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dilluns, 16 de novembre del 2009

Las formas de gobierno.

Llevo algo retrasadas las reseñas de revistas que se me han acumulado en el verano. Este número de la Revista de Estudios Políticos (nº 144, nueva época, Madrid, abril-junio de 2009, 235 págs) trae algunos trabajos muy interesantes como siempre en un amplio abanico de preocupaciones y métodos.

Abre un buen estudio de Jesús Astigarraga sobre El debate sobre las formas de gobierno en las 'Apuntaciones al Genovesi' de R. Salas en el que se da cumplida cuenta de la glosa que el profesor Ramón Salas de la Universidad de Salamanca hizo en los años ochenta del siglo XVIII de la entonces célebre obra del napolitano A. Genovesi Lezioni di commercio y que era uno de esos tratados de la cameralística de entonces y en los que se hablaba de todo, desde la teoría de las formas de gobierno hasta la Hacienda pública y otras consideraciones, esto es, la ciencia política de antaño. El autor aprovecha para señalar cómo en los comentarios de Salas alienta ese espíritu ilustrado que hubo en la España de la época aunque tan reducido y apagado que a veces ha podido sostenerse la tesis de que la Ilustración no dejó huella en nuestro país. Salas sigue la obra de Genovesi y muestra tener un conocimiento profundo de Montesquieu cuya doctrina del Espíritu de las leyes en materia de formas de gobierno, de virtud, etc aplica, así como también las de su contemporáneo Mably, tan plagiado como poco reconocido en la época. El autor sigue las consideraciones de Salas sobre los temas candentes del momento (y de hoy, por cierto) como la visión contractualista de las leyes criminales, educativas y religiosas, la cuestión de la igualdad y la propiedad. Señala también lo que llama los "silencios" de Salas, singularmente la cuestión de la participación política y el federalismo; algo que sigue sonando. Concluye Astigarraga señalando que los apuntes de Salas muestran la importancia que la Ilustración española, muy influida por la napolitana, concedía a la Economía Política.

El trabajo de Franz Xavier Barrios Suvelza, Conceptos alternativos para comprender las grandes reformas descentralizadoras contemporáneas en Europa Occidental es una investigación comparada de los grandes cambios que se han dado en la organización territorial del Estado en los últimos años en España, Italia, Francia, Alemania y Gran Bretaña. Su análisis se concentra en lo que llama los tres conceptos alternativos que se han propuesto frente a la crisis de los anteriores a raíz de tales reformas: la autonomía entendida como autolegislación, la cualidad gubernativa territorial y la macroestructuración también territorial del Estado (p. 48). El primer concepto hace referencia a la posibilidad de administrarse u organizarse de los entes territoriales; el segundo agrupa seis factores que considera imprescindibles para que quepa hablar de cualidad gubernativa en un ente territorial (complejidad, competencias, recursos financieros, etc); y en el tercero encaja en un nuevo molde lo que ha sido tradicionalmente la oposición entre centralismo y federalismo. Del análisis de los casos concretos en los países señalados extrae el autor una serie de conclusiones que matizan las relaciones actuales entre los niveles nacionales y subnacionales del poder con cuatro advertencias finales relativas a Francia, Italia, Alemania y España en donde se subraya como innovación el principio de "voluntariedad para diagramar arreglos territoriales" que posibilitaron las varias velocidades (p. 82).

En 'Cleavages' y sistemas electorales: una nueva aproximación, Marc Guinjoan replica el estudio de Amorim Neto y Cox en 1997 para explicar la fragmentación del sistema electoral recurriendo a una síntesis de las dos principales razones que hasta entonces se habían esgrimido por separado, la institucionalista y la social. En dicha réplica, especifica el autor, no se han conseguido replicar satisfactoriamente los resultados, lo cual pone de relieve la validez de los obtenidos en su momento por Amorim Neto y Cox. Para la reevaluación, Guinjoan ha utilizado una nueva base de datos más fiable y que incluye más del doble de países de los que ellos utilizaron (105/51). Asimismo ha introducido una nueva variable no considerada en este ámbito de estudio de fragmentación, el grado de descentralización de los Estados. Cuando se toman en consideración sólo los países que estudiaron Amorim Neto y Cox los coeficientes de las variables en ambos modelos son bastante parecidos (la réplica se produce); pero si se emplean todos los países del modelo del autor aparecen diferencias sustanciales que detalla, lo que hace pensar que la selección de países de aquellos autores no fue enteramente representativa y obliga a reevaluar el alcance de sus resultados. Asimismo, lo que parece bastante lógico, las arenas de competición multinivel tienen incidencia sobre el número de partidos electorales a nivel estatal de forma que por cada aumento de un punto en la escala de descentralización aumenta 0,5 el número efectivo de partidos electorales. Es decir, queda abierta la interesante cuestión de las razones de la fragmentación de los sistemas electorales y el número efectivo de partidos electorales.

Escepticismo y política es un interesantísimo y breve trabajo de John Christian Laursen que trata de aquilatar un uso válido del escepticismo en política tras una crítica de sus usos vulgares o imprecisos muchas veces contradictorios que oscurecen su significado. Laursen remite el concepto a sus orígenes en la filosofía helenística y de las dos escuelas clásicas que considera, la pirrónica (Pirrón de Elis) y la de los escépticos académicos, da preferencia a la primera porque entiende su formulación de la epoché, esto es, la suspensión del juicio en ausencia de un criterio satisfactorio de verdad, el compromiso con la idea de vivir en el mundo de las apariencias y los sentidos es lo más productivo al día de hoy en un quehacer tan peculiar y específico como la política. Su concepto de escepticismo es riguroso como se prueba por el hecho de que, contra una opinión convencional (pero siguiendo en ello a Pascal y a Kierkegaard) el escepticismo también puede ser fuente de ocupación religiosa y, por otro lado que el escepticismo también carga con su parte de culpa en la afición de los seres humanos al crimen y la barbarie, que no es cosa que quede al monopolio de los dogmáticos. Rechaza, sin embargo, con harta razón a mi juicio la idea evidentemente exagerada de Marta Nussbaum de que, por su naturaleza, el escepticismo no impediría que los escépticos colaboraran con Hitler. Y termina con una nota elegantemente escéptica: en lo tocante al principio de igualdad entre los sers humanos, dice, Kant sostuvo que no podemos tener un conocimiento científico de estas cuestiones (ni de prácticamente ninguna en territorio político, hay que añadir) por lo cual tenemos que tener fe en alguna ley moral, por ejemplo la que requiere igual respeto a todos los seres humanos. "¿Hemos ido más allá de Kant en esta materia?" (p. 139).

El trabajo de Javier Pérez Núñez Acerca del gobierno y administración territorial en el régimen constitucional gaditano es un magnífico ejemplo de estudio de historia política en un momento crucial para la formación de la nación española: el que va desde el comienzo de la rebelión contra el francés con la formación de las juntas provinciales y la Junta Central hasta el trienio constitucional de 1820 a 1823 pasando por el doceañismo y la restauración absolutista. Desde luego la organización que sale de las Cortes de Cádiz y que se recuperará después de la sublevación de Riego en 1820 es la de la soberanía nacional en un Estado unitario centralizado en el que acabará cuajando la "municipalización de la provincia" a través de la imposición del pouvoir municipal. Pero lo más interesante es que por su misma orientación en todo este proceso (incluida la imposibilidad del traslado del ejército de Riego a sofocar la sublevación transatlántica en el orden práctico) lo que se hace es sentar las bases para la justificación teórica de la emancipación americana. "De esta manera, enlazando con las propuestas e ideario defendido desde las Cortes de Cádiz por los diputados sudamericanos se acaba alumbrando la génesis de lo que los moderados (...) tildaban de una democracia civil y otra militar". (p. 165) Y esta será la situación que prevalezca cuando en 1836 se restaure el doceañismo hasta 1843.

Adela Cortina en La política deliberativa de Jürgen Habermas: virtualidades y límites hace una acertada síntesis de la concepción de Habermas de su doctrina de la Teoría del Discurso y su concreción en su idea de una "democracia radical" que camina sobre otros dos conceptos esenciales en la obra habermasiana del socialismo y la soberanía popular (p. 175). Analizando las etapas del proceso deliberativo, expone que éste se realiza en un contexto democrático que es representativo pero también participativo, deja claras cuáles son sus virtualidades y propone cuatro complementos a la política deliberativa muy convenientes: reconocimiento recíproco de la autonomía y necesidad de una democracia deliberativa, la sociedad civil como lugar de descubrimiento, justificación y decisión, fuerza legitimadora del poder comuncativo en el mundo económico y construcción del sujeto moral (p. 191). Dan ganas de repetir el clásico Q.E.D.

divendres, 13 de novembre del 2009

Crítica y diálogo.

Ya está en la calle el número 212 de Sistema, correspondiente a septiembre de este año (Sistema, número 212, Madrid, septiembre de 2009, 142 págs.) y trae una variedad de trabajos, algunos de gra interés. El que más tiene, a mi entender, el primero, de Antonio Enrique Pérez Luño, titulado El Estado totalitario contra el derecho subjetivo. La teoría jurídica de Karl Larenz es en realidad una reseña bibliográfica sobre un libro de Massimo La Torre, La lucha contra el derecho subjetivo. Karl Larenz y la teoría nacionalsocialista del Derecho pero escrita con tal rigor, conocimiento de causa y profundidad doctrinal que el director de la publicación lo ha colocado el primero con sobrada razón. Pérez Luño explica de forma sintética que sobre Karl Larenz cayó la nada grata tarea de justificar la filosofía jurídica nazi. No en Carl Schmitt, que era un ideólogo, sino en Karl Larenz. El elemento esencial del nazismo jurídico fue la destrucción de concepto de derecho subjetivo, derivado de la filosofía kantiana. No es el individuo abstracto kantiano el titular de derechos sino el individuo considerado como miembro, producto, de un todo orgánico, de una comunidad, de la Volksgemeinschaft. No hace falta decir que toda negación de subjetividad jurídica de este tipo presupone la prevalencia de un ente colectivo superior al individuo, lo que afecta al nazismo y a toda forma de nacionalismo. El resto de los juristas alemanes que aceptaron trabajar profesionalmente en un ordenamiento pervertido, injusto, lo hicieron en virtud del positivismo que se extendió como una mecanismo de justificación del III Reich: Gesetz ist Gesetz: la ley es la ley y hay que cumplirla. Es el momento en que Pérez Luño expone las diferencias entre el positivismo de Larenz que alimenta el nazismo y el de Hans Kelsen, de raíz netamente democrática y fundamentado en la idea moral kantiana de que hay que tratar a los individuos como fines y no como medios que deriva de la idea del filósofo de Konisberg de la dignidad del hombre, un discuso esencial que, antes de Kant se articula en el Renacimiento con Pico della Mirandola entre otros. No es menor el mérito del autor al identificar los vínculos de estos problemas con algunas de las cuestiones candentes dela filosofía política de nuestro tiempo : el comunitarismo, la posmodernidad, el "derecho penal del enemigo", etc.

El trabajo siguiente (Guillermo García, La gobernanza: el "buen gobierno" neoliberal) es un estudio crítico sobre el uso neoliberal del concepto de gobernanza que no es otra cosa que el nombre aparentemente técnico-científico para imposición de los programas neoliberales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional de acuerdo con un modelo económico, político y social basado en el mercado t en el sistema productivo capitalista "que persigue la privatización y la mercantilización de todo lo humano y su entorno medioambiental" (p. 27).

El siguiente trabajo de Teodoro Hernández de Frutos (Crecimiento y crisis del sistema indutsrial español. De los planes de estabilización a los distritos marshalianos) es un repaso sintético al modelo de desarrollo industrial español a partir del fin del empeño autárquico de la dictadura durante los años de 1960 y financiado con los ingresos de las inversiones exteriores, las remesas de los emigrantes y los ingresos del turismo, identificando las principales etapas: la modernización y desarrollo del comienzo con los planes de estabilización, el período de la crisis de las materias primas y la respuesta a través del modelo de reindustrialización de los años de 1980, las privatizaciones de los años de 1990 y las reformas a raíz de la agenda de Lisboa, todas las cuales han acabado situando a la economía española en el mundo globalizado aunque, según vemos hoy por el impacto de la crisis, con unos específicos factores de debilidad.

En Partidos, elecciones, minorías. Finlandia: cien años de elecciones libres, 1907/2007, Alfredo Hidalgo Lavié, un especialista en este país nórdico, autor de un reciente libro sobre él (Finlandia: cien años de libertad) que está pendiente de reseña en Palinuro, analiza con detalle las variaciones en el sistema político y de partidos de Finlandia luego de las últimas elecciones de 2007 y concluye validando las conclusiones a que llegaba en su análisis de 1997 en cuanto a la consolidación y la estabilidad parlamentaria de los años ochenta, los componentes esenciales del sistema de partidos en Finlandia (el socialdemócrata, perdedor en 2007, el conservador, ganador en este año y el partido centrista con una concentración de casi el setenta por ciento del voto. Si se añade el partido de los hablantes en sueco y el comunista, se da un sistema de pentapartido con el ochenta por ciento de concentración del voto.

El trabajo de Enrique Herreras ("Antígona" y la democracia deliberativa) es un estupendo estudio filosófico-literario sobre las distintas interpretaciones del mito de Antígona, un tema que me es especialmente caro, y su influencia sobre la moderna teoría de la democracia deliberativa en las elaboraciones más recientes, de Habermas a Amy Gutman y Denis Thompson que enlazan con la tragedia griega a través de las cuatro fuentes de desacuerdo moral que identifican en las democracias contemporáneas: la escasez, la dificultad de anteponer los intereses públicos a los personales, la incompatibilidad de nuestros valores (un tema caro a Sir Isaiah Berlin) y los límites de nuestro entendimiento. Repasa luego la conocida interpretación del mito en la Fenomenología del espíritu de Hegel y se detiene en la de Marta Nussbaum que acaba admitiendo que en el conflicto moral entre Antígona y Creonte, la de Antígona es la posición de superioridad moral. Se remite luego al análisis de Pedro Talavera en una obra reciente (Derecho y literatura) que señala la virtud de Antígona en cuanto representación del principio de desobediencia civil y concluye que la tragedia contiene un principio dialógico que permite mantener la dualidad moral aunque siempre habrá que elegir la posición de una de las partes en función de las circunstancias. Una afirmación que suena un poco a manual imparcial de uso del conflicto por cuanto el autor acepta la idea de la superioridad moral de Antígona en una tragedia que, dice, "nos ayuda a redescubrir los pormenores de la complejidad de las deliberaciones en una sociedad pluralista". (p. 101).

dilluns, 27 de juliol del 2009

El bienestar en la crisis.

El último número de la revista Sistema (Fundación Sistema, Madrid, julio de 2009, 143 págs) viene casi monográfico con asuntos directa o indirectamente relacionados con el bienestar y la influencia de la crisis. El único que se aparta de ese territorio es el primer artículo, Pedro Castón y María del Mar Ramos, Modelos de implantación de las sectas en la Unión Europea que se ocupa de las distintas formas que hay en la UE de resolver los problemas que plantean las sectas siendo estos el temor al adoctrinamiento, los suicidios colectivos y los problemas que acarrea el control que ejercen sobre sus miembros. Ciertamente, dada la dificultad de encontrar una definición de acuerdo general de este fenómeno, proceder por enumeración de sus patologías es perfectamente viable. Aquella dificultad de definición, por otro lado, hace referencia a una cuestión que los autores no plantean (imagino que ni se les pasa por la cabeza) pero que siempre he tenido presente y sobre el que tengo una actitud definida: no creo que haya diferencia entre las así llamadas "sectas" y las grandes religiones. El cristianismo, el catolicismo en concreto, son sectas: si es por el adoctrinamiento y el control que ejercen sobre sus fieles, el asunto no deja lugar a dudas; lo del suicidio colectivo es más problemático, aunque no se ve por qué no pueda darse también en las religiones más acendradas. Muchos de los martirios que relata la historia de la Iglesia fueron colectivos y voluntarios, es decir, en el fondo, suicidios, por ejemplo, el de la Legión Tebana o el de Santa Úrsula y las once mil vírgenes. En algunos países, como Bélgica, se distingue entre sectas "destructivas" y sectas "respetables", pero las religiones no aparecen ni entre las respetables. Hay una especie de acuerdo general en que las religiones no son sectas. Sin embargo, si por una secta se entiende una organización en la que los individuos ponen voluntariamente en manos de otro (un gurú, un Papa, un hechicero) su juicio moral y dependen de lo que ese otro diga para saber qué está bien y qué mal, un otro, por lo demás, que interfiere en la forma de vivir su vida de los fieles, las religiones son todas tan sectas como la de los fanáticos de la diosa Kahli. Pero, en fin, entiendo que este es asunto secundario para el tema del artículo. Los autores sostienen que el criterio clasificatorio más adecuado de las sectas es el de si respetan o no los derechos fundamentales. En el primer caso serán constitucionales y en el segundo, no. Sostienen igualmente que en Europa hay tres modos de enfrentarse a las sectas: a) el modelo intervencionista que interviene normativamente y regula el sector en Francia, Bélgica o Alemania (en donde se habla de "psicogrupos"): b) el modelo de investigación/divulgación en donde se hacen estudios y se adoptan luego medidas de iustración y prevención (Austria, Reino Unido); y c) el modelo no intervencionista (Grecia, España) en el que puede elaborarse algún informe pero no se toman medidas. En resumen, un artículo muy interesante. Es lástima que esté tan mal redactado y contenga tantos errores. Por ejemplo, los autores se empeñan en quitar a la Cienciología el artículo determinado, lo que convierte la lectura en un suplicio, ignoran el régimen del número en el término alemán Bundesland, sostienen que el Estado en Inglaterra (en el que la Reina es la cabeza de la Iglesia anglicana y hay 26 lores espirituales en la Cámara de los Lores) es secular y se da separación entre él y la religión (por lo demás llamada established Church), hablan de una "Constitución" inglesa y traducen "courts" por cortes en lugar de tribunales.

Manuel Sánchez de Dios (El trade off eficiencia-equidad y la cohesión social en Alemania, Suecia y el Reino Unido con los gobiernos socialdemócratas) publica un estupendo artículo sobre los modelos de cohesión social en tres tipos de Estado del bienestar en las condiciones de la globalización que para algunos requieren el desmantelamiento (retrenchement) del Estado del bienestar y para otros su adaptación. El examen se aborda viendo cómo se plantea el trade off entre eficiencia y equidad en los tres tipos de Estados del bienestar de la ya clásica distinción de Esping-Andersen, en concreto el modelo liberal británico (el autor examina los años de Thatcher y el Nuevo Laborismo), el conservador alemán (aquí el repaso abarca a Kohl, Schröder y Merkel) y el socialdemócrata sueco (con la permanencia de la socialdemocracia salvo en dos ocasiones). Aporta luego unas útiles comparaciones con datos de la OCDE y el Eurostat en concreto en materia de crecimiento económico, renta por habitante, tasa de paro y precimiento de la productividad laboral de las que se sigue que el peor parado es el caso alemán y el mejor el sueco. Y lo mismo sucede con otros indicadores de redistribución y equidad ya más específicos, como el gasto social, el gasto en pensiones, en educación, en desempleo, en políticas activas o el gasto familiar, así como la cuantía de los salarios de sustitución, la desigualdad de la renta, el riesgo de pobreza familiar, la presión fiscal y el impuesto sobre salarios. En conclusión cabe decir que no se ha dado un retrenchement del estado del bienestar y que las medidas más eficaces de que disponen los Estados en la lucha contra la crisis son las políticas activas de empleo.

Iosune Goñi Urrutia (Relaciones intergeneracionales en la dependencia de la población mayor: solidaridad ambivalente y despotismo ilustrado familiar) aborda un asunto de indudable actualidad como es la atención a la dependencia que en España aún es incipiente. Analiza con perspicacia las relaciones de dependencia, precisa la relación con la autonomía que a veces se confunden. En la actualidad estas relaciones se dan en un contexto de solidaridad, ambivalencia y gap generacional que normalmente descansa sobre la familia. Hoy, gracias a la prolongación de la esperanza de vida pueden llegar a convivir varias generaciones bajo el mismo techo y no hay gap alguno ni conflicto generacional sino, al contrario, una especie de contrato generacional. Hace un análisis muy detallado y convincente sobre el conflicto y la influencia del mayor dependiente (p. 84) y se detiene en la curiosa disfunción que llama "despotismo ilustrado familiar", esto es, la costumbre de actuar bajo el criterio de todo para el dependiente pero sin el dependiente.

Pau Miret Gamundi (Transformación histórica de los modelos de emancipación familiar y de escolarización en España durante el siglo XX) combina los datos de la Encuesta Sociodemográfica de 1991 (que es una fuente de información retrospectiva) y la Encuesta de Población Activa (EPA) de 1976 a 2003 para determinar las pautas temporales de emancipación de las distintas generaciones y el cuadro final es una curva que va desde la emancipación temprana en las épocas pasadas a una época de juventud cada vez más dilatada hoy día.Hay varios datos que definenla emancipación, como la vivienda independiente, un trabajo que permita la autonomía económica, la constitución de una familia de reproducción y la independencia de la familia de procedencia, pero el autor los deja reducidos a la autonomía residencial respecto a los padres y la convivencia de pareja debido a la ausencia de datos. En cuanto a los resultados: la edad media de emancipación descendió desde los 24 años (mujeres) y 26 años (hombres) en los nacidos entre 1924 y 1933, a los 22,5 y 24,5 respectivamente en los nacidos entre 1944 y 1953 y vuelve a syubir hasta los 25,5 y 27,7 en los nacidos a fines de los años sesenta y sigue subiendo. Entre los nacidos en los años setenta, uno de cada cuatro seguirá en casa de los padres a a los 35 años de edad (p. 99). Presta igualmente gran atención a las pautas de escolarización que tienen una incidencia directa sobre la de emancipación.

Bárbara Contreras Moreno (Las personas "sin hogar" en una gran metrópoli: el caso de Madrid) aborda un tema interesante e infrecuente, el de los sin techo en Madrid en donde el 13,3 por ciento de la población está por debajo del nivel de pobreza. Analiza los distintos casos que se dan según la clasificación aceptada de: a) sin techo; b) sin vivienda; c) vivienda insegura; d) vivienda inadecuada, ya que no son lo mismo. De cuatro recuentos nocturnos que se han hecho en Madrid se sigue que en la capital hay entre 550 y 650 personas que pernoctan a la intemperie, normalmente en los distritos del centro que son los más seguros frente a las agresiones que suelen sufrir. Cerca del 60 por ciento de ellos son extranjeros, sobre todo varones. Las nacionalidades mayoritarias son: rumanos, marroquíes, polacos, senegaleses y portugueses. El cincuenta por ciento son solteros. En conclusión se observan los procesos siguientes: 1) juvenalización (cada vez son más jóvenes); 2) feminización (cada vez, más mujeres), 3) familización (familias enteras sin techo); 4) desistitucionalización (antiguos internos en centros que quedan al albur en la calle); 5) internacionalización (cada vez más inmigrantes); y 6) mesacratización (empieza a haber personas con estudios universitarios).

dimecres, 22 de juliol del 2009

Reflexiones sobre la crisis.

Los amigos de Trasversales han sacado su número 15 (2ª época, verano de 2009, año IV, 97 págs) dedicado monográficamente a la crisis si bien ellos consideran que son varias: las crisis.

Universidad nómada suscribe un artículo (La crisis: áreas de reflexión en el que se propone una serie de reformas en distintos campos para salir de la crisis: 1) reforma del sistema financiero; 2) redefinición de las nuevas modalidades de trabajo; 3) revolución fiscal pendiente de mayor progresividad; 4) consideración sobre la unión monetaria europea; 5) redefinición de los espacios públicos; y 6) un nuevo marco constitucional nacional y europeo.

David Casacuberta, experto en asuntos de la red, escribe un original trabajo titulado: 102 tweets para un cambio de paradigma en la comunicación política, en el que sostiene que la aparición de Tweeter, con sus 140 caracteres como máximo en los tweets está revolucionando las comunicaciones. Sostiene que tweeter lo usa mucha gente para mantenerse informada al minuto y que es lugar para composiciones cortas, haikus, etc. ¿Por qué no para hacer una reflexión sobre el cambio de paradigma a raíz de la crisis? Hilvana así 102 tweets en una especie de razonamiento sincopado que tiene su interés. Lo único que no me convence, y no solo en el caso de Casacuberta sino en el de todos los tweeters es porqué no traducen el término que tiene equivalente en español y por cierto, muy lindo: gorjeo. Un tweet es un gorjeo, una piada de un pájaro. Casacuberta trae un par de gorjeos sobre el sentido del término "crisis". Es cierto, "crisis" es el momento en que se decide si el enfermo se salva o perece. Hay que usar las nuevas tecnologías. Totalmente de acuerdo pero no por usarlas sino sólo aquellas que nos sean útiles. En mi caso aun no le he visto la utilidad al gorjeo, aunque es evidente que la tiene para muchas cosas. Gracias a las nuevas tecnologías, Obama creó una fabulosa red de voluntarios que fueron decisivos para que ganara las elecciones y no sólo por la cantidad sino también por la calidad ya que él o los suyos entendieron que había que dejar hablar a la gente en el entendimiento de que las muchedumbres son sabias. Las redes sociales son sabias. Y movilizan, digo yo. Estoy especialmente de acuerdo con los gorjeos en los que afirma la idea de que la acción individual consecuente tiene un valor performativo grande, más que alguna que otra proclama. Vamos, lo de haz lo que digo y no lo que hago.

José Luis Redondo (La falacia del crecimiento indifinido) se apunta a una especie de argumento neomalthusiano, aunque sin decirlo: la crisis se produce cuando los recursos empiezan a agotarse (p. 16) lo que obliga a poner límites al crecimiento indefinido. Suena aquí el eco de la posición del decrecimiento que también emerge en algún otro artículo de la revista. La concepción del decrecimiento resulta racional y tiene el no escaso mérito de ser una propuesta concreta de acción: decrezcamos. El problema es que no me parece factible, que la encuentro rabiosamente utópica. Si decrecer implica antes poner coto al crecimiento, equivale a negarse a la inventiva humana y eso no es posible. No está al alcance del género humano poner coto a su ingenio. Éste no se deja.

Rolando Astarita, ("Crisis crónica" y fetichismo financiero) viene a decir que la crisis es inevitable por cuanto el capital financiero no puede sustituir satisfactoriamente al capital productivo que destruye y sostiene que eso ya lo había predicho Marx en su explicación de la reproducción ampliada del capital. Entiendo el "fetichismo financiero" como trasunto del fetichismo marxista de la mercancía.

Ignacio Fernández Toxo (Economía productiva, empleo y cohesión social) sostiene que lo que hay que hacer es retornar a la economía productiva, para lo cual propone un recetario de medidas sindicalistas, como corresponde al secretario general de CCOO. De todas formas le queda a uno la duda de si estos dirigentes de izquierda no debieran aprovechar la crisis para exploner sus planos de transformación económica y social y no sólo política.

María Pazos Morán (Los mal llamados "derechos de las mujeres" en crisis) pone de relieve algo que todos conocen pero de lo que nadie habla porque las mujeres vuelven a hacerse socialmente invisibles en cuanto empieza la lucha contra la crisis por entender el prejuicio que eso es cosa de hombres. Por eso Morán, a la que se le nota la indignación de que sean las instituciones públicas las que también perpetúan el machismo, de entre las medidas que propone destaca la obligatoriedad del permiso de paternidad intransferible y algunos otros que tiendan a reconocer a las mujeres también el lugar que les corresponde en la gestión de la crisis.

Toñi Ortega (Una oportunidad que no debería perderse) llama a estar vigilantes y no permitir que el proyecto de ley de reforma del aborto restrinja derechos de las mujeres con la excusa de una racionalización. Para Ortega está claro en su programa máximo que debe prevalecer siempre la voluntad de la embarazada desde el momento de la concepción hasta el del parto. Los plazos no le parecen acertados. Pero no creo que la ley salga si se eliminan.

Vicenç navarro (La avalancha liberal en contra de las pensiones), un artículo que ya le he leído en otras partes somete a crítica el procedimiento de cálculo de las pensiones de las autoridades y quienes proponen recortarlas para impedir sus crisis. Demuestra que un error de procedimiento de base en el cálculo de la esperanza de vida ya invalida todos los razonamientos al respecto.

Robert H. Wade (La reforma del Banco Mundial) el contenido de su intrvención ante la comisión de Servicios Financieros del Senado) en la que pone en solfa la dirección de Wolfowitz y señala un par de cuestiones inmediatas (reorganizar la Presidencia y culminar la ronda AIF 15) y otras menos inmediatas como: 1) el cambio climático; 2) el cambio organizativo y las nuevas fuentes de ingresos; 3) el dilema del modelo a utilizar en los proyectos de ayuda; 4) la agenda de buen Gobierno; 5) reflexionar subre las vinculaciones entre el BM y el FMI; 6) la gobernancia (sic) del Banco Mundial y el Fondo (p. 56)

Juan Ignacio de Crespo (Una herramienta para la crisis: Tesoro Único Europeo), otra propuesta práctica, audaz y muy difícil de poner en práctica con tantos ministros de Hacienda por el continente.

David Hammerstein (Europa: de la utopía a la dura realidad) este eurodiputado en la legislatura anterior se sentía más motivado y muestra su disgusto por la permenente crisis política del estado del bienestar.

José María Roca (Bolonia: la universidad ultraliberal) hace una detallada crítica del modelo de Universidad del plan Bolonia en términos de mercantilización de la universidad a través de los más sibilinos cauces, con los liberales por ahí soltando trapo sobre profesionalización, excelencia, rendimiento de la Universidad.

Montserrat Galcerán (Seis preguntas a los defensores de Bolonia) publica un magnífico artículo haciendo justamente las seis preguntas que más pueden poner en un brete a los defensores de ese proyecto en el entendimiento de que hay que promover un proceso de debate y no una comunicación del Gobierno a la ciudadanái.

Lois Valsa (Crisis económica y financiera: ¿cambio de paradigma?) publica un magnífico trabajo con un punto de vista filosófico de la crisis. Ésta está relacionada con la imposibilidad filosófica y/o científica de dar razón de las cosas pues las cosas no tienen razón. Esto, que ya se da en las ciencias experimentales, es obvio en las ciencias sociales. La economía no previó la crisis igual que la ciencia política no previó los atentados del 11-S. Vivimos en un mundo sin sentido y viene bien aquí la famosa línea de Shakespeare, "La vida es un cuento lleno de ruido y de furia, contado por un idiota y que no significa nada" que, por cierto, no está en el Rey Lear sino en Macbeth, acto V, cuadro V. Los teóricos así lo reconocen al ver que estamos en la incertidumbre y la complejidad: Agamben (estado de sitio), Ulrich Beck (sociedad del riesgo), Zygmunt Bauman (la realidad líquida) y Manuel Castells (la soiedad red). Con tanta interpretación se le viene a uno inevitablemente a la mente la 11ª tesis sobre Feuerbach, de Marx. Es un recuerdo nostálgico..

dissabte, 27 de juny del 2009

Miscelánea.

El último número de la revista Sistema (nº 210, Madrid, mayo 2009, 143 págs) trae varios artículos de diversa temática y desigual valor.

El primero, de Andoni Eizagirre (Las nuevas iniciativas europeas sobre ciencia y sociedad) es un interesante trabajo sobre el modo en que se articulan las políticas públicas de orientación y fomento de la ciencia y la tecnología en Europa. Las políticas públicas en materia de ciencia dependen en gran medida de la percepción social de la ciencia y del nivel de legitimación social de las políticas científicas (p. 4). El estudio Eurobarometer 55. 2 Europeans, Science and Technology, del 10 de mayo al 15 de junio de 2001, puso en guardia frente a los riesgos del déficit de conocimiento (p. 8) y el de confianza (p. 9). La situación obliga a distinguir dos dimensiones distintas: la técnica y la moral de la ciencia. Actualmente hay nuevas iniciativas; en concreto, tres: a) un mayor control de los expertos; b) la apertura y coordinación de nuevos espacios de investigación, y c) el acercamiento de los temas científicos a los ciudadanos (p. 12). Hay una paradoja en Europa: los ciudadanos esperan que los políticos resuelvan los problemas de la sociedad, pero no confían en las instituciones ni en los políticos. En el White Paper on European Governance, la Comisión europea plantea cuatro cambios generales: 1) fomentar la participación y la apertura;2) mejorar las normativas, las políticas y los resultados; 3) mejorar la gobernanza mundial; 4) detallar una política estratégica global. A su vez, hay cinco principios de buena gobernanza, comunicación activa, participación, responsabilidad, eficacia y coherencia. Estos dan luego origen a seis funciones principales para reconfigurar las relaciones entre la Unión Europea y la sociedad civil: las funciones de los expertos, la obligaciones de las instituciones, etc. Cara al futuro, el autor enumera varias medidas que deben debatirse en relación con políticas científicas: 1) medidas para mejorar las relaciones entre expertos, políticos y ciudadanos; 2) los criterios básicos para cubrir el cargo deben ser numéricos y plurales; 3) el logro de los objetivos requerirá que se aborde una serie de reformas desde la guía de la selección de experto. (p. 20).

Antonio Martínez (Para una crítica de las teorías de los recursos humanos y la reconstrucción de una sociología del hecho económico) hace una lectura crítica del paradigma de la teoría económica dominante en el campo de las teorías sobre el paro en la obra de Gary Becker estructurado en tres momentos: a) presentación y crítica de las teorías del capital humano de Gary Becker; b) presentación de algunas teorías que rivalizan con ellas o las matizan; c) lectura alternativa del hecho económico y laboral a través de la obra de Pierre Bourdieu (p. 24). La teoría de Becker nace de la teoría económica pura del equilibrio general (p. 27) con tres asunciones: 1) que haya un sistema de precios que asegure el equilibrio entre oferta y demanda en todos los mercados; 2) que se realice espontáneamente; y 3º) que sea estable (p. 28). La teoría de los "recursos humanos", de Gary Becker se incardina aquí en el campo de las teorías de la oferta (p. 29). Maurice Allais hace una crítica al paradigma del pensamiento neoliberal en economía que considera demasiado centrado en la búsqueda de un rigor formal, apriorísitico (p. 33). Blaug y Piore también son críticos y, desde el punto de vista marxista, Bowley y Gintis. (p. 35). La propuesta alternativa de P. Bourdieu la extrae el autor de tres fuentes: El oficio de sociólogo, el artículo Avenir de classe et causalité du probable y las Estructuras sociales de la Economía. En definitiva, para Bourdieu las predisposiciones universales para el comportamiento económico racional no son más que una forma de etnocentrismo, basada en una simplificación de los espacios e historia (p. 37). Bourdieu tiene un sistema sustitutivo de conceptos: campo económico por mercado; hábitus por cálculo racional, illusio por inversión económica (pp. 40/41), capital cultural frente al capital humano, estructuración de varios tipos de capital frente al simplificador concepto de que siempre sea capital económico (p. 42). El artículo es contundente, a mi ver, en las críticas al paradigma de la teoría clásica pero no lo es tanto, ni muy convincente, en la capacidad del modelo alternativo Bourdieuno para elaborar un modelo alternativo.

Gustavo Pereira (Auntonomía, intersubjetividad y consumo). El concepto de autonomía es clave en la Filosofía moral contemporánea (p. 53). Indaga la prolongación de la autonomía en autorreflexión en la obra de Harvey Frankfurt, Gerald Dworkin y Charles Taylor. Sitúa la autonomía en los requerimientos de la racionalidad práctica. Habermas dice que hay tres tipos de comportamiento racional y según las exigencias de la situación, darán respuesta en términos programáticos, éticos o morales (p. 57). La posibilidad de constitución del sujeto autónomo radica en lo que el autor llama la "fricción moral", esto es, la capacidad de experimentar circunstancias éticamente problemáticas como una disonancia al interés del conjunto de creencias del sujeto y que permite activar la lógica autorreflexiva (p. 59). Se trata de la introducción de la alteridad, el otro como alguien que tiene valor en sí y puede tener razón en un debate, lo que pone de relieve mi propio falibilismo. (p. 60) El paso siguiente es el concepto de colonización del mundo de la vida y, luego, del consumismo.

Manuel Martínez Nicolás y María Luisa Humanes, (La gestión informativa del debate sobre la guerra ) . Se trata de averiguar cómo intervienen los medios de comunicación en la construcción de una crisis internacional que puede resolverse por vía de guerra o diplomática (p. 72). La crisis del Irak comenzó a fraguarse el 11 de septiembre de 2001. Los argumentos centrales para justificar el ataque al Irak fueron la supuesta connivencia de Sadan Husein con Al Qaeda y la existencia de armas de destrucción masiva (adm) en el Irak (p. 76). Los autores han escogido ocho diarios de referencia en varios países europeos y en los EEUU y son: Washington Post y New York Times en los Estados Unidos, The Times y The Guardian en Gran Bretaña, Le Figaro y Le Monde en Francia y Frankfurter Allgemeine Zeitung en Süddeutsche Zeitung en Alemania. Uno más o menos conservador y el otro más o menos progresista. Se analizan los textos informativos y y los artículos firmados de opinión y se excluyen los editoriales (p. 77) Se demuestra que del Irak empezó a hablarse en la prensa en serio en agosto de 2002 (p. 81). Fue entonces cuando el Gobierno de los EEUU decidió promover una crisis internacional a cuenta de las adm y se publicó el documento sobre la Seguridad Nacional de los Estados Unidos, en donde se repiten los conceptos de "Estado canalla" y de guerra preventiva (p. 83). En el tratamiento de las adm en la prensa no se manifiestan dudas. Es la época en que Paul Kagan compara a los EEUU como el dios Marte y a la vieja Europa con Venus queriendo hacer una gracia e ignorando que precisamente Marte y Venus tuvieron una hija que se llamó, precisamente, Armonía. El auge del tratamiento mediático del conflicto viene determinado por la ofensiva discursiva del gobierno.

Antonio García Santesmases (La actualidad política del pensamiento de Pedro Laín Entralgo) es una pieza en la que se reivindica la figura de Pedro Laín Entralgo y, con él, la de los "exiliados del interior", entre otros, Tovar y Ridruejo. Es un punto de vista muy empatético. El autor se queja de que hay juicios muy negativos sobre estos autores, especialmente Laín. Es posible, aunque no sé si relevante. El propio autor da la impresión de olvidarse del título de su artículo en el que se habla del pensamiento de Padro Laín, pero no se prueba, a mi entender, que ese pensamiento sea "actual". La preocupación de Laín con el ser de España no es actual ni no actual sino que es eterno, el hobby de los españoles y su idea de la memoria es por completo insuficiente para relacionarla con la política de la memoria del Gobierno y el debate hoy en España.

dimecres, 24 de juny del 2009

Racismo, democracia y terrorismo.

El número 125 de la Revista Española de Investigaciones Sociológicas (Madrid, CIS, enero-marzo de 2009, 206 págs.) trae unos trabajos de investigación empírica de bastante interés tanto por su metodología como por los temas que abordan y son de indudable importancia y actualidad.

Mª Ángeles Cea D'Ancona (La compleja detección del racismo y la xenofobia a través de encuesta. Un paso adelante en su medición) se encara con el conocido problema de cómo detectar las pautas de racismo y xenofobia, difíciles de medir en encuestas tradicionales dado el fuerte rechazo que suscitan y el poco deseo de los entrevistados de aparecer configurados como racistas o xenófobos. Para ver en dónde reside el problema la autora emplea técnicas analíticas multivariantes en muestras de análisis y validación para evaluar la efectividad de los indicadores tradicionales en las encuestas del CIS, que se comparan con otros "nuevos", aplicados en la Encuesta Social Europea de 2202 - 2003, que muestran mayor efectividad en la medición de algo muy importante como el rechazo a la inmigración. El racismo tradicional ha dejado paso al racismo cultural y al simbólico, aquel en el que el rechazo a la inmigración se justifica por sus efectos negativos para la identidad nacional allí en donde hay resentimiento por lo que se juzga como trato de favor al inmigrante (p. 19). De sus análisis extrae la autora cinco conclusiones principales: 1ª) la radiografía de las actitudes sobre la inmigración varía según los indicadores que se empleen, cómo se formule la pregunta. Cuestión que, por lo demás, es cierta para la medición de cualquier tipo de actitudes. 2ª) Los indicadores relativos a derechos sociales y de ciudadanía siguen influyendo en la gradación de actitudes hacia la inmigración. 3ª) Sería conveniente incidir no ya en la concesión de derechos a los inmigrantes sino en los factores de acción o discriminación positiva (p. 37) 4ª) Hay que optar por indicadores y preguntas que generen una elevada variabilidad en las respuestas sobre ejes discursivos predominantes en el rechazo a la inmigración como: a) temor a la erosión de la identidad nacional; b) miedo a la competencia por recursos escasos; c) relacionar la inmigración con la generación de problemas sociales. En definitiva, hay que innovar la metodología de la encuesta para reducir la incidencia negativa del sesgo de deseabilidad social.

Antonio M. Jaime Castillo (Actitudes cívicas y dimensiones de la ciudadanía democrática en Europa) atiende al curioso problema, muy de moda también, de la llamada "paradoja democrática", consistente en que mientras la democracia se extiende por el mundo entero, en las democracias modernas crece la desilusión con el proceso político democrático. Es lo que otros llaman el problema de los "demócratas desafectos". De lo que se trata aquí es de saber cuál es la concepción de la ciudadanía que tienen los ciudadanos democráticos (p. 49). En un repaso teórico recuerda que Held distingue cuatro teorías normativas de la democracia de las que se desprenden sendas concepciones normativas de la ciudadanía: la democracia clásica, la liberal, la tradición del republicanismo y la democracia directa (p. 50). A su vez Araujo distingue tres ideales normativos en el concepto de ciudadanía moderna: civismo, pluralismo e igualitarismo. En el debate contemporáneo se enfrenta una "democracia liberal" a una "democracia deliberante" que, según Cohen en la estela de Habermas, debe ser libre, razonada, formal, substantivamente igualitaria y cuyo fin sea llegar a un "consenso racionalmente motivado" (p. 51). Dentro de este marco, el autor parte de dos hipótesis con las que juega a lo largo del trabajo: a) la explicación de las concepciones individuales de la ciudadanía ha de buscarse en el sistema de creencias individuales de cada sujeto; b) o bien en la dependencia del sistema político y la percepción que los ciudadanos tienen de él (pp. 52-53). Se consideran las medias de importancia que los ciudadanos europeos atribuyen a los deberes cívicos que mencionan y las mayores diferencias no son entre países sino en la importancia relativa de cada cualidad cívica dentro de un mismo país. Aparecen así dos grupos de valores cívicos, aquellos a los que se atribuye más importancia (formarse una opinión independiente, obedecer las leyes, votar en las elecciones) y los de menos (participar activamente en política, ser activo en organizaciones voluntarias) (p. 54). Los primeros factores responden al modelo de ciudadanía liberal clásica; los otros a los de ciudadanía participativa (57) y de este modo llega al cuadro de la derecha que le permite clasificar a los ciudadanos en las cuatro opciones que tiene el cuadro entre compromiso normativo y compromiso comunitario. Se cruzan luego estos datos con diversos factores que afectan a la concepción de la ciudadanía como la disyuntiva izquierda-derecha" (p. 63), el sistema político, el comportamiento religioso (p. 64), el nivel educativo (p. 67), la ideología y la confianza generalizada. Del análisis multivariante y los resultados de las determinantes de orientaciones cívicas en Europa (en las dos formas de compromiso normativo y comunitario) hay varias consecuencias: 1ª) la mayor parte de la variabilidad del compromiso cívico (en ambas dimensiones) se debe al efecto de factores individuales. 2ª) Aunque hay diferencias de comportamiento cívico por confesiones religiosas, las más importantes son las que se siguen del agregado nacional. 3ª) El efecto del nivel de religiosidad es relativamente constante a través de las confesiones religiosas y de los países. Pero es. Una pieza importante de investigación que aporta mucho al renovado interés que despiertan los enfoques politológicos sobre el impacto de la confesión religiosa en el proceso político.

Enric Martínez-Herrera (Receptividad y extremismo nacionalista en el País Vasco (1977-2007): una evaluación multivariante) aplica está técnica al análisis de la forma española del terrorismo. La idea del autor es que la mitigación del extremismo nacionalista se explica por una combinación de una reestructuración substancial del Estado y unas políticas represivas de inspiración democrática, esto es, una sabia combinación de políticas receptivas y políticas represivas. En el orden teórico entre las receptivas se cuenta la teoría consocional de A. Lijphart, el federalismo, las cuestiones distributivas y la democratización (p. 87). Recuerda el autor que la organización de ETA es un sistema de círculos concéntricos y su época de mayor mortalidad entre 1978 y 1981 (pp. 90/91). En la política receptiva concede la mayor importancia a la descentralización política y para operacionalizarla desarrolla una medida del porcentaje del gasto público regional sobre el total del gasto público correspondiente al País Vasco, que es un indicador proxy, útil para medir el grado de descentralización del País Vasco en relación con otros (p. 94). Para el estudio de la evolución de la violencia recurre a un análisis empírico multivariante que modeliza las variaciones anuales en los asesinatos de ETA y en el rechazo de los habitantes del País Vasco a la comunidad política española (p. 101). También mide los efectos de las políticas represivas. En opinión del autor el extremismo nacionalista vasco ha disminuido mucho en los últimos 25 años en gran parte debido a la descentralización política (p. 109) y en parte a una mayor eficacia policial (p. 110). En todo caso, yo daría mucha más importancia a la mayor eficacia de la policía. Al fin y al cabo, la descentralización política vasca, que es amplísima, no ha variado sustantivamente en estos 25 años, en parte porque, como pasa con los fueros, proviene de tiempos preconstitucionales y en parte porque, para mal o para bien, todos los gobiernos españoles se han resistido a concluir las transferencias del Estatuto de Gernika. De ahí que haya presiones en favor de la reforma del Estatuto y presiones para dejarlo como está a la espera de la "gran consulta". En cambio, la eficacia policial no ha hecho sino aumentar en los últimos veinticinco años. Junto a la eficacia policial no hay que echar en saco roto el giro en el enfoque judicial del terrorismo que ha coadyuvado sobremanera al declive de éste.

divendres, 19 de juny del 2009

El año político catalán.

Segunda entrega de esta interesante publicación del Institut de Ciencies Politiques y Socials adscrito a la Universidad Autónoma de Barcelona, en la que se traza un balance del año político catalán en los aspectos electoral, parlamentario, gubernativo, de partidos políticos y de administración local. Cada uno de las territorios se le ha encargado a un especialista y contiene una sucinta elaboración teórica y abundancia de datos empíricos.

El capítulo de elecciones, redactado por Josep María Vallés, hace un análisis de las elecciones generales de 2008 en Cataluña, marcadas por tres características: la amenaza de la crisis económica, un clima de persistente irritación política y un inestabilidad institucional creciente (p. 9). La irrritación política venía movida por la reforma del Estatuto de autonomía y por la beligerante actitud de la Iglesia católica en materia matrimonial y educativa y, sobre todo, por el hecho de que la propia Cataluña acabara convertida en objeto y sujeto de la confrontación electoral (pp. 10/11). El resultado por partidos es conocido: sube el PSC, baja CiU, se mantiene, aunque desciende ligeramente el PP, bajan tanto ERC como ICV-EUIA y presencia residual de Ciutadans (p. 13). La interpretación de Vallés es que los ataques del PP al PSOE por sus "excesos nacionalistas" perjudicaron a éste en toda España pero lo beneficiaron en Cataluña, porque son los resultados del PSC los que han permitido al PSOE mantener la psición mayoritaria. (p. 15)

En cuanto a El Parlament de Catalunya durant l'any 2008, de Fernando Domínguez García, que es letrado del Parlamento de Cataluña y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, queda claro que el año se ha destinado a consolidar el nivel normativo de la autonomía catalana luego de la reforma del Estatuto (p. 37). El Parlamento ha aprobado 18 leyes en 2008. Una de las causas de la lentitud lgislativa es el hecho de que las minorías soliciten y la mesa del Parlameno otorgue frecuentes prórrogas (p. 38). Uno de los temas controvertidos en la legislatura, como en la anterior, ha sido el del uso del decreto-ley por el Gobierno, que no debe entenderse como una delegación del parkamento sino que es un poder propio del Gobierno según el artículo 64 del Estatuto de Autonomía. Todavía no se ha puesto en marcha el Consejo de Garantías Estatutarias, previsto en el nuevo Estatuto (p. 40).

El capítulo sobre el Gobierno, a cargo de Josep . Reniu i Vilamala, se titula Qui dia passa any empeny... ("Un año tras otro viene...") parte de señalar que los resultados electorales del PSC en 2008 fueron claves para la victoria del PSOE. El gobierno catalán ha estado condicionado por los enfrentamientos internos en el Tribunal Constitucional a costa del Estatuto y los incumplimientos del Gobierno central en la elaboración de una propuesta de financiación de las CCAA, singularmente de Cataluña. El momento álgido de esta confrontción se dio con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. (p. 62). Las dos cuestiones con las que ha tenido que bregar el Gobierno catalán han sido la sequía y los cambios introducidos en los órganos directivos de ERC, socio del PSC en el Gobierno pripartido (p. 63). La acción del Gobierno, similar a la del año pasado, muestra una intensificación de los acuerdos de Gobierno en materias sociales, territoriales y culturales. En cuanto a la calificación del Gobierno es la misma que la del año pasado.

Los partidos políticos catalanes son objeto de atención doble: de un lado Joan Marcet, director del Instituto de Ciencias Politicas y Sociales, hace una introducción de tipo general y Tània Vergés Mestre se ocupa luego de los partidos en concreto en un trabajo pormenorizado. Igual que en el caso de Vallés, la autora resume el resultado de las elecciones del 9 de marzo de 2008 en los diferentes partidos: PSC y PP aumentan en votos y escaños en el Congreso de los Diputados, CiU se mantiene y ERC y ICV-EUIA redujeron su representaión en tanto que Ciutadans, que se presentaba por primera vez, no conseguía ningín escaño. (p. 95). Por lo demás, en Cataluña el porcentaje de ciudadanos vinculados a una formacón política es del cuatro por ciento del electorado y el siete por ciento de los votantes (p. 96). Teniendo en cuenta que 2008 ha sido año de congresos de los distintos partidos, Vergés hace luego un estudio singular, partido por partido, en el que se detiene en la orientación política ideológica de cada uno de ellos así como en sus transformaciones organizativas (si las ha habido) a raíz de cada Congreso. Así es interesante saber que CiU ha integrado la visión soberanista y habla del derecho a decidir con garantías, al estilo de Montenegro (p. 103). Igualmente cómo van las relaciones entre los dos socios de la federación (CDC y UDC), pendientes de una unión más estrecha, a lo que no ayuda la visión soberanista de CDC (p. 106). En cuanto al PSC son de interés las variantes de sus relaciones con el PSOE, partido hermano con el que espera acordar la financiación. En el caso de ERC, la autora expone su régimen asambleario y el sistema electoral seguido para elegir al Presidente (Joan Puigcercós) y al Secretario General (Joan Ridao)

dilluns, 1 de juny del 2009

Hablando del aborto y la crisis.

Hay una macabra ironía en el hecho de reseñar un número de Trasversales dedicado en buena medida al aborto el día en que se conoce la noticia de que George Tiller, un conocido médico estadounidense especializado en abortos a embarazadas en avanzado estado de gestación, ha muerto asesinado a tiros en su iglesia, probablemente por uno de esos fanáticos defensores del derecho a la vida. Desde el momento en que los antiabortistas consideran que el aborto es un crimen, un asesinato de un ser indefenso hay que esperar que los más exaltados de entre ellos lo combatan mediante actos de violencia, agresiones físicas, terror y asesinatos. No imagino a ningún proabortista agrediendo a nadie a cuenta de esta polémica. Pero no me cuesta nada imaginar que cualquiera de esos energúmenos que saltan a la calle en defensa de los sedicentes derechos del nonato pueda abrirle la cabeza a alguien que no piense como él. Sucede con frecuencia y es uno de los inconvenientes, de los muchos inconvenientes, que han de arrostrar los partidarios del aborto libre y legal. En fin, que la tierra sea leve a Tiller, un mártir más en defensa de los derechos de las mujeres.

El presente número de Trasversales (nº 14, 2ª época, primavera de 2009, año IV, 87 págs) se centra en el aborto y la crisis. Hay un primer artículo de Marta Cárdaba, Manuela Fernández y Toñi Ortega, Interrupción voluntaria del embarazo: más derechos, menos cotas que trata de ser una reflexión sobre el actual proyecto de reforma de la ley del aborto, hoy en el Congreso de los Diputados pendiente de debate final y aprobación, y aporta los puntos de vista del femenismo consecuente. Las autoras se identifican parcialmente con el proyecto pero no del todo y avisan del peligro de que la reforma de la ley empeore a ésta en algunos aspectos. Los puntos que consideran irrenunciables son: 1º) debe producirse una despenalización del aborto voluntario; 2º) no concuerdan con los plazos. Que sea libre hasta la 14ª semana y sólo en ciertas circunstancias de la 14ª a la 22ª y únicamente como excepción a partir de la 22ª y bajo control, en realidad empeora la situación actual, especialmente en los abortos en avanzado estado de gestación, en los que se mantendrá la situación de inseguridad jurídica de las mujeres. Sostienen que el aborto debe ser libre todo lo largo del embarazo y que no compete al legislador averiguar las razones por las que una mujer decide abortar; 3º) el requisito de información previa y otras medidas de "ilustración" son, en el fondo, interferencias en los derechos de la mujer; 4º) no hay duda en que las menores puedan abortar sin el consentimiento de los padres; 5º) los abortos deben poder realizarse en la red sanitaria pública.


Beatriz Gimeno escribe un artículo (Políticas del aborto) que es el que más me ha gustado de la revista por su calidad, concisión, claridad y valentía. Pocas veces lee uno algo con lo que se identifica tan por entero. Dice Gimeno que el aborto es un derecho de las mujeres sin plazos y sin necesidad de justificar nada. Deriva este derecho de dos argumentos: el primero, de mucha prosapia histórica, pues remite al argumento liberal clásico consagrado en Locke del derecho de la persona a su propio cuerpo que, según el filósofo, es lo que distingue al hombre libre del esclavo. El segundo argumento hace referencia a que, en tanto la división sexual y social del trabajo sea la que es, la reproducción es tarea que recae sobre la mujer, por lo que ésta debe tener el derecho a decidir. En la polémica sobre el aborto se invocan mucho los derechos del no nacido pero, según la autora y coincido plenamente con ella, de lo que se discute es de la condición social de las mujeres y de la política de género. El movimiento antiabortista es muy peligroso porque ha conseguido: a) centrar el debate en el estatus del embrión; b) llevar dicho debate a un terreno poco racional y altamente emotivo; c) hacer que cale la idea de que el aborto es un mal, una desgracia; d) enfocar una buena campaña de imagen: el feto como marca. El aborto es el gran tema "social" de los conservadores, lo que les permite desviar la atención de las cuestiones económicas y sociales y, además, "es también una cruzada antisexo; es realmente el sexo lo que les perturba, el sexo fuera de control" (p. 24). Opino lo mismo.

Ramón Linaza (En la segunda legislatura de Zapatero lo verde ya no pinta) sostiene que con la defenestración de la anterior ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y la supresión del ministerio, la preocupación del Gobierno por las cuestiones medioambentales ha decrecido. Y eso que esta crisis tiene pinta de ser una crisis "civilizatoria" (en esto coinciden varios autores de este número), lo que debiera impulsar a plantear de nuevo las cuestiones ecológicas. Como botón de muestra, Linaza recuerda que la promesa de promulgar una ley de bienestar animal no se cumplirá.

Carlos Prieto del Campo escribe una artículo (Lo público y lo común) con un largo subtítulo (Estado, derecho, Administración pública/poder constituyente, capitalismo, movimientos antisistémicos) y que, al parecer, se publicó en otro contexto, lo cual quizá explique por qué resulta aquí tan farragoso y de difícil intelección, aunque tampoco deban descartarse las insuficiencias de este comentarista. El trabajo está redactado en una prosa densa que recuerda la de las elucubraciones de los marxianos estructuralistas y postestructuralistas y se encaja en el campo doctrinal de las políticas públicas que tampoco suele proporcionar discursos livianos o trasparentes. Sostiene el autor, si no lo he entendido mal, que lo público -concepto que hoy debe sustituirse por el de lo común- y las políticas públicas son resultado del cambio drástico en la lógica del funcionamiento capitalista consecuencia de las luchas antisistema que arrancan en la segunda mitad del siglo XIX. La estructura social capitalista se lanza así a un proceso de radicalización de la democracia, de legitimación y organización social del capitalismo histórico. Francamente, no creo sea preciso un razonamiento tan alambicado para hablar de la adaptación del capitalismo a las condiciones del Estado del bienestar en la primera mitad del siglo XX. Juzgue el lector por sí mismo: "El impacto de las luchas globales obliga, por lo tanto, a las clases y grupos dominantes a permitir la constitución de una esfera pública en la que la justificación racional de las modalidades de dominación debe producirse a contrapelo de la reproducción estructural de las formas desnudas de dominación y explotación declinadas siempre mediante los dispositivos incrustados en las dinámicas sistémicas del capitalismo global" (p. 36). Y todo el artículo está escrito de esta guisa. Cuando se consigue desentrañar lo que se quiere decir resulta que tampoco es tan novedoso. En la segunda mitad del siglo XX las consabidas luchas sitúan a la política en el centro de los mecanismos económicos y administrativos, desmintiendo así la lógica economicista y tecnocrática, todo lo cual incide en la organización del poder político y del poder constituyente que, por cierto, aparecen tratados pari passu como si el uno no fuera producto del otro. Con la aparición de la crisis las nuevas condiciones de producción de lo público vienen determinadas por la justificación e institucionalización de las luchas mediante los dispositivos de producción administrativa, gasto público y sistema tributario, así como por otros factores. Se abre asi la posibilidad de un tratamiento original de las formas colectivas del bienestar y justicia social global que cabe llamar "común" y que surge en la crisis del proyecto socialista y el debilitamiento de lo público por las estrategias de lucha de las clases dominantes. La constitución de lo común "implica precisamente criticar, deconstruir, desmontar y revertir el carácter limitado, etnonacionalista, euroanglocéntrico y colonial de las políticas que organizaron la esfera democrática durante el último siglo: lo común es lo público despojado de las dinámicas y las limitaciones sistémicas que lo hacían susceptible de reproducir el carácter no igualitario de la sociedad capitalista y dotado de un principio de soberanía rigurosamente posnacional que contempla la reproducción global de la justicia social como principio elemental de la constitución política" (pp. 38/39). De nuevo un párrafo alambicado para decir, si no estoy equivocado, que hay que formular un orden político cosmopolita en una especie de tradición kantiana, mediante unos mecanismos de transformación que no están nada claros pues parecen surgir de las contradicciones sistémicas y nuevas orientaciones pero más bien se diría que proceden de una forma de whisful thinking. La crítica a las formas de Estado realmente existentes producirán síntesis novedosas de nuevos sujetos políticos y nuevas máquinas políticas y sindicales que ya están conformándose. La dinámicas de esas formas de Estado deben situarse en un plano supranacional en que se organiza la governance (sic) del capital y la administración de los recursos comunes mediante procesos contradictorios que han de dar cuenta de la crisis de lo público y los dispositivos democráticos del siglo XX. Emerge así, según el autor, una nueva composición de clase y nueva calidad de sujetos sociales que son tendencialmente "posnacionales, poscoloniales, pospatriarcales, postsocialistas y postoccidentales" (39), es decir, unos sujetos inefables sobre los que no sabemos mucho puesto que saber lo que algo no es no nos ayuda gran cosa a averiguar lo que sea. En resumen, reitero mi impresión de que el artículo emplea una prosa afectada y farragosa para decir algo que podría expresarse con mayor concisión, sencillez y claridad, aunque es posible que, en tal caso, quedara patente que no está diciéndose nada nuevo.

Enrique del Olmo escribe un interesante Homenaje a Rosa y Karl con motivo del nonagésimo aniversario del asesinato de ambos en Berlín. Una buena ocasión para aproximarnos de nuevo a la personalidad de la revolucionaria polaca cuya valoración no ha hecho sino acrecentarse con el paso del tiempo, a diferencia de lo sucedido con su compañero de infortunio, Karl Liebknecht, cuya obra, mucho más escasa, es también de menor calidad. Tengo, no obstante, dos o tres puntos de desacuerdo con el autor. Sostiene éste que "Scheidemann y Ebert (los principales dirigentes del SPD) habían puesto precio de 50.000 marcos por la cabeza de cada uno" (Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht). No sé de dónde sale ese dato que para mí es nuevo. Cuando estalla la revolución de noviembre de 1918, se desata la represión contra los revolucionarios y uno de sus más decididos protagonistas es el ministro del Interior, el socialdemócrata Gustav Noske. Es posible que éste estuviera al tanto de lo que hacían los Freikorps, si bien estas organizaciones eran ilegales y actuaban por su cuenta; pero lo que resulta extraño es lo de la recompensa de 50.000 marcos y Del Olmo no cita la fuente. En otro orden de cosas, más teórico, no creo que Del Olmo haga justicia a la originalidad e interés del pensamiento luxemburguiano. Es cierto que un breve homenaje no es el lugar más adecuado para ello; pero me temo que, en cambio, sí se deja caer la idea de que entre RL y Lenin había una compenetración que estaba muy lejos de ser cierta. Del Olmo hace una referencia de pasada a las respectivas posiciones en cuanto a la cuestión nacional que no tenían gran cosa que ver. Rosa Luxemburgo -nacida en una Polonia anexionada por Rusia- tenía una visión ortodoxamente marxista sobre el asunto: el nacionalismo es cosa de burgueses; los proletas son internacionalistas. Mientras que Lenin suscribió el irrestricto derecho de autodeterminación de los pueblos (como luego lo haría Stalin) aunque es lícito pensar que sólo como un mecanismo táctico para debilitar a la burguesía en la lucha de clases, que era la que importaba. En realidad ambos revolucionarios eran gran-rusos., como demostró el georgiano Stalin en cuanto pudo. Pero las relaciones entre los espartaquistas y los bolcheviques eran mucho más conflictivas de lo que suele decirse. De hecho, Rosa Luxemburg condenó la deriva antidemocrática de la revolución leninista y este es el punto decisivo (el socialismo y la democracia o el socialismo sin democracia) que permite distinguir el espontaneísmo luxemburguista de la visión organizativa y partidista de los bolcheviques. Y la cosa estaba lejos de ser meramente teórica. De hecho fue lo que costó la vida a los dos revolucionarios que, sobre todo en el caso de Luxemburg, se opusieron a la conversión de la Liga Espartaquista en el Partido Comunista de Alemania, de acuerdo con las férreas instrucciones de Lenin que Karl Radek transmitió a los alemanes en Berlín en 1918. Es razonable pensar que fuera el voluntarismo leninista, el interés de Lenin por expandir la revolución bolchevique a un país industrial avanzado, con el fin de verificar los postulados teóricos marxistas, los que provocaron la catástrofe y la derrota de la revolución alemana.

José Luis Redondo (La zquierda frente a la crisis) sostiene que no es probable que, a raíz de la crisis presente vaya a desaparecer el capitalismo, pero estaría bien que la izquierda hiciera lo posible por demostrar que "otro mundo es posible", incluso otra civilización. Sostiene que las medidas a corto plazo que ya se han tomado están bien pero que la izquierda debe mirar al largo plazo, en donde identifica dos crisis que requieren atención: la crisis alimentaria y la energética que es donde la izquierda debe desarrollar sus propuestas. El punto de que se trata, según lo entiendo, es defender el punto de vista de los partidarios del decrecimiento: "Se trata de resolver las necesidades básicas de la población que no las tiene cubiertas, al tiempo que los habitantes de los países ricos crecen en lo cualitativo aunque tengan que decrecer en lo material" (p. 49). La verdad, no doy un adarme por este postulado del "decrecimiento". Entiendo que si, al final, las cosas se ponen tan oscuras que hay que hacer de necesidad virtud algo así pueda defenderse, pero no me parece aceptable postularlo como objetivo programático. Hasta ahora la redistribución requiere crecimiento y crecimiento es lo que hay que seguir buscando, si bien tratando de que sea sostenible.

Lois Valsa (Memoria y fotografía. La crisis financiera y el (mundo del) arte) deja constancia de que no parece que el mundo del arte sea consciente de la profundidad de la crisis actual, que es de civilización. Toma ejemplo de lo que sucedió en la gran depresión, de cómo hubo una intervención del Estado en el arte y escoge la obra de los fotógrafos del New Deal, singularmente de Walker Evans. Termina con un interrogante: "La situación actual de colapso del sistema de Progreso lineal, y en Arte ya se ha visto, con el arte primitivo y la escultura africana como ejemplos, que no existe tal Progreso, ¿nos va a permitir vislumbrar, n medio de la crisis global, otras formas de pensar y de vivir radicalmenre diferentes que ya, en otras sociedades, antes de que se impusiese el Estado y la Economía a sus gentes existieron?" Mi única querella con este punto de vista es por qué hace falta esperar a una crisis para plantearse esta pregunta.

dilluns, 16 de març del 2009

Imágenes de la guerra.

El último número de la Revista de Historia Social (nº 63, Fundación Instituto de Historia Social del Centro de la UNED de Alzira-Valencia, 2009) es semimonográfico sobre un asunto novedoso que encuentro de gran interés, esto es, el uso de la información fotográfica y cinematográfica para las tareas del historiador, su condición de documentación historiográfica. El tema se aborda en cuatro estupendos ensayos, uno sobre foto y cine en la guerra civil española, otro sobre el cine en la documentación del Holocausto, un tercero sobre las películas que rodaron los soldados cineastas amateurs franceses durante la guerra de Argelia y el último sobre cuatro películas independientes rodadas por autores "incrustados" en las tropas estadounidenses durante la última guerra del Irak. El número incluye otros artículos de los que también comentaré alguno.

Rafael R. Tranche, (Una nueva mirada: aspectos técnicos y estilísticos de la fotografía y el cine documental durante la Guerra Civil española) sostiene que es en la guerra civil española cuando cabe datar el origen del fotoperiodismo, como puede probarse estudiando el modo en que los adelantos técnicos de la fotografía influyeron en esta materia. En la contienda los medios técnicos eran muy limitados así como la difusión de las obras y aunque había ya cine sonoro apenas se empleó por las dificultades de registro del sonido. Las actividades más frecuentes fueron los noticiarios (p. 83). Lo más característico de los reportajes es el cambio de la relación del fotógrafo con el tiempo del relato. El ejemplo más legendario, la famosa foto de Capa del miliciano abatido en Cerro Muriano (p. 90). Fueron muy importantes las innovaciones en cámaras que se hicieron portátiles (p. 91) y los avances en las emulsiones fotográficas (p. 94). Los noticiarios tienen un aspecto más estático y como más "après le coup", sobre todo en el bando de los sublevados que el autor llama "nacionales" ignoro por qué como no sea porque es el nombre que ellos se daban a sí mismos para no llamarse "insurrectos" (p. 101). Señala el autor en cambio el carácter distinto de los noticiarios que enviaron los dos corresponsales soviéticos, Roman Karmen y Boris Makasséiev entre agosto de 1936 y julio de 1937 con imágenes que se corresponden en tiempo y lugar con los acontecimientos referidos (p. 106).

Vicente Sánchez-Biosca (Sombras de guerra: las imágenes cinematográficas de la Shoah) es un muy interesente trabajo acerca de cómo ha ido cambiando la forma de dar razón cinematográfica del Holocausto. Primero fue lo que llama "la pedagogia del horror", los documentales que ordenaron hacer los ejércitos aliados que liberaron los campos de concentración y exterminio. Tenían tres finalidades, según el autor: a) culpabilización colectiva alemana; b) formulación jurídica de cargos; c) lo que llama la "bulimia" de la mirada, el suministro al consumo de los espectadores, cosa que ilustra con una cita de Susan Sontag (p. 117). Un segundo momento es el "film de montaje", a propósito de La última etapa, de Wanda Jubowska, en 1948 sobre Birkenau en Auschwitz y cuya traducción alemana se encargó a Paul Celan (p. 119). Tercero el que llama "vuelco de la memoria" a propósito del proceso de Eichmann en 1961, que fue como un Nuremberg judío (p. 120). El cuarto, el melodrama con la serie Holocausto (p. 123) y La lista de Schindler (p. 124) con su metarrelato. En quinto lugar, el testimonio y el documento con Shoah, de Claude Lanzmann, en 1985, cuyo tema no eran los campos sino la propia Endlösung. Termina con un film de Alain Jaubert que pasó sin pena ni gloria a causa del resplandor de Shoah, Auschwitz. L'album, la mémoire (p. 131).

Jean-Pierre Bertin-Maghit (Jean Pierre, Maurice, Pierre y los demás... Los soldados-cineastas amateurs en la guerra de Argelia) versa sobre la recuperación de los testimonios cinematográficos que dejaron los soldados que hicieron el servicio militar en Argelia entre 1954 y 1962 y que ponen de manifiesto la capacidad del cine para erigirse en lugar de la memoria (p. 133). Soldados-cineastas con cámaras de 8 mm que luego han depositado sus rollos en archivos en donde pueden consultarse (p. 135). No tienen nada que ver con la propaganda cinematográfica del ejército francés, el "arma psicológica" (p. 139), sino que son escenas de la vida cotidiana de los soldados (p. 141) pero que a veces nos conducen a la guerra (cadáveres en las calles, por ejemplo) porque es inevitable (p. 145). El autor ha hecho también un documental, Maurice, Claude, Laurent y los demás...Memorias de soldados (Argelia, 1954-1962), depositado en la INA como filmación de la memoria (p. 146).

Vicente J. Benet (Documentales sobre la ocupación de Irak: relato fílmico, mediación tecnológica y transmisión de la experiencia) hace una referencia a cómo se incorpora el material cinematográfico al método del historiador y dice que hay que atenerse a cinco puntos: 1) el material supone una mediación tecnológica; 2) se inserta en un marco discursivo (como muy bien se sabe en las teorías de los frames en las ciencias cognitivas); 3) tiene determinada articulación retórica y composición narrativa; 4) las condiciones de reproducción y acceso de las imagenes revelan su función social; 5) requieren una determinada valoración como documentos (pp. 150-152). Con esta quíntuple perspectiva examina el autor cuatro películas hechas por cineastas independientes incrustados en las tropas de los EEUU en la guerra del Irak entre 2003 y 2006: Gunner Palace, Occupation Dreamland, The War Tapes y Baghdad ER (p. 152). Sus conclusiones: 1) en la tecnología los filmes dan una percepción espectacularizada de la realidad; 2) en cuanto al patrón discursivo son documentales de guerra aunque desde los new media; 3) en cuanto a la retórica, las formas discursivas son poco dirigistas; 4) producción y acceso: son filmes independientes; 5) la valoración: tratan de dar una lectura emocional y empática de la posición de los soldados (pp. 166-167).

Como se decía, la revista trae otros artículos de los que los dos que me han parecido más interesantes han sido:

Denise Urcelay-Maragnès (Los voluntarios cubanos en la guerra civil española (1936-1939): la leyenda roja) que detecta una cantidad insólitamente alta de voluntarios cubanos en las Brigadas Internacionales que cuantifica en unos 1056, fuera de toda proporción con los de otros países antillanos y de América Latina en general (p. 41). En cuanto a las razones de este fenómeno propone las siguientes: la frustración de las esperanza después de la independencia y la derogación de la enmienda Platt, primero con la dictadura de Machado (1925-1933) y luego con la de Fulgencio Batista (1934-1959) con especial incidencia en la desilusión a raíz del episodio de Ramón Grau San Martín (1933-1934), esto es, la renuncia a la propia revolución y la salida para España (p. 45), conjuntamente con lo que la autora llama "la construcción de nuevas representaciones de España y los españoles" (p. 49) en lo que intervienen: una nueva formulación del panhispanismo, los flujos migratorios, el rechazo a la penetración estadounidense, la idealización de la nueva España en la guerra civil, con la idea de "las dos Españas" y la apelación a "la Raza" (p. 57).

Francisco Espinosa Maestre (Sobre la represión franquista en el País Vasco) quiere dar cuenta de la llamada "excepción vasca" en la represión franquista que ha estado oculta sobre todo en la historiografía nacionalista a base de rehuir las comparaciones con el resto de españa y de emplear hipérboles cuando se trata de cuantificar la represión en las tres provincias vascas que fue mucho menor que en otros lugares de España por que en Euskadi, como dice el autor "los golpistas aplicaron un baremo represor mucho menos riguroso que el que usaron con los demás" (p. 69) y que contradice el concepto de "doble represión" (p. 68). Para explicar el fenómeno acude a varias hipótesis acumulativas: complicidad de muchos sectores de la población con los sublevados y abundancia de personas que avalaban a los detenidos (p. 72), el acendrado catolicismo del País Vasco, con una iglesia católica que cumplió una función muy distinta a la que ejerció en el resto de España en donde animó y hasta colaboró con la represión. Por último, Franco necesitaba la industria del País Vasco y no podía permitirse exterminar la mano de obra calificada (p. 74).

divendres, 13 de març del 2009

Problemas palpitantes.

El contenido de la Revista de Estudios Políticos (nº 143, Madrid, enero-marzo de 2009) trae bastante variedad temática aunque parte importante de su contenido se destine a estudios de países latinoamericanos (en concreto, Bolivia, Nicaragua y Colombia).

Alfonso Egea de Haro (¿Cómo votan los europarlamentarios españoles?) responde de modo convincente a esta pregunta a la que sólo se contestaba antes por aproximación por falta de estudios que dieran una respuesta satisfactoria. Los estudios anteriores han señalado que los europarlamentarios votan teniendo más en cuenta la posición de su grupo parlamentario que sus intereses nacionales (p. 12). Los partidos nacionales tienen escasa influencia en el Parlamento europeo (15). El estudio considera el comportamiento de los europarlamentarios españoles en cuatro de las seis legislaturas del PE y analiza 12.509 votos nominales (p. 17). Aplica el método de escalamiento óptimo NOMINATE, desarrollado por Poole y Rosenthal (p. 18). El análisis se complementa con un modelo bayesiano que permite indicar no sólo la posición del legislador sino el intervalo de confianza en la estimación y excluye las razones por las que los diputados votan de un modo u otro (p. 25). Esta combinación permite caracterizar el debate político europeo como unidimensional en el caso español en cuanto al eje izquierda-derecha sin que ello suponga que se cancelen las diferencias que también se dan entre los representatntes de los partidos regionalistas y los de ámbito nacional (p. 28)

El de Cristina Ares Castro-Conde (La regionalizacion à la française: el alcance del derecho a la experimentación) es un interesante trabajo que investiga en un tema que siempre despierta mucho interés en Europa, esto es, ¿hasta dónde se han contagiado los franceses de la moda descentralizadora europea? En Francia no se reconoce a las minorías nacionales y sólo el Estado central tiene potestad legislativa y reglamentaria y hasta le ejecución de muchos reglamentos corresponde a la administración períferica y no a las administraciones regionales. Pero evoluciones siguientes como el Estatuto de Córcega, nacido del proceso de Matignon (2000-2008) y la Ley Constitucional de veintiocho de marzo de 2003 que reforma la Constitución añadiendo al artículo 1º la frase "la organización (de Francia) es descentralizada" y numera las regiones en el nuevo artículo 72 permiten ver un proceso de regionalizacón que se inició a mediados de los años cincuenta con veintiuna regiones "de programa", de naturaleza "funcional" (o sea, no democrática) (p. 35). Estas regiones empezaron a cambiar de naturaleza con el Acto I de la descentralización tras la victoria de Mitterrand y con las llamadas "leyes Deferre" (p. 39). El II Acto de descentralización corresponde a Jean-Pierre Raffarin que daría lugar a la mencionada ley de veintiocho de marzo y la Ley Orgánica sobre experimentación de las colectividades territoriales de primero de agosto de 2003, con otras normas legislativas descentralizadoras (p. 40) Los rasgos fundamentales de la descentralización à la française son: 1) se opera según un modelo uniforme diseñado por las instancias centrales; 2) se acompaña de un proceso de desconcentración de la Admonistración central; c) beneficia a todas las colectividades territoriales y crea conflictos entre ellas pues no las jerarquiza (p. 41). Hay 25 regiones en Francia, 21 metropolitanas y cuatro de ultramar (ROM) y se añade Córcega por ley de trece de mayo de 1991. La estructura ejecutiva y legislativa de las regiones es muy parecida a la de los departamentos y con gran importancia política pero muy escasas disponibilidades presupuestarias (p. 45). A pesar de ello hay esperanzas en la ley de veintiocho de marzo de 2003 que establece el "derecho de experimentación" de la regiones que les permite derogar a título experimental y plazo fijo leyes o reglamentos que incidan en sus competencias (p. 47). Lo analiza en el caso de Alsacia en donde sigue en vigor el Concordato de 1801 entre el Vaticano y el Imperio de Napoleón que luego los alemanes no abolieron a partir de 1870, como sí lo estaba en el resto de Francia. El particularismo alsaciano se muestra a partir de la ley de 1905 de separación entre la Iglesia y el Estado y se extiende a lo laboral, administrativo, la seguridad social, el estatuto de asociaciones, etc (p. 49) Este elemento de experimentación introduce un elemento territorial distinto en Francia para adaptarse a Europa pero no cambia mucho la descentralización administrativa en otra política (p. 52)

El estudio de Franco Gamboa Rocabado ( Las razones del fracaso: la Asamblea Constituyente en Bolivia como democracia bloqueada) consiste en un análisis de los debates en la Asamblea Constituyente de Bolivia en los que el autor ha estado presente entre agosto de 2006 y agosto de 2007 (p. 64), lo que da como resultado una especie de crónica de los sucedido en la Asamblea redactada a veces en términos retóricos y hasta confusos. La Asamblea tenía una abundante mayoría del MAS y una segunda mayoría de oposición, el Poder Democrático y Social (Podemos) en difíciles condiciones numéricas. No había una línea ideológica clara sino que el MAS impuso su criterio de: a) descolonización (p. 66), la nueva conciencia y un nuevo sistema político entre el Estado y la sociedad civil (p. 67) La Asamblea se escindió enseguida entre quienes querían imponer la mayoría absoluta (MAS) y Podemos que trataba de conseguir una mayoría superior para asegurarse minorías de veto. A la hora de valorar las distintas posiciones articuladas en la Asamblea hay párrafos realmente difíciles de entender. Por ejemplo: "Con las audiencias públicas y los encuentros territoriales, los asambleístas siempre estuvieron al borde de satisfacer una Constitución plagada de ilimitadas aspiraciones que, finalmente, representaban una desvirtuación permanente y un horizonte social con demasiada sobrecarga de las capacidades constitucionales donde nadie sabía si los nuevos artículos iba realmente a ser útiles." (p. 77). Compara las visiones del Estado que aportan el MAS, el Patriotismo Insurgente (un aliado del MAS) Y Podemos (p. 79-81). Analiza hasta la contabilidad de la Asamblea y desglosa la aportación española; analiza igualmente a los medios de comunicación y llega a una conclusión negativa de contenido más poético que científico: "Los tristes resultados de la Asamblea nos recuerdan a un laberinto de la soledad, pues los constituyentes lograron que como bolivianos nos encerráramos en nosotros mismos, exacerbando nuestra diferencias y haciendo mucho más profunda la conciencia de todo lo que nos separa, aísle o bloquea para reencontrarnos. La Asamblea construyó un páramo que aumentó nuestra soledad donde no pudimos buscar a nuestros compatriotas, ya sea por el temos acontemplarnos en ellos, o por penoso sentimiento defensivo de nuestras cobardías (p. 98). La prosa está bien, pero no estoy seguro de que sea la REP el lugar más adecuado para recogerla.

Salvador Martí i Puig (Mutaciones orgánicas, adaptación y desistitucionalización partidaria: el caso del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), 1980-2006) es otro trabajo de tipo discursivo y narrativo, básicamente descriptivo. En las elecciones de 2006, Daniel Ortega, del FSLN ganó las elecciones presidenciales luego de dieciséis años en la oposición, desde que el FSLN ocupara el poder por las armas en 1978 hasta que perdió las elecciones en 1990. Desde entonces lo que ha hecho ha sido adaptarse a la nueva situación en un proceso que el autor divide en dos etapas: a) 1990-95, cuando se da la gran batalla en el interior del partido y b) de 1996 a 2006, con un partido transformado a un conjunto de redes formales e informales (p. 103). El punto de partida fue el Partido Estado que surgió de la fusión entre Estado y Partido de 1980 a 1990 con tres pies: la Dirección Nacional (DN), el partido y las organizaciones de masas, en típica estructura de partido de vanguardia (p. 106). Califica el autor al sandinismo como un "partido selectivo de fieles" (Duverger). Cuando se pierden las elecciones se abre un debate interno entre "renovdores" y "principistas" y un Congreso extraordinario en 1994 que acaba con la escisión formal de Sergio Ramírez que abandona el partido en 1995 para fundar el Movimiento Renovador Sandinista (MRS) (p. 115). De 1996 a 2006 el FSLN se impuso como articulación personalista en torno a Daniel Ortega (p. 117) que concentró en su mano todo el poder (p. 119) y disolvió la DN (p. 122). La campaña electoral abandonó color y señas típicas del Frente Sandinista de Liberación Nacional de siempre, con lo que éste ganó las elecciones, se adaptó con éxito a las condiciones sociales actuales pero lo hizo a costa de tal mutación que ya queda poco del actor que lideró una insurrección popular bajo premisa de un cambio revolucionario en 1979 o del que en 1990 cedió el poder en unas elecciones libres (p. 125) que no sé si es una conclusión que vaya a causar sorpresa en los círculos de estudiosos que saben que todos los partidos en todos los sistemas políticos son entes esencialmente proteicos y más aguzadamente en lapsos de casi treinta años (1978 - 2006). ¿Qué tienen que ver los partidos políticos italianos de hoy con los de hace treinta años? Incluso si vamos a sistemas de partidos que parecen más estables, lo cierto es que, bajo apariencias de continuidad orgánica, se ocultan cambios radicales de partidos: entre el Partido Laborista de siempre y el Partido Laborista que gana las elecciones con Tony Blair en 1997 había pocas coincidencias, aun siendo las mismas siglas y el mismo partido.

Albert Noguera Fernández (¿Independencia o control? Los derechos sociales y los esfuerzos del Ejecutivo por el control de la Corte Constitucional de Colombia) parte de una pregunta también retórica ya que él está convencido de la respuesta: independencia de la Corte que el Ejecutivo trata de mermar sin conseguirlo hasta la fecha; aunque quizá lo consiga ahora ya que el Presidente tiene pendiente de nominación a dos magistrados de la Corte Constitucional (CC) de la terna que le corresponde. A raíz de la Constitución de 1991, la CC colombiana se ha erigido en gran defensora de los derechos sociales, que están constitucionalizados pero no gozan del mismo nivel de los civiles y políticos a los que la Constitución considera "fundamentales" (p. 136). Ha sido la jurisprudencia de la CC la que ha impuesto el tratamiento de los derechos sociales como si fueran fundamentales. La Constitución sostiene el principio de aplicación directa de los derechos por cuatro tipos de acciones: a) tutela; b) cumplimiento; c) acciones colectivas; d) acción de inconstitucionalidad (p. 138). La CC ha obligado a reconocer la "fundamentalidad", "progresividad" y eficacia frente a terceros de los derechos sociales, lo que habla mucho del activismo de la Corte. La doctrina moderna quiere que la dignidad de la persona descanse sobre cuatro principios: a) no interferencia en la libertad; b) participación en el ejercicio del poder; c) prestación de servicios; y d) reconocimiento de la identidad cultural, sexual, nacional. Pero en Colombia el c) y el d) no están reconocidos como fundamentales en la Constitución. Lo ha hecho la CC que ha asentado dos facetas: 1) interpretación extensiva de sus competencias en materia de constitucionalidad de las leyes; y 2) una interpretación progresista de la Constitcuión que ha supuesto una frecuente intervención del CC en la política económica el Estado. Se cita un fallo en el que el CC resolvió a favor del recurrente en función del "derecho innominado al mínimo vital", un derecho que no está en la Constitución pero que se desprende de otros derechos fundamentales que sí están como el derecho a la vida y a la dignidad (p. 149). Es un razonamiento que recuerda el de implicit powers del Tribunal Supremo de los EEUU. Este procedimiento de violación de "derecho innominado" se ha seguido cientos de veces (p. 150). También es importante que la CC haya reconocido la progresividad y prohibido la regresividad de los derechos sociales (p. 152). Igualmente ha abierto la posibilidad de la eficacia de los derechos frente a terceros, a partir de los momentos en que la CC tuteló derechos sociales que se hacían valer frente a empresas privadas que prestaban servicios públicos (p. 157). Un frente muy prometedor en todos los Estados del bienestar a los que se ataca por la vía de las crecientes privatizaciones.

Aunque Pablo Simón Cosano (La desigualdad y el valor de un voto. El malapportionment de las Cámaras Bajas en perspectiva comparada) publique su trabajo como nota me parece de mayor enjundia que alguno de los artículos que ocupan la parte noble del número. El tema que Simón aborda es de gran interés y casi ignorado en la investigación, en concreto, lo que llama el malapportionment en la formación de distritos electorales. El autor emplea el término inglés porque debe de pensar que no hay otro equivalente en español siendo así que por lo que se me alcanza, es el significado de "desproporción" o "desproporcional", desde el momento en que se trata de una incorrecta adjudicación de escaños (malapportionment) a un distrito electoral pero que es incorrecta porque no guarda la adecuada proporción con otras, esto es, que es desproporcionada. Toma el ejemplo de Samuels y Snyder, único caso de estudio de este tipo de desproporcionalidad y advierte que según los dos estudiosos esa desproprción beneficia a los distritos menos poblados, más rurales y, por lo tanto, más conservadores (p. 172). La desproporcionalidad probablemente es un resultado querido. La desigualdad, dice Simón, tiene un carácter territorial por cuanto si hay desigualdad en algún sitio lo más probable es que esté territorializada (p. 173). Determina que la variable dependiente sea el nivel de desproporción que calcula con una fórmula que agrega las diferencias entre votos y votantes en todos los distritos dividida por dos. Después supone que, si hay una sobrerrepresentación en favor de las regiones más pobres y despobladas, habrá una relación directa entre el nivel de desproporción y el índice de Gini (p. 177) por razones obvias. A los efectos de ver los impactos de las transiciones en los modelos de desproporción considera las tres posibilidades del análisis de Huntington: reemplazo, traspaso y transformación y para ver cómo funciona, elabora un modelo de regresión lineal múltiple con variable dependiente en el nivel de desproporción mientras que las variables independendientes son el tamaño del país, África, Asia, América Latina, el federalismo, la democratización, los distritos nominales, el doble nivel de elección y halla los valores para un modelo 1º que es reproducción del de Samuels y Snyder, un modelo 2º que es el de Samuels y Snyder al que se le han quitado las variables territoriales y el 3º que es el anterior pero con el índice de Gini (que en la ilustración de la revista está me parece, en la columna errónea) (p. 180). Y efectivamente hay una relación muy significativa y explicativa entre el índice de Gini y el nivel de desproporcionalidad. Las elites en España diseñaron un sistema electoral sesgado para conseguir ventajas en las elecciones o, cuando menos, asegurarse una cuota de representación. Para ello dieron más representación a las áreas más despobladas que son a las vez las más rurales y conservadoras, confiando en consolidar su victoria (p. 186). Sólo como sugerencia colateral: ¿desde cuándo venimos suponiendo que las áreas más aisladas y despobladas, las más rurales, son las más conservadoras sin preguntarnos si eso sigue siendo cierto hoy, en la era de las comunicaciones en tiempo real en todo el planeta? Cuestión de investigar.