diumenge, 7 de desembre del 2014

El petimetre y sus tiranosaurios.

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Luego de ver la entrevista que Sergio Martín propinó a Pablo Iglesias en TV24h subí el vídeo y un apunte a Facebook exponiendo mi punto de vista sobre el espectáculo bochornoso que dieron al país entero tres periodistas experimentados,  que debieran tener algo más de pundonor profesional, y un mequetrefe rebosante de petulancia.

Era indignante que, con el dinero de los impuestos de todos se montara una especie de linchamiento mediático de tan baja catadura intelectual y moral.

Trataré de exponerlo con claridad. Un hombre al que respaldan 1.250.000 ciudadanos con su voto expreso y que cuenta con simpatías y reconocimiento internacional y nacional, se sometía a las preguntas de cinco personas a quienes no ha elegido nadie para nada. Cinco inquisidores que no representan nada como no sean los intereses de las empresas para las que trabajan, que no se sabe quién ha seleccionado para estar allí y en función de qué exámenes o méritos, si no es el enchufe, la contratación a dedo y la amistad con el jefe de turno. Corríjaseme si me equivoco, pues no es asunto menor, ya que TVE no es una empresa privada.

La indignación que producía esta situación dictó a Palinuro el texto que subió a Facebook. Hoy, tras haber pasado dos días, con mayor desapasionamiento y distancia, habiéndolo pensado mejor, Palinuro lo reproduce tal cual, sin cambiar una coma:

Voy a ser suave y comedido. El intento de fusilamiento de Pablo Iglesias ayer en canal 24 es lo más estúpido, vergonzoso, miserable, vil y ruin que he visto en mi vida. Cinco tíos, por llamarlos de algún modo, cobrando dineros públicos, sin el menor sentido del juego limpio, mostraron su baja estofa tratando de acorralar a un hombre solo de modo provocativo y, en algún caso, chulesco. El petimetre del director, un zangolotino sin luces, lo saludó con una provocación insultante sobre ETA que muestra hasta qué punto estos cretinos confunden la profesión de periodista con la de sicario a sueldo. La presencia de un vividor del infundio y la calumnia como Rojo, muy bien señalada por Iglesias, daba al programa la bajura y el tinte múrido que lleva esta patulea. La insistencia en pillar al de Podemos en la trampa saducea del comunismo -quizá lo más hábil que se escuchó a esta partida de jayanes sin escrúpulos- solo prueba el interés por ganar puestos a ojos del amo que reparte los sueldos, las prebendas y las apariciones en TV. A fuerza de impresentable, el programa no contaba con ninguna mujer. Es decisivo por lo que significa en sí, no por la circunstancia pues los medios españoles cuentan con mujeres suficientes más indignas, bellacas y estúpidas que los machos que ayer creyeron llegada la hora de su vida destruyendo a Iglesias y consiguieron, como suele sucederles, que saliera fortalecido y con más partidarios que nunca. Y el tal Sergio Martín, ¿va a seguir ahí, cobrando de todos los españoles, incluidos los que creemos que estaría mejor de botones de La Moncloa?