Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Necrológica.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Necrológica.. Mostrar tots els missatges

dilluns, 21 de novembre del 2011

Se fue Pradera.

Lo conocí poco, pero suficiente; lo traté escasas veces, pero nos entendimos; hablamos en contadas ocasiones, pero siempre, creo, con mutuo agrado. Éramos muy diferentes, de generaciones distintas y puntos de vista separados. Las contadas veces que trató conmigo a lo largo de más de cuarenta años, él representaba alguna organización o empresa (un partido, el PCE; una editorial, Alianza; un periódico, El País) en los que ocupaba posiciones directivas, mientras que yo sólo me representaba a mí mismo y nunca conseguimos encontrar un terreno de colaboracion, debido generalmente a mi intransigencia. Él me hablaba desde la experiencia y el afecto. Se daba cuenta de que mi actitud de radicalismo era un modo de disimular mi admiración hacia su persona que me aparecía adornada por dos de las virtudes que más estimo en los hombres: la honradez y el valor. Pradera es un símbolo, el de una trayectoria vital movida por la fuerza de unas convicciones que le causaron tremendos conflictos pero a las que jamás renunció. Fue una gran persona que luchó por sus semejantes con una actitud de elegante y discreto distanciamiento.

Que la tierra te sea leve.

diumenge, 1 de maig del 2011

Fin del informe sobre ciegos.

Sabato, a quien hoy se aclama como el último grande vivo de las letras argentinas, cimentó su muy merecida fama en tres extrañas novelas y escritas con muchos años de diferencia en épocas muy distintas del escritor y de sus lectores, entre los cuales me cuento, El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador. El resto son ensayos de literatura y de política, entendiendo ésta como participación ciudadana en pos de unos ideales morales como la libertad de expresión, etc. Esa actitud lo llevó a presidir la comisión de la verdad y a redactar el famoso Nunca Más. Informe de la Comisión Nacional sobre personas desaparecidas en 1985, del que conozco retazos por la prensa. El novelista tenía que dar cuenta de una realidad que superaba lo que cualquier imaginación hubiera podido urdir. Es, guardando las distancias, lo que sucede cuando se intenta novelar el Holocausto. El hombre es capaz de producir mucho más mal del que es capaz de imaginar. Y eso desconcierta.

Pero era la persona para la tarea porque su literatura consistía esencialmente en eso, en revelar cómo el bien y el mal, el amor y el odio conviven y se entreveran de forma que muchas veces no hay modo de distinguirlos y si eso sucede en el interior de cada cual, se configura un personaje como el Fernando Vidal de Sobre héroes y tumbas. De las tres novelas ésta, la del medio, es la que más me impresionó, por ella misma y porque era yo muy impresionable a fuer de muy joven. En Abaddón, cuya fragmentación y desestructuración sitúan el relato más allá y más acá de la novela, ya daba el mal por triunfante y El túnel, que fue la última que leí, me resultó esclarecedora porque tiene las claves, empezando por aquella famosa rata viva del comienzo que era como un aviso de lo que llegaría con los otros libros pues que ya sitúa en el umbral el Holocausto mismo. Pero el impacto lo causó Sobre héroes y tumbas y más que nada el Informe sobre ciegos. No he vuelto a leer nada parecido. Esa quintaesencia de la conspiración, de la conjura para el advenimiento del mal que pende sobre nuestras cabezas como una maldición, somos nosotros mismos, es la fuerza oscura, nuestro lado ciego, allí donde destruimos lo que amamos. Es la persecuciòn de las Erinnias, la maldición que se desata sobre el transgresor que ha hecho algo que trastoca las reglas inmutables. En este caso, la violación y el incesto.

Descanse en paz un hombre que tenía una idea tan pesimista de sus semejantes que fue capaz de contemplarlos en lo más profundo de su abyección e informar sobre ello.

(La imagen es una foto de Ed. Abril Educativa y Cultural SA, Buenos Aires, 1972, en el dominio público vía Wikimedia Commons).

dijous, 3 de març del 2011

Enrique Curiel.

Como el ladrón en la noche, la muerte se ha llevado de golpe y con antelación a un hombre que todavía hubiera aportado mucho al acervo común por lo mucho que sabía y lo mucho que vivió. Ha truncado una existencia que, habiendo dejado atrás el arrebato y la premura de los tiempos mozos, así como los compromisos y cargas de la edad madura, se adentraba ahora en ese periodo de reflexión y meditación distanciada que es el lago interior en que navega la sabiduría.

Era mucho lo que Curiel hubiera podido trasmitir y ahora nos quedaremos sin saber. En compañía de su amiga, Pilar Brabo, cuya aventura compartió en todo, incluso en lo prematuro de su desaparición, Curiel personificó el empeño más ambicioso y quimérico del comunismo por adaptarse en forma y fondo a las exigencias políticas y morales de una sociedad democrática con aquella fórmula que se llamó Eurocomunismo y que a la larga no pudo ser. El fracaso de ambos fue su triunfo. Igual que el triunfo de la muerte es su fracaso ante nuestro recuerdo.

Que la tierra te sea leve, Enrique.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 14 de novembre del 2010

Berlanga.

Siempre que se muere alguien, sus parientes, allegados y conocidos sienten la necesidad de decir algo, contar alguna anécdota, rememorar una situación, resaltar algún rasgo del finado. Es el único recurso que nos queda a los seres humanos de reñir su victoria a la muerte, de retener al difunto, de hacerlo pervivir, al menos mientras dura el recuerdo porque los muertos viven en la memoria de los que restan.

Cuando muere un hombre grande, esa necesidad la siente mucha más gente, gente que no lo trató, que no lo conoció. Supongo que se debe al hecho de que los grandes hombres tocan la vida de muchos, muchísimos más de los que los conocieron. La grandeza de los hombres se mide por la marca que dejan en las vidas de los demás, de sus contemporáneos de quienes los sucedieron, de quienes nazcan cuando ellos se hayan ido. Lo que han dicho, escrito, pintado, esculpido, filmado; en definitiva, lo que hayan hecho se integra en esa misteriosa materia que llamamos la vivencia de cada uno. Y por eso, a su muerte, cada uno se siente llamado a sí mismo, a evaluar cuánto de ese sí mismo le debe.

Hay un curioso artículo en La Razón en el que hablan dos personas, María Revilla y Jesús Duarte, que fueron figurantes en Bienvenido Mr. Marshall que se rodó en su pueblo, Guadalix de la Sierra, provincia de Madrid; el "Villar del Río" de la película. Berlanga ha sido decisivo en la vida de ambos. Eso es lo que quiero decir. Para mí Berlanga es Bienvenido Mr. Marshall. He visto casi todo su cine y reconozco su alta calidad pero Bienvenido me parece su obra cumbre. Todo artista tiene siempre una obra que destaca sobre las demás. A veces ese título recae en obras distintas, según quién hable de ella, pero ese es otro asunto.

Bienvenido es una metáfora de un tiempo y un país, como decía Raimon. En 1953, fecha de la película, España retorna al mundo de la mano del Vaticano (Condordato) y los Estados Unidos (Tratado bilateral) y comienza a despertar de su sueño autárquico. En Bienvenido es un sueño dentro de un sueño. Pepe Isbert despierta de su sueño de ser sheriff del pueblo en vez de alcalde y ese despertar se da dentro de otro sueño, el de la llegada del Plan Marshall del que, a su vez, despierta el pueblo entero cuando la caravana pasa de largo en una nube de polvo. ¿O no había polvo y lo pone mi memoria traidora?

El Plan Marshall llevaba ya cinco años funcionando en Europa y de él había quedado expresamente excluida España por razones políticas. En 1953 volvían los "americanos", lo cantaba Lolita Sevilla en la película ("Americanos, os recibimos con alegría"), y en España se les daba la bienvenida al modo en que Italia los había recibido nueve años antes, como liberadores, repartiendo chocolatinas y otras mercedes de mayor sustancia. Así que Bienvenido es el neorrealismo español. Un neorrealismo con toques buñuelescos. Porque en Berlanga había mucho de Buñuel o viceversa.

Y me gusta recordar que el guión lo hicieron Bardem, Berlanga y Mihura. Lo mejor de entonces.

(La imagen es una foto de Agirregabiria, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 19 de novembre del 2009

In Memoriam.

Hace un par de días que ha fallecido en Alemania Hans Matthöfer, diputado que fue durante veinte años en el Bundestag por Frankfurt y varias veces ministro de los gobiernos del socialdemócrata Helmut Schmidt. Durante toda su vida pública Hans fue un denodado defensor de la causa de las libertades democráticas en la España de Franco, defendiendo a los trabajadores españoles en Alemania en aquellos años de emigración en masa, así como la lucha de los socialistas españoles en España y fuera de España. Fue, entre otras cosas, el alma de la revista Express Español que se editó en Frankfurt a comienzos de los años setenta con una visión de izquierda y socialista de la realidad y en la que tuve la honra de colaborar, al menos en sus primeros números.

Su compromiso con el restablecimiento de las libertades en la España de la Dictadura lo llevó a veces a enfrentarse decididamente con el gobierno del general Franco como cuando consiguió que este libertara a un conocido sindicalista español, Carlos Pardo, residente en Alemania pero que fue arrestado al entrar en España precisamente a cuenta del Express Español. Hans se empleó entonces a fondo, amenazando a los jerarcas del régimen con hacerles la vida imposible en Europa si no soltaban a Pardo, cosa que acabaron haciendo.

La vertiente española de Hans era tan pronunciada que es leyenda que, en cierta ocasión, un diputado de la Democracia Cristiana se dirigió a él en el Parlamento con la expresión: "El señor diputado por Barcelona, Herr Matthöfer...".

Hace un par de años me fue dado llevarle a Berlín la medalla de oro que la Universidad Complutense le otorgó justamente por su gran obra a favor de nuestro país a lo largo de toda su vida. Hans tenía a España en el corazón y dicen quienes estuvieron presentes en sus últimos momentos que las pocas palabras que pronunció en su agonía fueron en español.

Descanse en paz este amigo alemán de los demócratas españoles.

dimecres, 4 de novembre del 2009

¿En dónde está tu triunfo?

En 48 horas han muerto tres genios, tres hombres que han marcado muchas biografías; se han apagado tres vidas productivas, ricas, de tres personas cuya labor, dentro de la pauta de elegancia y discreción que les fue común, ha contribuido a hacer del mundo un lugar mejor: el ensayista, el cómico y el científico tuvieron algo más en común que esa condición humana de integridad, mesura y sabiduría en modestia. Los tres, cada uno a su modo, fueron literatos y en su peripecia vital dieron testimonio de su particular visión de la época, cada uno de ellos en su narrativa. Ayala, el único que ejerció como novelista, entre otras cosas, llegó hasta la última esquina del camino, donde da la vuelta el viento, dejando atrás hasta esa mala follá granaína que supo ejercer con caballerosidad y sin rencor a lo largo de su vida de exiliado perpetuo. Lévi-Strauss, a quien no dieron el Goncourt por Tristes Tropiques por estrecheces de la academia literaria, edificó un monumento con rigor estructuralista a la nostalgia de su juventud a la que aún volvió en una de sus últimas (si no la última) de sus obras publicadas, Saudades du Brésil. López Vázquez, goliardo, narrador escénico, el hombre que, junto a Fernán Gómez, cada uno en su estilo, puso rostro a la dignidad escénica española en los largos años de oprobio y miseria moral de la dictadura. Su sola presencia en el reparto era ya garantía suficiente de que la obra de que se tratara no iría por los odiosos cauces de aquel coctail de estupidez civil, fanfarria cuartelera y gazmoñería eclesiástica que fue el alimento espiritual del país durante años.

Si se han encontrado allí en donde estén, se habrán saludado con mutuo respeto. Quizá Ayala haya presentado a López Vázquez al gran mitógrafo, pero lo habrá hecho con el íntimo orgullo de hablar como hombre cabal de un hombre cabal a otro hombre cabal.

Que la tierra les sea leve.

diumenge, 20 de setembre del 2009

Loa a la independencia.

Ha fallecido Irving Kristol, fundador del neoconservadurismo estadounidense, uno de los movimientos intelectuales más interesantes del siglo XX que luego, cual suele suceder con las doctrinas filosóficas cuando encarnan en la realidad práctica, se ha convertido en un credo para una mezcla de imbéciles y asesinos que, en su momento culminante (desde los tres de las Azores hasta el hundimiento de Lehman Brothers) ha estado a punto de destruir el sistema social y económico que dice defender, el capitalismo. (N.B.: el neoconservadurismo suele confundirse con el neoliberalismo. En sentido estricto no son lo mismo pero su uso indistinto en los medios de comunicación tampoco es tan disparatado). Kristol (no confundir con William Kristol, hijo suyo y también seguidor de la doctrina de segunda generación) fue el primero en aceptar la etiqueta de "neoconservador" que había acuñado con ánimo crítico Michael Harrington, un socialista democrático que, sin embargo, como trataré de probar en esta nota necrológica, tenía mucho que ver con su espíritu.

Irving Kristol, un hijo de inmigrantes judíos centroeuropeos nacido en Brooklyn sintetiza en su persona los rasgos característicos de la generación de intelectuales radicales neoyorquinos (bastantes de ellos, trostkistas) que en los años de 1960 y 1970, rompieron con la izquierda y se orientaron hacia posiciones conservadoras, como Norman Podhoretz, David Horowitz o Nathan Glazer entre otros. Sus curricula son parecidos y muestran diversos momentos en coincidieron o trabajaron juntos: se hacen de izquierda en los años treinta, tienen un momento decisivo en la guerra civil española, sufren su primer desengaño fuerte con el pacto germano-soviético de 1938 (al estilo de otros intelectuales comunistas europeos como Arthur Koestler, Franz Borkenau o Ignazio Silone), evolucionan hacia alguna forma de socialdemocracia ("liberalismo" en los EEUU) y, finalmente, se hacen conservadores a raíz de la revolución del 68, la "Gran Sociedad" y la guerra del Vietnam

Hay dos rasgos formales que, a pesar de mis diferencias profundas en asuntos de contenido, me hacen particularmente atractivos y cercanos a estos pensadores: su invocación de la rebeldía personal y su convicción acerca de la importancia de la lucha de la ideas y la comunicación. En cuanto al primero, confieso que mi coincidencia con ellos es absoluta. Breaking Ranks, de Norman Podhoretz, me parece un libro extraordinario. La historia es simple y consiste en darse cuenta de repente de que, cuando uno se hizo de izquierda en busca de una actitud de independencia de criterio y rebeldía frente a las estupideces y los topicazos de la sociedad burguesa, uno acababa por caer en otra forma de ortodoxia, de reglamento intelectual colectivo, de creencias compartidas, de fe y, lo que es peor: ¡voluntariamente! La sumisión colectiva de la izquierda, especialmente la comunista, es la forma que toma en el siglo XX el discurso de la servidumbre voluntaria de La Boètie. Por eso es necesario reunir energías y romper filas con esa nueva forma de obediencia y sumisión de grado a otro credo con otros dioses y milagros, esta vez, merced al marxismo, "científicos"; invocar el derecho irrestricto del individuo a cuestionar todo sin excepción, la independencia de juicio que sólo puede ser personal. Tal cosa es lo que hicieron estos intelectuales en su momento, como se lee en las Reflections of a Neoconservative: Looking Back, Looking Ahead, de Irving Kristol, también un gran libro.

El segundo punto de contacto está en relación con el primero: los neoconservadores dan una extraordinaria importancia al mundo de las ideas y los debates intelectuales, criterio que comparto con ellos (aunque en sentido distinto) y que probablemente todos hemos bebido de nuestras reflexiones sobre los conceptos gramscianos de hegemonía, bloque, príncipe moderno, etc. De hecho, el movimiento neoconservador se articula en un principio en la vieja tradición de las vanguardias, a través de la acción práctica por medio de revistas y antes de que, al ganar peso social, pasara a controlar el mundo más opaco e inquietante de las fundaciones, los think tanks, etc. Irving Kristol empleó mucho tiempo de su vida editando y fundando revistas (Commentary, Encounter, con Stephen Spender, un inglés, poeta, exbrigadista internacional y hombre fascinante, The Reporter, The Public Interest y, por último, la verdaderamente neoconservadora The National Interest).

Coincidiendo con ellos en estos dos puntos y en algún otro (el libro de Irving Kristol Two Cheers for Capitalism quizá sea una de las defensas más inteligentes, brillantes y convincentes del capitalismo que se hayan escrito, junto a las de Ayn Rand y George Gilder), difiero mucho de sus conclusiones. El relato que el propio Kristol hace de las influencias intelectuales que reconoce en su vida en Neoconservatism: the autobiography of an Idea, básicamente Leo Strauss y Lionel Trilling, a quienes cabe añadir a George Orwell o James Burnham, muestra a las claras a qué horizonte lleva su pensamiento: criticismo, postulación de valores, sana desconfianza burkeana frente a las falacias ideológicas de todo tipo, algo que suscribo con igual decisión y optimismo. Lo que no acepto es que esos valores hayan de ser los de la religión, la patria, la familia en el más angosto y mezquino espíritu burgués; el orden establecido, la explotación capitalista, la desigualdad, la negación del Estado del bienestar, la intervención imperial exterior, la conservación del statu quo internacional (nada en el mundo podrá lavar la ignominia de los neoconservadores apoyando y alentando el golpe de Estado del genocida Pinochet en 1973) o la defensa de la cristiandad, que me parece tan legítima como la del Islam, o sea, ilegítima desde el punto de vista intelectual. Es decir, me pasa con los neoconservadores como con los comunistas: que me caen simpáticos hasta que triunfan y, a partir de ahí, enfrentamiento total.

Irving Kristol fue un hombre decente, un intelectual clarividente y complejo, un buen escritor, combativo en defensa de sus ideas, que no llegó a hacer su segunda revisión, como sí la hizo en cambio Nathan Glazer, retornando a una visión más humanista, socialdemócrata.

Porque el problema del neoconservadurismo no es la reflexión inicial que lo enfrentó a la hipocresía de una izquierda instalada y ramplona sino, como se decía al principio, las consecuencias prácticas que de ella obtuvieron los seguidores y discípulos de la segunda generación, los Paul Wolfowitz, Robert Kagan o José María Aznar en España, gentes sin aventura, sin rebeldía, sin valor personal, defensores de nuevo y sin coste alguno del orden constituido, el derecho del más fuerte, la guerra, el autoritarismo de la política de seguridad y, en definitiva, el terrorismo del antiterrorismo.

Que la tierra sea leve al judío radical neoyorquino evolucionado en neoconservador Irving Kristol.

(La imagen es una foto de parl, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 18 de maig del 2009

Benedetti.

Pues vaya, se nos ha muerto Benedetti. A ver ahora cómo vamos a la oficina. A ver si soñamos y olvidamos su muerte.


PEQUEÑAS MUERTES

Los sueños son pequeñas muertes
tramoyas anticipos simulacros de muerte
el despertar en cambio nos parece
una resurrección y por las dudas
olvidamos cuanto antes lo soñado
a pesar de sus fuegos sus cavernas
sus orgasmos sus glorias sus espantos
los sueños son pequeñas muertes
por eso cuando llega el despertar
y de inmediato el sueño se hace olvido
tal vez quiera decir que lo que ansiamos
es olvidar la muerte
apenas eso.

Mario Benedetti.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 29 d’abril del 2009

Una banda de imbéciles.

Dice el escritor Roberto Saviano que para la Mafia italiana los etarras son una "banda de imbéciles". No, don Roberto, hay que ver qué escasa capacidad analítica y discriminatoria tiene Vd. Se traga Vd. los insultos de los mafiosi como si fueran verdades apodícticas enunciadas por un oráculo. ¡Qué sabrán los mafiosi de las profundas elaboraciones teóricas de la organización armada! ¿Leen Gara? ¿Dominan las alturas de la reflexión independentista o se dejan llevar por la primera andanada de condena que cruce la plaza del mercado?

Los documentos que periódicamente hace públicos la organización son un compendio de profundidad de ideas expresado en un lenguaje rico y matizado, de tanta fuerza como la prosa del Siglo de Oro. Manejan conceptos de indudable actualidad, la mayoría de ellos posmodernos y el rigor de sus razonamientos desarbola el conjunto de patrañas y la melopea ideológica de los medios partidarios del sistema que son todos excepto aquel en el que se publican.

En realidad esos medios lacayunos no tienen otra función que decir lo contrario de lo que es; son el pivote esencial de la manipulación y la mentira organizada.

La Mafia considera también que, además de ser de imbéciles la organización armada le es muy útil porque evita que se hable del crimen organizado en España. Otra mentira destinada a justificar el orden capitalista al que sirven. Ya quisieran estos medios ser capaces de armar un debate acerca de las grandes cuestiones que afectan al ser humano individual o colectivamente como lo hace la organización armada de liberación nacional, cada vez que tiene que tomar una decisión. Cosas de la esencia y la potencia acerca de cómo se produce la emancipación colectiva y personal, cosa que los medios comerciales, productos del vicioso mercado no garantizan. Además, estar todo el día con la escatología a cuestas puede parecer imbécil y sin duda lo es, pero ¿quién se lo dice a estos liberadores del pueblo por derecho divino?

(La imagen es una foto de seleniamorgillo, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 11 d’abril del 2009

Siempre a tu lado.

Ha fallecido Corín Tellado, una escritora prolífica, al parecer la más leída en español después de Cervantes. Reconozco que sólo leí seis novelas de su ingente producción y eso por casualidad. Veraneábamos hace ya mucho años en Santoña porque nos pillaba cerca del penal de El Dueso a donde mi madre iba a cumplir tareas de socorro a los presos políticos y nos alojábamos en una casa de huéspedes. Un verano de los dos o tres que pasamos allí, se encadenaron varios días de mal tiempo con lluvias tan intensas y persistentes que no se podía salir de casa. Descubrí entonces un lote de novelas de la autora que alguien había dejado en la mesilla y las devoré. No recuerdo nada de las respectivas tramas que tenían notables similitudes y, por supuesto, menos los títulos, pero sí me hice una idea del estilo, la narrativa, el ambiente en que bañaba sus relatos, todos con conflictos amorosos en tercera persona en los que solía triunfar el amor, la belleza y el deseo por encima de las acechanzas no sólo de adversarios exteriores sino, lo que era más frecuente, de las incomprensiones, los equívocos producidos muchas veces por presunciones y prejuicios. Siendo novelas absolutamente especializadas y unidimensionales resultaban realistas porque se ambientaban en lo cotidiano de aquella España de los años cincuenta. Las profesiones de los chicos, las ambiciones de las chicas, las relaciones familiares, el mundo inmediato, todo era perfectamente reconocible, natural, ordinario.

Leo en la prensa que los grandes monstruos de la literatura contemporánea, García Márquez, Vargas Llosa, Cabrera Infante tienen en alta estima a Corín Tellado porque dicen que acercó la literatura a la masa de la población. Seguramente. A la femenina. Estoy convencido de que su público era casi exclusivamente de lectoras. Dudo de que hasta quienes, como los citados, la valoran, siendo hombres, la hayan leído. Los chicos, simplemente, no leían a Corín Tellado, ni los jóvenes, ni los mayores. Era una autora de mujeres; pero de esas, la leían todas, las chicas y las mayores. Y sería interesante averiguar algo de su impacto por clases sociales. Supongo que la autora era bastante transversal. Confieso que yo no la hubiera leído de no haberme encontrado atrapado por el mal tiempo en un pensión de Santoña.

Buscando imágenes de la novelista he encontrado en Flickr ésta tan curiosa que demuestra que Corín Tellado también se implicaba en cuestiones colectivas, aunque fueran tan problemáticas como la de la cooficialidad del bable.


(La imagen es una foto de doilacara, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 18 de gener del 2009

Rafel del Águila in memoriam.

Con algo de retraso me entero del fallecimiento de mi colega y amigo Rafael del Águila. Si toda muerte es injusta, las prematuras lo son doblemente. Del Águila nos ha sido arrebatado en la plenitud de su capacidad creadora, cuando todos podíamos esperar todavía más importantes aportaciones de su indudable capacidad intelectual y perspicacia analítica. No hace mucho que Palinuro reseñaba su último libro, Crítica de las ideologías. El peligro de los ideales en una entrada titulada A la salvación por la barbarie, un magnífico ensayo sobre el peligro que para los órdenes políticos democráticos, posibilistas y pactistas, representan las ideologías.

Rafael del Águila había comenzado su labor publicística con un importante libro sobre los discursos de la transición y fue luego avanzando y profundizando y perfilando sus preocupaciones con mayor precisión, centrándose en el territorio de la teoría política clásica hasta publicar una obra decisiva, La senda del mal: política y razón de Estado (Madrid, Taurus, 2000) en el que aborda con rigor y claridad expositiva el sempiterno problema de la filosofía política entre la ética y el "realismo político" que ya apunta en la sofística griega, se despliega en el nacimiento del Estado moderno con la obra de Maquiavelo sobre quien Del Águila tiene escritas páginas luminosas y llega hasta nuestros días, con el renacimiento de las concepciones de Carl Schmitt.

Al final no somos sino lo que dejamos detrás de nosotros, sobre todo en el espíritu de quienes nos rodean y eso es algo que puede hacerse a través de nuestras obras y a través de nuestra forma de ser. En ambos territorios deja Del Águila una huella indeleble. Sus ideas alumbran otras y ayudan a transitar por el camino del saber; su carácter, sosegado, reflexivo, respetuoso y de una gran curiosidad intelectual que lo asimilaba al de un humanista del Renacimiento es un ejemplo digno de imitación.

Descanse en paz.

(La imagen es la tercera versión de La isla de los muertos, de Arnold Böcklin (1885) que se encuentra en la Nationalgallerie de Berlín).

diumenge, 28 de desembre del 2008

Huntington.

Con motivo del fallecimiento de Samuel P. Huntington la prensa ha aireado su muy conocida teoría del choque de civilizaciones que en España encontró la contrapropuesta del señor Rodríguez Zapatero de la alianza de civilizaciones como si fuera un tipo ideal de contraposición entre el realismo político del académico gringo y el utopismo del presidente español, dado que el primero se mueve en el terreno de los hechos mejor o peor interpretados, y el segundo en el de las normas morales más o menos factibles. De momento el choque va ganando a la alianza por varios cuerpos de ventaja; pero no puede (ni debe) descartarse la idea de que alguna vez se establezca la tal concordia.

De todos modos para entender mejor la obra de Huntington que no se agota en éste su célebre penúltimo ensayo es preciso situarlo en la perspectiva del conjunto de su carrera. Destacaré cuatro de sus publicaciones, las que me parecen jalones de su pensamiento y de su modo de entender la realidad del momento porque el pensamiento de Huntington ha estado siempre muy vinculado a la realidad internacional. El primero, publicado en el significativo año de 1968, es un estudio comparado entre los EEUU y la Unión Soviética, titulado Political Order in Changing Societies , escrito al alimón con Zbignew Brzezinski y en el que se analizan en perspectiva comparativa los dos sistemas políticos y parece darse pábulo, aunque dubitativo, a una teoría muy en boga por aquellos años, la llamada teoría de la convergencia según la cual las sociedades industriales avanzadas tenían unas necesidades específicas de organización que coincidían y acabarían consiguiendo una convergencia de los respectivos sistemas políticos (comunismo y democracia liberal) en una especie de amalgama de carácter tecnocrático. La previsión se vino abajo con el hundimiento y silenciosa implosión del comunismo.

La siguiente publicación de importancia mundial fue un informe para la Trilateral, firmado por nuestro autor, el francés Michel Crozier y el japonés Joji Watanuki titulado The Crisis of Democracy: On the Governability of Democracies y publicado en 1976, como colofón a los agitados, turbulentos y revolucionarios años sesenta y en el que se avisaba de que las democracias podrían perecer por un exceso de demanda y por ser incapaces para gestionarla adecuadamente. Esto es se trataba de una especie de aviso de las consecuencias letales que podría tener la llamada "revolución de las expectativas crecientes" característica de las sociedades capitalistas desarrolladas. En el fondo una de las primeras formulaciones políticas del ataque generalizado contra el Estado del bienestar que se inició a raíz de la crisis mundial de 1973. Las democracias eran intrínsecamente inestables e inseguras a diferencia de los regímenes autoritarios. Lo que ha sucedido sin embargo es que las democracias han resultado muy resistentes (y también los Estados del bienestar) mientras que los sistemas autoritarios han ido quebrando uno tras otro.

Quizá para compensar en parte por este fiasco, Huntington publicó en 1991, meses antes del hundimiento de la Unión Soviética, The Third Wave: Democratization in the Late Twentieth Century en el que daba cuenta de la tercera ola de democratizaciones (las otras dos fueron de 1828 a 1926 y de 1943 a 1962) a partir de 1974 a raíz de la pérdida de prestigio de los sistemas autoritarios, el palpable fracaso del comunismo y el fin de la guerra fría, una tercera ola que afectó a los países del sur de Europa (Portugal, España y Grecia) y a otros de América Latina fundamentalmente. En el fondo, el libro trata de corregir el yerro de Crisis of Democracy... y se inscribe en la bibliografía que saluda el nuevo orden mundial a raíz de la globalización, el fin de la guerra fría y del comunismo. De momento sus previsiones se mantienen aunque ello tampoco es tan misterioso dado que en la obra Huntignton avisa de que tambiérn podría producirse una "tercera contraola", pues la democracia es un régimen político que avanza de modo leninista, dos pasos adelante y uno atrás. Así, desde luego, es muy difícil equivocarse.

El libro The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, de 1996, el único que los medios parecen recordar, parte del principio de que el mundo está dividido en ocho civilizaciones (occidental, latinoamericana, ortodoxa, africana, hindú, sínica, japonesa e islámica) así como algunas otras incipientes o abortadas e híbridas. Parte de una identificación genérica entre "civilización" y religión y sostiene que el choque de éstas sustituirá al de las ideologías. Puede ser. Pero lo que más llama la atención es justamente la tipología que establece y cómo puede justificar la existencia de una "civilización latinoamericana" distinta de la occidental. No es que tenga mucha importancia pero la verdad es que algo así sólo podía ocurrírsele a un gringo. Por lo demás, nos pongamos como nos pongamos, las únicas civilizaciones/religiones que muestran una contundente tendencia a la agresividad y la guerra son la Occidental/cristiana/mosaica (el hecho de que, a pesar de la identidad civilización-religión, el judaísmo no aparezca como civilización propia ya lo dice todo) y la islámica, esto es, las civilizaciones/religiones que llamamos "del Libro". Algunas otras (por ejemplo, la japonesa) han tenido a veces destellos de agresividad militar pero en estas occidental/cristiana/judaica e islámica la agresividad parece formar parte de su esencia misma, peculiaridad sobre la que no se encuentran muchas aclaraciones en la obra de Huntington.

Hace unos años (2004) el autor publicó su último trabajo, llamado Who Are We? The Challenges to America's National Identity en el que se suma a la alarma generalizada frente al peligro de dilución de la prístina personalidad nacional gringa, que es un macizo de anglosajón, protestante y blanco con raíces en los colonos. El elemento que amenasa esta pureza cultural es el mundo latino, especialmente el mexicano. Ahora se entiende mejor su idea de que latinoamérica sea una civilización distinta de la occidental. La identidad nacional gringa tiene que preservarse en el monopolio de la lengua y la institucionalización de la religión y la ética protestantes frente al catolicismo latino. El multiculturalismo, el cosmopolitismo y el bilingüismo son amenazas a la cohesión nacional gringa. Es decir no es un libro racista a la antigua usanza pero le falta poco.

Ciertamente Samuel P. Huntington fue uno de los politólogos más influyentes del siglo XX y lo que llevamos del XXI y su lectura es imprescindible para entender nuestro tiempo. Fue un hombre muy conservador cuyas previsiones se revelaron erróneas con harta frecuencia. Ojalá también lo sean las relativas al choque de las civilizaciones y la identidad nacional estadounidense.

Que la tierra le sea leve.

diumenge, 28 de setembre del 2008

Uno de los grandes.

Posiblemente haya hoy media docena de actores tan buenos como Paul Newman, sino mejores. Pero Newman es de los que tiene uno asociados con la adolescencia y son indiscutibles porque forman parte de la propia biografía, están unidos a momentos en que la vida comenzaba a desplegarse y traen recuerdos que encienden de nuevo el ánimo con el fuego del dulce pájaro de la juventud. Qué se le va a hacer. Precisamente no vi mucho cine reciente de Newman porque no me gustaba verlo envejecer. Lo tengo fijado en esa edad de plenitud que va entre El largo y cálido verano (que cuenta una historia fascinante con densidad faulkneriana) y El golpe, que es como se llamó aquí The Sting, la segunda vez que Newman compartía actuación con Robert Redford, después de aquel peliculón que fue Butch Cassidy and the Sundance Kid, también traducida aquí como Dos hombres y un destino, hay que fastidiarse. Entre estas dos creo haber visto todas las demás, lo he visto como Billy el Niño, piloto de carreras, marido con problemas, militar judío, jugador ventajista, etc. Y siempre guardaré el recuerdo de ese tipo frío pero cercano que irradiaba un magnetismo inexplicable que no dejaba indiferente a nadie.

(La imagen es una foto de Mister Scratch, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 5 d’agost del 2008

La luz y las tinieblas.

No es infrecuente oír que el Papa Juan Pablo II fue el principal impulsor de la caída del comunismo. Es posible pero, si así fue, lo cierto es que cuando subió al solio pontificio en 1978 se encontró gran parte del trabajo hecha. Por entonces hacía cinco años que se había publicado en Occidente El archipiélago Gulag, seguramente la obra más importante de Alexander Solzhenitsin, quien murió ayer. Ese impresionante documento, una investigación minuciosa y detallada del sistema de campos de concentración esparcidos (como un archipiélago) por la Unión Soviética, irrefutable y apabullante, dio al traste con los últimos vestigios y pretensiones de las autoridades soviéticas de negar que sus sistema se fundamentaba en una inhumana y masiva práctica en todo similar a los Konzentrationlager de los nazis y con similares pretensiones: aterrorizar a la población infligiendo castigos horribles por las más mínimas (a veces incluso imaginarias) actividades de oposición, deshumanizar a los prisioneros mediante tratos vejatorios y trabajos extenuantes y forzarlos a una existencia basada únicamente en el afán de supervivencia que al menos en un tercio de los casos no tenía éxito. Las dos únicas diferencias son que los soviéticos no dieron el paso a los "campos de exterminio" (Vernichtungslager) y que ellos empezaron antes, mucho antes.

Solzhenitsin escribió su demoledor documento basándose en su experiencia personal como prisionero (zek) político de 1945 a 1953, en investigaciones pormenorizadas y en más de doscientas narraciones personales que recogió en los diez años que tardó en redactarlo. Prácticamente toda su vida y su obra hasta entonces había girado en torno al Gulag, como se ve en el hecho de que sus obras literarias anteriores más importantes, autobiográficas por lo general, Un día en la vida de Iván Denisovich, El pabellón de cancerosos, El primer círculo, etc, versan sobre el universo concentracionario.

No obstante la aportación de Solzhenitsin a la deslegitimación del comunismo fue más allá de la denuncia del régimen inhumano de terror en que consistió porque afectó a la base de simpatía con que contaba entre los intelectuales e izquierdistas occidentales en general, haciendo imposible que estos ignoraran o embellecieran por más tiempo la realidad soviética. Efectivamente, a partir del famoso XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética y del discurso secreto de Kruschev en él, con el inicio de la política de desestalinización, fue costumbre achacar al dictador georgiano todas las brutalidades, crímenes y excesos de las autoridades hasta la fecha. Con ser esto un avance no lo era todo; faltaban dos elementos esenciales que Solzhenitsin se encargó de dejar bien claros.

En primer lugar El archipiélago Gulag demostraba (y las investigaciones posteriores a la caída del comunismo han corroborado) que el planeamiento y edificación de un sistema completo de campos de concentracion para miles, decenas de miles (que luego serían centenas de miles, millones y decenas de millones) de "enemigos políticos" fue obra de Lenin y sus más íntimos colaboradores. Stalin se limitó a administrar con fría eficacia un universo represivo que Vladimir I. Ulianov (Lenin) había puesto en marcha. En segundo lugar, aunque la investigación de Solzhenitsin se acababa en 1956 y las autoridades soviéticas sostuvieran que la realidad que denunciaba pertenecía al pasado estalinista ya muerto, el Premio Nobel insistía en que los campos continuaban, como así fue en efecto hasta 1989 en que fueron liberados los últimos presos.

Tal es el verdadero triunfo del Premio Nobel de literatura Solzhenitsin, hacer imposible el socorrido recurso de los comunistas postestalinistas (que solían ser los mismos estalinistas de antaño) de diferenciar entre un Lenin "bueno" y un Stalin "malo" por un lado y entre un "estalinismo" y un comunismo "no estalinista" por otro. Todo en el comunismo, en el marxismo incluso, pensaba Solzhenitsin, está corrompido, es perverso e inhumano y no tiene reforma posible.

Esa es la parte de luz y gloria que justamente debe atribuirse a Solzhenitsin y a su compleja, matizada, riquísima y ardiente prosa que se manifiesta en toda su literatura e incluso en una obra no literaria como el Archipiélago, redactada en un tono mordaz y sarcástico, sin concesión alguna que abruma, indigna, enciende el ánimo y, creo, nos hace mejores. Nuestro autor tuvo la valentía de enfrentarse a un sistema totalitario y criminal, que ya lo había condenado una vez y lo forzó después a exilarse en 1974, de denunciarlo y de llegar así al corazón de millones de personas en el mundo, poniéndolo en evidencia a pesar de que ese sistema (como los jirones que aún quedan en otras partes del mundo, en Cuba o China) era consumado maestro en el arte del engaño, la propaganda y la mentira.

No me parece que nada de lo que Solschenitzin publicó después del Archipiélago esté a la altura de lo que había escrito con anterioridad, si bien sólo he leido algunas piezas ensayísticas y algo de poesía. Quizá Las noches prusianas (que había escrito mucho antes) mantengan aquel fuego genial que hace que la lectura de sus primeras obras sea una experiencia conmovedora, especialmente Un día en la vida de Iván Denisovich que es literatura en estado puro y un alegato contra la barbarie planificada.

En la obra posterior, en lo que me atrevería a llamar tinieblas, aparece un nacionalista ruso, un fanático religioso ortodoxo algo alucinado, un antioccidental y un antisemita. Suena todo ello mucho a una tradición como de mística eslava que suele aparecer en la tradición rusa. Hay en él elementos de Dostoievsky (al margen de los paralelismos biográficos) pero también de Tolstoy y hasta de Berdiaeff. Sin duda son unas tinieblas cegadoras, como el "deslumbramiento" de la obra de Canetti, unas tinieblas de las que probablemente salga la luz para los ofuscados, al estilo de San Pablo. Yo me quedo con la que arrojó antes, en la primera etapa de su vida, cuando vivía pericolosamente en la Unión Soviética y tanto hizo por mostrarnos lo que hasta entonces no habíamos visto por nuestra obcecación ideológica.

Que la tierra le sea leve.

(La imagen es una foto de Thomas Roche, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 7 de juny del 2008

Un hombre elegante.

Como llevo toda la semana en Burgos, liado con los exámenes de la UNED, que son un curro y el escaso tiempo libre lo he dedicado a seguir de cerca la no-crisis económica, ésta que no existe, no pude dedicar ni medio comentario a la muerte de Mel Ferrer, acaecida hace un par de días. Pero no quiero dejar pasar la ocasión de postear sobre uno de los actores que más me gustaron en mi adolescencia, aunque no fuera uno de aquellos galanes aplastamundos triunfadores a quienes nada se resistía. Ferrer nunca alcanzó un estrellato comparable a Clark Gable, Gary Cooper, Burt Lancaster, John Wayne, etc. Creo que era demasiado refinado, sutil, matizado, para ello. Además era hombre de matices, cosa peligrosísima porque, al no estar cortado de una sola pieza, te puede caer algún papel de malo y, sobre todo, si lo haces bien, eso te puede costar la carrera. Que yo creo que es lo que le pasó con su papel de Noel, Marqués de Maynes (el señor de la Côte d'Azyr en la novela de Rafael Sabatini), refinado, malvado, peligroso espadachín al que ha de hacer frente el buenísimo André Moreau (Stewart Granger), alias Scaramouche, una peli con los más fabulosos duelos a espada que he visto en mi vida y que riánse Vds. de los de Errol Flynn o los del "temible burlón". La verdad es que, aunque la peli estaba tan cargada como unos dados de tramposo a favor de Moreau, siempre me cayó mejor De Maynes y eso gracias a Mel Ferrer.

Me ocurría lo mismo con la adaptación que hizo King Vidor de Guerra y Paz. Aunque el director y los productores, De Laurentiis y Ponti, estaban empeñados en ensalzar la figura del afrancesado Pierre Bezujov (Henry Fonda) en detrimento de la del príncipe Andrei Bolkonski (Mel Ferrer), contradiciendo con ello el espíritu de Tolstoy, Bolkonski salía ganando siempre a mis ojos.

Lo vi en algunos otros films de los que guardo recuerdos dorados porque me impresionaron mucho. El primero, era yo casi un niño, Los caballeros del Rey Arturo, aunque he de confesar que por entonces andaba más entusiasmado con Robert Taylor, que hacia de Lanzarote y, claro, la bellísima Ava Gardner, de Ginebra. Vista de nuevo muchos años después, hay que reconocer que Mel Ferrer sale muy airoso del desagradecido papel de Rey Arturo que le encasquetaron en la ocasión. Ferrer volvio a compartir papel (aunque como figura más de segundo plano, el destino de este actor) con Ava Gardner en la versión que hizo Henry King de la novela de Ernest Hemingway, Fiesta, que es como se llamó en español The Sun also Rises y que es una de las que más me gustan, no de Hemingway sino de todo el mundo y que tardé mucho en ver. Los protagonistas son Tyrone Power y Ava Gardner y a Ferrer le dieron el papel también secundario del judío Robert Cohn, complejo, difícil carácter con el que todos se meten. Pero Ferrer lo bordó.

Para mi gusto, donde Ferrer se superó fue en el papel del titiritero cojo de Lilí, con Leslie Caron, pues era el punto central y el verdadero protagonista de aquella historia poética, sentimental y tierna que le gustaba a todo el mundo, incluidos los chavales. Vamos, que miro hacia atrás y todavía lo veo de tipo gruñón y enamorado, con aquel gesto adusto y unos ojos que lo traicionaban continuamente. En efecto, un prodigio de actor en la gama de matices. Descanse en paz.

(La imagen, con Audrey Hepburn, entonces esposa de Mel Ferrer, con éste, Frank Sinatra y el príncipe Romanov en Las Vegas en 1956, el año de Guerra y paz, es una foto de Danperry, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 25 de maig del 2008

La muerte de Tirofijo.

Alguna vez tenía que ser. A Tirofijo ya lo han "matado" media docena de veces en los últimos veinte años, prueba de los ardientes deseos de las autoridades colombianas de que así sea. Pero Tirofijo, también llamado Manuel Marulanda Vélez y cuyo verdadero nombre era Pedro Antonio Marín Marín siempre "resucitaba" y para probarlo se hacía fotografiar con alguna destacada personalidad; la última vez con el entonces candidato a la presidencia de la República, Andrés Pastrana. A día de hoy parece que, en efecto, cabe dar por muerto a este valetudinario guerrillero casi octogenario. De qué, será lo que haya que averiguar ahora ya que las FARC no son un prodigio de transparencia informativa y el Gobierno colombiano tampoco.

Tirofijo, un hijo de campesinos, sin apenas educación, que desempeñó diversos oficios en su adolescencia, es una metáfora de lo que ha sucedido con la izquierda revolucionaria en el mundo en el siglo XX. Se inició en la política como seguidor del partido liberal en el momento del asesinato del prócer Jorge Eliécer Gaitán en 1948 y participó activamente en el subsiguiente Bogotazo en los posteriores años llamados de la violencia, en los cuales levantó su partida propia de campesinos liberales armados y fue en donde se ganó su apodo debido a su legendaria puntería. En 1964, junto a otros dirigentes, fundó las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia como organización armada del Partido Comunista de Colombia, luego de una fusión llamadas FARC-EP (Ejército Popular)... hasta el día de hoy, de forma que Tirofijo no sólo fue el guerrillero más viejo del mundo sino que libró la guerra de guerrillas más prolongada de la historia y que, de hecho, a los cuarenta y cuatro años sigue.

Pero en este casi medio siglo todo ha cambiado mucho, tanto que resulta imposible creer que una organización armada definida como marxista-leninista vaya en serio. Pasó la fiebre de los movimientos guerrilleros en el Tercer Mundo (aunque quedan episodios en Sri Lanka, Birmania, Filipinas y otros lugares), pasaron los movimientos de liberación nacional (excepción hecha de ETA en España, al decir del señor Aznar), cayó el muro de Berlín, desaparecieron las llamadas democracias populares, se hundió la Unión Soviética...pero ahí siguen Cuba y las FARC en Colombia, como vestigios del pasado, convenientemente institucionalizadas.

El caso de Cuba es comprensible al tratarse de un Estado y de un Estado insular, que siempre es una garantía de defensa. Pero el de las FARC es más difícil de explicar. Aunque llegaron a disponer de una Zona de distensión de unos 40.000 km2 en varios municipios del sureste del País, su condición ha sido siempre la de una tropa de unos 15.000 efectivos permanentemente hostigada por las fuerzas armadas, los paramilitares y los narcotraficantes. Según parece las FARC se financian fundamentalmente del narcotráfico (con el impuesto llamado de gramaje), lo que les hace enfrentarse a otras bandas dedicadas al mismo negocio, y las extorsiones de los secuestros.

De esto se sigue que su duración e institucionalización se han hecho al precio de abandonar sus motivaciones ideológicas originarias y adaptarse a los tiempos cambiantes recurriendo a todo tipo de prácticas delictivas para sobrevivir. En la actualidad las FARC aparecen catalogadas como una organización terrorista por los Estados Unidos y la Unión Europea; otros países, especialmente latinoamericanos y organismos internacionales, como la Cruz Roja o Amnistía Internacional, se niegan a aceptar esta definición y prefieren hablar de un conflicto armado interno en Colombia o, incluso, una guerra civil, la más duradera del planeta.

A mi modesto entender no hay inconveniente en aceptar esta definición de "conflicto armado interno", que es obvia. Pero no para librar a las FARC del sambenito de organización terrorista, pues tal cosa son, sino para hacer extensiva esta consideración al Gobierno colombiano que en numerosas ocasiones, hoy todavía, recurre a procedimientos terroristas y a actividades criminales para combatir a su enemigo. La diferencia notable es que el Gobierno no afirma ser una organización revolucionaria de izquierda dedicada a combatir la injusticia social y a conseguir la emancipación de campesinos y trabajadores, mientras que las FARC sí.

Y nunca nadie por nada del mundo me hará creer que una organización que secuestra, tortura, viola, asesina a civiles indefensos, obliga a niños a servir bajo las armas, siembra el territorio de minas antipersonas y recurre al tráfico de drogas para financiarse tenga algo que ver con la izquierda, por mucho que su enemigo recurra a todos o parte de esos mismos procedimientos.

Que la tierra sea leve a Tirofijo.

(La imagen es un cuadro del colombiano Fernando Botero, llamada Masacre en Colombia, del año 2000 que se encuentra en el Museo Nacional de Colombia, Bogotá).

dimecres, 14 de maig del 2008

El arte como provocación.

Siempre me gustaron mucho las obras de Robert Rauschenberg, quien falleció ayer en Florida, porque eran verdaderas provocaciones. El hombre es recordado sobre todo como una especie de "puente" o "transición" entre el expresionismo abstracto y el pop; entre Jackson Pollock y Andy Warhol, para entendernos. Pero eso es reducir excesivamente su importancia y su influencia en el arte occidental que se extiende a lo largo de buena parte del siglo XX.

Rauschenberg, que había estudiado en Francia en su primera juventud, completó su formación en los Estados Unidos de la mano de Josef Albers, un típico representante de la tendencia Bauhaus que, con todos mis respetos, encuentro insoportable. Por fortuna para él, Rauschenberg abandonó pronto el frío formalismo y el culto al diseño de la Bauhaus para abrirse a movimientos mucho más rupturistas y prometedores, como el dadaísmo y el surrealismo. Estoy convencido de que los artistas que más influyeron sobre él fueron Marcel Duchamp y Joseph Cornell. La ilustración más arriba, su famoso Monogram, que se encuentra en el Museum of Modern Art, en Nueva York, no hubiera sido posible sin los ready mades del artista francés y, por supuesto, sin las extrañas construcciones de Cornell. Igual que ambos, recurrió a los collages como la mejor vía para hacer realidad su propósito de mezclar el arte con la vida, de dinamitar esa concepción hierática, meramente contemplativa de la obra de arte como algo perteneciente a un mundo aparte, para involucrar al público en la obra artística a través de una concepción amplia que también recuerda lejanamente la idea wagneriana de la "obra de arte total". Otro buen ejemplo, pareja con Monogram, y en el mismo sitio es su famosa Odalisca, a la derecha. Por entonces (mediados y finales de los años 50 del pasado siglo), Rauschenberg predicaba -y practicaba- su doctrina de que el artista no puede limitarse a un único tipo de materiales ni a un único estilo. Precisamente lo mismo que pensaba Picasso. Pero él era más radical, más provocativo que el autor del Gernika y, en el espíritu de Duchamp, recogía objetos de la basura para integrarlos en sus obras a las que fue acoplando pintura, fotografías, grabados, materiales sólidos, etc. Él mismo fue un poco hombre orquesta, como lo fue Warhol, pintor, grabador, fotógrafo, escultor y hasta coreógrafo.

En definitiva, las obras de Rauschenberg, que hoy se encuentran en muchos museos de arte contemporáneo y también por las calles de las ciudades, son las más adecuadas para que su contemplación (especialmente sus cuadros) levanten las iras de los burgueses alguno de los cuales no puede evitarlo y acaba barbotando lo de "¿Y esto es arte? ¡Mi gato pinta mejor!". Lo curioso del caso es que, quienes tales cosas dicen, no saben hasta qué punto están en lo cierto. El único inconveniente es que aún no ha nacido el gato capaz de ver que sus obras son mejores que las de los expresionistas abstractos. Al fin y al cabo, la técnica de los happenings, que Rauschenberg incorporó a su producción, una especie de traducción plástica de la "escritura mecánica" de los surrealistas, viene a ser la consagración de lo irracional como manifestación estética.

La importancia de la teoría y la práctica de Rauschenberg de mezclarlo todo, de romper las fronteras entre los estilos artísticos, de provocar en definitiva, de convertir la vivencia artística en un sobresalto, de sacudir al espectador y arrancarle la modorra autocomplaciente se observa en sus aportaciones al paisaje de algunas ciudades. Véase la composición de la izquierda, titulada Riding Bikes (1998) que se encuentra en Berlín. Pasa con ella como sucede con muchas otras obras de arte que forman parte de lo que se llama con espantosa expresión "mobiliario urbano" en nuestras ciudades, esto es, que la mayoría del tiempo la mayor parte de la gente no las ve. Es tal la capacidad de absorción de las urbes contemporáneas que estas piezas únicas son invisibles. Piense el lector madrileño en dónde puede haber visto una estatua de Botero o una mole de Chillida en la capital. Lo más frecuente es que sea necesario ir a propósito a buscarlas con la guía en la mano y sólo entonces se lleva uno la sorpresa de que allí mismo, integrada en lo que llaman los cursis el palpitar de la ciudad, hay una pieza tan curiosa, elegante y divertida como esas Riding bikes. Ciertamente no será extraño oír a alguien que eso lo hace él también y, al igual que con la observación del gato, también será cierto: eso puede hacerlo cualquiera. Pero tiene que ocurrírsele y, de momento, tales ocurrencias sólo las tienen algunos, muy pocos y, con la muerte de Rauschenberg, cada vez menos. Los demás, cuando nos piden un adorno para una plaza, proponemos una estatua de un laureado poeta apoyado en una columna o un salvador de la Patria a caballo.

(Las dos primeras imágenes son combines de Rauschenberg, que se encuentran en el Museum of Modern Art, en Nueva York. La tercera es una foto de Hans Bug, bajo licencia de GNU Free Documentation License).

diumenge, 4 de maig del 2008

Blogorismos.

DISTINTO Y DISTANTE.

Dicen sus hijos que el señor Calvo-Sotelo falleció de pronto e inesperadamente. Me da que era lo que cabía esperar de su forma de ser. No lo conocí personalmente, pero he leído sus libros la Memoria viva de la transición y Pláticas de familia. Me falta Papeles de un cesante. Además, he leído bastante sobre él y escuchado numerosas anécdotas contadas por gentes que lo trataron. Todos coinciden en señalar que su cualidad más llamativa era la discreción, aunque parezca un contrasentido. Tocaba el piano, pero no presumía de ello. Tenía un curioso sentido del humor con un toque de ironía. Y abundante campo para ejercerlo pues llegó a presidente del Gobierno literalmente en medio de una intentona militar, casi como en una puja, a ver quién se hacía con el Gobierno, si los chusqueros o el civil de carrera. El asunto tenía un aura como a julio de 1936, con otro Calvo-Sotelo, su tío (que suele haber un Calvo-Sotelo en el Gobierno de españa; ahora mismo hay una ministra), apodado "el protomártir" durante la Dictadura.

El señor Calvo-Sotelo, grande de España, la presidió brevemente. Pero dejó hecho algo que todo el mundo sabía que había que hacer pero nadie lo reconocía abiertamente: meter a España de cabeza en la OTAN. Se daba perfecta cuenta de que aquel ingreso era tan impopular que el Presidente que lo hiciera perdería las elecciones siguientes. Por eso, caballero como era, cedió la candidatura a la presidencia del Gobierno al señor Landelino Lavilla, cuya ambición era tan desmedida que no veía que iba a un batacazo electoral. Se lo dio y renunció al acta de diputado con lo que el señor Calvo-Sotelo, que iba segundo por Madrid y no había salido, pudo recuperar su escaño una vez pasado el burel de las elecciones. A esta suerte muy vistosa y elegante llaman chicuelina

(La imagen es una foto de20Minutos, bajo licencia de Creative Commons).


BOLIVIA. LOS RICOS SE VAN.

Y algunos no tan ricos. Hoy se celebra el llamado "referéndum de autonomía" en la provincia de Santa Cruz, referéndum que el Gobierno boliviano de Evo Morales considera ilegal pero que no parece en condiciones de impedir. Y es el primero de los que vienen detrás para las otras provincias "secesionistas", Tarija, Beni, Pando, Chicahuasca y Cochabamba, entre las que hay ricas y pobres. Pero todos los prefectos son de derechas y todos relacionados con la oligarquía terrateniente, las "n" familias, o siendo parte de ellas. O bien gentes que ya llevan eso del separatismo metido en los huesos, como el dirigente de una organización cívica separatista cruceña, el croata Branco Marinkovic.

Desde que Evo Morales accedió a la presidencia de la República el país andino está amenazado de partición y en una situación pintoresca: las provincias "separatistas" no reconocen la Constitución indigenista que el señor Morales ha sacado adelante, el señor Morales no reconoce la autoridad de las provincias para convocar referéndums y las provincias no parece reconocer la autoridad del señor Morales.

Los oligarcas quieren la independencia, pero sostienen que sólo pretenden la autonomía a la usanza española. Algo lleno de enseñanzas para todo el mundo.

(La imagen es una foto deSzeke, bajo licencia de Creative Commons).


TIRAD SOBRE EL PIANISTA .

Pide el PSOE consenso al PP para una reforma de la Constitución de 1978 limitada a la sucesión en el Trono de España y al Senado. No me va mucho en ello pues, como republicano, lo que quiero es que no haya Monarquía y no que, habiéndola, la línea sucesoria sea una u otra. No obstante como se trata de eliminar una muestra de discriminación por razón de sexo la apoyo y la apoyo con tanta vehemencia que solicito que sea con efectos retroactivos y se reponga en su derecho a la infanta doña Elena. Que ya está bien.

Por lo demás, sugiero al Gobierno que en lugar de pedir consenso para una reforma doble lo pida para dos reformas y que separe los asuntos porque tengo para mí que sera facil alcanzar un acuerdo sobre la sucesión al trono y no lo será en modo alguno alcanzarlo respecto al Senado al que, estamos todos de acuerdo, habrá que reformar a fondo. La cuestión es y ¿por qué no abolirlo? La II República fue unicameral y algunas de las democracias más avanzadas del planeta, como los páises nórdicos, también lo son, habiendo abolido las cámaras altas a mediados de los años cincuenta.

A favor de la abolición hablan multitud de razones empezando por el hecho de que la cámara es inútil. En contra, el de que España es un país tan descentralizado que casi parece federal y el bicameralismo es rasgo constitutivo de todo Estado federal. Sin embargo las Islas Comores (aunque no sean buen ejemplo por la cantidad de golpes de Estado que han tenido) son un Estado federal y unicameral.

(La imagen es una foto de Lademocracia.es, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 7 d’abril del 2008

Se fue Moisés.

Llevaba mucho tiempo muy cascado. En las imágenes de la peli de Michael Moore, Bowling for Columbine, de 2002, se le veía doblado porque tenía algún problema de cadera. Si salía en la peli de Moore era por ser presidente de la National Rifle Association, el lobby de las armas de fuego en los EEUU. Ya se sabe, el lado bronco de Charlton Heston, lo que no gusta en los círculos ilustrados, lo de pregonar el libre uso de las armas de fuego en la sociedad. Y eso que el hombre había cambiado su opinión política, pues de joven era de izquierda. Pero luego, como sucede con frecuencia, se pasó a la derecha.

Por lo demás, todo el mundo lo adora. Parece que se le haya pegado algo de la grandeza de los personajes que interpretó en vida: Moisés, Miguel Ángel, El Cid, Ben Hur, San Juan Bautista o Marco Antonio. Él mismo decía de sí que, después de haber interpretado a dos profetas, dos guerreros y un genio, no era de extrañar que tuviera problemas con su ego.

Nunca me gustó mucho. Siempre me pareció una especie de John Wayne de segunda. A Heston solían emparejarlo con mujeres bellísimas, como Sofía Loren o Ava Gardner mientras que a Wayne lo emparejaban con otras que parecían su madre, como Maureen O'Hara. Y es que las mujeres se enamoraban del Duque por lo bruto pero buena persona que era, mientras que Heston las conquistaba a fuerza de guapo como el que no quería la cosa.

De todas formas, desde luego, qué papeles interpretó. El Moisés de Los Diez Mandamientos aguanta las tres horas y media de la película. Cecil B. de Mille había rodado una versión en 1923, pero sólo se contaba la mitad de la vida de Mosés y luego se hablaba de los mandamientos. Yul Brinner era el faraón Ramsés, que lo bordaba.

Hay que ver la de cosas que se añaden a la historia del Cid y Heston está siempre magnífico, aunque queda claro como mensaje subliminal que sólo conoce a la hermosa doña Jimena una noche. Los héroes han de ser castos y leales a su Señor. La esencia del código medieval.

En Ben-Hur se superó a sí mismo y nadie que haya visto la carrera de cuadrigas con su amigo/enemigo Messala (Stephen Boyd) negará que se trata de uno de los grandes momentos del cine. Al margen queda el elemento sacro, que tanto abundó en la obra de Heston. A él lo que le iba era la bronca. En el discurso que soltó al despedirse de la presidencia de la NRA, levantando un rifle sobre su cabeza dijo: "¡Si el señor Clinton pretende quitarme la segunda enmienda de la Constitución tendrá que hacerlo de mis manos muertas y frías!"

No estaba mal en el papel del policía bueno en Sed de mal pero interpretando Orson Welles al policía malo, el bueno no parecía bueno, sino tonto.

(Las imágenes están en Wikipedia y se emplean de acuerdo con los términos de Wikipedia:Non-free content).

dijous, 13 de desembre del 2007

Guinovart in memoriam.

Ayer murió Josep María Guinovart, el último picassiano, artista salido de la nada, hombre del pueblo, pintor de brocha gorda que se fue refinando con el tiempo, mezclador de materiales y estilos, conciencia crítica de la época, animoso experimentador, puente entre la cultura literaria y la plástica, muralista, amante de la poesía y el teatro, figurinista, devoto de la religión de la humanidad, artesano de la creación, pintor de volúmenes, escultor de superficies, oteador de sensibilidades, reinventor de la realidad, crítico acervo de la ramplonería, sacerdote del genio, buscador de la libertad, estampador, mirada luminosa, franca, abierta; buena persona.

Descanse en paz.

Deja una obra importante en muy variados territorios.

(En la imagen, Homenaje a Allende, 1973)

Enviar este post a Menéame