones de fondo.

Por supuesto, hay sus matices. Los que más género neoliberal han comprado han sido los socialistas y socialdemócratas, quienes, salvas algunas excepciones, recitan íntegras las mentiras neoliberales sobre el mercado y los embustes de la libre competencia. Suelen compensarlo señalando que, a su vez, han sido ellos los únicos en implantar reformas favorables a los más necesitados, políticas redistributivas, han atendido más a la justicia social y la igualdad, poniendo en pie los Estados del bienestar. Cierto. Las otras izquierdas sostenían que se trataban de reformas engañadoras, en complicidad con los capitalistas para desmovilizar al pueblo trabajador, y que lo necesario eran medidas revolucionarias capaces de cambiar la situación de la gente y no meramente cosméticas. Por supuesto, no pudieron poner ni una en práctica; se limitaron a maldecir a los socialdemócratas. Con la crisis, también han aceptado la doctrina TINA y, habiendo olvidado sus discursos radicales, ahora fingen que, al estar en peligro el Estado del bienestar, traicionado por los socialdemócratas, les corresponde a ellos, la verdadera izquierda, defenderlo, restablecerlo, agrandarlo, consolidarlo. Pero tampoco han hecho nada salvo hablar y siempre mal de los socialistas, pues en casi ninguna parte han sido elegidos para nada y, por tanto, no han tenido actividad de gobierno alguna.

La izquierda no tiene una política económica propia de conjunto, distintiva, que sea clara alternativa al neoliberalismo. Nadie piensa en cambiar de modelo productivo ni en reformas de calado del capitalismo sino en algunos parches aquí y allá para ir tirando y, si acaso, se discute sobre esos parches, dando a entender que una medida de reforma del sector bursátil, por ejemplo, es radicalmente distinta a otra medida de reforma del mismo sector bursátil, siendo así que son en todo análogas. Es posible que las fuerzas económicas internacionales no permitan otra cosa. El caso de Syriza es paradigmático. Según parece ya se conforma con salvar las pensiones. En política económica, las izquierdas son coros de plañideras.

Pero, se dice, es que la verdadera marca de la izquierda ya no está en estas cuestiones económicas sino en el terreno de los principios, de los ideales, de las realidades que afectan a los derechos, en definitiva, de los valores posmaterialistas, como los llama Ronald Inglehart. La lucha de la izquierda está hoy en el campo de la libertad y las libertades, de la ampliación de los derechos, de la lucha contra la arbitrariedad, el oscurantismo religioso, el patriotismo obligatorio, la corrupción, el enchufismo y la patrimonialización del Estado en manos de unos caciques de la derecha que tienen capturado el Estado como fuente de sus exacciones.

No es verdad. En el campo de los valores posmaterialistas, solo los socialdemócratas han hecho algo. El PSOE, en España, normas muy avanzadas en materia de igualdad de géneros, de derechos de las minorías, de reconocimiento de la pluralidad de valores, de avances culturales y protección de los más débiles. Pero lo han pagado al precio de una mayor corrupción que siempre hará más daño a la izquierda que a la derecha debido a sus mayores exigencias morales. Las demás izquierdas, "verdaderas", "transformadoras", etc. están por estrenarse, no han hecho más que hablar y también se han llevado su parte de corrupción si bien es cierto que en menor medida que la otra.

En punto a bastantes de estos valores, las izquierdas están igual que las derechas. O peor, porque tienen menos posibilidades y menos dinero para comprar voluntades. La prueba es que, de todos los transfuguismos ideológicos (no de partidos), casi la totalidad, algo así como el 99%, son de la izquierda a la derecha. No al revés. Follow the money.

Sea como sea, las izquierdas muestran los mismos (o similares) grados de amiguismo, enchufismo, fulanismo y caciquismo que la derecha. Basta con observar sus diarios digitales. Todos ellos son capillas de compadres y amigos más o menos enchufados, que apenas discrepan entre sí y mantienen relaciones privilegiadas con unos u otros sectores o grupos de una izquierda política muy fragmentada. Son en gran medida "periódicos de partido" o de fracción de partido, en el sentido de la clasificación de sistemas de medios de Hallin y Mancini. Prensa militante en la que la información tiene un notable sesgo interpretativo y la opinión es tan monocolor como en la prensa de la derecha. Dentro de cada capilla no hay controversias: los capilleros se doran mutuamente la píldora, hablan bien de los libros de unos y otros o de las conferencias y las propuestas de otros y unos.

Tampoco hay mucha polémica de unas capillas a otras. Estas suelen dejarse a los comentaristas que en la prensa digital son legión. Igualmente no las hay cuando las columnas se convierten en  debates en radio o televisión. En lo audivisual rige  idéntico sistema de capillas. Al no haber polémicas reales, ocurre con estos medios y sus capillas lo que con los de la derecha: los intervinientes son perfectamente previsibles y todo el mundo sabe lo que dirán y hasta cómo lo dirán. Además esos intervinientes mantienen erre que erre sus interpretaciones, por erróneas o torticeras que sean, pues nadie las cuestiona desde su propio campo.

Quizá sea una actitud comercialmente acertada. Los clientes, los lectores, los auditorios de radio y televisión conectan generalmente con los medios en donde les van a contar lo que quieren oír. Eso, la derecha, que tiene un sentido pragmático de la existencia, lo borda. En la izquierda empieza a darse también porque se abre paso un pragmatismo de nuevo cuño con el objetivo de ganar como sea. No se trata de informar, debatir, confrontar intrerpretaciones o aclararlas, sino de imponer doctrina y salirse con la suya.

Para eso se necesitan las capillas como entidades cerradas de Verdaderos creyentes y los que no son admisibles son los dubitativos, los críticos, los objetores, los que no aceptan la diciplina de la capilla, los independientes. A esos se los censura, ningunea o silencia porque, como también piensa la derecha con razón, no son de fiar. Pero, en el caso de las izquierdas, se riza el rizo cuando se acusa a las otras capillas de hacer lo mismo que hacen ellas.

Y estos van a regenerar el país.

dimarts, 5 de maig del 2015

Adiós, Jesús.

"Comunicador único" y "maestro de la televisión en España" lo llama Natalia Marcos en su crónica en El País. Pues sí, es verdad. Y, además, inteligente, brillante, tolerante, un hombre cabal. Creo que se benefició y mucho de su larga estancia en Nueva York como corresponsal de TVE entre 1967 y 1978, para que le florecieran esas y otras buenas cualidades. Porque la España en la que hizo su primera andadura profesional no daba para tanto. Vamos, que parecía de otro planeta.
 
Tengo particular respeto y admiración por Hermida, como los tengo por Luis del Olmo, los dos periodistas de más categoría con los que me fue dado colaborar con diversa intensidad en los años 90 del siglo pasado. Los dos tuvieron la osadía de dar cancha a un infame felipista. Eso puede parecer hoy una fruslería, pero basta recordar el clima de crispación de entonces para ver que no era así.
 
Luis parecía siempre un terremoto, todo vehemencia latina. Jesús era más distanciado, relativista y con un toque de ironía anglosajona. Y yo me sentía muy a gusto con ambos. Está claro que no es nada en el curso de sus muy productivas y espléndidas biografías. Pero para mí fue muy importante. Estar cerca de los grandes es un privilegio.
 
Gracias, Jesús, y que la tierra te sea leve.

divendres, 10 d’abril del 2015

De nada demasiado.


Eso decían los antiguos griegos. De nada demasiado. Los griegos modernos no necesitan el consejo. No pueden tener demasiado de nada.

Pasmado tiene el PP a la audiencia y la concurrencia con su forma de perpetrar primero y justificar después su ataque al derecho a la información y la libertad de expresión. La primera medida del gobierno de Rajoy fue modificar la Ley de RTVE de Zapatero con el fin de nombrar director sin necesidad de consenso con otras fuerzas parlamentarias. Es decir, de valerse de sus solos votos para poner al mando del ente a un correveidile fiel a las doctrinas e intereses del partido. En cosa de días no quedaba nada de la imparcialidad y el muy decoroso nivel informativo de la televisión heredados de Zapatero. Y no solo en la televisión madrileña, sino en todas las teles controladas por el PP y pagadas con dineros públicos.

Según el código mediático del gobierno y su partido la información es formación, o sea, adoctrinamiento. La realidad debe ser "editada", es decir, interpretada según los intereses del gobierno. La televisión es un medio de comunicación y, por tanto, de propaganda y manipulación. Continuamente, sin parar, en todos los programas, singularmente en los llamados "informativos", extraños espacios de experiencias místicas en las que el ser y el no ser se confunden. Una noticia pasa a ser no noticia y una no noticia, noticia, según decisiones a golpe de argumentario político. Y, si no se confunden, se transmutan filosofalmente. Por ejemplo, unos abucheos con que es recibida Cospedal en sus frecuentes expediciones inauguratorias se transforman en fervorosos aplausos.

Para acometer esta ardua tarea de adaptar la realidad a los deseos de los gobernantes, los gobernantes no pueden confiar en los trabajadores de los propios entes que tienen la competencia técnica, pero no son de probada lealtad al ideario de los mandos. Por eso hacen outsourcing ideológico y contratan, al parecer, equipos enteros en los predios afines de la derecha mediática. Y constituyen redacciones paralelas. Lógico: para crear una realidad paralela se necesita una redacción paralela.

La realidad es televisada por el gobierno central y sus sucursales autonómicas. El dominio de los audiovisuales es absoluto. Como lo son la censura y la manipulación. Es lo que los políticos del PP, por ejemplo, Aguirre, llaman "imparcialidad y pluralismo" en la tele. Y no, no es un problema de disonancia cognitiva. Es un problema de mendacidad. Una persona que pone en la calle a un periodista de Tele Madrid acusándolo de haber comprado el discurso del enemigo obviamente llama pluralismo a cualquier cosa excepto al pluralismo.

El resultado de la conversión de los medios públicos en aparatos de agit-prop es un descenso pavoroso en las audiencias cuyos shares se aproximan al cero. Estas televisiones son una ruina desde el punto de vista económico, aunque ello no importa gran cosa al gobierno que las financia con dineros públicos mientras deplora el despilfarro y busca una excusa para privatizarlas. Pero también son una ruina desde el punto de vista político, aunque es difícil que los genios del PP entiendan esto. Su afán es saturar literalmente la sociedad con su propaganda, sin permitir resquicio alguno por el que puedan colarse voces distintas, ideas discrepantes, otras opiniones. Ni las suyas, que ya es el colmo. La Junta Directiva Nacional, con sus 400 miembros ha dado un ejemplo sublime del silencio de las esferas y el amigo Rajoy ha vuelto al plasma para aparecerse al mundo.

Desconocen la sabiduría de la máxima griega, de nada demasiado. Sin embargo es bien clara. El exceso produce hartazgo y acabará consiguiendo lo contrario de lo que pretende. Como esto puede resultar difícil de entender para algunas entendederas, lo ilustraremos con un ejemplo. La caída de las sociedades comunistas en los años ochenta y noventa del siglo XX comenzó en todos los casos con las primeras elecciones parcialmente democráticas. Se hicieron bajo el orden político y jurídico del comunismo, con todas las televisiones bajo férreo y absoluto control del partido comunista y este perdió las elecciones en todas partes, excepto en Bulgaria.

Si no se controlan los medios audiovisuales pueden perderse las elecciones y si se controlan, también.

dissabte, 28 de març del 2015

S'ha acabat el bróquil.

Tomo prestado el título del libro de Jaume Barberà, éxito de ventas, aunque con una intencionalidad distinta. El bróquil que aquí s'ha acabat es de otra naturaleza. Se ha acabado la broma, vaya. Eso de tener a un rojeras descorbatado batiendo marcas de audiencia, dando voz a los adanes, dejando en evidencia a este gobierno, cuyo talante democrático raya en cero, no es justificable. Presión de la autoridad sobre la cadena privada y puntapié al presentador incómodo. El programa seguirá pero es de presuponer que con una orientación distinta, más respetuosa con los poderes constituidos.

La empresa justifica la medida en la falta de objetividad de Cintora. Lo hace de modo ritual pues la nota no explica nada, sino que comunica una decisión adoptada. Es un poco cómico porque, según convicción universal, la objetividad no existe. Lo cual no implica que no sea necesario tratar de conseguirla. Pero, además, comparado con lo que se ve por ahí, el espacio de Cintora era bastante objetivo. En ello sin contar con que el señor también censuraba, porque este es un país de censores. En la izquierda, también. Y este en concreto, a lo que no fueran sus amigos de Podemos, alguno bastante tonto, por cierto.

En el fondo, estos asuntos son irrelevantes. La cuestión esencial es que la derecha considera esencial la lucha en el campo ideológico en donde de lo que se trata es de imponer nuestro discurso y silenciar el contrario o disidente. Lo demás, sobra. La imbricación entre elementos ideológicos y el espíritu del mercado es evidente: ninguna empresa en su sano juicio prescindiría de un empleado que incrementara el beneficio. Salvo que la empresa comercie con la ideología. Como es el caso. Un buen ejemplo de las falacias del neoliberalismo, que llama "libre mercado" a unas relaciones privilegiadas entre las empresas y el poder político, cuyo coste acaba pagando siempre el ciudadano, en este caso, el televidente.

Tiene razón Íñigo Ramírez de Haro, tan fulminantemente destituido de embajador como Cintora de presentador, cuando dice que "la marca España es la Inquisición". Tal cual. Él la ha sufrido en sus carnes. El ministro Margallo lo ha destituido de la embajada de Serbia por unas declaraciones que, según el ministerio, dañan la imagen de España en el extranjero. Es una excusa como la de la falta de objetividad de Cintora. ¿La imagen de España en el extranjero? Vaya el ministro y pregunte. Coincide más con la que bosqueja Ramírez de Haro que con la oficial, por lo demás, inexistente.

Ramírez de Haro ha estrenado en El Español una pieza bufa al parecer, titulada Trágala, trágala. Habrá que ir a verla pues todo en ella promete. Según mis noticias, arranca en Fernando VII y termina hoy, con Pablo Iglesias y la reina Letizia. Palinuro coincide con la interpretación del autor por lo que le lleva leído: España sigue siendo un país nacionalcatólico, gobernado por el clero, bien directamente, bien mediante devoto ministro interpuesto, como Ruiz Gallardón, Fernández Díaz y otros. En el caso de Margallo es más lo nacional que lo católico, S'ha acabat el bróquil de que un representante de España vaya por ahí difundiendo la leyenda negra.

Cintora e Íñigo Ramírez de Haro, la antiespaña. Según mis noticias El País ha mandado de corresponsal en Buenos Aires al hasta ahora encargado de las crónicas parlamentarias, Carlos E. Cué porque era crítico con el gobierno, según el gobierno. Consta, al parecer, una estrecha amistad entre el periodista mandarín Cebrián y la gobernante de hecho, Sáenz de Santamaría. Prensa y gobierno al unísono, el atajo hacia la tiranía.

El panorama de los medios convencionales es aterrador por lo monótono, unilateral, repetitivo. S'h acabat el bróquil de simular respeto al pluralismo y a la democracia. Vuelven los Principios Fundamentales del Movimiento, que eran imprescriptibles y fueron jurados por el monarca anterior quien ha trasmitido el vínculo de ese juramento a su hijo, si bien este ya ha jurado la Constitución.

Es una preparación en toda regla con vistas a lás próximas confrontaciones en dos tiempos: las elecciones catalanas de septiembre, cuyo resultado se abre a un futuro de incertidumbre política y las generales de noviembre, en las que la ciudadanía va a votar en favor o en contra del gobierno. Lo curioso de la situación es que si bien el voto a favor tiene un único polo, el voto en contra tiene varios. Digan lo que quieran, que estos varios polos no hayan sabido fundirse en uno es un fracaso histórico.