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dijous, 27 de desembre del 2012

Machismo.

Bueno, vamos a ver. Esas cuarenta y seis mujeres asesinadas -la cuota sangrienta de una violencia que tiene muchisimas más víctimas- son, o deben ser, un aldabonazo en la conciencia de la colectividad. Sumadas a las cuarenta y tantas o cincuenta y tantas del año anterior y el anterior, obligan a una reflexión a fondo sobre las causas. No podemos admitir que una determinada cantidad de hombres mate a sus parejas con la misma inevitabilidad con que a partir de ciertos grados, hierve el agua.
No podemos tratar de disfrazarlo u ocultarlo con circunloquios tan falsos como cursis. Esa violencia en el entorno doméstico con que la inenarrable ministra de Sanidad pretendió, como buena cipaya de género, escamotear el comportamiento asesino del machismo, carece de toda dignidad intelectual; como ella misma.
Tampoco podemos obstinarnos en abordarlo como una problema legal. Es preciso, sí, legislar para prevenirlo y castigarlo. Legislar más y mejor. Pero no basta con legislar. Debe abordarse con un enfoque integral, haciendo intervenir todos los factores posibles. Empezando por la educación, tanto en la escuela como en la familia y la que se transmite a través de los medios.Si el ministro Wert, otro fenómeno de la España Hurraca, sostiene que la separación por sexos en la enseñanza no es necesariamente causa de discriminación en favor o contra de nadie, juega al sofisma ya que la separación, sobre ser causa, es ya efecto de la discriminación. La separación es, obviamente, discriminación.
El enfoque integral implica la revisión permanente de una infinidad de prácticas sociales por insignificantes que puedan parecer. Es un proceso también educativo, pero del conjunto de la sociedad, a lo largo de toda la vida, no solo en la escuela. Es la aplicación de la perspectiva de género, que debiera ser universal e incuestionable porque se trata de devolver a la mitad de nosotros la dignidad que hace siglos viene negándosele. Cuando un cura italiano dice que la culpa de la violencia machista es de las mujeres por ir por ahí provocando cada vez más, u otro clérigo en Canarias achaca asimismo a la desenvoltura de los chavales la pederastia del clero, la estupefacción general apenas oculta el hecho de que se trata de manifestaciones de un sentir latente muy generalizado en la sociedad patriarcal.
Lo mismo pasa con las burlas sobre la corrección política. La prensa está llena de individuos que presumen de incorrección política a título de rebeldía, como esos lacayos del poder que dicen estar contra todo poder cuando no mandan los suyos. Suelen ser los aficionados a contar chistes verdes, generalmente denigratorios hacia las mujeres, en esas sobremesas densamente estúpidas de machos ahítos que son el orgullo de la estirpe hispana de Braulios larrianos.
Más en concreto, es preciso disipar cualquier ambigüedad, conformismo y enfrentarse a toda agresión de género, se dé como se dé. Hace unos días leí un estupendo artículo de Lorena Aguilar Aguilar en Caos en la red titulado No es piropo, es acoso callejero en donde se consideraba la costumbre del piropo una forma de agresión de género. Aunque es un poco blando para mi gusto, pues parece sugerir que si la agresión fuera "de verdad" piropo, sería admisible, me sentí identificado de inmediato con él. Hace veinte años se me ocurrió decir por la radio en Onda Cero que el piropo era una manifestación de machismo y se me vino encima una avalancha de críticas de todo tipo con los manidos argumentos en defensa de esa forma de violencia: es un arte, tampoco es para tanto, a las mujeres les gusta, es inevitable, es un reconocimiento de la belleza, es ingenio popular, etc., etc. Todas falacias de manual, generalmente esgrimidas por los mismos que justifican de modo parecido la tortura y muerte de los toros en las corridas. Hay también toques patrióticos: el piropo, amig@s es muy español. Cierto, cierto, menuda desgracia. No me consta traducción aceptable del término en otras lenguas como el francés, el alemán o el inglés. Lo más cercano parece ser cumplido, también existente en español, prueba de que no es piropo. Además de otras cosas, el piropo es una grosería.
Los asesinatos de mujeres están ya en potencia en los últimos rincones y pliegues de nuestra cultura, desde los piropos a la instrumentalización del cuerpo femenino en la publicidad, hasta en el lenguaje. Y no se diga nada de la religión. De todas las religiones. ¿Cómo no va a ser feminicida una cultura cuya religión empieza por decir que la culpa del pecado original la tiene la mujer, Eva?
Y una última consideración de rabiosa actualidad. Son los nuestros tiempos de penuria, de empobrecimiento, de desempleo, inseguridad, injusticia, atropellos. La inmensa mayoría de la población pasa penalidades. Hombres y mujeres. Pero las mujeres padecen una desgracia añadida: a su regreso a casa, su pareja puede asesinarlas. No falla: las mujeres siempre llevan la peor parte. Y, si son negras, ya ni hablamos.

dijous, 15 de novembre del 2012

Después de la huelga, la manifestación.

La jornada de HG culminó con manifestaciones multitudinarias en muchas ciudades españolas que han permitido visualizar mejor el grado de oposición e indignación suscitado por la política injusta, clasista e inhumana del gobierno. En bastantes lugares se dice que son las más concurridas que se hayan visto. No obstante, Cifuentes, la gobernadora de Madrid, calcula la asistencia en la capital en 35.000 personas. De la falsedad de esta afirmación puede hacerse una idea cualquiera (incluida Cifuentes) que eche una ojeada a esta magnífica foto de Álvaro García en El País, que ha corrido por la red mundial como la pólvora. 35.000 hubo en Santander y en Valladolid. En Madrid, diez veces más.
Ese intento absurdo del gobierno por negar los hechos a la vista de todos prueba el nerviosismo de las autoridades por el aumento de la oposición y la resistencia populares a sus políticas. Un miedo que lo ha llevado a pedir y lograr una improvisada comparecencia del comisario europeo competente en la materia, Olli Rehn, a decir que no se pedirán más ajustes a España. Confía el gobierno en que los españoles otorguen más crédito a Rehn del que le conceden a él. Pero es inútil. Todos saben que Rehn miente tanto como Rajoy. Que se lo pregunten a los griegos.
En la calle, las órdenes de la policía han sido similares: a palos con los manifestantes al menor pretexto y hasta sin pretexto. Hay que escarmentar a la díscola población autóctona y mostrar a los alemanes que se está dispuesto a hacer lo que sea por cumplir sus órdenes. Así que la represión se ha extremado. La odiosa práctica de enviar agentes provocadores ("infiltrados" los llaman cuando son delincuentes de hecho) se ha generalizado en Madrid y en Barcelona. En la ciudad condal, la actuación de los Mossos ha sido especialmente brutal, con pelotas de goma a voleo y agresiones a menores de edad. Seguramente la Generalitat quiere demostrar a sus votantes que sabrá machacar a la población en una Cataluña independiente y que Madrid no ostenta el monopolio de la barbarie.
Aunque lucha con denuedo por mantenerlo. En la capital se habían preparado para los peores supuestos, como se prueba por la ostentosa presencia de policía montada frente a las Cortes. Fue tanto el hostigamiento y tanta la agresividad de las llamadas fuerzas del orden que, al final de la jornada, en Atocha y Santa María de la Cabeza se pasó a mayores con barricadas incendiadas y sedes de bancos reventadas.
Así que, a tono con las declaraciones de la directora general de la policía, Díaz, el gobierno considera "normal" una jornada de huelga general que ha paralizado buena parte del país, ha sacado a cientos de miles de ciudadan@s a las calles y ha dejado un reguero de detenid@s, herid@s y destrozos urbanos de consideración. El día en que el gobierno considere que la situación es "anormal" será preciso guarecerse en los refugios.
Esa costumbre de informar sobre la realidad negándola es la práctica de una actitud consistente en gobernar de acuerdo con una doctrina, la neoliberal, y como agente y brazo ejecutor de decisiones que se toman en otras latitudes. De ahí que Rajoy haya dicho ya que mantendrá el rumbo y no habrá cambios. Los sindicatos siguen pidiendo un referéndum, pero esa no es una actitud muy inteligente. En primer lugar es muy difícil hacer un referéndum sobre algo tan complejo como una política económica ("los ajustes") en su conjunto y, por tanto, sería en realidad un plebiscito sobre Rajoy, lo cual no nos llevaría muy lejos. En segundo lugar, en caso de ser factible, el referéndum no resolvería nada pues no revelaría alternativa alguna a las políticas que se condenaran. Salvo que sirviera para convocar elecciones anticipadas. Pero, en ese supuesto, ¿por qué no empezar por ahí y pedirlas? Razones sobran: Rajoy ha tomado medidas que nada tienen que ver con el programa con que ganó las elecciones. Fue, por tanto, una victoria fraudulenta que deslegitima al gobierno. En tercer y último lugar, las movilizaciones sociales son el único lenguaje que entiende este gobierno, cuya política parlamentaria es inexistente y coinciden con un derecho de la ciudadanía, el de manifestación. Así que eso es lo conveniente: mantener la protesta extraparlamentaria siempre dentro de los límites de la no violencia y, si acaso, la desobediencia civil que es, por definición, pacífica. Para forzar al gobierno a negociar. Igual que ya lo hace con los empresarios, con los banqueros, la iglesia y las instituciones financieras internacionales, que lo haga con la oposición parlamentaria en primer lugar, con los sindicatos y con la extraparlamentaria en segundo, incluida la comunidad de internautas, coordinada en las redes sociales. 
Eso sería lo democrático en lugar de este trágala neoliberal y nacional-católico impuesto a palos en las calles.

dimecres, 31 d’octubre del 2012

La dignidad del hombre.

El otro día, en una intervención parlamentaria, el ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, se soltó la melena en un alegato filosófico en contra del colectivismo en el que sostenía que la base antropológica de su partido, el PP, su principio mismo, era el individualismo, entendiendo por tal aquella actitud que pone al individuo en el centro de la acción social. El individuo, el sacrosanto individuo, es el alfa y omega de la acción del PP.
Es una doctrina acrisolada que, el ministro lo sabrá, echa raíces profundas en el pensamiento occidental. Es parecer general que el Renacimiento, el espíritu moderno, tiene uno de sus orígenes en la Oración por la dignidad del hombre, escrita en 1486 por Giovanni Pico della Mirandola, Conde de la Concordia. La historia viene de mucho más atrás, de los griegos, desde luego y, con reservas, de los caldeos. Pico recoge la tradición de Hermes Trismegisto y Alá sarraceno cuando hablan de la maravilla que es el hombre. En algún lugar Sófocles hace decir a uno de sus héroes que el mundo está lleno de maravillas pero la más maravillosa de todas es el hombre. La dignidad del hombre radica en su ser maravilloso. Por el camino hacia Pico, Tomás de Aquino precisaría que esa maravilla del hombre residía en su carácter divino, en ser obra de Dios, uno con Dios. Pico, sin embargo, gran padre del humanismo, atribuye esa maravilla a la facultad que tiene el hombre de hacerse a sí mismo en uso de su libertad. Esa es su dignidad. Viene luego Kant y redondea la jugada al afirmar que la humanidad es santa en cada uno de sus individuos. La Declaración de derechos del hombre y del ciudadano respira kantismo en la universalización de la dignidad del hombre que constituye su mismo meollo. Cuando más tarde Nietzsche irrumpe impulsando al hombre a llegar a ser el que es, en realidad, cierra el círculo pues eso era lo que decía Pico: ¿Quién no admirará al hombre? (...) Pues es así que él mismo se forja.
Efectivamente, aunque un tanto tosco en su exposición, el alegato de García Margallo descansa sobre la sólida, pétrea, roca del humanismo y, probablemente, dada su adscripción ideológica, del humanismo cristiano. La dignidad del hombre. La supremacía del individuo, templo de Dios y titular de derechos.
Pero eso es la teoría. Después viene la práctica. No lo que García Margallo dice sino lo que García Margallo hace y, con él, sus compañeros de gobierno. El modo en que están gestionando la crisis no es ni por asomo compatible con ese individualismo humanista sino, en todo caso, con el individualismo darwiniano del lobo solitario. Todas las medidas del gobierno han ido en detrimento de los sectores más desfavorecidos, que provocan, desahucios, suicidios, emigración, exclusión, xenofobia. No es cosa de detallar aquí las injusticias del gobierno en términos económicos y las posibles alternativas pues es asunto suficientemente analizado. Las medidas son de rapiña. Se sustrae a los pobres para favorecer a unos ricos insacibles. El rasgo más característico de la crisis es la codicia y la codicia solo sobrevive expoliando a sus semejantes.
Esa es la práctica que atenta contra la dignidad del hombre y que deslegitima por entero la acción del gobierno porque va acompañada por una actitud de desprecio por los derechos del individuo. Lo más palmario, a la vista de todo el mundo, es que la represión policial de la disidencia política conculca sistemáticamente derechos de los individuos. Tan a la vista de todo el mundo que el director general de la policía pretende prohibir la difusión de imágenes privadas en la red que muestren las fuerzas de represión haciendo su trabajo. Los más vulnerables y débiles: jóvenes, parados, funcionarios, mujeres, dependientes, jubilados sufren directamente las consecuencias de esa acción de gobierno basada en favorecer los privilegios de los ricos, despojar de lo necesario a los pobres y reprimirlos brutalmente cuando protestan, con desprecio absoluto a los dramas individuales. Un intento descarado de imponer la censura. Un soberano desprecio a la integridad física y moral de las personas.
Pero lo más palmario no es lo más grave necesariamente. Lo más grave es el firme propósito del gobierno de imponer por ley al conjunto de la sociedad sus convicciones ideológicas partidistas y de secta religiosa como si fueran evidencias, sus prejuicios y puros delirios como si fueran verdades científicas. Más grave porque implica un intento de control de las creencias de los individuos, acompañado de otro de manipulación a través del monopolio de los medios públicos de comunicación, dedicados al adoctrinamiento de la opinión.
En la teoría todos los gatos son pardos. La práctica real es el desprecio a los derechos del individuo. El ataque a la dignidad del hombre revela  su clave profunda en la existencia de cinco a seis millones de parados. Ahí es donde el capital y la derecha sitúan la dignidad del individuo, en una condición de inseguridad y humillación, en su condición de dependencia. La derecha no quiere tratar con individuos conscientes de su dignidad sino con seres mermados, acobardados, sometidos a la arbitrariedad del capital. No quiere derechos de las personas, sino esclavos sin derechos. De ahí que su acción vaya siempre en contra de la dignidad del individuo de la que García Margallo ignora todo excepto la vacía retórica. Y de esa oposición al desprecio a la dignidad del individuo viene el movimiento de los indignados, esto es, quienes actúan en pro de su dignidad humana y, con ella, de la de todos los demás.
NB: no he considerado necesario advertir desde el comienzo que la dignidad del hombre incluye a la mujer, admitiendo de mala gana la excusa de que la forma masculina ya engloba la femenina. Pero no está de más recordar que el título correcto debiera ser la dignidad de la persona.
(Las imágen son fotos encontradas en Twitter y sin atribución de autoría. Se emplea aquí bajo presumida licencia Creative Commons. De no ser así, un aviso a Palinuro bastará para eliminarlas.

dissabte, 29 de setembre del 2012

El momento decisivo

En este momento, Neptuno está así y todavía falta por llegar mucha más gente que está en Sol. Es una foto aérea de El diario.es. Los fascistas del gobierno y, en especial, Cifuentes, están fracasando en su intento de silenciar lo que está sucediendo. Hay miles y miles y miles de gentes rodeando el congreso en Madrid. Y no solo en Madrid; también en otros puntos de España. Es un amanecer de la conciencia democrática de un pueblo que está harto de que lo expolien, lo apaleen y lo detengan.
El fracaso de Cifuentes es obvio: todos los periódicos están dando en streaming lo que pasa. Las televisiones están mudas pero esto solo es la prueba definitiva de que las televisiones son y han sido siempre meros tigres de papel o, para decirlo en recio castellano, una mierda. Lo que vale es la prensa (sobre todo la digital) y la radio.
También los medios extranjeros están dando la noticia de que el gobierno español impide que la cobertura de lo que está pasando. Ya lo he visto en Francia, Alemania e Inglaterra- El asunto es del dominio público.
Aunque Botella ha colaborado como corresponde a su fascismo también intenso, prohibiendo que se instalen medios para dar cuenta de lo que sucede, los fascistas están perplejos y no saben qué hacer. Si estuvieran seguros ya habrían dado la orden de cargar, en el entendimiento de que, antes, habrán dicho a los policías que sean especialmente brutales. Pero no lo están. Son miles, cientos de miles los ojos mirando. El secreto al garete. Y cada minuto que pasa hay más gentío y es más imposible despejar el patio.
Si, por fin, la orden llega, ¿qué pasará? Lo más fácil es que sea un espectáculo dantesco y que haya heridos quizá algún muerto.
¿Y luego? ¿Y mañana?
La revolución está en marcha y no serán las porras de unos gorilas a las órdenes de unos imbéciles fascistas los que la detengan.

Preparando la masacre
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Desde las 16:00 del día de hoy, 29 de septiembre, la policía de Cifuentes está impidiendo que se instalen televisiones en la plaza de Neptuno y en Sol. Además, están echando a la prensa del lugar. La conclusión es obvia: no quieren testigos de sus brutalidades y delitos en contra de la población pacífica. No quieren que los graben agrediendo a gente indefensa, arrastrando ancianos, apaleando niñas. No quieren que sus delincuentes a sueldo, a los que llaman infiltrados, aparezcan grabados mientras cometen sus infamias.
Es obvio que están preparando una masacre como escarmiento.
Cualquier gobierno que impida la libertad de expresión e información y oculte las ilegalidades de su policía deja de ser un gobierno democrático y se convierte en un puñado de fascistas y forajidos. Es por tanto imprescindible que la oposición exija cuentas en el Parlamento y pida la dimisión de esta peña de fascistas, la dimisión ipso facto del ministro, Fernández Díaz, del director general de la policía, Ignacio Cosidó y de la delegada del gobierno Cristina Cifuentes. Y que lo haga toda la oposición de izquierda, clara y rotundamente. Que el PSOE abandone ya esta oscura ambigüedad de la actual dirección rubalcabiana y se sitúe por fin del lado del pueblo. Si no lo hace ahora, con la que se avecina, habrá firmado su sentencia de muerte. Todos entendemos que la izquierda debe ser moderada y pactista y procurar el entendimiento y la estabilidad... cuando se puede. Cuando no se puede, estos términos se convierten en uno solo: complicidad y el PSOE no va arrastrarnos a la complicidad con los fascistas porque, para decirlo con suavidad, no nos da la gana.
Además de protestar enérgicamente en Parlamento, la oposición y todos los ciudadanos debemos pedir la presencia de observadores internacionales, prensa extranjera, que puedan contar lo que está pasando aquí.
Muchos ciudadanos con viviendas en los lugares de las protestas están ofreciendo sus balcones y terrazas para que se pueda fotografiar y grabar desde ellos. Hay que aprovecharlos. El destino de mucha gente depende de que se pueda dar cuenta de lo que la policía está tramando.
El fascismo no quiere publicidad, quiere secreto y silencio para perpetrar sus crímenes y solo luego de perpetrados quiere que se sepan para aterrorizar a la gente. Es todo tan repugnante que da asco solo de escribirlo.
Pero hay que hacerlo. Cuando un gobierno, además de estafar y robar a los ciudadanos quiere reprimirlos, no dejarlos expresarse y masacrarlos, ya no es un gobierno legítimo sino una cuadrilla de delincuentes.
Una última consideración: es imposible que la policía se deje manipular al extremo de apalear al pueblo sistemáticamente en defensa de los intereses de los señoritos, los curas, los ricos, los banqueros. Tiene que haber algo más. ¿No estarán los los gobernantes dando pagas extras a los antidisturbios a cuenta como siempre del dinero público? Es importante que la oposición exija ver el sistema retributivo de los antidisturbios, que son funcionarios como los demás.
Y ¿qué nos apostamos a que, además de impedir las cámaras de TV y las fotos y los periodistas, estos fascistas intentan bloquear internet y las redes sociales?
Ya lo sabían los griegos: a quien los dioses quieren perder, primero lo vuelven ciego o loco. ¿No ven los fascistas que están alimentando un movimiento que no podrán parar?
(La imagen es una foto de Popicinio_01, bajo licencia Creative Commons).

dimarts, 25 de setembre del 2012

El estado de excepción no declarado de la delegada Cifuentes.

Aviso.- Esta entrada la escribí hoy sobre las 16:00, antes de ir a la concentración en torno al Congreso. A la vuelta, no veo razón alguna para cambiar una sola coma. Al contrario, tendría que añadir algo sobre la actitud chulesca y provocativa de la policía en todo momento, obviamente, ordenada por esa delegada del gobierno de talante fascista.

Hoy, 25 de septiembre, desde primera hora de la mañana y cumpliendo órdenes de la delegación del gobierno de la capital, la policía ha rodeado y acordonado el Congreso de los Diputados, impidiendo el normal desarrollo de sus actividades, causando quebradederos de cabeza a todo el mundo y afectando gravemente la actividad de los comercios de la zona. Responsable: Cristina Cifuentes.
Asimismo, como grupos de incontrolados, los policías merodean por las calles aledañas a la Carrera de San Jerónimo, hostigando a los transeúntes pacíficos, acordonando y cercando a grupos que le parecen sospechosos, actuando con total arbitrariedad, identificando sin causa alguna a los ciudadanos y tratando de amedrentar a la población. Responsable: Cristina Cifuentes.
Igualmente, como si de bandas de asaltacaminos se tratara, hay retenes en las entradas a Madrid deteniendo a su capricho los autocares que les parecen, obligando al pasaje a bajar, registrándolo y cacheándolo sin justificación alguna y levantando atestados por delitos imaginarios, como el hecho de llevar una careta de la V de Vendetta. Responsable: Cristina Cifuentes.
Todo lo anterior es, en realidad, equivalente a un estado de excepción encubierto (Cifuentes sabe mucho de encubrimientos. Ya dijo que el proyecto de rodear el Congreso era un "golpe de Estrado encubierto"), ilegal por no estar declarado y en el que la policía actúa con total discrecionalidad y arbitrariedad reprimiendo a los ciudadanos y conculcando sus derechos. Esto es, se trata de la actuación descarada de un Estado policial y represivo. Responsable: Cristina Cifuentes.
Ignoro en qué medida esta barbarie represiva que huele a fascismo a distancia y puede llegar a provocar alguna desgracia está instigada desde instancias más altas, como el ministro del Interior o el presidente del Gobierno. Lo que está claro es que el rostro visible de esta desmesura represiva en contra de los derechos y libertades de los ciudadanos es el de Cristina Cifuentes, quien ha salido en todos los medios a propagar sus embustes; a saber:
a) que la acción popular es ilegal. Mentira: es legal. Lo único ilegal es lo que hace ella.
b) que es un "golpe de Estado encubierto". Lo único encubierto aquí es el estado de excepción aplicado por la doña pero no declarado.
c) que el movimiento está infiltrado de neonazis. Los únicos neonazis que puede haber son los agentes provocadores que ella misma haya enviado.
d) que el movimiento trata de conseguir una "involución" cuando la única involución es la que han impuesto Cifuentes y sus amigos.
Lo que corresponde es dar la condigna respuesta al régimen de amedrentamiento que esta señora está imponiendo de forma pacífica pero resuelta, rodeando hoy el Congreso.

divendres, 13 de juliol del 2012

Tiempos nuevos.

Vivimos en la sociedad de la información, que ha sustituido a la del ocio que, a su vez, sustituyó a la de la abundancia, que había sustituido a la sociedad post-industrial, heredera de la sociedad industrial de la cual también derivaron otras dos formas de corto recorrido, la sociedad tecnológica y la sociedad tecnetrónica, algo casi impronunciable. Hemos atravesado tantos "post" que fatigan la memoria: hemos sido postcomunistas, postcapitalistas, postmaterialistas, postsocialistas, postindustriales (ya visto) y llevamos una temporada siendo postmodernos. Todo cambia en torno nuestro a gran velocidad y nos hemos acostumbrado a la novedad como forma de vida. Lo resumimos en esa expresión tan absurda de tiempo(s) nuevo(s); absurda dado que el tiempo solo puede ser nuevo, incluido el viejo, puesto que somos tiempo y nada más que tiempo.
Hasta en momentos de zozobra general como los actuales, en los que reina el miedo, la inseguridad, la incertidumbre, tendemos a pensar que quizá sean precisamente el castigo a esa especie de frenesí de la novedad. Pero el frenesí sigue. Estamos siempre irrumpiendo en lo nuevo solo que a veces para bien y a veces, para mal. Pero no importa: de lo nuevo se sale con más nuevo, como de las curvas se sale acelerando.
Además, hemos alcanzado niveles civilizatorios muy altos, vivimos en sociedades racionales, abiertas, democráticas y que tratan de ser justas. Somos democracias basadas en el sufragio universal y la alternancia política, los gobiernos dicen ser todos transparentes y responsables ante la ciudadanía, representada en el Parlamento. Tenemos defensores del pueblo, protectores de menores, institutos de la mujer, para defender a la gente en su conjunto y a sectores especialmente vulnerables por separado, frente a los abusos. Protegemos igualmente los derechos de los trabajadores frente a la codicia de los patronos. Tenemos prensa libre y los ciudadanos están amparados por un ordenamiento jurídico justo en el marco del Estado de derecho que les permite ejercer los suyos.
¿Es esto así? En teoría, sí; en la práctica las imágenes que vemos son como la de la ilustración: las fuerzas de seguridad siembran la inseguridad por las calles. Se puede decir: "bueno, ¿y qué? Un grano no hace granero y una foto no es una galería." Pero no es solo "una foto". Es una entre cientos que captan los ciudadanos con sus móviles o tablets y cuelgan de inmediato en las redes por medio de Instagram o de WhatsApp haciendo que se difundan viralmente, de forma que en instantes las estan viendo y reproduciendo a su vez, miles de destinatarios. Y el testimonio es unánime: todas muestran escenas de brutalidad policial contra todo tipo de ciudadan@s, muchas veces crueles y por lo general indiscriminadas. Ya no existe el secreto. El refugio de la represión lo dan hoy las declaraciones de los políticos que normalmente niegan la evidencia. Y, por si acaso, han provisto a los agentes de cámaras de fotos y vídeos pero luego no los cuelgan en las redes. Normal. ¿Qué van a grabar los policías? ¿Una manifa? ¿La gente corriendo, asustada? ¿El personal recibendo porrazos? En realidad quieren grabar los rostros para identificar luego a los manifestantes y multarlos. Nueva, muy nueva, forma de reprimir: por el bolsillo. Coincide además con las necesidades de las autoridades, cuyas cajas están vacías de lo mucho que han robado.
Ya no se protege especialmente a los trabajadores frente a los desmanes de los patronos. Con índices altísimos de paro, aquellos no tienen ninguna defensa en el mercado libre que es a donde los lleva un gobierno que tiende a verlos igual que los empresarios, esto es, como mercancías. Un gobierno para el cual el trabajo, la vivienda, la salud y la educación no son derechos de los ciudadanos sino, todo lo más, costes de oportunidad en la rentabilidad del mercado. ¿Salud? Quien pueda pagársela. ¿Educación? Quien pueda costeársela. ¿Vivienda? La que cada cual pueda permitirse. ¿Trabajo? Depende de por cuánto se esté dispuesto a trabajar. 
Con unos ajustes y recortes tan duros, tan injustos, desiguales y arbitrarios, está aumentando mucho la conflictividad social. La indignación se ha extendido de los indignados a capas muy amplias de la población, colectivos profesionales, sectores de servicios. Cunden las interpretaciones de clases: estamos en una lucha de clases. Solo que la clase trabajadora o subalterna está muy fragmentada mientras que la de los poseedores está muy unida, tiene el poder político y está dispuesta a valerse de él para aniquilar a los adversarios a los que considera enemigos. 
Lo que la avalancha de imágenes colgadas en las redes muestra es una sociedad en la que se da una suerte de guerrilla urbana de baja intensidad (a la que los ideólogos adversos ya están llamado kale borroka) contrapuesta a una acción represiva de la policía normalmente desmesurada que muy probablemente alimenta la respuesta violenta porque la provoca. Frente a la supuesta guerrilla permanente, el estado de excepción permanente. Que sea peligroso andar por la calle. ¿Qué tiene esto de nuevo?
La situación es muy tensa. La derecha suele responder a las críticas recordando que obtuvo mayoría absoluta y que su gobierno es absolutamente legítimo. Pero hay aquí una falacia: el PP obtuvo esa mayoría con un programa contrario al que ha aplicado. No distinto, no: contrario, opuesto. Ese partido ha hecho y está haciendo lo contrario de lo que dijo que haría y por lo cual lo votaron. Ha defraudado a los electores. Lo lógico y lo democrático es dimitir y convocar nuevas elecciones porque, para que esas medidas sean de verdad legítimas han de estar respaldadas por la mayoría. Ahora no lo están. ¿Qué tiene esto de nuevo en España?
(La imagen es una captura del twitter de Carlos Bardem (@carlosbardem) y representa una situación muy frecuente en Madrid en estos días: la agresión indiscriminada de la policía a tod@s l@s ciudadan@s que no sean el hombre del traje gris.

dijous, 10 de maig del 2012

Esto viene de Lizarra.

En septiembre de 1998 todos los partidos vascos nacionalistas, así como Ezker Batua-Berdeak y el Partido Carlista de Euskalerria, y distintos sindicatos y asociaciones firmaron los acuerdos de Lizarra-Garazi "para buscar un "proceso de diálogo y negociación" que lograra el cese del terrorismo de ETA". Por aquel entonces escribía yo unos billetes ocasionales en El Periódico de Catalunya, único medio progresista que me quedaba, después de que el peculiar concepto de la libertad de expresión del PP me echara de todos los demás. La mecánica era como sigue: el diario me pedía una opinión fundamentada sobre un hecho político relevante del momento. Yo la daba, ellos la publicaban al día siguiente y yo tenía que recorrer los kioscos buscando el periódico porque todavía no había ediciones online. Con motivo del pacto de Estella o Lizarra o Lizarra-Garazi me pidieron una opinión, se la mandé y no solo no la publicaron sino que interrumpieron abruptamente su relación conmigo y jamás volví a hablar con ellos. Y era un diario progresista que avisaba de que no compartía "necesariamente" las opiniones de los articulistas. No avisaba, en cambio, de que los articulistas sí debían compartir las opiniones del periódico.
Porque barrunto que la razón de una espantada tan repentina estaba en el contenido del billete. Este se felicitaba del pacto y sostenía que era el comienzo del fin de ETA y de la violencia en el País Vasco. Pero debía de ser el único. En el país se alzó un clamor indignado contra el nacionalismo vasco, especialmente el PNV, por entender que el pacto era un acuerdo entre los pérfidos nacionalistas para excluir de la vida política vasca a los constitucionalistas o españolistas, una trampa de ETA, el triunfo último de esta, la entrega del nacionalismo democrático al radical y totalitario. Precisamente ante la cercanía del Pacto, el PSOE rompió la alianza de gobierno con el el PNV, haciendo así realidad de antemano lo que será su profecía después: la exclusión. No tengo duda de que El Periódico sostenía ese punto de vista y el billete solo podía ser obra de un traidor, de un filoetarra, de un falso español. Punto final abrupto a la colaboración. El billete jamás se publicó.
Mi discrepancia radicaba en que lo importante del Acuerdo no era su carácter frentista de nacionalistas contra los autodenominados "no nacionalistas", sino el hecho de que el frente nacionalista, especialmente su parte izquierdista, radical, revolucionaria, próxima a ETA, pedía un escenario sin violencia. Ahí estaba el germen de lo que casi 15 años después ha sido el cese definitivo de la violencia etarra. Pasando por el espíritu de Anoeta. Lizarra-Anoeta-Vitoria. Pero hacía falta verlo y los españolistas no suelen ver estas cosas como se deduce de que ni siquiera se ven como españolistas sino que sostienen ser "no nacionalistas" en contra de toda prueba empírica.
Porque durante esos casi 15 años en el País Vasco ha pasado casi de todo, alternada, cíclicamente, represión-acción-más represión, períodos de calma, intentos de negociación, proyectos soberanistas, cambios de alianzas, pacto antiterrorista, en lo que, con cierto distanciamiento (pero no equidistancia) cabe considerar como la violencia de la historia. Entre tanto, el espíritu de Lizarra seguía evolucionando, daba un destello en Anoeta y acababa cuajando en una presencia política normalizada del independentismo radical a pesar de los estrechísisimos filtros de una Ley de partidos que equivale a un estado de excepción de hecho.
Si se hubiera apoyado en su día Lizarra-Garazi quizá nos hubiéramos ahorrado sobresaltos, sufrimientos, muertes. ¿Por qué no se hizo? ¿Porque excluía a los "constitucionalistas" o "españolistas"? ¿Y qué? Los partidos tienen derecho a aliarse con quien quieran y no hacerlo con quien no quieran siempre que lo hagan dentro de la legalidad. Pero, además de esto, que es evidente, hay otra faceta más interesante en Lizarra: al excluir a los "constitucionalistas" y "españolistas" (que son tan vascos como los otros) los nacionalistas vienen a confesar que lo que llaman el conflicto poniendo los ojos en el cielo es estrictamente un problema vasco que los vascos deben resolver en lugar de descargarlo sobre las espaldas de los españoles.
El problema es que son precisamente los españoles (en especial los nacionalistas que dicen no ser nacionalistas) los que, al no entender el problema de los vascos y tratar de interferir e imponerse permanentemente, lo convierten en un problema español. Un problema español que arranca de la negativa de los españoles a reconocer a los vascos (y a los demás) el derecho a decidir si quieren seguir siendo españoles, con lo cual las relaciones entre los dos territorios están envenenadas.
Tengo para mí que si ese derecho de autodeterminación se hubiera reconocido en los años ochenta, por ejemplo, el resultado hubiera sido el mantenimiento de la integridad de España. Al prolongarse el problema (o "conflicto"; no hay que hacer cuestión de las palabras; ni Aznar lo hacia), ya no estoy tan seguro y, de seguir los españoles cometiendo errores, acabará siendo segura la separación. 
La sentencia del caso Bateragune será jurídicamente irreprochable, no lo dudo, pero políticamente es una desgracia. Presenta a España como la eterna represora, incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos de reconciliación y pacificación, arbitraria, inaccesible a razones o conveniencias. En cambio proporciona mártires al movimiento independentista, que son presentados ante la sociedad como rehenes del Estado, le da una causa de lucha siempre bien vista: la liberación de unos héroes nacionales, una situación de irredentismo, que tiene siempre mucha fuerza de movilización y mantiene la lucha política en un nivel de efervescencia en el que también el nacionalismo burgués tiene que radicalizarse si quiere sobrevivir. Otegi en la cárcel es la garantía de una holgada mayoría absoluta nacionalista en Euskadi, el País Vasco, las provincias vascongadas, los territorios históricos, Euskalerria Sur, Vasconia y Hegoalde, que todos esos nombres tienen estas hermosas tierras (aunque no siempre con las mismas superficies), lo cual, probablemente, quiere decir algo. 
(La imagen es una foto de Daquella manera, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 13 de març del 2012

Violación.

¡Cómo avanza la civilización! En la Argentina ya se permite que las mujeres violadas aborten. ¡Vaya por dios! Hasta ahora estaba prohibido, como en todos los demás lugares en que rige la moral (y la ley) patriarcal/machista que privilegia al hombre e ignora a la mujer, la trata casi como un semoviente y no tiene una pizca de compasión por las manifestaciones concretas de un sufrimiento y una humillación que duran siglos. Es necesario ser realmente un granuja, un ruin granuja, para no entender la tortura que acarrea el gestar un ser producto de la brutalidad de una violación pues la elección es siempre agónica: o se aborta (y, encima, con la penalización de una ley injusta) o se tiene el hijo del enemigo y, haciendo de tripas corazón, se es una madre para él, en bastantes ocasiones, además, arrostrando la hostilidad de los allegados.

Porque muchas veces la violación es un crimen aislado, esporádico, individualizado; pero muchas otras es una política deliberada del mando que ordena a las tropas vencedoras en una guerra que, tras exterminar a los vencidos, violen en masa a sus mujeres para implantar en sus senos la semilla de la etnia, la raza, el color de los violadores. Política deliberada de destrozo desde tiempos inmemoriales y que recientemente se ha visto aplicar en el Congo o en la antigua Yugoslavia.

Si este aborto por violación está aun prohibido en muchos sitios es porque sigue pesando el repugnante parecer de esos curas de tres papadas, orondos eunucos sobaniños que predican cómo la mujer violada, es decir, la mujer atropellada en lo más íntimo de su ser, debe sobrellevar su infortunio con resignación y parir y criar al inocente fruto de su vida destrozada. Y estos son los caritativos curas occidentales o sus devotos doctrinos al estilo de Gallardón. En el mundo musulmán, en donde los curas son todavía más brutales e imbéciles que los cristianos, la violación se echa en cargo de la víctima y esta no solo queda deshonrada sino en peligro de perder la vida.

Quizá haya cosas tan odiosas, crueles e inhumanas como una violación pero, desde luego, no más. El forzamiento deja siempre secuelas terribles en quien lo sufre, físicas y psíquicas. Y solamente desalmados y descerebrados, como esos policías que -ya no tanto, afortunadamente- solían reírse de las mujeres que se atrevían a denunciar una violación diciéndoles que eso sería lo que ellas quisieran. ¡Cuánto canalla ha vestido y sigue vistiendo uniforme de policía, bata de médico, toga de juez! La solidaridad machista presenta siempre un frente cerrado para obligar a las mujeres a hincar la cerviz y aguantar los atropellos, desde el chulo de discoteca hasta el intelectual semiculto y pedante, de vuelta de todo, que describe en su columna periodística cuán harto está ya de la tiranía feminista, de la queja continua de las mujeres, de la sobreprotección de que gozan, de la falsa igualdad de que se aprovechan, frente al sufrido varón al que, a priori, se hace culpable de todo. Luminarias de la estupidez que confunden el ruido de sus tripas con el sonido del ingenio.

La falta de sensibilidad del machismo dominante en nuestra sociedad es abrumador y, en buena medida está sostenido por mujeres, enajenadas por los curas y sus propias frustraciones que defienden la causa que las oprime. Por ejemplo, esa inefable alcaldesa de Madrid que prefiere que la igualdad tarde más a que haya "atajos" porque no se atreve a decir que no quiere que haya igualdad en absoluto ya que, si la hubiera, ella no habría llegado a donde ha llegado pues lo ha hecho gracias a su marido y no a los méritos personales que sin embargo pide a las demás.

Realmente, la hipocresía social que rodea al patriarcado es repugnante y para removerla no basta ese terrible caso de la adolescente marroquí que se ha suicidado porque los criminales que la rodeaban bajo el nombre de familia (sacrosanta, desde luego) la obligaron a casarse con el otro criminal que la había violado, una niña en la flor de la vida a la que el machismo brutal sobre el que se permiten hacer bromas los señoritos de la derecha (y muchos de la izquierda), prefiere ignorar pues no puede ridiculizar directamente a la víctima que es lo que les pide el cuerpo castrado con la "contracorrección política" que les imbuyeron de niños. Esa noticia que subleva el ánimo, enciende la sangre y clama al cielo debiera ser primera en todos los periódicos y telediarios. Pero no, ni siquiera aparecerá. Al fin y al cabo, una injusticia cometida con una menor, marroquí, africana, mujer..., nada. Lo importante es lo que dice esa enchufada, engreída e hipócrita, Ana Botella.

(La imagen es un grabado de Castelao de 1937, titulado Atila en Galicia y refleja uno de los muchos crímenes que los fascistas cometieron con la población civil y que sus herederos ideológicos no quieren que se investiguen. La base del terror franquista, que llega hasta hoy).

diumenge, 11 de març del 2012

Los crímenes del 11-M.

Así, con esta mentira amaneció el infausto día 11 de marzo de 2004. Bien es verdad que Aznar mismo había llamado al parecer a los directores de los periódicos para colocarles el embuste con el que este innoble personaje pensaba ganar las elecciones tres días más tarde sobre los cadáveres de 200 personas. El diario corrigió la patraña de inmediato en cuanto comenzó a saberse que Aznar y su gente estaban mintiendo a todo el mundo con el fin de hacer cosecha electoral.
¿Qué hubiera pasado si El País no rectifica? Pues que se encontraría como hoy El Mundo, que sigue sosteniendo la mentira ya sin más finalidad que atentar contra la democracia en España y hacer todo el daño que pueda a la convivencia entre los españoles. ¿Es un problema de lentitud neuronal? Por supuesto, también. Pero sobre todo es un problema de encanallamiento moral. Quienes manipulan de este modo el sufrimiento de tantas personas durante tantos años no merecen más que desprecio. ¿Que el partido en el gobierno (el mismo que pretendió mentir a a los españoles con la autoría del 11-M) los apoya? Pues más desprecio para él. Mucha gente pretende no darse por enterada de este inmundo atropello y hacen como si estuvieran tratando con gente normal aunque equivocada. Allá cada cual. Para Palinuro quien no llama cobardes inmorales a quienes se valen del dolor ajeno para sus planes, en el fondo, los ayuda.

dijous, 8 de març del 2012

Violencia de la retórica de la violencia.

La derecha hace uso permanente de dos trucos retóricos tan desvergonzados como irritantes pero que le dan muy buen resultado en términos de apoyo y movilización de sus bases. Uno de ellos es lo que los psicólogos llaman proyección, consistente en acusar al otro de lo que uno mismo hace. ¿Que la derecha boicotea la renovación de los órganos del Estado? Se acusa a la izquierda de instrumentalizar, manipular, presionar a esos dichos órganos. ¿Que la derecha adopta una actitud agresiva, con declaraciones injuriosas y calumniosas, negando toda legitimidad al adversario? Se dice que la izquierda crispa la vida política. ¿Que la derecha lanza su formidable bateria mediática contra la izquierda con golpes bajos, infundios y más calumnias? Se dice que la izquierda ejerce el monopolio de los medios de comunicación convertidos en órganos de propaganda. La comprobación de la falsedad de estos asertos es irrelevante porque de lo que se trata es de calentar los ánimos; pero es cierto que, cuando la derecha está en el gobierno no hay más crispación que la que ella misma aliente y también lo es que la izquierda no tiene medios de comunicación; no como los tiene la derecha en La Razón, El Mundo o el ABC. Es decir, estos trucos retóricos sirven para fabular el mundo, para mentir y engañar y, por supuesto, para hacer imposible todo diálogo y debate políticos en los que la derecha no está interesada pues su única finalidad es imponer sus puntos de vista sin más.

El segundo truco retórico consiste en usurpar los conceptos, las ideas, los términos de la izquierda para revestir sus doctrinas reaccionarias y disimularlas pues no tienen buena prensa ni entre quienes se benefician de ellas. Ayer recordaba Palinuro que los falangistas habían plagiado los colores a los anarcosindicalistas, que los nazis decían ser "socialistas". Igual que la iglesia llamó en su día "cruzada" a la sublevación del general Franco, la guerra civil y la represión posterior y como Esperanza Aguirre dice que el cristianismo ha traído la libertad a Europa. Se trata de una usurpación intelectual verdaderamente divertida que demuestra que a la derecha las cuestiones de principios le son indiferentes (su interés es el interés) y actúa con redomado cinismo, defendiendo a ultranza, cuando le conviene aquello a lo que se había opuesto con uñas y dientes. ¿Desde cuándo interesa a la derecha, a los conservadores, la libertad si llevan siglos oponiéndose a ella y gritando vivan las caenas? En concreto, los españoles abominaban hasta hace muy poco de ese mismo liberalismo que hasta hace nada la iglesia consideraba pecado y que Aguirre dice profesar hoy como si fuera el dogma de la inmaculada concepción.

Hace falta caradura. Dice Ruiz Gallardón que va a proteger el derecho de las mujeres a la maternidad. Y ¿desde cuándo se interesa la derecha por los derechos, especialmente por los derechos de las mujeres? Los conservadores se han opuesto siempre a la idea misma de derechos, considerándolos el comienzo de la anarquía y negándose a ampliarlos a quien fuese. Por ejemplo, se resistieron cuanto pudieron a reconocer el derecho de sufragio universal. Si lo hicieron fue porque no les quedó más remedio. Igual que el principio de la igualdad entre hombres y mujeres: siempre estuvieron en contra. Y siguen estándolo, si bien recurren a subterfugios para disimularlo o, incluso, a prestidigitaciones conceptuales por estúpidas que sean, como esta que trae Gallardón ahora quien debe de estar convencido de haber hecho una genial finta conceptual cuando no hace otra cosa que demostrar su escasa categoría intelectual con una artimaña de rábula para confundir los términos con aviesa intención.

El discurso de Ruiz Gallardón ayer es un ejemplo de usurpación y prostitución de conceptos de la izquierda como no se ha visto otro. Se instrumentaliza el concepto de violencia de género (al que una compañera suya de gobierno objeta porque sin duda le parece muy rojo) para despojar a unas ciudadanas de un derecho al tiempo que se revienta el concepto, convirtiéndolo en una caricatura. Porque la expresión literal de Gallardón fue violencia estructural de género. Por supuesto no tiene ni un solo dato ya que se trata de una invención. Pero, como es la derecha, hasta la invención es inepta porque ¿qué quiere decir exactamente de género aplicado a una hipotética violencia para que las mujeres aborten? Literalmente nada. Es lo que sucede cuando se parasitan los conceptos ajenos al servicio de causas opuestas a las que describían. Es el socialismo de los nazis, la revolución de los franquistas, lo popular de su partido o la castidad de la iglesia. Una sórdida mentira a mayor gloria de su dios machista y mayor injusticia hacia los hombres, en este caso las mujeres, cuyo día celebramos hoy todos quienes creemos que acabarán siendo seres humanos en sentido pleno a pesar de los gallardones que se encontrarán siempre en el camino. Entre otras cosas porque, si no lo son ellas, no lo seremos ninguno.

(La imagen es una foto de Dolors Nadal, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 26 de febrer del 2012

¡Bien por la Izquierda Abertzale, muy bien!

Magnífica la noticia de El País de que la Izquierda Abertzale (IA), muestra su pesar por las víctimas del terrorismo etarra. Ha salvado un escollo importante en el camino hacia la normalización en el País Vasco en todos los sentidos, incluido el suyo de acercarlo a la independencia. Llega muy tarde, cierto, pero llega, que es lo importante. Digo "tarde" porque este es uno de los elementos que siempre me ha parecido más odioso de esta izquierda, una muestra de hipocresía y maldad atosigante. Nunca me cabrá en la cabeza que uno pueda no indignarse ni rebelarse contra los asesinatos cuando los cometen los del propio bando. Al contrario, siempre he considerado que la superioridad de la izquierda reside, entre otras cosas, en que aplica el mismo rasero ético a los propios y a los extraños; incluso más que el mismo. Jamás creeré en una causa que, para imponerse, exija asesinar gente indefensa. Jamás.

Así que se entenderá que aplauda la decisión de la IA de poner fin a años y años de encanallamiento moral, al parecer libremente consentido. Es un momento decisivo. Y también lo es en un terreno práctico y hasta táctico. Una vez que en octubre la banda terrorista decidió poner fin a sus crímenes, estamos en un camino de no retorno y, en ese tipo de caminos, lo mejor es hacerlos cuanto antes; a la carrera si es posible. ¿Qué ganamos arrastrando los pies, dilatando decisiones, regateando las declaraciones valientes? Nada de nada salvo abrir la posibilidad de que las cosas puedan torcerse o dar a los enemigos de la democracia y del derecho de autodeterminación un pretexto para cometer alguna fechoría.

La IA está en las instituciones y dispuesta a atenerse a las reglas del juego democrático con todas las consecuencias. LLegue hasta el final en el recorrido: exija la disolución de ETA. Y la banda, si le queda un adarme de sentido común, que se disuelva hoy antes que mañana y mañana antes que pasado.

En una democracia -incluso en una tan deficiente como la española- se pueden defender libremente todos los proyectos políticos que no incluyan el asesinato de gente indefensa y/o el uso de la violencia. Todos. Incluidos los independentistas. Les ha costado casi cuarenta años entenderlo. Han tenido que perder una guerra para ello. Que no les cueste otros cuarenta tomar las decisiones acordes a ese entendimiento.

Y no se crea que Palinuro actualiza el blog por un mero interés objetivo de señalar el notable avance político y moral que la decisión de la IA significa en el País Vasco. Lo hace también por el subjetivo de recuperar la libertad de expresión, secuestrada por los asesinos y que incluye la defensa del derecho de autodeterminación en España. El interés subjetivo de ver que en la izquierda española somos muchos los partidarios de ese derecho, que no podía defenderse cuando se reclamaba a punta de pistola. Si ahora existe una posibilidad de debatirlo pacíficamente y adoptar las decisiones consecuentes, para luego es tarde.

dijous, 23 de febrer del 2012

El ejemplo de Valencia.

Es el que hay que seguir. Cuando parecía que la gente de Valencia vivía extrañamente subyugada por la manga de granujas y sinvergüenzas que llevan veinte años esquilmando las arcas públicas hasta dejar la Comunidad en la ruina y hasta los votaban por mayoría absoluta, he aquí que se lanza a la calle con un civismo, un pacifismo y una conciencia encomiables. No estaba todo perdido. Quedaba mucha dignidad entre la población que, por fin, consciente de su fuerza y de sus derechos, ha empezado a hablar.

Vuelven los valencianos a pedir la dimisión de Sánchez de León, esa delegada del gobierno entreverada de fascista que ordena apalear niños en la calle. Pero piden también más cosas. Su grado de conciencia política, como decía Palinuro ayer, ha aumentado. Piden que cesen los recortes en educación y que haya una educación de calidad. Y más aun, convierte a los valencianos en la punta de lanza o el mascarón de proa de la nave de la dignidad española, convocan a una huelga en Valencia y piden que se extienda a general en toda España y que los sindicatos la hagan suya.

La lucha de los estudiantes valencianos es la de todos los estudiantes españoles y la de estos, la de todos los españoles progresistas: parar los pies a un gobierno popular antipopular, que se ha estrenado con una batería de agresiones contra los derechos de los trabajadores.

Basta con ver y escuchar a los ministros y políticos conservadores para percibir que lo suyo es un plan premeditado de aniquilar los derechos de las clases populares y cargar falsamente las culpas sobre el PSOE. Basta oír al Director General de la Policía, Cosidó, diciendo que la acción policial el martes fue ejemplar, al ministro Wert seguir mintiendo con que el PSOE apoya manifestaciones violentas siendo no ya solamente su policía la única que recurre a la violencia sino su propio gobierno y el mismo ministro que habla: ¿o atacar los derechos de los trabajadores por decreto no es violencia? ¿No es violencia eliminar la "Educación para la ciudadanía" a fin de dejar a los chavales en manos de las doctrinas de los curas? ¿No es violencia suprimir el derecho al aborto o intentarlo con el matrimonio gay? Violencia es y de la más reaccionaria, de la más baja estofa. Por eso es un derecho de la ciudadanía luchar contra ella, y el camino lo señala Valencia.

(La imagen es una foto de popicinio_01, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 29 de desembre del 2011

Señoras bien de derechas.

Los peores enemigos de la igualdad de género, de la emancipación de las mujeres son algunas, muchas, mujeres. Las que aceptan de grado su posición subalterna tradicional, las que implícitamente justifican los privilegios del machismo imperante y así contribuyen a perpetuar el orden patriarcal; las cipayas de este. Son las peores porque, con su discurso de la servidumbre voluntaria, deslegitiman la lucha de sus congéneres por alcanzar la plena condición ciudadana y la igualdad de derechos con los varones. Las más visibles son las mujeres acomodadas, de clase alta, por ser las que tienen más acceso a la esfera pública, pero las hay en todos los estamentos sociales, también entre los más pobres. Su oposición a la emancipación femenina nace de inveterados prejuicios y estos están liberalmente repartidos entre toda la población.

Dado que las conquistas del feminismo, por el que la derecha no ha movido jamás un dedo, han cristalizado en leyes e instituciones que la sociedad ha acabado aceptando y no es posible derogarlas o aniquilarlas, las señoras bien de derechas tratan de vaciarlas de contenido, de inutilizarlas reformulando la terminología que les es propia, retorciendo el lenguaje para confundir la cuestión. Saben que el nombre define la cosa y por eso tratan de cambiárselo. Apenas sentada en la poltrona, la ministra Ana Mato ya ha llamado violencia en el entorno familiar a lo que la ley misma llama violencia de género (Ley Orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género). La intención es transparente y consiste en desactivar la ley, retornar al camino de la sumisión frente a la violencia machista. Más o menos en el espíritu de esa otra señora bien de derechas que acaba de estrenarse como alcaldesa de Madrid y que, al interpretar el cuento La cenicienta, se extasiaba diciendo que esta es un ejemplo para nuestra vida por los valores que representa. Recibe los malos tratos sin rechistar..."

La mala jugada de Mato en contra de las mujeres víctimas de la violencia machista ha levantado una ola de protestas en una sociedad que ha visto cómo en un año caían sesenta de ellas asesinadas por sus parejas y ex parejas, en sus casas, en los parques, en el campo, en mitad de la vía pública y que por lo tanto sabe que la violencia no se da solo en el entorno familiar sino en todos los entornos porque es violencia de género, machista, que sólo cabe combatir teniendo esto muy presente. Vista la contundencia de la respuesta, Mato ensayó un línea de defensa afirmando que "el nombre es lo de menos". Vieja y socorrida falacia. Si el nombre fuera lo de menos, ¿por qué cambiarlo? Porque no es lo de menos sino lo de más. Los delitos deben estar correctamente tipificados con un nombre que no quepa desdibujar o difuminar.

Como el sofisma nominalista no coló, el ministerio de Ana Mato emitió ayer una nota de prensa en la que se califica el último asesinato de una mujer por su ex compañero sentimental de "violencia de género"; pero en el cuerpo del texto vuelve a hablar de violencia en el entorno familiar. Quieren restar importancia a esta lacra, diluirla en un problema de "familia", en definitiva, desproteger a las mujeres. Por eso insisten en cambiarle el nombre.

Hace un tiempo, en un libro de Pilar Urbano sobre la Reina Sofía, esta, que es quintaesencia de las mujeres bien de derechas, de las damas como Dios manda, decía a la periodista que no se opone a que los homosexuales se junten (olvidó decir que no se opone ahora pues ya no puede evitarlo) pero que no llamen "matrimonio" a esa unión. Efectivamente, los nombres importan, son decisivos, sirven para reconocer derechos. Torcerlos, cambiarlos, ayuda a recortar, a mermar esos derechos pues, por fortuna, ya no es posible negarlos de raíz. Que es lo que las señoras bien de derechas quieren hacer con los que protegen a las de su sexo.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 25 de novembre del 2011

La violencia contra las mujeres

Hoy, 25 de noviembre, se celebra el día en contra de la violencia machista. En lo que va de año en España han muerto 54 mujeres asesinadas por sus parejas o ex-parejas. En el resto del mundo la situación no es mejor; en otras partes, en México, en Colombia, en la China, en los países árabes es muchísimo peor. Está bien que se haga cuanto se pueda por elevar la sensibilidad de la sociedad frente a esta lacra que, a pesar de las leyes y las medidas de todo tipo de las autoridades para prevenirla y castigarla, no parece remitir.

Y ¿por qué no remite? Porque no es un delito o un vicio social que haya aparecido en nuestra época, como el tabaquismo, por ejemplo, contra el que es relativamente fácil luchar. Al contrario, es en nuestra época cuando ha comenzado a manifestarse la conciencia de que se trata de un crimen sistemático que nos degrada a todos y desmiente la idea de que la civilización avance. Es importante ahondar en esa conciencia y afrontar el problema en su pavorosa magnitud.

La civilización occidental, la que presume de sintetizar el judeocristianismo, la filosofía griega y el derecho romano, está basada en la violencia contra la mujeres. No me atrevo a hablar de las otras por falta de conocimiento bastante, aunque, por lo que sé, no andan muy a la zaga. En la nuestra esa violencia no sólo esta tradicionalmente admitida, sino glorificada, enaltecida, consagrada; desde siempre. Muchos filósofos, de Aristóteles en adelante, no ha hecho sino racionalizar los prejuicios en contra de la mujeres. Un mero repaso al conjunto de imbecilidades misóginas de Schopenauer debiera bastar para cuestionar la mera racionalidad del inventor de la Eudemonología.

Y no son únicamente los filósofos; los poetas, los literatos, los dramaturgos, los músicos, los pintores rivalizan en una misoginia agresiva que traza una imagen tradicional de las mujeres como seres inferiores, despreciables, odiosos, lo que justifica que se las maltrate. La celebrada figura de la doma de la bravía, un tema muy tratado en el Siglo de Oro, en Cervantes, en Lope y también en Shakespeare, etc., tiene eco en todas las culturas. A la mujer hay que "domarla", como se doma a las caballerías. Y nos se hable ya del llamado crimen pasional que todo lo justifica y que abunda en la literatura del siglo XIX. Mujeres atacadas "por amor", como El rojo y el negro, empujadas al suicidio, como en Ana Karenina o en Madame Bovary. La mujer es siempre la víctima.

El desprecio a las mujeres y su consideración como vasos del diablo y perdición de los hombres (compatible, por cierto con su imagen ideal en la tradición caballeresca) es inherente a las religiones, al cristianismo, desde luego. Que hay que violentar a las mujeres de todas las formas posibles es recomendación que se encuentra en la llamada sabiduría popular secular, en el refranero y en las políticas de los Estados; ejemplo universalmente conocido, las tres K del nazismo como destino de las mujeres: Kinder, Kirche, Küche (niños, iglesia y cocina).

La misoginia ha impregnado las leyes civiles y penales de todos los países hasta hace muy poco y, en muchos sitios, por ejemplo en el islam, se sigue haciendo. Está embebida en las instituciones y hasta en el lenguaje mismo, como las feministas han señalado repetidamente.

Corregir esta tradición implica reevaluar toda la tradición filosófica, religiosa, artística, jurídica de occidente. No es fácil y por ello se requiere una actitud combativa e intransigente con las infinitas formas de complacencia que se dan diariamente y son como una bruma que desnaturaliza los esfuerzos de la sociedad para acabar con él. A quienes propugnan esta lucha se los trata de exagerados. ¿Que tiene de malo la simpática costumbre del piropo, los concursos de belleza, la denigración de las mujeres en la publicidad comercial? Pues que todas estas prácticas son la antesala de la mentalidad feminicida.

En efecto, puede parecer una exageración. Pero lo que verdaderamente es una exageración es que sólo en este año haya habido 54 mujeres víctimas de asesinatos machistas. La dominación de los hombres sobre la mujeres desde el origen de los tiempos al día de hoy se basa en la amenaza de la violación y en su práctica individual o colectiva, muchas veces política de guerra, como dice Susan Brownmiller en En contra de nuestra voluntad . De lo que se trata es de someterlas por ese miedo difuso a ser agredidas, violadas, mutiladas, desfiguradas, asesinadas. Y el mejor modo de mantenerlo vivo es seguir recurriendo a esas prácticas.

Queda muchísimo por hacer. Apenas hemos comenzado, y nos enfrentamos a grandes resistencias, en no pocas ocasiones ofrecidas por las mismas mujeres, y eso es terrible.

(La primera imagen es un dibujo de Max Klinger titulado Asesinato y rapto. La segunda, un óleo de Degas, La violación (h. 1868). La tercera, otro de Frida Kahlo, titulado Unos cuantos piquetitos (1935)).

dissabte, 22 d’octubre del 2011

La vida sigue.


Entrevista de Josep Cuní a Eulàlia Lluch,
filla d'Ernest Lluch
.




Hace unos días un analista político cuyo nombre no he retenido afirmaba en un buen artículo que un eventual fin de ETA no incidiría en el cantado resultado electoral del 20-N porque la gente ya lo daba por descontado y no le preocupaba. Lo decía con conocimiento de causa y basado en buenas razones. Según el último barómetro del CIS, de septiembre, el terrorismo preocupaba al 3,7 por ciento de la población y era la octava causa de inquietud siendo la primera el paro (80 por ciento), la segunda los problemas económicos (49, 6 por ciento), etc. El terrorismo no alcanza el 10 por ciento desde abril de 2010. Hace diez años podía llegar al 70 por ciento y ser la primera causa de preocupación. Son otras hoy las congojas de los ciudadanos. Era pues razonable concluir que el fin del terrorismo no tendría impacto.

Sin embargo, ayer fue el asunto por excelencia. Opinaron todos los políticos nacionales y algunos extranjeros (Obama, Sarkozy, Cameron, Santos, etc). En los medios fue la única noticia. No la deuda, ni la crisis, ni los empresarios: ETA. En la prensa, la radio y la TV y no digamos las redes. En noticiarios y tertulias. Sólo se habló de ETA. Los patronos vascos se felicitaron y la Conferencia Episcopal Española aprovechó la ocasión para pedir el voto al PP y, de paso, dijo una de esas solemnes perogrulladas que dicen los del capelo : que el terrorismo es intrínsecamente perverso. Un descubrimiento.

Y todo este ruido, esta cacofonía, esta batahola por un comunicado de la banda que muchos consideran poca cosa, business as usual; otros un dulce empozoñado ; otros un regalo electoral a los cómplices del PSOE; otros un ejercicio de retórica socarrona; otros un señuelo para distraer la atención mientras la banda se rearma e così via. Y todo con la poco digna intención de rebajar las expectivas electorales del PSOE reduciendo la importancia del hecho, de anular el impacto que decía el analista que no iba a producirse y sí está produciéndose. Como se prueba precisamente en el zafarrancho general para evitarlo.

¿Qué pasaba entonces? Que en efecto, la gente ya sabía hace meses que ETA estaba derrotada y se había preparado para su final sin armar grandes alharacas. Pero es que en el terrorismo la gente llevamos más de treinta años reprimiendo alharacas, sofocando sentimientos, aguantando situaciones terribles, bárbaros asesinatos en masa como el de Hipercor, sin perder los nervios, controlándonos, apoyando siempre a los gobiernos. Pero eso no quiere decir que los sentimientos sofocados no existieran. Han existido y siguen existiendo. Pero van por dentro. La alegría del fin de ETA también ha ido por dentro. La hemos exteriorizado los plumillas, los opinantes en público, los parlanchines, tertulianos y predicadores en general. Pero la gente la sentía en su fuero interno y está todo el mundo muy interesado en lo que suceda ahora porque ahora, el contencioso, el llamado conflicto, se traslada a los tribunales de justicia y las crónicas judiciales apasionan a la opinión.

Y vamos a eso del conflicto. Dice la izquierda abertzale que el comunicado de ETA no cierra el conflicto político. Tan profundo como lo de los obispos. Claro que no cierra el conflicto político ni ningún otro conflicto. Lo que cierra es el asesinato. Todos los conflictos siguen vivos. Alguien debe enseñar a los hasta ayer amigos de los pistoleros cosas elementales como que la sociedad no es otra cosa que cientos de conflictos cruzados, de todo tipo y condición: religiosos, económicos, sociales, de género, nacionales, etc. Si partimos de la idea de que un conflicto es aquella situación en que alguien quiere algo que otro no quiere darle, la vida social es conflicto. Y la democracia es el mejor sistema político porque garantiza que los conflcitos se canalizan civilizadamente; no que se resuelvan porque ese es otro asunto que depende de mayorías y minorías. Para entender esto es necesario a su vez aceptar que el conflicto que a uno le parece esencial, prioritario, único en realidad, puede que no se lo parezca así al resto de la sociedad que tiene otros conflictos. Si uno renuncia a imponer la solución de su conflicto preferido a tiros tiene uno que aceptar que a la gente el conflicto de uno le parezca irrelevante. Que se haya defendido por medios criminales no lo hace más urgente ni más real.

Porque, cuando callan las armas, la vida sigue. Y parte de este seguimiento es que, mientras ETA no se disuelva, las autoridades también seguirán deteniendo etarras y poniéndolos a disposición del juez por pertenencia a banda armada, posesión de armas y los demás delitos en que continúen incurriendo. Y eso no forma parte del "conflicto político", no es político. Es criminal.

(La imagen es un cuadro de Thomas Hart Benton, abuelo de la pintura estadounidense actual, escuela neoyorquina, titulado América hoy. Actividades ciudadanas con suburbano, pintado en los últimos años veinte).

divendres, 21 d’octubre del 2011

España sin ETA.

Cuando Pérez Rubalcaba llegó al ministerio del Interior traía dos objetivos prioritarios: reducir la siniestralidad en las carreteras y acabar con ETA; dos graves problemas de los españoles de muy distinta naturaleza. Los ha conseguido. Ahora, lo lógico es votarlo para que, como presidente del Gobierno, gestione la definitiva normalización democrática del País Vasco y del conjunto de España.

Las comparecencias de ayer de Zapatero y Rubalcaba en sendas ruedas de prensa fueron ejemplares. Los dos hubieran podido recordar que en su combate contra ETA tuvieron que superar los ataques de una oposición empeñada en utilizar la lucha antiterrorista como arma para desgastar al gobierno y obtener réditos electorales. Zapatero hubiera podido recordar aquella infamia de Rajoy de que estaba traicionando a las víctimas de ETA. Rubalcaba, las continuas acusaciones de estar negociando con ETA -él, que siempre se opuso a toda negociación de este tipo-, y de no querer el fin de la banda, coronadas por la última canallada de acusarlo, así como a sus subordinados, de colaboración con banda armada.

Pero ninguno de los dos lo hizo sino que ambos rindieron tributo a las víctimas, a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y atribuyeron la victoria sobre los pistoleros a la unidad de las fuerzas democráticas y la colaboración de Francia. Bien cierto; esa es la perspectiva adecuada para afrontar el próximo futuro en que será necesario gestionar con acierto la multiplicidad de problemas que plantearán las secuelas de una actividad criminal que ha durado decenios, ha hecho destrozos enormes en la convivencia democrática y ha dejado heridas que habrá que sanar con tesón, habilidad y generosidad. Sigue siendo imprescindible la unidad de las fuerzas democráticas y a ello irá orientada probablemente la mayoría de los comentarios que se lean en los próximos días.

El comienzo de la nueva etapa, sin embargo, deja ya ver claroscuros. En su comparecencia ayer Rajoy se mostró manifiestamente incómodo por cuanto el destino parece repetirse y, cuando ya se ve triunfador en las próximas elecciones, un hecho repentino puede volver a dejarlo en la estacada. Trató de rebajar la trascendencia del momento afirmando que, si bien era un paso importante, no era el decisivo que no llegará hasta que la banda se disuelva de forma irreversible. Se adivina que esa será una de las líneas principales del ataque de la oposición conservadora. Pero Rajoy no tuvo más remedio que reconocer que se trata de una victoria porque no se ha pagado precio político alguno por el cese definitivo de la violencia. Un reconocimiento que deja en evidencia a Aznar y a Mayor Oreja quien aún ayer decía que el gobierno y ETA negociaban un fin sin fin.

La actuación del PP en este campo ha consistido en impedir como fuera que el gobierno socialista capitalizara el fin de ETA. Se negó a asistir a la conferencia de paz de Donostia hace unos días y sus trompeteros mediáticos arrojaron toneladas de basura sobre los participantes, siguiendo el ejemplo del inefable Aznar que no ha mucho acusaba al gobierno de suplicar y mendigar gestos de ETA. A eso es a lo que llaman colaborar en la lucha antiterrorista. Ayer también Esperanza Aguirre, que tiene la virtud de reducir siempre las cosas al absurdo, trataba de desmerecer la noticia asegurando que los comunicados de ETA tienen credibilidad cero. En efecto, es la línea que va a adoptar la derecha, la de aquí no ha pasado nada. Como ETA cuando se restauró la democracia en España sostenía que "aquí no ha pasado nada" y siguió asesinando, la derecha seguirá atacando al gobierno, diciendo que negocia con ETA y que Rubalcaba colabora con los terroristas.

A esta posición bastante ignominiosa ayuda la actitud intransigente de algunas asociaciones de víctimas que se reservan el derecho a decir que el terrorismo sólo habrá acabado cuando se cumplan las condiciones que ellas establecen. Y, entre tanto, también proseguirán en sus ataques al gobierno.

Sin embargo dos cosas están claras: 1ª) las víctimas tienen mucho peso moral y merecen el reconocimiento del conjunto de la sociedad. Pero las decisiones colectivas que afectan a ésta son competencia de las instituciones demócraticas legítimas, en especial el Parlamento. 2ª) La derrota de ETA es un logro indiscutible del gobierno de Zapatero, algo por lo que éste ha sacrificado mucho y por lo que sin duda pasará a la historia. La pieza esencial de ese gobierno, la que ha convertido en realidad el deseo de millones de españoles es Rubalcaba quien se ha ganado limpiamente el derecho a ser a su vez presidente.

Hay un tercer personaje que ha sido decisivo en la derrota de ETA, sin el cual ésta no se hubiera producido y a quien todavía no he visto mencionado en la catarata de parabienes que llueven sobre España: el juez Garzón. Zapatero dirigió el aspecto institucional de la lucha antiterrorista; Rubalcaba el policial; y Garzón el judicial. Fue su idea de llevar la lucha contra ETA al terreno de sus apoyos sociales, económicos, culturales, la que acorraló a la banda y la puso al alcance de la policía.

Garzón, sin embargo, está esuspendido, en una especie de exilio y perseguido judicialmente en su país, lo que es literamente una vergüenza y un baldón sobre la alegría que produce el fin del terrorismo. Si Rubalcaba gana las elecciones y es presidente del gobierno debiera contar con este juez que, como todos los seres humanos, se habrá equivocado alguna vez, pero es la honra de la profesión judicial.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 20 d’octubre del 2011

Se acabó.

Deponen las armas. Se van. Nos dejan en paz. Termina esta peste mezcla de crimen y estupidez que parecía eterna. Hoy ganamos todos, todos, incluidos ellos que ya no se verán obligados a seguir asesinando a sangre fría ni haciendo el ridículo con sus capuchas y sus interminables, farragosos y vacíos discursos. Por fin se ha muerto Franco.

Y nada más por hoy, que Palinuro anda emocionado con la noticia y va a celebrarla con los amigos. Título del post de mañana: España sin ETA. Enhorabuena a todo Cristo, incluidos los que no querían que esta pesadilla acabase o, por lo menos, no ahora, y son los que todos sabemos, la extrema izquierda y la derecha extrema en el PP, y de los que mañana hablaremos. Que se fastidien y se alegren porque, a pesar de ellos, hemos derrotado a ETA. Agur.


Vuelvo porque es imposible no hacerlo. He visto las comparecencias de Zapatero, Rajoy y Rubalcaba en la tele. El lenguaje no verbal de los tres era muy distinto: Zapatero y Rubalcaba conteniendo la emoción (Rubalcaba no lo consiguió del todo). Rajoy con cara de circunstancias y disgusto. Zapatero y Rubalcaba han estado a la altura del momento. Los dos se han referido a las víctimas, a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, a la unidad de las fuerzas democráticas y han anunciado un futuro de paz en libertad. Rajoy ha intentado rebajar la importancia del hecho, desmerecerlo, considerándolo "un paso muy importante" pero, obviamente, no definitivo, hasta que la banda no se disuelva irremisiblemente. Lo de siempre. Pero no le ha quedado más remedio que reconocer que es la derrota de ETA porque se ha conseguido sin hacer concesión política alguna. Es decir, se ha tragado un sapo. El segundo vendrá el 20-N, que es en lo que pensaba durante su comparecencia.

dimarts, 18 d’octubre del 2011

ETA kanpora.

Eso es, vete ya. Desaparece de nuestras vidas. Deja que la gente viva en paz y en paz dirima sus diferencias. No haces falta a nadie ni nadie te necesita. Hasta tus supuestos allegados civiles piden que bajes el telón. Muy pocos te echarán de menos, aunque alguien siempre habrá. Eres un anacronismo. Formas parte del siniestro legado del franquismo. En un mundo que puede movilizarse al unísono en los cinco continentes por causas nobles y pacíficamente, tu recurso a la violencia carece de justificación alguna. Pudo tenerla durante la dictadura, que era un régimen violento, y aun así es más que discutible. Pero en democracia le violencia es ilegítima. Hay quien te regalará los oídos diciendo que esto no es una democracia. Son los que consideran que sólo es democracia lo que ellos deciden.

Al sector político le ha costado años comprender la evidencia misma: que en España pueden defenderse todas las opciones políticas, incluidas las independentistas, siempre que no se haga mediante la violencia. Y digo la evidencia misma porque los catalanistas lo comprendieron desde el principio y se apresuraron a terminar con aquel germen de banda terrorista que se llamaba Terra Lliure. Desde entonces el independentismo catalán ha llegado incluso a gobernar en la Comunidad Autónoma. Lo mismo que hace ahora Bildu, al menos en un territorio histórico. Esto es un país civilizado. No hay sitio para la violencia.

Actuar políticamente no quiere decir que se tenga garantizado el logro del objetivo político que se persiga porque eso depende de lo que piensen y hagan otras opciones que tienen idéntico derecho a proponer sus propios objetivos, que pueden -y suelen- ser otros. Esa exigencia tradicional de ETA de que todos los proyectos puedan defenderse y con posibilidades iguales de realizarse, dado que es la situación actual, sólo puede entenderse como el deseo de que se garantice a una parte el logro de sus objetivos porque sí. Es un razonamiento típicamente infantil: juego si gano. Ya sé que decir que los etarras son infantiles suena algo extraño. Pero lo son. Ademas de pistoleros.

El comunicado de estos apóstoles de la resolución de conflictos es bastante soso y blandorro, pero pide a ETA que deponga las armas sin condiciones, ya. Ya no se sabe qué más quiere. Como la componente católica en el mundo etarra es muy fuerte, a lo mejor quiere que, después de los apóstoles, venga el mismo Cristo a pedirle que haga mutis por el escotillón de la historia.