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dijous, 17 de novembre del 2016

El jarrón tonante

Menuda andanada de Felipe González contra la izquierda. Es en el curso de una larga entrevista publicada en Politique Internationale, muy larga, por cierto, y muy matizada y en la que habla de muchas otras cosas con mayor o menor tino.

Su breve, despectiva observación sobre Sánchez (al que el discurso sobre España no le da para media hora) revela una animadversión insólita. Ya antes del golpe de mano en el PSOE había dicho que "se sentía engañado por Sánchez". En lo de la abstención, se entiende. El partido debía aceptar su punto de vista: que gobierne quien pueda hacerlo, el PP, aunque no lo merezca. Porque lo manda él, Dios, pero un Dios necio y malévolo. Sánchez no solo no lo entendió así, sino que levantó sospechas de estrar en contubernio con el enemigo de la unidad de España, los temidos indepes catalanes. Y esa fue su perdición. Con la unidad nacional no se juega, como les dejó Franco dicho a todos. Según parece el mismo González informó a Rajoy del golpe que estaba tramando en el PSOE. Se llama unión nacional. O sea, lo de siempre. 

Todo esto huele a juego sucio. Sin duda Felipe González está en su derecho de decir lo que opina. Pero la suya no es una opinión cualquiera. Y menos en el PSOE, en un momento de crisis en que están enfrentándose dos bandos (la junta y las bases) y en el que, tarde o temprano, habrá que elegir un líder o lideresa. Eso no es de su incumbencia. Él es un ciudadano privado con militancia de partido y pasado de gobernante que emite su opinión. Opinión sin duda animada por un recio sentido patriótico que, a diferencia de Sánchez, le hace poner los intereses de España sobre los de su partido y, en general, de la izquierda.

Los militantes y los votantes recibirán esta opinión del jarrón tonante con sentimientos encontrados. Habrá quien crea que es un hombre de Estado de izquierda y, en consecuencia, hace bien en prestar su experimentado consejo. Habrá en cambio quien lo vea más como el portavoz de un conglomerado financiero, empresarial, mediático de un neoliberalismo "civilizado" e intensamente español y, por lo tanto, sus opiniones son juego sucio.  El juicio es libre.

Pero los hechos, no. Y a ellos debemos remitirnos. González habla como persona privada. Pero si los medios lo buscan es precisamente porque no lo es. Su vida es en muy buena medida, pública y esa parte pública, los consejos de administración, las oscuras mediaciones venezolanas, deja mucho que desear. Y no califica a su protagonista como persona de fiar.

González y los suyos en esta operación de secuestro del PSOE tienen un apoyo mediático constante y total. Tanto como el que tiene Podemos, de quien probablemente lo han copiado porque González lo señala en la entrevista. Sin embargo, en el otro extremo, Sánchez está sometido a una especie de bloqueo informativo y mediático. El hombre se explica por tuits que, por ahora, recogen los medios. Hay un evidente desequilibrio; Sánchez está en absoluta desventaja. Ese es otro hecho.

Por último, González no opina como ciudadano privado ajeno a la contienda porque es parte de ella. Apoya la candidatura de Susana Díaz, lo cual no está ni bien ni mal, salvo que demuestra muy baja ralea atacar al posible adversario sin confesarse parte. Y eso explica también la afrenta que dirije a Sánchez: tras haberlo acusado de engañador, ahora lo hace de ignorante o zascandil. Es difícil ser más duro con un compañero de partido. Y más injusto y peor persona. Porque si Sánchez le parece tan inadecuado, superficial, tornadizo y poco español, ¿puede explicar en qué aventaja al mismo Sánchez Susana Díaz? ¿Es mejor, más adecuada, más profunda, menos tornadiza o, antes bien, es más densa, completamente trivial y sin otro criterio propio que hacer la pelota al jarrón tonante y los que ella presume que son el poder en el partido? En lo único en que seguramente la andaluza aventaja a Sánchez es en ser "muy y mucho española", como les gusta a Felipe González y a Mariano Rajoy que en esto, como en muchas otras cosas, y ya se ha visto, coinciden. 

Se me hace cuesta arriba creer que estas declaraciones de González no susciten un sentimiento de indignación que fortalezca el incipiente campo de Sánchez.  

El desgobierno de la derecha

Aquí, el artículo de Palinuro que publicó ayer el periodico Berria, titulado "El sistema es antisistema"y en el que se da un repaso a la situación en que queda la política española, especialmente la parlamentaria, tras la traumática decisión del PSOE de abstenerse para facilitar un gobierno del PP. Con esa decisión, los socialistas han dado un paso quizá irreversible hacia su desaparición como partido de relevancia en el sistema político español y, con ello, también la continuidad de ese sistema, basado en un bipartidismo turnista ue parecía estable.

Con la abstención, el PSOE se ha constituido en rehén del PP. Prometió compensar afirmando que haría una oposición muy dura, pero stá claro que eso no podrá ser ya que el PP cuenta con el arma para impedirlo: la convocatoria de elecciones anticipadas. Cosa que no interesa a nadie, salvo al propio PP, razón por la cual es razonable pensar que, en elgún momento habrá elecciones anticipadas.

En el fondo, el conjunto del sistema hace aguas. Los dos partidos de la izquierda, enzarzados en una lucha cainita, son inbcapaces de coordinar su acción. La derecha tiene farantizado el gobierno para muchos años. Y eso que no hace nada por mantener el sistema, aunque sea con la apariencia de un Estado democrático de derecho. Falso. El PP no es un partido democrático no sabe qué hacer con un Estado de derecho que no sean trampas.

A continuación, la traducción del artículo al castellano:

El sistema es antisistema.

Parece como si la noticia del desbloqueo político gracias a la claudicación del PSOE hubiera sido una catástrofe en lugar de la ventura que todos los partidarios del sistema se prometían. “España necesita un gobierno” fue la consigna que movilizó la solución final. “No podemos ir a terceras elecciones”, remachaban. Es urgente. Hay que tener altura de miras, etc.

Por eso acabaron aceptando el gobierno de Rajoy como “mal menor” y “aunque no se lo mereciera”. No son precisamente parabienes. Era hacer de necesidad virtud y tragarse sapos sistémicos. Está de acuerdo hasta el mismo gobierno, principal beneficiado de la debilidad de la oposición para imponerle condición alguna. De los pactos con C’s Rajoy se acuerda para incumplirlos. No se ha molestado en cambiar nada salvo media docena de rostros que apenas hay modo de distinguir de los anteriores. Continuidad, orden y progreso a cargo de un gobierno minoritario, desprestigiado, acosado por la corrupción de su partido y con varios de sus componentes acusados de haber cobrado sobresueldos. Casi parece el reinado del Padre Ubu, pensado para de dinamitar el sistema.

Por sostenerlo lealmente y cuidar de la estabilidad, el orden, la gobernanza, o eso dice, el PSOE se ha suicidado, primero como oposición y ya veremos si también como partido. En la oposición será irrelevante porque funciona como un rehén del gobierno, que amenaza con disolver las Cortes si estas no se pliegan y con convocar elecciones anticipadas. En realidad, las terceras elecciones que los socialistas querían evitar y ante cuyo espantajo dieron el reciente golpe de mano intrapartista.

No siendo posible una “gran coalición”, como pedía el PP, al final, con la abstención del PSOE, han firmado una especie de pacto de gobernabilidad que la lleva implícita. El PSOE promete realizar una dura oposición en lo económico y social (aunque ya está perdiendo la esperanza de derogar la legislación anterior más agresiva) y formar frente nacional con el PP y C’s en la cuestión catalana. Pero ni eso va a ser funcional al sistema porque la amenaza de elecciones anticipadas tiene mucha fuerza y los empresarios ya han lanzado su heraldos a avisar de que, si el gobierno no puede gobernar (en su beneficio, claro), habrá que convocar elecciones anticipadas. El gobierno y los empresarios suelen decir lo mismo y se refuerzan mutuamente. Por eso es creíble la amenaza del PP que lo es no solo para el PSOE sino para los demás partidos de la Cámara, también con regulares perspectivas electorales.

El desbloqueo del sistema ha consistido en un gobierno de la derecha, en minoría parlamentaria, autoritario, neofranquista, con unos historiales de los ministros que producen pavor en cuanto a su competencia; un gobierno empeñado en tratar el problema más grave que afecta al Estado, esto es, el proceso independentista catalán, como una cuestión de orden público y una política de represión, sin negociación ni diálogo. A cualquiera, obviamente excepto al gobierno, se le alcanza que el solo recurso a la represión no resolverá sino que agravará el problema.

Cuando se trató de enfrentarse a la violencia de ETA, la situación era muy distinta porque precisamente la violencia deslegitimaba la causa que pretendía defender y, en cambio legitimaba la represión y la negativa al diálogo. Se decía entonces que cuando callaran las armas, se podría hablar de todo. Sin embargo, la actitud del Estado frente al proceso independentista catalán demuestra que aquella promesa era falsa. Las fuerzas nacionalistas españolas, básicamente el PP, el PSOE y C’s se niegan en redondo a considerar que Cataluña sea una nación y, por lo tanto, a negociar nada sobre la base de esa inaceptable pretensión. Propuestas de reforma, de revisión, proyectos, cero. El sistema carece de capacidad de autodiagnosticar la disfuncionalidad que lo afecta. Ni siquiera la comprende. Piensa que metiendo en la cárcel a unos puñados de independentistas, va a erradicar la voluntad de ser independiente cuando lo que puede hacer es destruirse a sí mismo.

Dado el carácter abierto, transversal, pacífico, democrático de la reivindicación independentista catalana y la masiva exigencia de un referéndum sobre la cuestión, la política represiva carece de toda legitimidad. Aunque sea muy legal. La legitimidad tiende a caer más del lado de un pueblo que reclama de modo masivo y pacífico su deseo de ejercer un derecho que otros pueblos en todo similares a él, como el escocés o el quebequés, han ejercido.

El giro dado por Pedro Sánchez como base de su candidatura a la SG del PSOE podría ser el inicio de un cambio de actitud del nacionalismo español en busca de una solución con el catalán. Pero es muy tenue. Aun suponiendo que Sánchez formule el programa con claridad, no está claro que vaya a convencer a su partido para que lo siga por esa vía si, como es presumible, su candidatura ha de competir con alguna otra que esgrima el patriotismo español.

dissabte, 12 de novembre del 2016

El Programa 2020

Me pilla esta noticia de la comisión de sabios leyendo el último libro de Javier Paniagua (El socialismo. De la socialdemocracia al PSOE y viceversa), editado por Cátedra, y de inmediato me ha venido a la memoria la historia del "Programa 2000", que relata Paniagua con bastante sentido del humor. Es que son spitting images o, como decía una tía mía de raigambre gallega, escupidiños.

Hay un pálpito general, compartido, de que el PSOE pasa por momentos de tribulación, de turbulencias. Hay conciencia de excepcionalidad y, por lo tanto, de transitoriedad. Las discrepancias arrancan en la duración de esa transitoriedad. Las bases parecen exigir congreso y primarias de urgencia y a la voz de "ya". La junta gestora prefiere tomarse su tiempo. El partido está desnortado. La junta advierte la necesidad de replantearse fines y medios, táctica y estrategia, poco menos que refundar el PSOE. Y ahí es donde aparece el Programa 2000 pero hoy, mismo procedimiento, mismos resultados. Se reúne una amplísima comisión de sabios, se elaboran unos papeles salidos de diversas brainstorming sessions y luego se remiten a las agrupaciones para comentarios. Al final, hay una montaña de papel imposible de racionalizar en proyecto alguno viable. En consecuencia, se nombra un comité reducido de la comisión de sabios para que redacte un texto conciso, resumido, a modo de catecismo y que, por la fuerza de las cosas y la necesidad de contentar a todo el mundo, no dirá nada nuevo. Pero habrán transcurrido diez meses que quizá sea de lo que se trata, según apuntan los maliciosos del campo de Sánchez.

Si realmente se buscara una refundación del PSOE, ¿no hubiera sido más razonable remitirse a la Conferencia Política y la Declaración de Granada de los tiempos de Rubalcaba? Ni se ha intentado. Prueba de que aquellas manifestaciones no tenían contenido real y eran una justificación del giro del PSOE hacia un partido de centro, de Estado, dinástico y turnista. Justo lo que le ha llevado a la situación en que se encuentra.

Sánchez, a su vez, parece lanzado a un autoconstituido proceso de primarias que ya están cuestionándole las gentes del aparato. Primero la revisión doctrinal y, luego, la cuestión personal. El proyecto de Sánchez de peregrinar por las agrupaciones puede ser un motivo más de enfrentamientos en el PSOE, según sean las tendencias de las agrupaciones, por o contra Sánchez.

"Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete".

dimecres, 9 de novembre del 2016

Con todos los respetos

Digamos que el crédito de Hernando está por debajo de mínimos. Sobre todo si sale esgrimiendo el no es no que defendió con ardor hasta cinco minutos antes de decir no es sí con el mismo ardor. ¡Ah la volubilidad del carácter humano! ¡El chaqueteo de los políticos!

Seguramente el PSOE votará "no" a los presupuestos. Razones no faltan. Pero solo lo hará si es seguro que aquellos se aprueban con su voto en contra. Si la aprobación depende de ese voto, comenzarán los problemas, las divisiones, los conciliábulos, las presiones. Los golpistas de Vendimiario dirán que no tiene sentido permitir el gobierno de Rajoy para no dejarle luego gobernar. Justo lo mismo que dirá el propio Rajoy. Este, además, agitará el espantajo de las elecciones anticipadas para insuflar el miedo en los miembros de la Junta. Y si Hernando y los suyos insisten en el no es no, los junteros pueden dar un segundo golpe de mano, pues lo tienen de querencia.

La obsesión catalana de la derecha del PSOE es la responsable de esta situación. Los bonzos de antaño, con los medios de hogaño, defenestraron al SG a la mera sospecha de insinuación de que estaba enredado en un contubernio con los indepes. La izquierda española, antes española que izquierda, enfrentada al reto catalán a la idea de una única nación española, claudica ante la derecha, le pasa los trastos de matar, y nunca mejor dicho, y se sienta a ver pasar el cadáver independentista.

Entre tanto, el PSOE está literalmente en llamas. Mientras la Junta manda sus emisarios en los medios a explicar los arcanos de sus decisiones, las bases se agitan, se organizan, se movilizan y cuestionan su acción política. La Junta está ya también en los tribunales por iniciativa asimismo de la militancia. Hay un clima de enfrentamiento total. Cuando las bases entreguen las más de 100.000 firmas limpias cual patenas, a saber qué triquiñuela se ocurrirá a los intrigantes de la Junta y su musa andaluza para ignorar la opinión de la militancia y seguir a lo suyo, que ahora ya nadie sabe lo que es. Ni ellos.

Porque el golpe se dio para frenar la deriva izquierdista del PSOE y uncirlo al carro de la derecha. En el entendimiento de que esta sabría cómo poner coto a las demasías catalanas, que los socialistas españoles encuentran indigestas. La derecha tiene ahora la posibilidad de hacer lo que no se ha hecho nunca: buscar un terreno de entendimiento con Cataluña. La encomienda de la tarea a la vicepresidenta del gobierno apunta a ese sentido. Y ¿qué cara se le quedaría al PSOE si el PP negocia con los indepes un referéndum? Téngase el amable lector antes de soltar un respingo. No sería tan insólito. Escocia hizo un referéndum bajo mandato de Cameron, tan conservador como Rajoy. El general De Gaulle, gloria de la France, reconoció la independencia de Argelia; Franco dio la suya a Guinea. La derecha es doctrinaria y fanática, pero también pragmática. Si, al final, negocia con el independentismo catalán una fórmula que lo satisfaga, el PSOE habrá hecho un doble ridículo.

Muchos militantes confiesan en las redes que les resulta difícil defender su militancia y muchos también están dándose de baja porque se sienten defraudados y su partido no les merece crédito ni respeto. La situación es lamentable para el PSOE (en manos de unos auténticos desnortados) y catastrófica para la izquierda en general, ya que los apoyos que pierden los socialistas no van a parar a Podemos. Al contrario, este puede ver reducidos los suyos, precisamente por su incapacidad para cumplir su objetivo de llegar al poder o ser decisivos en su ejercicio. Y ni lo uno ni lo otro.

La rebelión de las bases, incitada por el golpe de Vendimiario e inspirada en los modelos asamblearios estilo Podemos es una realidad aplastante y creciente. Ignorarla no va a ser posible. Se le suma la campaña iniciada por el destituido Sánchez en busca de apoyos para retornar a la SG. Un líder que busca seguidores y unos seguidores que buscan un líder. Salvo acontecimiento por sorpresa, el resultado será el que cabe esperar. La cuestión es en qué medida puede Sánchez conseguir el apoyo de su partido esgrimiendo lo que El País llama con gran escándalo, sus "nuevas opiniones". En especial la más nueva de todas, la afirmación de que Cataluña es una nación.

dimarts, 18 d’octubre del 2016

Órdenes son órdenes

Mal tienen que ver las cosas los de la Gestora abstencionista para que, después de varios globos sonda, la señora Díaz haya decidido dejarse de disimulos y ordenar la abstención del PSOE. Lo ha hecho por boca del secretario de organización, Juan Cornejo quien, a su vez traslada la posición de la Comisión Ejecutiva andaluza. Se acabó la broma. El PSOE se abstendrá y los 85 diputados acatarán la decisión del CF como un solo hombre. El que no lo haga, aténgase a las consecuencias. Debería, según Cornejo, entregar su acta de diputado. Punto.

Sí, las cosas están muy mal. Ya no basta con los sabios consejos de los mandarines, las especiosas razones de los miembros de la Gestora o el cerrado apoyo de los medios, encabezados por El País, cuyos editoriales son consignas en favor de la abstención y ataques a Sánchez y sus seguidores. Ya no basta la propaganda. Hay que acudir a la jerarquía, el ordeno y mando y la amenaza. Frente a la decisión abstencionista está produciéndose una rebelión de las bases, incluidas las andaluzas. A cortocircuitar este movimiento viene la tajante posición y dura advertencia de la autoridad. Las bases en esto no cuentan o yo no he oído a Cornejo o algún otro abstencionista tomarlas en consideración. Cuando estos señores se refieren a que hay unanimidad en el PSOE andaluz sobre la abstención, se refieren a sus órganos representativos, pero no al sentir de la gente que, como es natural, niega ese carácter representativo como contrario a su parecer.

La rebelión se ha extendido como la pólvora, a Madrid, Zamora, Cantabria, parte de Asturias, Murcia, Baleares, Valencia, Galicia, Euzkadi, Canarias, Navarra y, por supuesto, Cataluña, cuya dirigencia ya ha aclarado que los socialistas catalanes votarán "no" a Rajoy. En este enfrentamiento entre los dirigentes andaluces y los catalanes se anticipa lo que puede ser una reedición de las dos Españas, pero dentro de la izquierda. Con la consecuencia de que se generalice la visión del PSOE como un partido andaluz disfrazado de español, lo que suscita animadversión en el resto del Estado y, desde luego, en Cataluña. A las bases se suman voces de dirigentes relevantes y con autoridad, hasta dentro de la propia Andalucía, de forma que esta querencia abstencionista cada vez tiene peor prensa.

Y con razón. La Gestora y sus animadores carecen de las dos piezas esenciales para ganar un debate: no tienen justos títulos y tampoco tienen razones válidas. La falta de títulos es evidente. Sin valorar la forma en que se constituyó la gestora, esta no ha hecho otra cosa que extralimitarse con decisiones y declaraciones que no le competen pues es un mero órgano de gestión diaria, no un centro de adopción de decisiones. Ya hay quien los ha denunciado en el juzgado de guardia.

Además de carecer de justos títulos, la gestora y sus partidarios carecen también de argumentos. Justifican la abstención por la necesidad de evitar terceras elecciones, pero no responden a las observaciones de que el resultado que prevén malo se deba a la situación en que ellos mismos han puesto a su partido y menos lo hacen a la sugerencia de que enmienden su yerro y repongan a Pedro Sánchez en el cargo del que tan indignamente fue destituido.

Por no hablar de esa tartamudeante excusa de que un gobierno en minoría del PP estaría atado de pies y manos por una oposición intransigente. Un poco más de jabón y acaban afirmando que Rajoy tendrá que gobernar con el programa de la oposición. No es solo un argumento falso; es una mentira deliberada. En cuanto el gobierno pierda un par de votaciones que le interesen, disuelve las Cortes y convoca elecciones anticipadas, con un PSOE destartalado, sin dirección y en cierto modo cómplice de las demasías de la derecha. Adiós PSOE.

El terror a las terceras elecciones es el terror a tener que gobernar en condiciones extraordinariamente difíciles. Tanto que los abstencionistas prefieren que lo haga el PP, en el estilo, con las formas y objetivos característicos de esta orientación política. Es la tradicional cobardía de la izquierda, siempre sumisa, dispuesta a aceptar las imposiciones de la derecha sobre todo si intuye que hay un horizonte problemático en la siempre viva cuestión catalana. Frente a ese "reto", las diferencias entre la izquierda y la derecha españolas se difuminan a favor de la derecha.

La pregunta es: ¿hasta tal punto importa al PSOE mantener un simulacro de Estado que está dispuesto a poner el gobierno en manos del partido más corrupto y con el peor presidente de la historia de la democracia?

Si, como dice Cornejo, no hay duda alguna de que el PSOE no quiere nada con el PP, lo mejor es demostrarlo con un NO y no con una abstención que es un NO/SI.

divendres, 30 de setembre del 2016

Mañana, Palinuro con los jóvenes socialistas en Castellón

Un verdadero honor que agradezco de corazón a las juventudes socialistas de Castellón. Un encuentro sobre el muy candente tema de El futuro del socialismo en el contexto europeo y en una fecha especialmente crítica. Tendrá lugar a las 12:00 en el Centro Cultural "La bohemia", en la calle Císcar, 14. 

Innecesario decir que voy muy motivado y muy dispuesto a hablar de la situación europea y española y el necesario papel de la socialdemocracia. Debe esta retornar a su posición central en el devenir de nuestras sociedades porque es la única que garantiza democracia y justicia social, una sociedad abierta y progresista, la única que de verdad compatibiliza libertad e igualdad. Por eso hay tanto interés en que ese discurso socialdemócrata radical no se escuche porque es el único que ha conseguido cambios decisivos en nuestras sociedades, cambios que el neoliberalismo trata de revertir. Se vale para ello del inmenso ruido mediático y la propaganda e ideología difundidas por unos intelectuales orgánicos de distintas escuderías. Por eso, los debates deben ser a fondo, sin tabúes, con sinceridad y valor, rasgos propios del espíritu de la izquierda.

Pero todavía voy más dispuesto a escuchar y a aprender. 

En Castellón nos vemos.

dijous, 29 de setembre del 2016

El perro andaluz

Recuérdese que, preguntados Buñuel y Dalí por qué su película se llamaba El perro andaluz, contestaron que no tenía nada que ver con perros ni con Andalucía. Lo mismo este post sobre el golpe de mano de los socialistas peperos en contra de Sánchez no tiene nada que ver con Andalucía.

Que Susana Díaz y Felipe González, los dos instigadores de esta maniobra de sombras y puñales por la espalda, sean andaluces, no es aquí relevante. Podrían ser marcianos. En realidad, lo son.

Mientras se ha cocido esta conjura dirigida por Rubalcaba desde El País, el PP estuvo muy callado. Lógico. Informado al detalle por sus submarinos en el PSOE, empezando por sus antiguos militantes, estilo Fernández Vara en Extremadura, comprendió que lo mejor era no hacerse notar porque la gente no sospechara que este plante de los 17 venía movido por su afán para que el Sobresueldos vuelva al gobierno.

Que vuelva el Sobresueldos y el PP, el partido con cinco causas judiciales abiertas. Que vuelvan sin responsabilidad alguna, exonerados de sus fechorías pasadas y dispuestos a cometerlas más gruesas porque, gracias a estos individuos, no hay  modo de librar al país de ellos. Por supuesto, al país, que le den. Esas 17 personas no tendrán que padecer personalmente las consecuencias de las políticas antipopulares e injustas del PP. Y se llaman socialistas cuando son meros vividores de lo público en un clima de corrupción consentida que quieren prolongar porque los favorece.

Supongo que los de Podemos estarán celebrando la quiebra del PSOE, convencidos de que, por fin, ya que ellos no fueron capaces de conseguirlo, los mismos socialistas les facilitaron el sorpasso. Eso ya se verá porque, aunque no lo crean, la razón de que la gente no los prefiera no reside en que los socialistas les "robaran" votos, sino en que, simplemente, no los prefieren y cada vez los preferirán menos por razones de su discurso, tanto en el fondo como en la forma. Pero esto es asunto de menor interés.

El mayor interés reside en ver cómo repercute esta fractura socialista en el único problema real, verdadero, que hay en España: Cataluña. Desde la perspectiva catalana, la situación del PSOE que prácticamente garantiza ya un gobierno del PP con Rajoy a la cabeza, en principio, no tiene consecuencias. La Generalitat proseguirá con su hoja de ruta y, referéndum mediante o no, proclamara la independencia unilateralmente en el último tercio de 2017. ¿Vemos a los neofranquistas, con su retórica imperial y nacionalcatólica, aceptando sin más la separación de la República Catalana? Francamente, no. ¿Los vemos recurriendo a su típico argumentario de la provocación, el matonismo, el porrazo, el pistolerismo y, si es necesario, los tanques? Lo primero (la represión de "baja intensidad") es muy probable; lo segundo (recurso a la fuerza militar), no. ¿Entonces? Entonces, el Sobresueldos descubrirá que la política es algo más que cuidar a tu padre con cargo al Estado, enchufar a tus parientes, ver partidos de fútbol y decir necedades sentenciosas. Descubrirá que ya no basta con robar a mansalva para callar bocas,porque hay bocas que no se callan. Descubirá que hay que tener ideas, extraños entes de imposible comprensión que jamás han visitado su magín. Y, como no las tiene y tampoco tiene fuerza para imponerse, tendrá que tolerar la mediación internacional y tragarse el referéndum que nunca quiso.

Esa es la verdadera razón de la fractura del PSOE y de la inexistencia de gobierno en España: Cataluña rebelde. Lo que une a González y Rajoy es la convicción de que hay que sojuzgar a los catalanes. Lo que los 17 mindundis no toleran a Sánchez es que haya intentado entenderse con los independentistas. Algún día, relativamente pronto, descubrirán que en su aterrorizado rechazo a la perspectiva de que los catalanes decidan y toda la tramoya de la Restauración salte por los aires, se han cargado el país. Dicho claramente: las ambiciones desmesuradas de Díaz, las complicidades de González, el reaccionarismo de Rubalcaba, el derechismo de muchos de ellos y el clientelismo de los más, que deben votar lo que les dicen sus jefes de filas, han cerrado la última posibilidad de un entendimiento civilizado entre España y Cataluña.

Son tan cobardes, lerdos y serviles que no solo se han quedado sin partido. Se han quedado sin país.

dimecres, 28 de setembre del 2016

La cacería

Ayer todas las televisiones comerciales sacaron a la recua de peperos disfrados de socialistas para arremeter a una contra Sánchez, vilipendiarlo, zaherirlo, forzarlo a dimitir. La Sexta fue un verdadero carnaval de estos estafermos con la complacencia del magnate Roures, dispuesto a financiar todo cuanto pueda destruir al PSOE. No sé cuánta gente seguirá dispuesta a ver este innoble espectáculo de una jauría de despechados, envidiosos y amargados, lanzados contra el único hombre que ha tenido el valor de plantar cara a la derecha en este país. Y todos quieren partírsela. Especialmente sus "compañeros".

Es táctica vieja. La derecha siempre lleva a sus numerosas radios y televisiones a topos peperos en el PSOE, de los que dice que "equilibran" el pluralismo de las emisiones y cuya tarea es atacar a su propio partido. Lo hicieron Pablo Castellanos, García Damborenea, Inés Alberdi, Rosa Díez, Edurne Uriarte y, ahora, Corcuera, Leguina, Chacón, Madina  e tutti quanti, tod@s convers@s al sol que más calienta. 

Tampoco es nuevo que la "verdadera izquierda" de Podemos, que tanto se ha quejado de ser objeto de maltrato en los medios sin que esto sea cierto, no diga nada de esta injusta cacería de un hombre solo a manos de nubes de frustrados capaces de decir cualquier cosa con tal de hacer daño a su Secretario General y su partido. Y en interés obvio, descarado, de la derecha.

Es la cuestión: que gobierne la derecha, que siga en el poder Rajoy con sus sobresueldos, al frente de un gobierno de franquistas corruptos. Eso lo apoyan todos: los caciques del PSOE, los peperos del PP, los medios al unísono y, vergonzantemente, también Podemos, que espera sacarse así el Sorpasso gracias a estos transfugas de hecho antes que a sus propios méritos.

La imagen que todos ellos venden es una pura invención: Sánchez obstáculo a la formación de un gobierno en España; Sánchez tapón; Sánchez anteponiendo sus intereses a los generales. Sánchez, culpable. Es mentira. Lo saben, pero no les importa porque, al tener el dinero y el poder, creen que podrán vencer la resistencia que oponen la razón y la gente. Recordemos brevemente unos datos.

La acusación que hacen a Sánchez responsable de la "débacle" socialista (que, además, no es tal) es una injusticia que da vergüenza. Él no ha provocado la crisis del PSOE. La ha heredado. El PSOE se torció con Zapatero y acabó de hundirse con Rubalcaba y su inexistente oposición a la mayoría del PP. Fue Rubalcaba quien lo convirtió en un partido domado, dinástico, nacional-español y al servicio de la derecha. Gracias a ese abandono de misión, el PSOE hizo que apareciera Podemos y, al socaire de este, se reconstituyera IU. El verdadero responsable del desastre socialista es Rubalcaba, precisamente el que más ataca a Sánchez.

¿Por qué? Porque Sánchez ha recogido la herencia y, aunque sigue en declive, este se ha atenuado y, sobre todo, ha conseguido conquistar la centralidad política. El solo, en contra de todos. En contra de la derecha, el capital, los medios y su propia gente. Manda narices que nadie tenga agallas para salir en su defensa dada la injusta desigualdad de fuerzas excepto los militantes, los votantes y algún bloguero despistado que ni siquiera es de su partido. Solo y todo, Sánchez ha frenado en seco a Podemos. Este forzó las segundas elecciones con la intención de fagocitar al PSOE y salió mal parado. Ahora trata de evitar las terceras porque ya ve que su resultado será aun peor: un partido de tantos por cientos, escaños, comisiones y política parlamentaria más bien múrida. Por eso empezó diciendo que el PSOE pactaría con el PP (esa sucia afirmación ya no se oye) porque, en el fondo son iguales. Tal como están las cosas, frente a Rajoy, antes se abstendrá Iglesias que Sánchez. Pero nadie está dispuesto a reconocer el mérito y el aguante del socialista.

No sé lo que pasará en el PSOE. Son muchos, hábiles trujimanes de las peleas internas, los reglamentos y los estatutos, gentes sin escrúpulos y desesperadas porque Sánchez claudique para seguir conservando sus sillones, privilegios y prebendas. Empezando por la presidenta de Andalucía, cuya labor de zapa de su secretario general la califica y la descalificaría para siempre para representar a nadie en parte alguna. Uno de sus argumentos preferidos es que no puede gobernarse España con 85 diputados y que Sánchez no ha hecho más que cosechar fracasos. A ellos les sucede lo mismo o peor: tienen menos diputados proporcionalmente hablando en sus feudos y llevan más tiempo cosechando resultados electorales cada vez menores. Debiera darles vergüenza.

Sí sé, como lo sabemos todos, qué pasará en España si este frente antisánchez se sale con la suya: cuatro años más de un gobierno que es el hazmerreír fuera y el hazmellorar dentro, compuesto por un manojo de franquistas ineptos y corruptos, apoyado en un partido con cinco procesos judiciales abiertos y compuesto por presuntos ladrones meapilas. O sea, lo de siempre en España para nuestra desgracia. Y esto es asunto importante: si se actúa mal no será el PSOE el que se hunda, sino el país.

Tómese la cuestión catalana como ejemplo. Para Palinuro, Sánchez y los suyos no han entendido nada de Cataluña y su respuesta al asunto es tan absurda y errónea como la de la derecha. No obstante, ¿hay duda alguna de que un nuevo gobierno del PP sería ya definitivamente catastrófico para la posibilidad de encontrar una vía de negociación en Cataluña? ¿Alguna de que, a pesar de su arcaico nacionalismo español de hojalata, Sánchez ofrece un resquicio mayor de esperanza para que España resuelva este contencioso de modo pacífico y democrático?

Tengo entendido que Sánchez negociará con Podemos y los indepes. No sé si será cierto o parte de los bulos en circulación estas fechas. De serlo, Palinuro se felicitaría porque es lo que siempre ha propuesto, pero últimamente había cambiado de opinión porque, a su parecer, los de Podemos no son de fiar y es mejor ir a terceras elecciones. Desde luego, lo que no haría Palinuro en ningún caso sería pedir a los indepes que renunciaran (aunque fuera de momento) al referéndum para permitir la formación de una gobierno en España.

Pues esa es la ironía de esta estrambótica historia: el gobierno y la estabilidad de España dependen en gran medida de los independentistas catalanes. Pero estos no pueden renunciar al referéndum en ningún caso. De hacerlo, habrán perdido toda su fuerza, como Sansón cuando lo de su cabellera y Dalila, y crearán el caos en el proceso independentista.

Los socialistas españoles podrán contar con la lealtad de los catalanistas (de la que me fío más que de la de Podemos) siempre que ellos estén a la recíproca. Es justo.

dimarts, 27 de setembre del 2016

¿Resistirá?

Una pena. En un día tan glorioso como este, en que podemos disfrutar de la imagen de una banda de presuntos chorizos multimillonarios en el banquillo de los acusados, hemos de dedicarnos a otros menesteres porque la urgencia del momento así lo exige. Y es lo que haremos. Pero no me dirán ustedes que no es grato completar a estos pájaros sentados con rostro grave y hasta amargado. ¿No les vienen a la memoria las fotos de todos ellos sonriendo o riendo a mandíbula batiente, exhibiendo su poder y su riqueza? ¿No los recuerdan a bordo de yates de lujo, cazando piezas mayores en el África, entrando y saliendo de suntuosos comedores, inaugurando jolgorios, todo con nuestro dinero? Ignoro en qué medida afecta a estos payos el hecho de que los demás pensemos de ellos que son unos granujas y unos malnacidos. Pero supongo que lo tendrán presente. Y ojalá la justicia cumpla con su deber y les haga pagar sus supuestas fechorías.

Y vamos a lo nuestro. El País sigue inmisericorde en la cruzada antisánchez más destructiva. No sé si algún otro dirigente ha tenido que soportar otra portada tan agresiva como esta en la que no solamente se le pide la dimisión sino que su misma propuesta de convocar primarias se convirte en causa de que se pida esa dimisión con ese tono bronco, casi histérico, a través de un titular de periódico en el que no se informa, sino que se difunde una consigna: Como no cede, dimisión.

No es imposible que El País caiga más bajo; pero es difícil. Ese titular es un pasquín.

He leído en alguna ocasión que Pablo Iglesias acusa a El País de buscar la destrucción de Podemos, igual que he escuchado a los de Podemos repetir muchas veces que el "PSOE y el PP la misma mierda es". Ignoro si los que decían esto habrán rectificado porque la estupidez suele ser tan densa como tarda, pero es obvio que a quien el El País quiere destruir de verdad es a Sánchez y al PSOE. De Podemos, ni se acuerda. Pero estaría bien que alguien de la "verdadera" izquierda dijera algo sobre esta persecución de un dirigente de la izquierda, este mobbing periodístico, típico de los tabloides y la prensa amarilla.

Junto al titular, otro editorial cargado de agresividad y verdadero odio, Un partido secuestrado. Un texto tan injusto e inmoral que seguramente lo habrán redactado a cuatro manos Cebrián y Rubalcaba. Todos ven que el país sufre un presidente del gobierno en funciones, declarado en rebeldía ante el parlamento, que lleva ocho meses chantajeando a las instituciones, a los demás partidos y a la opinión pública, que tiene a su propio partido forzado al silencio, que se niega a retirarse pero tampoco hace nada por presentar su candidatura. Pues bien, para El País no es el presidente de los sobresueldos el responsable de esta situación sino que lo es el líder de la oposición que, como es evidente, juega en inferioridad de condiciones.

Si había alguna duda sobre la necesidad de mantenerse firme en el NO es NO y echar a esta peste de mangantes, corruptos e ineptos del gobierno, la clara complicidad de los medios con este desbarajuste es ya suficiente para no hacer caso a sus exabruptos. Repásese el editorial. En esa breve pieza se trata a Sánchez de tramposo, chantajista, de tratar de organizar un plebiscito a su medida, de traicionero, marrullero y de hacer una fuga hacia delante. Ignoro cuál será la capacidad de resistencia de Sánchez ante esta agresión pero, si quiere, puede verla con otro ánimo a base de preguntar a quien insulta con tanta ferocidad en petición de una dimisión, ¿quiénes serían las personas que propugnaria como sustitutas? ¿Susana Díez? ¿Carme Chacón? ¿Eduardo Madina? Eso es un chiste. Quienes han estado torpedeando la campaña electoral de Sánchez no debieran alzar mucho la voz y, de hecho, no la alzan, salvo Fernández Vara, que le viene de casta pepera.

Estos ataques tan desmesurados (producto de la histeria de la derecha, que quiere resolver la interinidad antes de que fragüe algo peor) pasan por alto el hecho de que la resistencia y el coraje de Sánchez cuentan con un apoyo fuerte en la militancia, que ha encontrado una razón sobrevenida para movilizarse orgullosamente por su partido: apoyar a su dirigente e impedir que las fuerzas oscuras de los oscuros despachos y los bancos a través de sus lacayos en los medios, decidan quién gobierna España y quién no. En realidad, la audiencia que El País quiere tocar son los llamados "barones", ese puñado de dirigentes territoriales que, por razones personales, hacen el juego al PP y cargan contra su propio secretario general. O militaron en el PP (caso de Fernández Vara) o son amigos de los peperos (caso Rubalcaba) o tienen corazón pepero (caso Bono, Leguina, etc) o simplemente no pueden soportar que nadie los haga caso porque, en el fondo, no son nada; caso Díaz.

Sánchez sostiene que las medidas que parecen "un chantaje" a El País, esto es, la convocatoria del Comité, las primarias, el congreso, son necesarias para dar respuesta a la derecha en asuntos de gobierno y con el lenguaje que aquella entienda y para que su partido hable "con una sola voz". Eso en el PSOE nunca será posible porque no es el PCE, pero es bueno que se formule. Y que quienes tienen otras voces calibren la responsabilidad en que incurren si, por tratar de imponerlas, permiten que el país siga gobernado por el mismo partido corrupto y el mismo gobierno de ineptos y franquistas, con el Sobresueldos a la cabeza, es decir por aquellos que lo han traído al estado de crisis y postración en que se encuentra.

Porque la cuestión no ofrece dudas: si Sánchez se va o lo echan, son cuatro años más de Rajoy y quién sabe cuántos más del PP con sus sucesores, por ejemplo, Feijóo. Dice El País que Sánchez no puede poner a los ciudadanos ante la disyuntiva de Rajoy sí o no. Él prefiere librarlos de esa angustia con un "Rajoy sí o sí". 

dissabte, 6 d’agost del 2016

Carta abierta a Pedro Sánchez

Estimado señor Sánchez: menuda la que le ha caído encima. Lleva usted sobre sus hombros una responsabilidad tanto más desmesurada cuanto que está usted solo. Representa usted la última y única esperanza de un cambio en España, de una regeneración democrática, de que no habrán de padecerse otros cuatro años de gobierno ignominioso apoyado en un partido que es una asociación de malhechores.

Es mucha responsabilidad. Tiene usted enfrente, además, al conjunto del sistema político, económico, religioso y hasta cultural. Se incluyen sectores señalados de su propio partido, gentes de escaso fuste intelectual y moral, empeñadas en doblegarlo a usted para que haga como ellos, esto es, resignarse al vergonzoso desgobierno y latrocinio de la derecha.

La naturaleza profundamente corrupta del neofranquismo en el gobierno se advierte en el hecho de que la inmensa mayoría de políticos y publicistas acepte como situación de legalidad normal lo que no es más que arbitrariedad, tiranía y abuso. Y pretenda que todo el mundo juegue a este juego de equívocos de tomar por un partido una asociación con ánimo de delinquir; de considerar presidente del gobierno a quien, sospechoso habitual en varias ilegalidades, no se merece el puesto; de tomar sus arbitrariedades por leyes.

Es obvio. La presión para que se doblegue usted, abandone su loca pretensión de regenerar el sistema político, está siendo inmensa. En El País lo conminan para que acepte un desgobierno más de Rajoy. Muchos de sus antiguos compañeros, los que más han sobresalido, también quieren que ceda usted "por el bien de España". Los de Podemos no dicen a las claras que interese un gobierno del PP. Son más esquinados y lo que dicen es que, al final, el PSOE -por su naturaleza conservadora- se abstendrá dejando gobernar a Rajoy y otorgándoles a ellos la patente de la "verdadera" oposición. Decir que es inevitable y desearlo viene a ser lo mismo.

Por todo eso, está usted hoy solo y conviene que busque  apoyos porque va a necesitarlos. Cuente con el de Palinuro si de constituir gobierno alternativo al de Rajoy se trata. Y cuente también con el de los militantes de base de su partido y sus votantes. Palinuro no tiene nada que ver con usted ni con su partido al que, por el contrario, ha criticado muy duramente por el abandono de la oposición en la legislatura anterior. En buena medida, el marasmo actual de la izquierda debe achacarse a ese abandono de sus tareas que solo puede deberse a la cobardía de aceptar como válidas formas y contenidos que no lo son. Pero ahora es una situación de emegencia y se requiere rapidez.

Justo esa posición suya, señor Secretario General, es la que lo pone en todas dianas. Todos quieren que se muestre usted más "flexible" o sea, que claudique. Y lo hacen para tapar sus propias miserias y vergüenzas de haber entrado al juego de unos falsarios de la derecha, como siempre en España. A la hora de inquirir cómo sea posible que casi ocho millones de personas voten a favor de los corruptos es bueno recordar que serán ocho, diez, seis o uno, pero los corruptos son los corruptos y no merecen que se les facilite la tarea a base de prolongar la indignidad.

NO es NO, Secretario General, y todo el mundo de buena voluntad espera de usted que lleve a cabo su promesa de decir NO al neofranquismo y al expolio de España. La ocasión es única y no puede dejarse pasar. La razón por la que el PP goza aun de tanto apoyo se divide en tres momentos que dibujan la mentalidad y la cultura política de los españoles hoy día: la cobardía, inducida por cuarenta años de terror; el silencio como mecanismo de defensa; la resignación como corolario fatal de los otros dos. Cobardía, silencio y resignación. España no tiene arreglo.

Usted representa la última esperanza de ese arreglo, la de decir NO. Esté usted a su altura y se habrá ganado un lugar en la historia. Los nacionalistas vascos y catalanes ya le han cerrado la puerta en los morros al de los sobresueldos. Ahora solo queda que dimita y se vaya a su casa, dejándole paso a usted. Dos cuestiones para terminar:

Primera: no está nada claro que Rajoy se presente a investidura alguna. Pretende seguir en funciones hasta contar con mayoría absoluta porque es incapaz de fabricarla mediante pactos parlamentarios. El pájaro es además especialista en la marrullería y en bloquear lo que sea para salirse con la suya: lo hizo con el Tribunal Constitucional, bloqueándolo hasta que pudo manipularlo. Lo hizo con las pasadas elecciones autonómicas andaluzas. Tiene experiencia y es su estilo: someter al país entero a sus intereses personales. En realidad, en el fondo, es un golpe de Estado: el sobresueldos bloquea las elecciones, no responde ante el Parlamento y pretende controlar a los jueces. Un golpe de Estado y una dictadura encubierta de interregno democrático.

Palinuro entiende que debe usted sentarse a negociar con los nacionalistas vascos y catalanes y, por supuesto, negociar un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Si tuviera usted una actitud más abierta y respetuosa con los derechos de las minorías nacionales todo saldría mucho mejor. Pero se entiende que, dada su mentalidad de nacionalista español clásico, no es de esperar que llegue a esa conclusión. No estaría de más, sin embargo, que empezara a hacerlo porque, al final, ese referéndum se hará.

Entre tanto es usted la última esperanza de que este desgraciado país no caiga, acobardado, silencioso y resignado en cuatro años más de la actual indignidad de un gobierno encabezado por quien no tiene ni de lejos categoría para ello.

diumenge, 3 de juliol del 2016

¿De quién es el PSOE?

Una de las monsergas más injustas con el PSOE dice que es lo mismo que el PP. Tiene muchas variantes pero, en lo esencial, procede siempre del campo de la izquierda comunista o cercana a él, y su finalidad generalmente es la misma: desplazar al PSOE hacia la derecha en la percepción de los votantes a los efectos de ocupar su lugar. Pretende así ganarse el favor de un electorado mayoritario tanto en España como en Europa que combina un igualitarismo reformista anclado en una justicia social redistributiva con un espíritu respetuoso con la libertad basada en las garantías del Estado de derecho. Es la codiciada fórmula del socialismo democrático, la socialdemocracia.

Tal fue el empeño del comunismo europeo en los años 70 del siglo pasado al que se incorporaron los partidos comunistas de España, Francia e Italia y recibió el nombre de Eurocomunismo. Ocupar el sitio de la socialdemocracia, empujando a esta a la derecha para ganarse a sus votantes. La verdad, sin embargo, es que esta táctica que podría llamarse "del cangrejo ermitaño" no ha funcionado nunca en ningún país europeo. El socialismo democrático, la socialdemocracia, ha sido siempre hegemónica en la izquierda en todos los países europeos, salva la excepción de Italia antes de la crisis de la I República y, quizá, en Grecia actualmente. 

Al fracasar en esta táctica de ocupación, la izquierda comunista española recurrió en los años 90 a la de la llamada "pinza", una unidad de acción con la derecha para sacar al PSOE de las instituciones. Este segundo recurso sirvió para privar del gobierno a los socialistas (poniendo a la derecha en su lugar) pero no para asegurarse la preferencia del electorado. El PSOE siguió siendo hegemónico y no había sorpasso.

Ahora bien, la irrupción de la crisis financiera en 2008, que resultó intratable con el viejo recetario keynesiano, sembró el desconcierto en el PSOE que, falto de argumentos contra el neoliberalismo, cedió en sus principios y se acomodó a aquel. La secretaría general de Rubalcaba  consolidó un proceso de deriva neoliberal en lo económico y conservador en lo político. Tanto este como su sucesor, Sánchez, convirtieron el viejo partido de Pablo Iglesias en uno dinástico, centralista y complaciente con los privilegios de la Iglesia católica. 

La conjunción de la devastadora crisis económica con la incompetencia de los líderes socialistas a la hora de articular un programa socialdemócrata de recuperación, convirtió en realidad palpable lo que hasta entonces solo había sido un deseo, un wishful thinking de los comunistas. Abrió a estos una "ventana de oportunidad". Los hechos eran irrefutables y del dominio común: la socialdemocracia española en el gobierno había hecho suyo el programa neoliberal, había abandonado la posición de la izquierda, se había rendido a la derecha. ¿No fue Carme Chacón quien abrió el camino a la avalancha de desahucios? ¿No fue la reforma laboral del PSOE la que inició el desmantelamiento de la protección jurídica del trabajo? ¿No fue Zapatero quien redujo los salarios de los funcionarios y congeló las pensiones? ¿No fue él quien, mano a mano con Rajoy, modificó el artículo 135 de la Constitución?

Por fin se probaba que el PSOE era igual al PP. Esa era la verdadera pinza y no la de Anguita con Aznar. 

La sumisión del PSOE a un PP avasallador y revanchista desde 2011 desnaturalizó el sistema parlamentario que funciona siempre como un equilibrio entre el gobierno y la oposición. El PSOE no osó presentar una moción de censura durante toda la X legislatura (2011-2015), aunque amagó con ella en una ocasión. En realidad no fue sombra, ni amago de oposición y no lo fue en el Parlamento ni en los demás niveles de gobierno. La derecha neofranquista campó por sus (escasos) respetos. Ello provocó dos consecuencias: a) generalizó la corrupción en las instituciones, faltas de control político y jurídico, convirtiendo España en un patio de Monipodio; b) hizo que la oposición se articulara al margen del Parlamento, que fuera una oposición extraparlamentaria. Esta oposición tomó dos formas muy distintas: de un lado se consolidó en el movimiento soberanista catalán y, de otro, se echó a las calles y plazas de las ciudades como rebelión de los indignados. Si los partidos institucionales, especialmente el PSOE, no hacían frente al gobierno autoritario y corrupto de la derecha, se lo harían el independentismo catalán y el movimiento espontáneo del "no nos representan".

La oposición había abandonado la Carrera de San Jerónimo y se había instalado en Cataluña y los indignados. A ello debe añadirse que, en el curso de su adaptación al neoliberalismo, el PSOE se había burocratizado y patrimonializado entre "familias" generalmente territoriales y se habia ido alejando no de la sociedad, pero sí de sus sectores juveniles. Además de burocratizarse, el PSOE se había esclerotizado.

Y aquí es donde surge la "ventana de oportunidad" por la que se cuela Podemos que quiere recoger el espíritu radical de la izquierda y el respeto a las libertades del Estado de derecho; que pretende por tanto una vez más, arrumbar al PSOE en el museo de la historia, en el pasado, y presentar en su lugar una forma nueva y convincente de socialismo democrático. De ahí la lluvia de primarias, horizontalidad, espontaneísmo, círculos y resto de parafernalia asamblearia. De ahí que si, de un lado, los portavoces de Podemos identifican al PSOE con el PP, Iglesias predique un nuevo evangelio verdaderamente socialdemócrata. 

La ocasión la pintan calva. Los trastornos de la crisis, la postración del PSOE, la desafección de la gente, la polarización política y la movilización ciudadana, la confrontación Estado/Cataluña, todo apuntaba a la oportunidad de revitalizar el viejo sueño comunista del sorpasso. Un pésimo resultado electoral en 2011 apuntaba a otro aun peor en las siguientes elecciones y abría la posibilidad de que la "nueva", la "verdadera", la "transformadora", la "auténtica" izquierda alcanzara una posición que llamaba de centralidad política.

Una sola precaución se imponía: ese nuevo intento de sorpasso no debía confundirse con los eternos perdedores del Partido Comunista y su hopalanda de IU. Había que marcar distancias. Las distancias se marcaron y, en las elecciones europeas de mayo de 2014 se dio la sorpresa de casi un sorpasso, pero no al PSOE sino a IU. Podemos entraba en combate con cinco eurodiputados. A partir de ahí, todos los medios difundieron la doctrina: una nueva izquierda se imponía y prometía dejar atrás a IU y el PSOE. El bipartidismo (curioso concepto que niega a IU la condición de tercer partido) estaba tocado de muerte. Los sondeos se volvieron locos y algunos pronosticaban un tercio de los votos para Podemos. La triste suerte del PSOE estaba escrita en el hundimiento del PASOK. Para ello era preciso que IU sucumbiera, cosa que esta hizo obedientemente para dejar via expedita al choque de gigantes, la pelea a dos en campo abierto en la que Podemos triunfaría sobre el PSOE  y honraría la memoria de Lenin, de José Díaz, de Pasionaria, Carrillo: reunificar el la izquierda bajo una sola bandera. Asaltar los cielos.

Las elecciones del 20 de diciembre de 2015, con un bisoño Sánchez al frente de un mortecino PSOE, carcomido por baronías de covachuelas, fueron un baño de dura realidad para Podemos que, con un ramaje de confluencias, quedó por detrás del partido del Pablo tipografo. Retirada a los cuarteles de invierno, crisis interna y cambio de táctica. Lo que sucedió en esos meses de diciembre a junio es de conocimiento universal. Ya no bastaba con destruir a IU. Era más práctico incorporarla y hacerse con ese millón de votos (pagando los millones de euros de deuda) para ir a nuevas elecciones. Dicho y hecho: Podemos devoró a IU como Zeus se tragó a Metis. Al cabo de un tiempo, con la ayuda de Hefaistos que le abrió gentilmente la cabeza, Zeus alumbró a Palas Atenea, igual que Podemos alumbró la nueva criatura Unidos Podemos, reina de todos los platós televisivos  alegremente ajena al hecho de que la confluencia con IU retrotraía a Podemos al ámbito comunista del que había querido separarse en un principio.

La noche del 26 de junio fue la de las ilusiones rotas. La noche engendra terrores, monstruos, fracasos. Entre conciliábulos, comités, declaraciones, debates y consultas colectivas, los dirigentes de Podemos no entienden qué ha pasado y no entienden por qué no lo entienden. Su soberbia sigue sin dejarles ver la realidad. Su fracaso no se debe a sus actos u omisiones, sino a los del adversario, el PSOE. Y no por su inexistente agresividad hacia Podemos sino porque se ha mantenido, se ha atrincherado, ha resistido. No es el PASOK y tampoco el PP, por cierto. No es hacia dentro de Podemos hacia donde deben mirar estos en busca de errores. Es hacia fuera. 

Pero hacia afuera sabiendo lo que se ve y se dice. No es el miedo "a lo nuevo" lo que ha restado votos a Podemos. Es algo distinto. Es la lealtad a la socialdemocracia de los votantes del PSOE. Estos han acudido a salvar a su partido con todos los elementos en contra: los medios, los sondeos, la espiral del silencio, la mediocridad de la dirección, las maniobras diversionistas, las zancadillas y las intervenciones no pedidas de la colección de floreros, jarras y bacenillas de otro tiempo. Y lo han conseguido. No hay sorpasso, camarada. 

Aquí enlazamos con la pregunta del post, ¿De quién es el PSOE? Habrá quien diga que de sus militantes y tendrá buena parte de razón. Suelen ser militantes de larga data, con experiencia, bregados en las agrupaciones, con sus vicios y virtudes, pero que viven su partido, aunque no aparezcan en Twitter. Pero esos militantes son una pequeña fracción de los votantes. Estos son millones. A ellos ha ido dirigido un venenoso discurso de Podemos de que los verdaderos socialistas, los socialistas de corazón, votarían círculos morados o los corazones de la abeja Maya. Y también un clima general des desprestigio: votar a los socialistas es votar a la derecha, las puertas giratorias, la corrupción, el neoliberalismo, los desahucios. Y los votantes han aguantado sosteniendo que nada de eso es cierto y que no hay posibilidad alguna de que el PSOE facilite un gobierno de la derecha de ninguna forma. Esto último está por ver pues el espíritu humano es inconstante.

Pero, de momento, son los votantes quienes han salvado el PSOE. Por lo tanto, el PSOE es de ellos. Puede discutirse si más o menos que de los militantes. Pero, desde luego de la dirección y de los barones no es; no es de las corrientes, grupos, familias y "sensibilidades" y mucho menos de las glorias del pasado. El PSOE tiene historia (es uno de sus activos), pero no pertenece a ella y, si lejano es el siglo XIX, también lo es el XX y, en ciertos aspectos, más. El PSOE es de los militantes y, sobre todo, de los votantes. Son estos los únicos que pueden resolver el evidente problema de envejecimiento del PSOE, llevando el voto a las franjas más jóvenes.

Eso quiere decir que la necesaria refundación de la socialdemocracia deberá abordarse en el congreso previsto para septiembre u octubre. La reunión no debe servir solamente para elegir un secretario general, para buscar un "nuevo liderazgo", lo que es una simpleza, sino para replantear la doctrina socialdemócrata de hoy: neokeynesianismo basado en la renovación del modelo productivo en los campos en que es competitivo, inversión pública en investigación y desarrollo, economía social del mercado, sector público sostenible orientado a la cohesión social y la solidaridad,  republicanismo, separación de la Iglesia y el Estado, carácter plurinacional del Estado con respeto al derecho de autodeterminación de las naciones que lo integran, sociedad avanzada con perspectiva de género, fomento del uso de recursos alternativos (materiales, energéticos y de relaciones humanas) y conciencia ecológica.

Debe encontrarse la forma de que en los preparativos de ese congreso y en sus deliberaciones y conclusiones intervengan los votantes, los que han votado por el socialismo democrático. En la sociedad de la información y la comunicación, los partidos deben adaptarse y cambiar sus procedimientos. Si Islandia ha podido hacer una Constitución mediante debate abierto en la red y la República Catalana está prefigurandose en un proyecto de Constitución con una amplia participación de la red, bien puede el PSOE abrir a consulta ciudadana su proyecto de reforma de la Constitución.

dimecres, 29 de juny del 2016

Y los otros, ¿qué?

El pasado domingo, la derrota fue para los dos partidos de la izquierda. Ayer, Palinuro expuso su opinión sobre las insuficiencias y defectos de Podemos, haciendo de lado la parte correspondiente a IU porque la federación no pinta ya nada en esta historia. El otro gran protagonista de este descalabro es el PSOE. De él hablamos hoy.

Por delante que, para Palinuro, el PSOE es un partido de izquierda. Quienes creen que la izquierda está compuesta solamente por aquellos grupos o fuerzas a quienes ellos otorgan esa condición y no lo hacen con el PSOE están de enhorabuena, pues no necesitan seguir leyendo. Aquí se considera al PSOE un partido de izquierda porque no existe el título de censor o medidor de izquierdas y no vamos a perder un segundo demostrando algo tan evidente. Los otorgadores de títulos de la izquierda pueden irse a tomar vientos.

¿Por qué el PSOE tuvo el domingo unos resultados peores que los del 20 de diciembre, que ya habían sido los peores de su reciente historia? Las razones de este descalabro son complejas, más que en el caso de Podemos, y requieren una mirada sintética a un ya largo pasado.

Para bien o para mal, el PSOE fue uno de los protagonistas de la transición y comparte con esta buena parte de la crítica que ahora se hace a aquel fenómeno. Fue el partido de los catorce años de gobierno de Felipe González, del felipismo o felipato, como lo llamaron muchos críticos. En ellos se hizo una impresionante tarea de aggiornamiento y modernización de España. Algo de lo que ningún otro partido puede presumir y, menos que ninguno, IU u otras izquierdas "verdaderas" que jamás han gobernado ni han hecho nada malo ni bueno. Pero ese reconocimiento no puede ocultar el hecho de que el largo mandato de González presenta dos tachas de gran importancia que han condicionado posteriormete el partido: de un lado, el terrorismo de Estado, la guerra sucia de los GAL, que se hizo desde el poder político socialista, aunque nunca se pudiera probar judicialmente que en ella estuvo implicado el propio Felipe González. La segunda tacha fue la corrupción que se generalizó en la última parte del mandato socialista tras invadir prácticamente toda la administración pública. Fue esta corrupción la que sembró las condiciones para que triunfara la primera pinza en contra del PSOE que llevaron a cabo los comunistas de IU con la derecha del PP, Julio Anguita y José María Aznar, gracias a la cual, hubo un gobierno de derechas en España.

Se dio luego un interregno de los dos mandatos de Aznar, en los cuales el país sufrió el peor atentado de su historia, producto del aventurerismo reaccionario y de rapiña del PP que no tuvo problema en mentir a la opinión pública a cambio de obedecer a su amo yanqui y entrar en guerra (más bien simbólica) con el Irak de Sadam Hussein. A raíz del atentado de Atocha, el PSOE se recuperó ligeramente, gracias al liderazgo renovador de Rodríguez Zapatero. Pero fue una recuperación superficial, de mucha importancia política y simbólica (derechos de las minorías, avance de las mujeres, etc), pero no de impacto social y ecómico. Y, además, quedó anegada cuando el gobierno socialista aceptó reformar la Constitución de 1978 (art. 135) de acuerdo con el PP y cumpliendo órdenes de los mercados.

Por aquel entonces ya se hacían evidentes los rasgos de la burocratización y oligarquización del partido socialista. Dividido en baronías territoriales, más atentas a sus intereses, a veces corruptos, que a una política de conjunto, minado por la falta de iniciativa política, el enchufismo y el amiguismo, el PSOE se fue convirtiendo en un partido de intereses en el que militaban sobre todo cargos públicos de más que mediana edad en provecho propio y de sus allegados. Un partido de clientela. Había perdido todo contacto con la realidad nutricia de la gente joven.

Esta evolución negativa se exacerbó con el liderazgo de Rubalcaba, incapaz de hacer verdadera oposición al gobierno del PP que, con su mayoría absoluta, hizo lo que quiso; y tampoco regeneró el partido. Ni siquiera lo intentó. Antes al contrario, lo convirtió en un firme sostén de la corona borbónica, haciendo de él un partido dinástico y sometido a los abusos y privilegios de la iglesia católica, que es la que manda en el país.

Después de la afrentosa derrota de noviembre de 2011, la peor de la historia del PSOE, Rubalcaba dio paso a un joven político poco conocido en general, pero fiel hechura de su concepción del mundo: a su carácter conservador, casi reaccionario, dinástico y proclerical, Sánchez añade la misma inquina contra el soberanismo catalán de su mentor Rubalcaba. Esta evolución aun más a la derecha es la que explica que Sánchez haya sido incapaz de mejorar los datos de apoyo electoral de su predecesor. En definitiva, en este momento el PSOE tiene un gran problema interno de partido oligárquico y caciquil, avejentado, sin contacto con los sectores jóvenes de la sociedad y sin propuestas ni ideas atractivas o innovadoras. Se añade un carácter dinástico que lo convierte en defensor de un orden monárquico ilegítimo, en contra de su tradición democrática y republicana. La idea de que la forma de gobierno -monarquía o república- es indiferente mientras haya democracia puede ser cierta en Inglaterra, pero no en la España de los Borbones, una dinastía de corruptos inútiles a los que no hay modo de echar y no por falta de ganas.

Pero lo más grave de la evolución integrista y hasta reaccionaria, del PSOE se encuentra en su cerrado nacionalismo español, defendido por Sánchez con el mismo entusiasmo con que puede defenderlo un chusquero mental como García Margallo. Sánchez es incapaz de comprender que la autodeterminación de las naciones es un derecho imprescriptible de estas que ningún socialista democrático puede negar. Eso convierte al PSOE no solamente en un partido residual en Cataluña (PSC) sino en una triste sombra de sí mismo y secuela del más cerrado españolismo franquista al estilo del PP.

El PSOE no tiene nada que aportar a una reconfiguración del orden territorial español basado en el reconocimiento de su carácter plurinacional y la plenitud de sus derechos, empezando por el de autodeterminación. Sin duda, los socialistas son un partido de izquierda moderada, socialdemócrata, en todo equiparable a los de otros países europeos. Pero, en el mejor de los casos, vive en un mundo ficticio cuando se obstina en ignorar que la derecha que tiene enfrente no es una derecha europea, civilizada y democrática, como pasa en otros lugares, sino una organización franquista, corrupta, antidemocrática y, en el fondo, la principal responsable de la desintegración de España. Que el PSOE no vea -o no quiera ver esto- es lo que hace que a veces parezca cómplice de la situación.

¿Quieren una prueba irrefutable? Pregúntense por qué en España es de todo punto impensable una gran coalición entre la derecha y la socialdemocracia como le es normalmente en otros países de Europa. ¿Cuál es la razón sino la de aceptar como normal una situación de hegemonía de una derecha cavernícola que no se sabe desmontar?

dilluns, 27 de juny del 2016

Desastre sin paliativos de la "verdadera" izquierda y Cataluña

Y no será porque no se les advirtiera, porque no se les argumentara que iban por el camino equivocado, porque no se les recomendara que parasen y tomaran perspectiva de lo que estaban haciendo. Está escrito: aquellos a quienes los dioses quieren perder primero los vuelven locos, y ciegos y sordos. Envueltos en la más injustificada arrogancia, en una petulancia sin límites, borrachos de halagos autopronunciados, enfermos de narcisismo y egotismo; rebosantes de oportunismo sin principios que los llevaba a instrumentalizarlo todo, personas, ideas en pro de su desmedido afán de poder; carentes de auténticas referencias morales; controlados y manipulados por el revanchismo comunista de un personaje como Anguita, que solo respira odio y anhelo de venganza; comidos por la cursilería y la hipocresía, se han dado una castaña mayúscula, de proporciones, estas sí, históricas.

Y no solo eso, han destrozado las esperanzas de buena fe de mucha gente.

Y no solo eso: han traído ellos solitos un gobierno de la derecha en el enésimo ejemplo de la pinza comunistas/derechas de toda la vida.

En fin, aquí mi articulo de hoy en elmon.cat.

Y aquí, la versión castellana: 

Rotundo fracaso de la izquierda
                                                                                         
Las izquierdas no se pusieron de acuerdo tras el 20 de diciembre y forzaron la repetición de elecciones cuando había varias fórmulas posibles de gobiernos de más o menos progreso (PSOE-Podemos-JxSí; PSOE-Podemos-Ciudadanos). El resultado de esa repetición es un fracaso mayor si cabe, prácticamente una catástrofe para la izquierda.

La derecha que no podía formar gobierno el 20 de diciembre, sale ahora reforzada y, con  el 98,5% del voto escrutado, se sitúa en 169 diputados (sumando PP y C’s) a siete de la mayoría absoluta, que, de obtener un diputado más, podría negociar con el PNV y Coalición Canaria.

C’s se ha desinflado, pero adquiere una relevancia insospechada como partido junior en una coalición de la derecha. Si el PP acepta la condición impuesta por Rivera de licenciar a Rajoy habría un gobierno de coalición de la derecha en minoría que solo necesitaría una geometría variable de abstenciones de los demás grupos, algo perfectamente practicable.

El PSOE y Sánchez en especial, han quedado por debajo del resultado del 20 de diciembre, que ya era el más bajo de su historia democrática. Para Sánchez, sin  duda, un  fracaso que pone en cuestión su liderazgo en el partido. No es probable que un nacionalista español tan  obcecado y rígido como este admita la posibilidad de que el jacobinismo socialista sea el responsable del desastre del PSC, que no levanta cabeza. Pero es un  hecho: Cataluña, el otro baluarte socialista en el Congreso junto a Andalucía, se ha convertido en un territorio residual. Y el PSc en un partido prácticamente simbólico en Cataluña, como el PP, cosa que debiera hacer reflexionar a sus líderes si fueran capaces de ellos.

Pero el batacazo mayúsculo se lo ha llevado Podemos que aburrió a la cabaña nacional con una campaña de diseño de una cursilería insoportable, hecha de colorines, sonrisas, ilusiones y pura demagogia populista, orientada al sorpasso que iba a garantizarle, por fin, la hegemonía de la izquierda. Y con la hegemonía, el regreso a las esencias patrias, la recuperación de la democracia y la dignidad, el progreso y la modernidad de formas e ideas. Todo pura balumba.

Ni sorpasso, ni hegemonía, ni nada. En resumidas cuentas, lo único que ha conseguido Podemos al provocar las elecciones repetidas ha sido traer una gobierno de la derecha más cavernícola que ha habido en el país desde la muerte de Franco. Es el resultado habitual de la pretensión comunista de derrotar a la socialdemocracia, en buenos o malos términos, con más o menos argucias teóricas. En el fondo, guste o no guste, es el resultado de la eterna pinza entre el comunismo y la derecha para impedir el gobierno del socialismo democrático.

Pero hay más y más grave. Con el resultado del 20 de diciembre era muy difícil pero posible formar un gobierno de izquierda, siempre que se propiciara el voto favorable o la abstención de los independentistas catalanes, que tenían la llave de la gobernabilidad de España. Ahora, con este desastre provocado por la arrogancia, la petulancia y la ignorancia de Podemos, no puede formarse gobierno de izquierda ni con el apoyo activo o pasivo de Junts pel Sí. La incompetencia de Podemos ha conseguido lo que parecía imposible: hacer irrelevante la minoría catalana en el Congreso y entregar el gobierno de España a la derecha. JxSí ya no tiene la llave de la gobernabilidad de España.

Pero se mantiene muy bien en la extrapolación del resultado electoral al interior de Cataluña. El independentismo sigue siendo dominante y sólido y, no habiendo sufrido mella alguna proveniente de la ambigüedad de Podemos, puede encarar la cuestión de confianza del próximo septiembre con tranquilidad y proseguir con la hoja de ruta.

La gran derrota de estas innecesarias elecciones del 26 de junio la ha sufrido Podemos que, como En Comú-Podem, no ha conseguido ganar al PSOE en España ni al independentismo en Cataluña.

divendres, 17 de juny del 2016

Podemos o la mistificación comunista

La bajísima categoría de los dirigentes del PSOE se echa de ver en sus histéricas protestas por las mistificaciones de Podemos y su incapacidad para defenderse de ellas. Es obvio que los elogios de Iglesias a Zapatero como el mejor presidente de la democracia pretenden sembrar cizaña entre los socialistas a base de tirar contra la memoria de González y dejar en ridículo a Sánchez. Es patente. Para responder bastaría con preguntar a Iglesias si ese juicio se lo ha inspirado su referente intelectual, Anguita, y recomendarle que se espere a ver cómo funciona Sánchez, sin impedir su investidura, como ya ha hecho.

En todo caso, esas cotillerías personales son de poco fuste comparadas con la verdadera mistificación de Podemos, consistente en la pretensión de apropiarse la condición de socialdemocracia y despojar de ella al PSOE. La verdad es que esta es una historia tan antigua y apolillada que no se explica cómo los socialistas no tienen una respuesta ya hecha, prêt à porter. Los dirigentes de Podemos vienen del comunismo, aunque traten de emborronar su pasado, y se han aliado con IU, que es una organización dirigida y controlada por los comunistas.

¿Desde cuándo son socialdemócratas los comunistas? Desde luego que no lo son ni lo han sido nunca. Socialistas, es posible; demócratas, nunca. Donde han gobernado, han establecido dictaduras. Otra cosa es que lo digan para sembrar la confusión y conseguir votos entre quienes no los votarían si reprodujeran su discurso tradicional sobre la socialdemocracia. Y ¿cuál es este? Que la socialdemocracia es una traición al movimiento obrero y una venta a los intereses del capital. Es lo que siempre han dicho los comunistas de los socialdemócratas, a los que han llamado de todo: desde socialfascistas a socialpatriotas, cuando eso de ser patriotas estaba mal visto en el comunismo; ahora está bien visto. Es más, cuando los socialdemócratas pusieron en marcha el Estado del bienestar en Europa, los ataques más furibundos procedían de la sempiterna pinza entre la derecha neoliberal y los comunistas, la misma que la de IU y el PP en los años noventa. El Estado del bienestar era un engaño para traicionar a la clase obrera y llevarla al redil del capitalismo.

Con esos discursos tan absurdos, los comunistas no consiguieron jamás ganar unas elecciones libres en ningún país de Europa, con lo cual tampoco tuvieron nunca experiencia de gobierno. Hablaban, como siempre, de oídas. Hasta que empezaron a comprender que, si querían ganar elecciones, tenían que moderar su radicalismo y dejar de insultar a la socialdemocracia. Fue el intento de Carrillo -uno de los comunistas más espabilados- con el Eurocomunismo en los años setenta del siglo XX. La idea era ingeniosa: se acusaba a los socialdemócratas de entonces de no serlo suficientemente, de haber traicionado la esencia misma de la socialdemocracia, de haberse pasado a la derecha, con el objetivo de ocupar su lugar proclamándose los comunistas los "verdaderos" socialdemócratas. No pudieron porque no lograron que la gente identificara la socialdemocracia con la traición a los intereses de las clases trabajadoras. No había crisis, la sociedad era menos conflictiva y a los comunistas se los veía a la legua, aparte de comprobar que hablaban mucho pero no habían gobernado jamás y carecían de experiencia.

Justo la situación actual con algunas variantes: en Unidos Podemos, el comunismo está más oculto y, en la medida en que los aliados de IU hacen gala pública de él, eso sirve para que los de Podemos de estricta observancia se presenten limpios de polvo y paja comunista. La idea, si se escuchan la afirmaciones de Iglesias sobre el PSOE, es la misma que la de los comunistas de siempre: el PSOE ha traicionado a la "verdadera" socialdemocracia desde que los malandrines Tony Blair y Gerhard Schröder vendieron el cuento de la tercera vía y el nuevo centro y ahora el espíritu de la auténtica socialdemocracia visita el alma de los seguidores de Podemos. Por supuesto, estos siguen sin haber gobernado jamás y sin haber ganado unas elecciones, pero son la "verdadera" socialdemocracia frente a la traición del PSOE.

Para contrarrestar esta argucia bastaría con acudir a una práctica del saber común condensada en el definitivo "dime de qué presumes y te diré de qué careces". Cuando se es socialdemócrata, como cuando se es musulmán o filatélico no hace falta ir predicándolo. Se practica en la realidad sin más y se deja funcionar el principio de Vico, de verum ipsum factum. La verdad es lo que hacemos. Él se las tenía tiesas a Descartes: lo que hacemos; no lo que pensamos y, en fin, no lo que decimos que puede ser distinto tanto de lo que hacemos como de lo que pensamos, con permiso de Austin.

En realidad, aunque los socialistas se enfadan mucho por este intento de negarles su condición y arrebatarles al título de socialdemócratas que juzgan suyo por derecho propio, lo cierto es que la campaña de mistificación de Podemos no puede cuestionarse en términos morales. Los nombres de las ideologías no tienen copyright y los de la formación morada hacen muy bien en atribuirse las plumas que creen que pueden camuflar mejor sus auténticas intenciones si es que las tienen y su objetivo no se reduce al típico "quítate tú para que me ponga yo". Si el PSOE no quiere que el sorpasso se produzca por un método tan elemental y pedestre como arrebatarles su titulación, que la defiendan, que demuestren que ellos son la verdadera socialdemocracia por su pasado y presente mientras que estos neocomunistas de podemos no son sino unos mistificadores.

La cuestión es si pueden porque, como decíamos más arriba, la incompetencia de la actual dirección del PSOE es abrumadora.

dijous, 2 de juny del 2016

Armagedón socialista

Vaya por delante que aplico el principio de presunción de inocencia en el caso de los dos acusados Chaves y Griñán, así como en el de los demás procesados. Ojalá salgan todos absueltos y brille su inocencia. Es mi esperanza y mi deseo por el bien de ellos, de su partido y del país en su conjunto.

Vaya igualmente por delante que, en principio, su comportamiento en estas turbulencias ha sido correcto: han dejado los cargos y han causado baja en su partido. Es un comportamiento responsable que, si no elimina el perjuicio ocasionado al buen nombre y el prestigio de la causa que dicen defender, cuando menos lo mitiga.

Pero eso no basta. Por las dimensiones cuantitativas (más de 800 millones de defraudados) y cualitativas (dos presidentes de Andalucía y federales del PSOE, consejeros, altos cargos, etc) del asunto, quienes hayan sido responsables directa o indirectamente y/o beneficiaros de esta tropelía, han hecho un daño tremendo, inimaginable a la trayectoria de un partido centenario, a la buena fe de miles y miles de militantes y a la confianza de millones de votantes. Sin duda sus adversarios harán mucha leña del árbol caído. Pero es que este árbol no se ha caído; lo ha tirado una serie de sinvergüenzas que se han aprovechado de la confianza que otros han depositado en ellos. Que aguante lo que se le viene encima porque se lo tiene merecido.

Una cuestión sobre la marcha: ¿cuánto de este desaguisado de presunta delincuencia e inmoralidad conocía la dirección? ¿Todo? ¿Mucho? ¿Poco? ¿Nada? ¿Qué es más creíble? ¿Me paso de suspicaz si digo que ahora entiendo por qué el PSOE no realizó oposición digna de tal nombre al gobierno del Sobresueldos en la Xª legislatura? ¿Si añado que ya sé por qué no tuvo valor para presentarle una moción de censura? Porque estaba tan enfangado como el partido del gobierno, esa asociación de presuntos malhechores; porque sabía que lo callarían sacándole a relucir su propia corrupción. 

Este episodio plantea una situación límite, una de la que no se puede salir con declaraciones cosméticas, afirmando la fidelidad del PSOE al principio de legalidad y el Estado de derecho o señalando la eficacia real y la contundencia de las medidas aplicadas. Sí, ya se sabe: el PSOE no es el PP; no es un partido en principio hecho para delinquir, no es una una banda de ladrones y la corrupción en él no es su razón de ser. Pero, paradójicamente, quizá sea algo peor: que el PP es una presunta manga de ladrones, como sostienen los jueces, es evidente y no asusta a nadie; la prueba es que sus votantes piensan seguir votándole aunque saben que les roba. Pero el PSOE no es -o no debiera ser- eso. Y no lo es. 

La corrupción del PSOE-A no se extiende como la metástasis por todo el partido, como sucede con el PP; está territorializada y reside en Andalucía. Pero Andalucía es el gran baluarte del socialismo y no puede dejar pasar esta situación sin más. Es obligado hacer una reflexión sobre la trayectoria de ese partido y sobre sus casi cuarenta años de gobierno consecutivos en la región, algunos de ellos con mayorías absolutas. 

¿De qué han servido a Andalucía esos cuarenta años de socialismo? ¿Exagero si digo que de muy poco? Las magnitudes sociales y ecónomicas siguen siendo tan malas en comparación con las zonas más prósperas del país como antes. Los datos del paro, la desigualdad, la pobreza y otros factores disfuncionales siguen siendo tan alarmantes como hace 40 años. Los cuarenta años del PSOE no han servido prácticamente para nada, salvo para desarrollar una estructura burocrática y clientelar que ha alimentado la corrupción, y para hacer de esta algo endémico. Un panorama de caciquismo, enchufismo y favoritismo que todavía ha deprimido más a la sociedad andaluza. Algo que los estudiosos conocen desde hace años, incluso siglos: el poder sin cortapisas, sin frenos, sin alternancia, sin límites temporales o de otro tipo, corrompe y destruye las sociedades.

Por dignidad y un mínimo sentido de la eficacia, el PSOE no puede escurrir el bulto, limitarse a fabricar contraargumentarios frente a las acusaciones, esperar que amaine la tormenta mediática, hacer algunas declaraciones compungidas, resolverlo con dos o tres dimisiones  y esperar que todo se olvide pronto, hasta un nuevo episodio.

La situación exige  que los socialistas tomen medidas drásticas. Tienen que comparecer ante la sociedad y pedir perdón. Tienen que abordar el asunto con espíritu crítico y de regeneración. Tienen que sanear sus filas, reformar su organización interna para que estos abusos no puedan volver a suceder. Tienen que reformar sus usos y prácticas, eliminar el amiguismo, el enchufismo y el fulanismo que los caracterizan y, aunque ellos no lo sepan, producen irritación y rechazo social. Tienen que dejar de ser autocomplacientes y de mirarse el ombligo. Tienen que parar a los arribistas y carreristas, que abundan entre ellos, gentes que no van a servir al país a través del partido sino a servirse a sí mismas a través del país y del partido. Tienen que poner en su sitio a los llamados "barones". Tienen que tratar de recuperar a toda la gente que, asqueada por el ambiente de peloteo que reina en el interior y los juegos de "familias" se han ido apartando de sus filas. Tienen que escuchar a los críticos que, generalmente, llevan más razón que los halagadores y pelotas. Tienen que suprimir la camarillas, los cabildeos, las manipulaciones y asegurar la transparencia y democracia de todos los negocios internos. Y apenas hay tiempo.

Obviamente, tienen mucho que hacer. Pero es hacerlo o terminar de hundirse por el escotillón de la historia. De no proceder así, igual que el Sobresueldos destruye el país , Sánchez destruirá el partido.