dimarts, 12 de novembre del 2013

La conferencia del PSOE y la basura del PP.


La atención mediática suscitada por la conferencia política del PSOE ha llevado a segundo plano otras cuestiones de no menor enjundia. Paradójicamente el evento socialista serviría de cortina de humo para que no se hablase de los últimos disparates de la derecha en el gobierno español y, específicamente, en el madrileño. Que no se hablase de Bárcenas, quien continúa con su pausada estrategia de revelación de más presuntas irregularidades del PP; de las becas Erasmus del ministro Wert, empeñado en suprimirlas por ser vías de acceso de las gentes sin medios a los estudios; de la congénita incapacidad de Ana Botella para gestionar nada más complicado que su personal make up, como se prueba con esa increíble huelga de las basuras en Madrid; o del enésimo desatino autoritario de Rajoy, quien declara que los artículos 1 y 2 de la Constitución son innegociables, que no hay nada que negociar ni dialogar y eso como muestra de la disposición a negociar.

Celoso el PP en un principio del protagonismo mediático del PSOE, pretendió oscurecerlo fabricando un argumentario por el que su gente y sus periodistas a sueldo probarían la inanidad, la inutilidad del esfuerzo socialista. Pero no debía de estar muy convencido de su oportunidad ni debía de darle mucha importancia porque encargó la tarea a Carlos Floriano, en la seguridad de que nadie le haría caso. Como sucedió. En el fondo, lo inteligente para el PP era que los socialistas se llevaran todo el protagonismo dos o tres días. La cortina de humo se haría más densa y no era preciso alertar a la gente con juicios malignos y falsos, tópicos y maledicencias de poca monta.

Así que, exultantes, los socialistas afirmaban haber recuperado la iniciativa, mostrando su capacidad de generar ideas, propuestas y soluciones de consenso para los problemas internos de su partido. El PSOE tiene una acreditada capacidad para llegar a acuerdos en su interior y preservar su unidad, que lo diferencia de otras fuerzas de izquierda, más dadas a enfrentamientos domésticos, anatemas, purgas y escisiones. A lo mejor por ello niegan estas a aquel su condición de izquierda.

El acuerdo más complicado al que los socialistas han llegado es el que afecta a las primarias. Tomás Gómez se quedó solo proponiendo fecha. Nadie lo siguió. El partido cerró filas en torno a la propuesta de que sea el Comité federal el que dije el plazo. Eso no es, evidentemente, poner puertas al campo. Pero se le acerca. De aquí a las primarias, los distintos candidatos pensarán sus estrategias, tomarán posiciones y orientarán su acción en el sentido de la candidatura. Serán inevitables planes, acuerdos. Es obvio que Carme Chacón no va a quedarse quieta; ni Patxi López; ni Emiliano García Page; seguramente ni Tomás Gómez y solo queda que Madina dé un paso al frente. Y Rubalcaba aún no ha ejercitado su derecho a decidir, que él sí se lo reconoce a sí mismo.

No sé si puede llamarse a eso haber recuperado la iniciativa, pero está bien que el partido se mueva, se agite, porque así también se debatirán proyectos y algunas de las cuestiones que la conferencia política ha silenciado o soslayado pueden volver a salir a debate. Y saldrán.

Mientras tanto, en el PP podrían responder si van a hacer algo con respecto a los cuatro nuevos problemas que han tenido la habilidad de provocar en las últimas 72 horas. En concreto:

- Si el gobierno y el partido van a colaborar por fin con la justicia en lugar de entorpecerla y si Rajoy va a asumir la evidente responsabilidad política que tiene en el caso Bárcenas/Gürtel.

- Si el ministro Wert va a dimitir visto su fracaso no solo con las becas Erasmus sino son su Ley orgánica de Mejora de la Calidad de la Educación (LOMCE) que no tiene detrás más que los votos del PP y, por tanto, nace muerta.

- Si Rajoy va a adoptar una actitud de diálogo con la Generalitat catalana, en lugar de cerrarse en banda a todo intercambio y de estar propiciando ese choque que se dice querer evitar.

- Si Ana Botella, por fin, va a dimitir, vista su incapacidad para conseguir que los madrileños tengamos un servicio de recogida de basuras por el cual pagamos nuestras tasas e impuestos. Llena de pasmo que una alcaldesa incapaz de garantizar la limpieza de las calles pidiera traer los Juegos Olímpicos 2020 a la capital con tanto ahínco como para hacer el ridículo. Ella, que quería "limpiar" las calles de prostitutas y mendigos, ni siquiera puede limpiarlas de los montones de bolsas de basuras.

(La imagen es una captura del twitter de Verbal Kint).