Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Pensionistas. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Pensionistas. Mostrar tots els missatges

dijous, 15 de març del 2018

Las falsas promesas

La comparecencia de Emepuntorajoy ayer en el Congreso fue la habitual lluvia de embustes y patrañas de un gobierno y un presidente que pueden cometer todas las irregularidades que quieran, pues nadie va a investigarlos, ya que gozan de impunidad blindada. Los ladrones gobiernan España hace ya bastantes años y lo primero que hacen estos es dictar leyes y manipularlas sin parar, ponerlas a su servicio y exigir a los demás cumplir lo que ellos no cumplen. Y, si eso no sucede a su gusto, acuden a los jueces a su servicio para atacar a quienes no se les someten.

El mismo pájaro que, hace ocho o nueve años, afirmaba con humildad de monja hipócrita que "no tocaría las pensiones" porque nuestros mayores, bla, bla, bla, es el mangante que les ha robado el fondo de las pensiones y el que ha dictado una norma tan miserable como insultante de subidas automáticas de 0,25%; de hecho, una reducción anual. El mismo sinvergüenza que decía preocuparse por nuestros mayores es el que solo se preocupa de su padre, dependiente total cuyos cuidados financia con cargo a unos fondos públicos que niega a quienes no tienen recursos. El mismo que favorece las pensiones privadas en beneficio de una banca vampira que nunca había hecho tan buenos negocios con tan escasos gastos. Un negocio redondo que enriquece a los ricos y roba a los pobres lo poco que les queda. 

Es el mismo presunto delincuente de los sobrecillos de gurtelina a quien gustaría subir las pensiones pero no puede "porque no hay dinero" y "no podemos gastar lo que no tenemos", viejo y estúpido cliché que viene utilizando desde 2011 sin que ninguno de los 600 -seiscientos- asesores que tiene a dedo muchos de ellos sin el bachillerato, pero cobrando 100.000 € al año, le haya advertido de es una profunda estupidez propia de un ignorante sin remedio porque toda la economía capitalista descansa precisamente sobre este hecho de gastar lo que no se tiene. Se llama crédito y, aunque es palabra difícil de pronunciar, quizá consiga M. Rajoy entender su mecanismo si alguien se lo explica en términos sencillos de "un plato es un plato y un crédito, un crédito". La oposición le mostró ayer que todos sabemos en dónde está el dinero que "no está": en el robo de los 60.000 millones del fondo de pensiones; en las amnistías fiscales a los sinvergüenzas patrióticos de las cuentas en Suiza; en comprar medios y periodistas; en construir obras faraónicas al servicio de la megalomanía del cacique pepero de turno; en rescatar autopistas ruinosas para entregárselas a los amigos a que hagan otro negocio seguros de que, cuando vuelvan a fracasar, el gobierno obligará a los contribuyentes -a los pensionistas- a rescatarlas de nuevo;  en comprar armamento complicado que los militares españoles no saben manejar; en robarlo directamente, a través de sobresueldos de la caja B.

En la ssión parlamentaria de ayer, la oposición domesticada se atrevió a alzar tímidamente la voz y muy orgullosa, señala las intervenciones de Iglesias como si estuviera retando valientemente a las potencias del averno cuando solo estaba diciendo con toda timidez  la centésima parte de lo que este asaltacaminos merece y todo el mundo en el país conoce: que es un truhán sin escrúpulos que consagrado como principio el gobierno impune de un puñado de franquistas ladrones e imbéciles. Para lo primero, basta con mirarlo a él; para lo segundo a cualquiera de sus pintorescos ministras y ministros.  Las promesas de este embustero compulsivo han acabado en el mayor y más injusto ataque a los pensionistas que estos han padecido nunca porque están indefensos, no tienen partidos políticos y los que hay, aunque digan lo contrario, no se ocupan de ellos. Emepuntorajoy, el de los sobresueldos, ha transferido las rentas del trabajo y las pensiones a los empresarios y financieros, en la expectativa de que los jubilados se resignarían y, tras algunas manifestaciones, la calle se calmaría.

Y la calle no se calma porque la banda de ladrones del Sobresueldos no ha dejado de robar. Los pensionistas vuelven a manifestarse y los policías y jueces al servicio del PP tratan de distraer la atención de la sublevación gris empapelando independentistas con una causa general de estilo franquista contra el 155. La oposición mayoritaria  en el Congreso es incapaz de tumbar leyes inicuas de la legislatura anterior, como la reforma laboral, la Ley Mordaza y otras vergüenzas de este jaez. Y ni siquiera apoya una mera reclamación frente a una injusticia sangrante. Que la mayoría -sí, la mayoría de diputados de la izquierda- sea incapaz de obligar al gobierno a dejar de torturar a los presos políticos y sus familias y niños, acercándolos a sus lugares de residencia muestra que, por muy ladrón que sea el gobierno del PP, cuando se trata de machacar a los catalanes, cuenta con el vergonzoso silencio de sus sedicentes críticos, sean del PSOE o de Podemos.

La banda de ladrones y criminales en sus diferentes destinos podrán considerarse como un solo ministerio, alimentado por fondos de reptiles procedentes del blanqueo de dinero y el robo pero esto no es suficiente para su narcisismo y megalomanía. Necesitan la mentira como base esencial del equilibrio personal. La mentira es el verdadero fundamento del gobierno pepero. La mentira como base de su discurso. La derecha mintió con la barbarie de la guerra del Irak, la guerra civil posterior; miente todos los días y a todas horas del día con sus aparatos de propaganda audiovisuales y su prensa lacaya; miente en todo lo que tiene que ver la corrupción de la que se han beneficiado el PP colectivamente y algunos de sus miembros individualmente que son los que (más) se forraron.

Mentira, también, de arriba abajo todo lo que tiene que ver con Catalunya. Todo lo que el gobierno y sus medios dicen sobre CAT es falso, como todo lo que dicen sobre sondeos y encuestas y, sobre todo lo demás.  Como sus estadísticas, sus declaraciones y su postverdad. En CAT eso puede superarse mediante una sencilla medida: endavant cap a la República Catalana.
Donec perficiam.