dijous, 4 de gener del 2018

La presidencia creciente

El galopar del caballo independentista catalán va a dejar sin hierba las verdes praderas de la izquierda española, pastos preferidos de unicornios, hipogrifos y otras creaciones poéticas. Ayer se dio de baja en el PSOE José Antonio Pérez Tapias, un histórico (24 años de militancia) del ala izquierda. Compitió con Sánchez por la secretaría general y perdió. Luego se opuso a la defenestración de octubre y apoyó a su antiguo rival en la recuperación de la secretaría general con un discurso de izquierda. Ahora se va desengañado. El más notorio punto de fricción: el referéndum pactado catalán. Este, como los racimos de cerezas, trae otros, singularmente el del apoyo del PSOE al 155.

Cataluña ha pasado de ser un incordio periódico que se conllevaba con  hastío cosmopolita a constituirse en la misma centralidad política. Todos reaccionan a los hechos de Cataluña y Cataluña determina la vida política española. Lo más importante que ha hecho el presidente del gobierno ha sido fijar fecha de constitución del Parlament al 17 de enero al amparo del 155. La finalidad habrá de ser el restablecimiento de la normalidad institucional: los diputados electos toman posesión de sus actas y se constituye el Parlament. Pero esa normalidad no puede restablecerse mientras está en vigor la excepcionalidad de cargos electos en el exilio y en prisión. La excepcionalidad del 155.

Al margen de otras opciones como que algunos candidatos electos renuncien al acta para que corran las listas (cosa que plantea diversos problemas, alguno de ellos de principio), no se ve por qué los electos no pueden tomar posesión por vía telemática en la era de las TICs. El argumento de que las normas exigen el requisito de la presencia física, material, del candidato no descansa sobre ninguna cita explícita y más bien parece apuntarse a la aviesa intención de invocar pretextos jurídicos para atraer a Puigdemont a España y echarle el guante. 

Sin duda la exigencia de presencia física (no virtual) descansa en la muy lógica asunción de que es un asunto tan evidente, que no se consideró necesario especificarlo. El requisito de presencia física se presume. Pero también se presume que la justicia no acusa a nadie extra muros de delitos que no puede sostener y los retira para imputárselos intra muros. Para que la solución política sea fructífera se requiere buena fe por todas partes.

Puigdemont es el presidente de hecho y derecho de la Generalitat de Cataluña. 

Será imposible explicar a los europeos por qué no se le permite ejercer como tal. 

dimecres, 3 de gener del 2018

Cuestión de legitimidad

Aquí, mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado La República Catalana realment existent.

Antes de adjuntar la versión castellana, unas observaciones que hacen al caso de lo que aquí se dirime: si hay o no presidente, si hay o no República catalana.

Leo en El País un artículo de Lluís Bassets, cuyo título (Puigdemont no es el presidente de los catalanes) resume su contenido, por otro lado nada desdeñable porque acumula una formidable batería de argumentos de muy variada factura en contra de la idea de considerar a Puigdemont presidente de los catalanes. Casi podría titularse, al modo clásico, un adversus Puigdemont. Por debajo de las razones aducidas, muy respetables pero igualmente discutibles, late una convicción inconfesa: la cuestión independentista responde a la acción de una sola persona. Los más de dos millones de votos que la avalan en las duras y en las más duras, no cuentan. Los más de dos millones que quieren escuchar lo que han escuchado, no lo que Bassets piense que debieran escuchar, no merecen mención alguna.

Según tengo entendido, el señor Alejo Vidal-Quadras propone en un tuit liberar a los presos políticos, poner a Junqueras de presidente de la Generalitat y desterrar a Puigdemont a perpetuidad. Digo que tengo entendido ya que no he podido comprobarlo en la fuente porque me tiene bloqueado. No importa gran cosa, pues se ha retuiteado mucho. Lo interesante de este tosco plan que ignora todo sobre procedimientos, incluida la buena educación, no es que sea perfectamente irrealizable. Lo interesante es que, de modo mucho más primitivo y por ello más claro, apunta al mismo objetivo de Bassets: tirar contra Puigdemont. En el caso de Bassets por no ocuparse de los asuntos reales etc.,; en el de Vidal-Quadras, simplemente, por ser el (verdadero) peligro. Los dos, muy hábiles, queriendo aniquilar el liderazgo de Puigdemont a base de ignorar el movimiento que lo apoya, lo convierten en su símbolo y, por eso, muy en contra de sus deseos, lo ensalzan.

Bien es verdad que la intención ladina en los dos casos es dividir el bloque independentista, enfrentando a ERC con JxC y a Junqueras con Puigdemont. En un caso (Bassets), más disimuladamente; en el otro (Vidal-Quadras) a la voz del mando. Este último muestra una deplorable ignorancia al tratar a Junqueras como un peón al que se puede cambiar a capricho valiéndose de su ambición. La mentalidad autoritaria ciega. El presidente de ERC simboliza hoy, junto a sus compañeros de prisión, la fuerza moral del movimiento independentista en nombre de la dignidad de un pueblo. Eso merece un respeto. Y lo tiene. Hasta de sus adversarios, excluidos quienes ignoran qué sea el respeto.

Por eso es esencial que ERC, en rauda respuesta a estas proposiciones (por llamarlas de algún modo) haya aclarado que exige la constitución del gobierno legítimo de la Generalitat, arbitrariamente depuesto mediante el artículo 155. 

No hay otra salida que la constitución de un gobierno según los resultados de las elecciones del 21D. Esto es, un gobierno independentista apoyado en una mayoría parlamentaria absoluta del mismo signo. Si, después de esto, hay diálogo o no dependerá del gobierno central.

Aquí la versión castellana: 

 La República Catalana realmente existente

                                                                                                                       
En su Matemática de la historia, Alexandre Deulofeu preveía en los años cuarenta del siglo pasado el fin del imperio español para 2029. Hoy, cuando estamos más cerca de esa fecha que del propio Deulofeu vemos que estuvo a punto de clavarlo. Una diferencia de un decenio apenas es nada.

La República Catalana es un hecho. Tiene la objetividad y la realidad de los hechos. Y su tozudez. El imperio español trató de aniquilarla en la cuna, al modo en que las serpientes que mandó Hera celosa querían acabar con Hércules, que las destrozó. Hizo uno de sus pronunciamientos autoritarios, con la habitual balumba y prosopopeya castellana: declaró disuelto el govern de la Generalitat, destituidos su presidente y consellers, clausuró el Parlamento y encarceló a algunas de las personas destituidas y envió a otras al exilio.

Si alguien aquí ha recurrido a la unilateralidad ha sido el gobierno español con una aplicación ultra vires de una norma excepcional, el artículo 155 de la Constitución. Ni el 155 prevé estas acciones ni el presidente del gobierno está facultado para tomarlas , pero eso no importa porque este gobierno no se considera vinculado por las normas escritas y no escritas de la democracia y el Estado de derecho ni por su propio ordenamiento jurídico ya que es una dictadura de un partido y una persona. El partido, imputado en varios delitos en procesos penales y la persona, acusada de haber cobrado sobresueldos ilegales y comprobada avalista de las cuentas suizas de un delincuente, debieran haber dimitido hace años y estar a disposición de los tribunales como presuntos delincuentes que son todos ellos.

España es el único país del mundo en el que unos presuntos delincuentes gobiernan y se permiten el lujo de decir que otros cumplan la ley que ellos quebrantan en todas y cada una de sus actuaciones. La figura de unos delincuentes dictando autoritariamente las leyes que han de cumplir los demás es exactamente la dictadura de Franco. La única diferencia entre este y sus émulos hoy día es que si aquel basaba su tiranía en el ejército, estos la basan en los jueces. Pero la tiranía, la arbitrariedad es la misma: No hay más ley que la que dicta el tirano y cualquier otra norma o institución serán reprimidas por la violencia. Para restablecer el orden de hecho (ya que no derecho) de la dictadura.

El ejemplo más evidente de la contraposición es la República Catalana. Destituida por la fuerza bruta del 155, con el apoyo de los sayones del PSOE y C’s y la ambigüedad de Podemos, ha sido repuesta en toda su fuerza y legitimidad con el voto mayoritario de la ciudadanía catalana en unas elecciones cuya falta de imparcialidad, legalidad y neutralidad únicamente han puesto más de relieve la fortaleza del pueblo catalán y su determinación a la hora de defender su propia legalidad, sus instituciones y sus representantes democráticamente electos.

A día de hoy, los catalanes, tozudamente alzados, han votado en condiciones muy desfavorables de juego sucio impuestas por unos adversarios del bloque del 155 (PP, PSOE, C’s) que además de incurrir en esta inmoralidad, han perdido. Y han votado para reponer en sus puestos a su gobierno legítimo, depuesto, encarcelado y exiliado mediante el abuso de un poder político a su vez delictivo.

Al día de hoy, el govern catalán es más legal y legítimo que el español y el president de la Generalitat más legítimo y legal que Rajoy, el presidente avalista de los sobresueldos que, en realidad, al no dimitir como mandan los usos democráticos civiliados, se ha convertido en un usurpador.


La República Catalana, solemnemente proclamada el pasado 27 octubre e inmediatamente atropellada por la fuerza bruta, la ilegalidad y el abuso del gobierno español, es más legal y legítima que ese mismo gobierno. Con sus dirigentes en la cárcel o el exilio, con sus instituciones suspendidas, sus partidos hostigados y sus gentes perseguidas es más real, más auténtica y más sólida que este remedo de Estado democrático, dictadura real de un partido, un gobierno y un presidente corruptos y sus cómplices y aliados de la oposición.

Aparentemente la desproporción de fuerzas es enorme en contra del independentismo. Aparentemente. Pero la realidad, que no obedece a los deseos de la oligarquía española y sus siervos de la izquierda, sigue respaldando los derechos de los legítimos representantes de la voluntad mayoritaria de los catalanes. Porque la fuerza de las instituciones no descansa en las armas de los pretorianos ni en la demagogia de los políticos ni en las  prevaricaciones de los jueces, sino en la decisión del pueblo.

El pueblo catalán habló el 1º de octubre pasado en condiciones de agresión institucional de una violencia (y una cobardía) sin precedentes, y la independencia tuvo 2.044.038 votos (90,2% de los emitidos con una participación deel 43%). Volvió a hacerlo en el curso de unas elecciones impuestas por el adversario, llenas de trampas, censuras, abusos y manipulaciones y la independencia volvió a conseguir 2.063.361 (un 47,49% con una participación de cerca del 82%).

La República Catalana hoy existente es la plasmación real de esta voluntad mayoritaria del pueblo catalán, momentáneamente secuestrada, contra toda razón y derecho, por un gobierno extranjero en uso y abuso de la fuerza bruta.

Corresponde a la Unión Europea obligar al Estado español a reconocer la República Catalana actuar en cumplimiento de su propia legalidad o, en caso contrario, activar el artículo 7 del Tratado y proceder contra España por atentado contra los principios del Estado de derecho.

dimarts, 2 de gener del 2018

Presidente in partibus

Sí, presidente en la parte del infiel. Pues, aunque el catolicismo es mayoritario en Bruselas, se trata de un catolicismo muy poco católico porque, por ejemplo, nunca gustó de la Inquisición, gran organizadora de festejos y hogueras populares. Por eso hubo que decapitar a Egmont, para que sentara la cabeza. Decapitar en serio, no como esos descabezamientos de Rajoy que más parecen descabezamientos de la Hidra. Nueve cabezas por cada una que corta. Diez indpendentistas cada vez que abre la boca.

La cuestión de la investidura de Puigdemont como legítimo presidente de la Generalitat, sobre la que parecen devanarse los sesos los independentistas no es una cuestión jurídica, sino política. No es cosa de saber si tal o cual artículo del reglamento permiten una investidura in absentia, entre otras cosas porque para ello antes debe constituirse el Parlament y no está claro que pueda con ocho diputados electos ausentes. 

Se trata de posibilitar la aplicación del resultado de las elecciones para lo cual hay que retirar los cargos que se formulan contra los presos preventivos y los exiliados. De no hacerse así, pretextando una imaginaria separación de poderes, la única alternativa es que Rajoy otorgue un salvoconducto a Puigdemont para entrar en Catalunya al modo en que el Rey de los Romanos, Segismundo, se lo otorgó al hereje Juan Hus en tiempos que cada vez se parecen más a estos. Y no creo que M punto Rajoy sea más de fiar que Segismundo. 

Una acusación frecuente al independentismo desde el bloque del 155 es la de jugar a hechos consumados. Es discutible e irrelevante desde el momento en que hecho consumado típico es decirle a otro: "elige lo que quieras que yo haré lo que me dé la gana". Como hecho consumado fue encarcelar a los dirigentes independentistas. Y en ambos casos justificados con el mismo error: la seguridad de que, consumado el hecho, habría una pequeña reacción y volvería la calma de inmediato. Fue falso, es falso y seguirá siendo falso. 

Proseguir con el 155 en Catalunya es fomentar la inoperancia, la inestabilidad. Cuando no la turbulencia que no se produce a causa del carácter democrático, cívico y pacífico del movimiento que se pretende sofocar.

Si el bloque del 155 retorna a la sensatez, tan invocada en sus discursos, reconocerá los resultados de las elecciones del 21D, liberará a presos y exiliados políticos, allanará el camino para la constitución de un gobierno apoyado en una mayoría absoluta indpendentista. Y, luego, abrirá un diálogo y una negociación con ese govern para encontrar una solución libremente aceptada por las dos partes.

dilluns, 1 de gener del 2018

Noche de máscaras

Ayer tuve que pelear con blogger un buen rato para que me dejara subir una foto de fiesta de fin de año. Lo conseguí, pero solo me dejó subir una. Luego se cerró y ya no pude ni editarlo. Hoy parece la cosa más normal, así que subo también esta foto como complemento para que se vea que venimos preparados para todo. 

¡Guy Fawkes y máscaras venecianas seremos los impasibles espectadores dee vuestras derrotas! Gentes de la mala hora, las que seguís empañadas en amargar la vida a los demás, las que dejáis sin recursos a los débiles mientras llenáis los bolsillos de los privilegiados y los ladrones de toda laya. Las que os dais golpes de pecho mientras robáis el dinero de los desempleados, los dependientes y pensionistas; las que machacáis a la ciudadanía en la calle cuando protesta; las que perseguís y encarceláis catalanes por querer decidir democráticamente su destino; las que soltáis a vuestros matones y parientes a amenazar a los ciudadanos; las que tenéis a la gente en el paro o cobrando salarios de miseria o yéndose al extranjero; las que os gastáis nuestro dinero en comprar armas al amo que ni siquiera sabéis manejar; las que hacéis guerra sucia financiada con fondos públicos que malversáis; las que robáis esos mismos fondos públicos en forma de comisiones, mordidas y sobresueldos y vais luego dando lecciones de ética; las que condecoráis vírgenes pero tenéis a los mendigos buscando comida en los contenedores o a los niños en barracones; las que dejáis sin fondos la lucha contra la violencia de género pero financiáis unas torturas salvajes llamadas corridas de toros; las que compráis a precio de oro a esbirros que canten vuestras glorias en los medios, auténticos truhanes capaces de vender a su madre por una colaboración en la tele. A vosotros, políticos tramposos y corruptos, empresarios explotadores, policías sádicos, jueces vendidos, señoritos de medio escupitajo, expertos a tanto el consejo, economistas trileros, sociólogos de canutazo, escritores a la voz del amo, curas rijosos y violadores, filósofos de varias verdades, politólogos en almoneda, funcionarios aprovechados, enchufados, asesores analfabetos, banqueros usurarios. 

Y a todos los que sostenemos con nuestro voto a esta manga de sinvergüenzas, logreros y arribistas del PP, el PSOE, C's o Podemos que ha destruido el país convirtiéndolo en el vomitorio de Europa.

Mal año a todos.

Libertad para los presos y exiliados políticos.

Feliz 2018


Hace cien años terminaba una guerra de cinco. Cien años después acabará otra de trescientos. Una guerra entre dos pueblos, el español y el catalán, que ha conocido de todo: largos periodos de paz más o menos armada y de colaboración más o menos consentida, de concordia y discordia y enfrentamientos bélicos de diversa naturaleza; algunos muy recientes; otros de ahora mismo. Hora es de que ambos dejen de enfrentarse, hasta de conllevarse y convivan en paz y mutuo reconocimiento sobre la base del respeto a la libertad de cada uno de decidir su propio destino.  

Para eso solo se requiere que se retire el artículo 155, los presos y exiliados vuelvan a sus casas y se retiren los cargos que pesan sobre ellos.

Con los mejores deseos de todas y todos y toditas y toditos los/las presentes en las fiestas. ¡Ah, las generaciones!

diumenge, 31 de desembre del 2017

El otro discurso

Ayer comentaba Palinuro el balance triunfal del año de M. Rajoy, con una victoria sobre los réprobos catalanes, capaces de sostener la nefanda y antidemocrática teoría de que ganar unas elecciones da derecho a componer gobierno. Días antes había glosado el discurso del Rey de esta católica monarquía el 24 de diciembre (Discursos a la nación catalana) informándonos muy cumplidamente de que aquí no se mueve nada ni nadie porque no. Horas después contestaba Puigdemont con otro discurso, afirmando que las elecciones del 21D fueron el triunfo de la República catalana frente a la Monarquía del 155.

Pero, desde entonces, se multiplicaron los gestos de hostilidad del bloque del 155 sin respuesta en el campo indepe en donde comenzaron a correr rumores de quiebras y discrepancias internas. La belicosa aparición de M. Rajoy, con su hidalga bambolla de trolas, amenazas, disparates y perogrulladas, acabó por asustar al personal. Justo lo que quieren estos vociferantes guerreros de la honra hispánica de la Gürtel.

Las guerras no se ganan en los campos de batalla sino antes, y en la retaguardia. La retaguardia determina la moral de los combatientes.

El "tradicional" discurso de fin de año de Puigdemont (aquí en castellano) es la respuesta a la prolongación del 155, el continuado ataque a las instituciones de autogobierno y la última diatriba de M. Rajoy en pro de la dictadura. Justamente lo que necesitaban las huestes indepes para encarar el nuevo año con brío. 

Ese es el punto central de ambos discursos. El de M. Rajoy es sobre el año pasado; el de Puigdemont sobre el que que viene, el que empieza hoy a las 24:00. El primero ha cantado sus glorias y exhibido como trofeos las cabezas de los dirigentes que él mismo había descabezado, según anunció orgullosa su vicepresidenta, hoy misteriosamente ausente del foro público. Las cabezas de los dirigentes políticamente muertos por haber albergado ideas distintas a las de la recta razón, monopolio exclusivo del 155. Tal es la realidad que M. Rajoy invita a aceptar a los futuros gobernantes catalanes si no quieren perder sus cabezas.

De pronto, algún recurso escénico, algún truco inesperado provoca un repentino cambio de escenario y de la sala de prensa de La Moncloa pasamos a una habitación en Bruselas con dos banderas catalana y europea, unas discretas luminarias navideñas y, en lugar de M. Rajoy, nos habla uno de sus descabezados, demostrando con hechos aquello de los muertos que vos matáis gozan de buena salud. También hemos cambiado de realidad. La realidad del lazo amarillo. La realidad de unos candidatos electos presos o exiliados, impedidos de ejercer sus derechos políticos. Ahora, el presidente del gobierno legítimo de la Generalitat exige al del gobierno de facto que acate el resultado de las elecciones 

Se oye mucho esa aparentemente sensata (y resignada) consideración de que es absurdo y además imposible gobernar por internet. Depende de lo que se entienda por gobernar. Por ejemplo, la cuestión ahora es saber cuál de las dos fórmulas acabará configurando la realidad real, si el 155 y la dictadura o el restablecimiento de la Generalitat legítima. Y esa es una decisión de gobierno a distancia. 

Se quiera o no, la cuestión catalana se ha internacionalizado, especialmente se ha "europeizado". La intervención de distintas instancias europeas es cada vez más evidente. El gobierno ve cómo se reduce su margen de maniobra en parte por su incompetencia (aunque esto no se lo confiesa), y en parte por la habilidad de sus adversarios, capaces de mantener una relación intensa entre los dirigentes y la amplísima base en que se apoyan. 

Se ponga como se ponga el bloque del 155, en Europa no es aceptable un Estado con rehenes, con presos políticos. 

En el PSOE se han enfadado del todo con Podemos por el supuesto apoyo de este al independentismo. Es una excusa porque todo el mundo sabe, incluido el PSOE, que Podemos no apoya el independentismo. Entre ellos lo resolverán. El PSOE hace visible así su exquisita centralidad entre el independentismo y el "inmovilismo" del  gobierno. Es preciso encontrar alguna fórmula intermedia, satisfactoria para todo el mundo. 

Mientras la encuentran, ¿qué tal si piden a su socio, el PP, que levante el 155 y permita que se constituya el govern legítimo? Sin prejuzgar el resultado que, cuando menos, las partes puedan actuar en igualdad de condiciones. Se llama juego limpio, algo por lo que el socialismo ha luchado siempre.

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Si no me equivoco, Puigdemont no menciona una sola vez al Rey. Es lógico; es el presidente de una República.

dissabte, 30 de desembre del 2017

Al otro lado del espejo

M. Rajoy no vive en la realidad, sino en un apunte contable de la caja B. Pero la realidad vive en Rajoy. Él fabrica la realidad. Nuestros ingresos, nuestros gastos, pensiones, expectativas, nuestras vacaciones, nuestras viviendas, la factura de la luz y hasta nuestros tuits. La realidad es ese conjunto de vaguedades, lugares comunes pelados, silencios viscosos, intenciones torcidas, amenazas, más amenazas, perogrulladas, embustes en que habitualmente consisten las comparecencias de este azote del foro. Da igual por lo demás porque la realidad, en definitiva, es lo que él quiere que sea "en virtud del 155", una norma que no le permite hacer nada de lo que ha hecho, pero sí le permite hacer lo que le dé la gana. Así, tras consultar con su aliado, Rivera, Rajoy advierte de que "la ley no permitirá nuevas rupturas" . Y por ley se entenderá el 155 que, al suspender la Constitución, suspende toda ley excepto la que emane de la voluntad del que la aplica, o sea del dictador.

Una situación de la que es directamente responsable la oposición. PSOE, Podemos, PNV e indepes catalanes tienen en sus manos poner pronto fin a este maelstrom que está devorando la democracia y el Estado de derecho en España. Unos más que otros, cierto. Pónganse todos de acuerdo y presenten una moción de censura para terminar con los desafueros. Resulta inverosímil, dada la posición del PSOE, favorable al 155, incluso por encima de la voluntad mayoritaria del electorado catalán. Cada cual se hace responsable de lo que le parece, como diría M. Rajoy.

Esta situación ya la adelantó Albiol, hoy al frente de un cuarteto de viento en el Parlament por el que sin embargo habla el partido mayoritario en el resto del país. El presidente de este partido, una organización muy mal vista por los jueces y los ciudadanos a quienes ha esquilmado, niega que se pueda ser presidente de la Generalitat en el extranjero y a Urkullu la idea le parece "absurda". Llegará un tiempo en que estas cosas sean posibles en beneficio de todos pero, de momento, la solución es muy sencilla: levántese el 155, exonérese del modo que se quiera a los encarcelados y exiliados, permítase que se constituya el Parlament legalmente y reconózcase lealmente el govern salido de ese Parlament. La cuestión de si ese govern se salta o no la ley no puede prejuzgarse. Debe ser él quien lo decida advertido, además, como ya está con gesto fosco, de que si se sitúa fuera de la ley, de la ley del 155, le caerá un nuevo 155, o el mismo de la quinta anterior.

Este es el escenario previsto. El 155 sigue en funcionamiento y creando una situación de crisis institucional en Catalunya sin precedentes. Los indepes verán si aceptan la convocatoria de Rajoy de constituir el Parlament con candidatos electos en el exilio o en la cárcel y en condiciones de absoluta inseguridad jurídica. Aún no conocemos con exactitud qué derechos políticos son recortados o negados a unos presos preventivos, por qué razón y quién  toma la decisión. Tienen varias opciones que van desde negarse a aceptar la convocatoria por considerarla un chantaje, hasta aceptarla constituyendo el Parlament y posterior govern con substitutos en las listas. Pero esta última, sobre ser prácticamente inviable es inútil porque no resuelve el problema real de la realidad (no de la realidad magmática de Rajoy) que son los presos y exiliados políticos. 

En ningún Estado de derecho puede haber presos políticos, presos de conciencia.

Un conflicto como el de la República Catalana es una cuestión política de rango constitucional que ha de ser tratada mediante negociaciones y acuerdos si es necesario estructurales que vienen exigidos por la voluntad de casi un 50% del electorado y más de dos millones de personas, no por cuatro conspiradores del milenio. Pero también puede verse, y así la ven el gobierno y los jueces, como una cuestión de orden público promovida por unos agitadores al frente de unas turbas y, elevado el tono judicial (que no necesariamente jurídico) como una de delito de sedición, de rebelión, de traición. Cuando se llega a este punto la justicia se convierte en inquisicion y a los ciudadanos se los juzga y condena por sus convicciones.

No es para estar orgulloso. 

No hay más que retirar el 155, detener la represión policial y judicial y ofrecer un referéndum pactado que ya veríamos si los indepes aceptarían tras haber celebrado dos reales (9N 2014, 1/10 2017) y dos al otro lado del espejo (27S 2015, 21D 2017). Si no aceptaran, el conflicto seguramente se enconaría. 

Si aceptaran nos encontraríamos con que en España han costado tres consultas más o menos referendarias así como mil heridos, destrozos, huelgas, agresiones, exilios, multas, cárceles conseguir lo que los escoceses consiguieron tras una breve negociación con el gobierno británico.

Ahora hágase un breve cálculo de eficiencia y aplíquese al confuso triunfalismo del presidente, quien cierra un año sin hablar de la corrupción cuando ya solo debe de quedar él por imputar en la Gürtel.

divendres, 29 de desembre del 2017

Task Force

España no es un Estado de derecho sino un Estado de hecho. El gobierno ha suspendido la Constitución con el beneplácito de la mayoría de la oposición formalmente para una parte del territorio, materialmente para todo él. La norma suspensiva es ilimitada en tiempo y espacio.

El poder prescinde de formalidades institucionales, comisiones, comités, consejos y se ejerce por la vía personal. El presidente y sus dos aliados forman un triuvirato de acción. A veces deciden crear un grupo de trabajo, una task force, de acción inmediata, según sean las circunstancias, como este acuerdo bilateral Rajoy/Rivera de mantener el 155, la norma de plenos poderes (compartidos, según se ve) de la dictadura. Seguro que este acuerdo levanta celos en el PSOE, excluido de tan trascendental decisión con la que, además, está de acuerdo. En desagravio, habrá nueva foto de a dos, Rajoy/Sánchez o una del triunvirato en plena gloria. El otro partido de la izquierda, Podemos, no suele ser invitado a estas reuniones del mando, aunque su relación con el 155 tampoco es enteramente antagónica, a pesar de su recurso de inconstitucionalidad. Había que recurrirlo, sí, pero en el fondo su aplicación era comprensible por la tozudez de los indepes. 

No gustaron a los triunviros los resultados de las elecciones y no quieren aceptarlos, así que: 155, los presos siguen en la cárcel con sus derechos políticos negados y los exiliados en el exilio en idéntica condición.  

¿Se pueden constituir Parlament y govern en estas circunstancias? Parece poco probable. Sobre todo porque, aunque los indepes aceptaran integrar los órganos sustituyendo a los encarcelados y presos, la situación que se crearía, con una Generalitat dirigida desde el exilio y la cárcel, sería inviable y justificaría el mantenimiento del 155 con la única perspectiva de volver a convocar elecciones que darían un resultado igual o superior del independentismo.  

Raro mérito el del presidente M. Rajoy, ha arruinado el país y lo ha hecho políticamente inviable.

El "Sorpasso" de la derecha

Con casi cuarenta años de retraso, como de costumbre, llega la revolución neoliberal. La trae C's que, según las encuestas, devora al PP y podría ser partido de gobierno. Esta perspectiva ha despertado la curiosidad por el nuevo (que no es tan nuevo) partido, cuyos perfiles están muy borrosos y sus acciones no ayudan a clarificar.

Sobre este tema publica hoy Palinuro un artículo en el periódico vasco Berria, con ánimo de contribuir al conocimiento de la organización y su posible impacto en el sistema político. 

La intención parece clara: sustituir al viejo partido franquista por una nueva formación más ágil y acorde con los tiempos. En el PP se acomodan muchos neoliberales, desde luego. La señora Aguirre, por ejemplo, para quien Franco era socialista, lo que demuestra que es tan profunda psicóloga como honrada gobernante. Pero el neoliberalismo del PP es a la española, trufado de caciquismo, clientelismo y corrupción. Es un neoliberalismo pasado por la trituradora del nacional catolicismo.

A su vez, el fresco neoliberalismo de C's también es a la española. La imagen tecnocrática de broker exitoso que pretende trasmitir tiene acusados perfiles joseantonianos con un arbitrismo empresarial que la Falange ha detectado de inmediato, por lo que pide el voto para C's. Ese perfil joseantoniano se trasparenta en la ambigüedad ideológica y el pronunciado nacionalismo español basado casi exclusivamente en el odio a lo catalán. C's es un partido catalán anticatalán que practica una especie de catalanismo político a la inversa: Cataluña gobernada desde España. En realidad, nada nuevo.

Aquí la versión castellana:

El otro sorpasso.


Aunque partido veterano en Catalunya, C’s adquirió relevancia estatal a la par que Podemos, a partir de las elecciones europeas de 2014. Por afinidades formales, los dos se presentaban como la renovación del herrumbroso bipartidismo. Podemos consiguió cinco eurodiputados y C’s, dos, resultados halagüeños. A partir de entonces se mantuvo el paralelismo a distancia. C’s era el Podemos del PP al que aspiraba a sustituir como Podemos aspiraba a sobrepasar al PSOE, aunque con más esperanzas que aquel.

Los resultados electorales de C’s, en las dos generales desde entonces han sido discretos, pero no desdeñables y le han dado capacidad de maniobra, tanto en el centro como en las autonomías. Pero el resultado espectacular está en Catalunya. Partido más votado, ha subido de 25 a 36 escaños, reduciendo a la nada al PP. Si de sorpasso va, Catalunya es la prueba. C’s es el partido hegemónico de la derecha. Allí en donde nació, cuando se llamaba Ciutadans y el portavoz del PP los llamaba ciudatans.

Esto solo tiene valor para los equilibrios internos de la derecha. Es imaginable una situación en España parecida a la alemana, CDU para la federación (en este caso, España) y CSU para Baviera (aquí, Catalunya). La especulación es libre.

La cuestión, como siempre, es si los resultados catalanes son extrapolables al resto del Estado. Y aquí es donde se formulan las preguntas sobre C’s y se echa mano a los conceptos de populismo para considerar de qué tipo de derecha exactamente se trate ahora que parece posible gobernante. Se descubre entonces que es poco lo que se sabe de un partido que se hizo visible públicamente con un desnudo de su fundador y hoy máximo dirigente, Albert Rivera.

Su indefinición ideológica conjuga las fórmulas más crudamente neoliberales con alianzas y apoyos a la derecha tradicional cuya corrupción consiste en la patrimonialización del Estado. Y, por supuesto, la Iglesia, ni mencionarla. Tan gentil flexibilidad le ha dado unos resultados excelentes. C’s tenía a su vera el partido de Rosa Díez, UPyD, como Podemos tenía a IU. Los dos absorbieron al otro, aunque con muy distinto sino. De UPyD no queda nada salvo los tuits desaforados de Rosa Díez. IU sigue siendo un agente vivo en el conglomerado de UP.

Si de populismo va, a primera vista el gran peso de C’s en Catalunya trae ecos de lerrouxismo, bastante exótico por los pagos castellanos porque era un discurso anticatalán en Catalunya. La cuestión es si, como sucedió con Lerroux, la acción en Cataluña catapulta al poder en Madrid. Y obviamente, el discurso anticatalán tiene mucha audiencia en España.

La cara de C’s en el Estado trae más reflejos de la cara al sol de los falangistas. Una de las falanges, no recuerdo cuál, pidió el voto expresamente para C’s en las elecciones del 21D. Se supone que lo pide para los suyos. Los que hablan de España en tonos joseantonianos y supeditan las relaciones laborales a esa idea de España como país de amplia diversidad y un solo contrato laboral.

El tercer aspecto que suele señalarse en C’s es la imagen broker desenfadado, que puede encandilar el voto de la derecha moderna, deseosa de avanzar y progresar y harta de ir a remolque de una derecha reaccionaria, estatista, clientelar; y cree que puede hacerlo de la mano de estos dirigentes con experiencia en la banca, las compañías de seguros, las financieras. El dibujo es el de cantera de tecnócratas.

Lo que no aparece por ningún lado en este discurso es el gasto social, los recursos destinados a los más débiles, los emigrados, las inmigradas, los parados, las jóvenes, las mujeres, las científicas, los dependientes y los jubilados. Pavor produce un gobierno con este discurso y este silencio.

El anticatalanismo, el falangismo, el espíritu tecnocrático y el vacío social dan fórmula si no ganadora, con lugar sólido en la derecha. Otra cosa es el apoyo electoral para un partido que quiere ser atrapalotodo. Después de diez años de crisis arrasadora, aparecer muy vinculado a la banca puede ser un arma de doble filo.

EL nombre C’s no está mal pero, si hubieran de acogerse a uno clásico de partido, podría ser el de Partido Liberal, que tampoco compromete a nada pues liberales son los liberales alemanes y los neonazis austriacos.

La esperanza del sorpasso de la derecha reside en la transferencia del voto del franquismo sociológico a la aventura modernizadora. Se trata de volver los votos franquistas a un partido de centro. De ahí que Rivera tirara en algún momento de la imagen de Suárez, en quien se juntaron por primera vez falangismo y liberalismo, añadiendo él luego el toque neoliberal, práctico, a la par que patriótico pero comprensivo con la necesidad de contribuir a la estabilidad cerrando filas con el PP en lo relativo a los asuntos de corrupción. Los finiquitos en diferido toman forma de adelantos a cuenta. Y se llaman Razón de Estado.

Por lo demás, en un contexto multipartidista, el significado concreto de la acción de un partido tan flexible programáticamente dependerá de la correlación de fuerzas en cada momento. Y a los demás les sucede lo mismo. Seguirá habiendo PP y seguirá habiendo PSOE y Podemos. Lo que está por ver es en qué relaciones políticas y, por supuesto parlamentarias se encuentren. Ya ha habido un pacto PSOE C’s. Puede haber otro C’s- PP y, es poco probable, pero no imposible, con UP. Este trata de aliarse con el PSOE en una curiosa relación de tira y afloja y el PSOE no descarta una alianza con el PP. De hecho ya la tiene.

Lo anterior, con ser desconcertante, se complica si queremos meter en el cuadro el proceso catalán que tiene al español en estado de choque, como pudo apreciarse en el rostro del Monarca el 24 de diciembre.

dijous, 28 de desembre del 2017

Algo habrá que hacer

Algo y alguien. En este caso, Rajoy, tan aficionado a la quietud ignaciana, tendrá que hacer algo. Por mucho que le moleste salir del puro y El Marca. Los de su partido, siempre propensos a meter la pata, azuzan a los de C's a que tomen la iniciativa de formar gobierno. Esto, aparte de una rabieta de patio de colegio, es una tontería porque ni C's ni nadie puede proponerse a nada en tanto no esté constituido el Parlament.

Una vez constituido este, la presidenta abrirá consultas con los grupos. Y entonces, sí, ya puede Albiol retar a Arrimadas o a quien quiera. Hasta a sí mismo. No tiene muchos diputados pero sí mucha voz. No obstante, hay un detalle: el Parlamento tiene que estar debidamente constituido, habiendo tomado posesión de sus actas todos los diputados. Faltan ocho, cinco en el exilio y tres en prisión. Sin ellos la cámara no puede constituirse. Cosa además imposible porque, al parecer en España rige la doctrina del ministro Zoido según el cual un preso no es político aunque tenga restringidos sus derechos políticos. El primero de todos, el derecho de sufragio pasivo. Es fabuloso. 

La solución solo podría ser que las respectivas listas corrieran los ocho puestos de los electos privados del sufragio pasivo, lo cual sería allanar voluntad del electorado y la soberanía del Parlament o suspender, si no anular, las causas judiciales, lo cual sería allanar la independencia de la justicia.

En estas circunstancias, Rajoy, preferirá el anonimato ese que los suyos quieren suprimir en las redes. Aludirá a la división de poderes y la independencia del judicial y el sistema actuará por su cuenta que suele ser la de Antequera. La situación se hará insostenible y la autoridad central echará mano de la garrota del 155 con el beneplácito del PSOE. Los medios seguirán intervenidos, los presos en la cárcel, las libertades públicas restringidas de mil maneras.

Son lógicas propuestas como la de Turull, la investidura telemática de Puigdemont. Lógicas y realizables en tiempos de TIC. Prácticamente todos los actos presenciales son hoy virtualizables con grandes ahorros de dineros, tiempo y paciencia. Pero tiene el inconveniente anterior: se requiere una reforma del reglamento del Parlament, según el propio Turull. Para esa reforma el Parlamento ha de estar previamente constituido y no creo que pueda hacerlo la diputación permanente que, además, tampoco estará constituida. En este mismo espíritu, también podría aceptarse que los diputados ausentes tomen posesión por videoconferencia, pero igualmente habría que reformar el reglamento.

En realidad, todas son maniobras diversionistas, algunas tan exóticas como la de Tabarnia, para bloquear el cumplimiento del mandato surgido de las elecciones del 21D, en las que el pueblo catalán eligió las personas que eligió; no otras. Si se convocaron elecciones fue para buscar una solución política (no judicial) a un conflicto. Habiéndose pronunciado el electorado por una solución, solo queda implementarla. 

Lo que significa retirar el 155 y clausurar las actividades represivas policiales y judiciales.

Porque algo hay que hacer.

dimecres, 27 de desembre del 2017

Tabarria

Ayer, viralización al canto en las redes de Tabarnia, un lugar nuevo, un nuevo nombre que se difundió como la luz. Una ínsula Barataria (el nombre se da un aire) que lleva años proponiendo una organización llamada Barcelona is not Catalonia y cuyo fundamento y truco consiste en enredar a los independentistas en discusiones por aporías: "si Cataluña puede ser independiente, ¿por qué no el Baix Llobregat? Eso, a ver ¿por qué no el Baix Llobregat o Barataria, perdón, Tabarnia?

La ingeniosa pregunta estaba por doquier y venía a consolar a los ganadores de las elecciones del luctuoso hecho de haberlas perdido. Hasta algunos independentistas se mosquearon, gentes de poca fe. Y, por supuesto, los equidistantes se convirtieron en yoyas, "¿véis? yo ya lo dije".

Nada, hombre, la Tabarnia esa es producto de dos tácticas mafiosas: el filibusterismo y el gerrymandering, que podríamos traducir audazmente como "salamandreo". El filibusterismo es patente. Lo presentan como el punto de la victoria: venga, guapos, a discutir, a debatir, a ver por qué son mejores vuestras razones que las nuestras, etc., etc., ad nauseam. Ni caso. Cada cual a lo suyo. ¿Creen vuesas mercedes que ha lugar a la solicitud y tramitación de una nueva Comunidad Autónoma en España? Perfecto, pónganse en marcha por las vías establecidas o las que les dé la gana, a ver qué resultado obtienen; pero no estorben. No filibusteen.

Lo del gerrymandering es de risa: aquí, al parecer, se trazan los límites de las circunscripciones según los parientes que tiene en cada lugar el que hace el trazado. Creen estos infelices que esas líneas son como las del AVE. Por desgracia, las decisiones no las toma el equipo de delineantes de la Asociación Esta es mi Patria, sino las instancias competentes. Inicie, pues, Tabarnia su hoja de ruta a través de las instituciones. Y arrieros somos.

Lo jocoso de la movida no oculta su mala uva. Quienes ayer celebraban el redescubrimiento de Tabarnia eran quienes antes de ayer acusaban a los independentistas de dividir a los catalanes. Y, ¿qué otra cosa pretende la separación de Tabarnia si no dividir a los catalanes? La mala uva radica en que se propone después de haber perdido las elecciones. Perdieron la partida y quieren romper la baraja.

Filibusterismo y salamandreo.

Bon vent i barca nova.

España Potemkin

Mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado El país Potemkin. El contenido, sencillo, es una metáfora. España no es un Estado de derecho ni una democracia. No solo porque no quiera sino y, sobre todo, porque no sabe ni puede. El país se ha gobernado siempre así, el Estado ha sido siempre patrimonio de una oligarquía nacionalcatólica, autoritaria, ridículamente imperial y corrupta que no entiende de imperio de la ley, juego limpio, división de poderes, primacía del Parlamento, responsabilidad de los políticos, libertad de expresión, etc., todo lo que constituye un Estado de derecho. Los esfuerzos de la ideología oficial, propalada en todos los medios, por presentar el Estado español -incluso con presos y exiliados políticos- como un Estado democrático de derecho homologable con algunos cirvumvecinos al Norte, Este y Oeste, son vanos. Todo lo más, esta vieja e irreformable estructura oligárquica, heredada de siglos anteriores y exacerbada por el franquismo, llega a ser un remedo, una imitación, que tiene de aquella forma de Estado las bambalinas. Es la escenificación que, según cuentan algunos, hacía el ministro Potemkin, cuando la Zarina viajaba, por ejemplo, por el Dniéper: llenaba las riberas de escenarios de cartón piedra que mostraban felices y prósperas aldeas y sonrientes mujiks. Las llamadas "aldeas Potemkin". España es una aldea Potemkin. Gobernada por los dignos herederos de Franco. Allí donde este puso en pie un remedo de  Estado (en lugar de una junta de militares rebeldes), una ficción, un Estado Potemkin, sus herederos, más audaces, recurren a un Estado de derecho Potemkin.

La versión castellana.


El País Potemkin


Al explicar el resultado de las elecciones de 21D, el gobierno español dice que el fracaso del PP no es de M. Rajoy, quien no estaba examinándose en Cataluña. Que el presidente de los sobresueldos casi fijara allí su residencia durante la campaña y fuera abucheado en las calles repetidas veces no quiere decir nada ni es indicativo de nada. Rajoy no se presentaba. Se presentaba Albiol. Al que el descalabro tampoco debe de afectar porque no dimite. Sabido es que en el PP no dimite nadie, haya hecho o dejado de hacer lo que haya hecho o dejado de hacer. 

El PP no es un partido con sensibilidad democrática. En realidad, no es un partido al uso sino más bien una presunta asociación de malhechores, como dicen los jueces y en las asociaciones de malhechores nadie dimite. Y menos por unas elecciones. En definitiva, tampoco celebran elecciones. Y, cuando lo hacen, se financian ilegalmente y se ganan con trampas

Ni con trampas se han podido ganar en Cataluña y eso parece trastocar todas las teclas del bloque del 155. El gobierno y el Estado español no son un gobierno ni un Estado normales sino unos remedos, unas falsificaciones. Así como el partido gobernante no es un partido sino una asociación de malhechores, el gobierno no es un gobierno sino una oligarquía arbitraria dedicada al saqueo del país que dice administrar y el Estado tampoco es un Estado sino una monarquía tiránica impuesta por un dictador y que solo se mantiene de pie por la imposición y la violencia, mal unida en sus tierras y mal llevada por sus gentes

La idea de que España es un Estado de derecho y un Estado del bienestar avanzado homologable a los de su entorno que propalan los medios de comunicación, los menos fiables de Europa, según dictamina la Comisión Europea, es tan falsa como todo lo demás. Tiene la apariencia de un Estado de derecho y de bienestar, pero se le ve enseguida el engaño cuando el que más presume de ello, Rajoy, es quien ha suprimido la división de poderes propia del primero y el fondo de reserva de la seguridad, propia del segundo.

España, como siempre, es un país de apariencias, una mala imitación, un “tente mientras cobro”, una falsificación y prostitución de los principios fundamentales de los órdenes democráticos propios de Europa occidental contra la cual ha venido luchando incansablemente el país desde el Concilio de Trento. No ha conseguido imponerse, ha salido derrotado y ha tenido que adaptarse a los usos y costumbres de los vencedores a los que, en el fondo, odia. Ha tenido que escenificar una estructura liberal que le es ajena, poner en pie unos decorados ficticios como los que mandaba construir el ministro Potemkin para ahorrar a la zarina Catalina la visión de las miserias del pueblo.

En España no se respetan ninguno de los principios de las tradiciones del Estado de derecho y la democracia: no hay derecho a la información veraz, ni respeto a la voluntad mayoritaria de la población, ni independencia judicial, ni separación de la Iglesia y el Estado, ni control parlamentario del gobierno, ni rendición de cuentas de los gobernantes, ni igualdad de la ciudadanía ante la ley, ni principio de legalidad en la actuación administrativa, ni respeto por los derechos básicos de la población ni siquiera por su integridad física a manos de unos cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado empleados como tropas de asalto contra las manifestaciones populares pacíficas.

Así, en este Estado Potemkin que es España, la policía puede apalear sin miramientos a decenas de miles de ciudadanos no violentos dejando más de mil heridos sin que ningún gobernante dé explicación alguna ni pida perdón sino que, al contrario, condecoran a los responsables de los excesos. Los jueces pueden imputar y procesar a capricho a los ciudadanos cuyas convicciones les disgusten, amañar el procedimiento y mantener en prisión como rehenes a unos presos políticos a los que liberan o no según criterios subjetivos sobre las convicciones ideológicas de aquellos. Los medios de comunicación ocultan la existencia de presos políticos y la corrupción sistemática del gobierno haciendo demagogia contra una parte del territorio cuya población exige ejercer el derecho a decidir que tienen todos los pueblos de la tierra. Y el Rey puesto puede soltar un discurso de Navidad repleto de tópicos sin reconocer ni una vez que en Cataluña una mayoría de la población ha votado por la independencia y la República. O sea, en contra de él. 

Y el gobierno del Estado que no tiene más representación real en Cataluña que los cuatro diputados del señor Albiol y los policías alojados en los piolines, anima a los partidos perdedores en las elecciones a formar gobierno, quizá en la esperanza de que los que habrían de constituirse en oposición en Cataluña tengan la falta de dignidad de los partidos de la oposición en España y permitan gobernar arbitrariamente a uno en minoría. Porque el parlamento español tampoco es un Parlamento de verdad, sino otro Potemkin. 

dimarts, 26 de desembre del 2017

La sibila Forcadell

La sibila cumana, entiéndase, la fetén. Podría llamarla Marianne, pero está más visto y suena a gabacho. Juzguen ustedes el alcance de la declaración: respeto al Rey y al 21D y, entre los dos, ella, la presidenta in pectore del Parlament. Y ¿qué otra cosa es el 21D sino el símbolo del pueblo, de la voluntad del pueblo, más o menos libremente expresada?

Así que ahí aparece la sibila Forcadell como presidenta del mismo Parlament en el que ella había profetizado la República. Ese Parlamento representa la nación catalana en el sentido cívico, como conjunto del pueblo, titular de la soberanía frente al Rey. Igualmente, el Parlamento, depositario de aquella soberanía, presidido por la Sibila republicana frente al Rey.

La contraposición entre el discurso del Rey y la respuesta de la Sibila ha sido sumamente simbólica y se llama República. El 21D la mayoría ha votado por candidatos independentistas y republicanos. Cómo integrar la monarquía en la república o viceversa viene a ser la cuadratura del círculo. Y aunque se diga que la política es el arte de lo posible, de momento, el círculo parece un círculo. Ese es el límite real del discurso del Rey, objeto todavía de exégesis tan inútiles como variadas. 

El problema es de Estado y exige tratamiento de Estado. El gobierno debe reducir su afición a los juzgados a los asuntos penales que más le afectan y el Parlamento tomar la iniciativa en  la formulación de una propuesta de negociación que conduzca a una solución satisfactoria para ambas partes. 

De lo que se trata es de resolver el conflicto de modo civilizado y no perpetuarlo. Y nadie está interesado en trastornar o desestabilizar nada.  

dilluns, 25 de desembre del 2017

Discursos a la nación catalana

El discurso del Monarca ha acentuado la tradicional union de la Corona con las esencias patrias: 24 de diciembre, como su padre y como su abuelo ideológico; el grupo escultórico de estilo Salzillo; el cuadro de la izquierda, algo como de Correggio y el inevitable retrato de la entrañable familia como-tú-y-como-yo; todo sobre una cómoda de madera noble y herrajes dorados. Detrás del Rey, vestido de paisano para la ocasión, con exquisita gesticulación de manos, un paisaje con aire francés, las flores de Pascua, la bandera española luciendo por donde más loor recibe y la de Europa, cielo estrellado de España. Buena escenificación a la antigua usanza de una España moderna. Ya saben, "todo lo que no es tradición es plagio".

Dijo SM que España debe recuperar su protagonismo en un proyecto europeo. Recuperar, lo que se dice recuperar, como no sea el del siglo XVI/XVII, no se me alcanza ningún otro. Dijo también otras cosas en el antiguo uso de confundir el 24 con el 28 de diciembre. Por ejemplo, eso de salir en defensa de la democracia y en defensa de la igualdad. Él, el Rey.

Y otras sinsorgadas de este jaez que probablemente se le ocurren ya a él solo, sin la ayuda de su amigo de La Moncloa, quien lleva seis años haciendo lo imposible en pro de la democracia y la igualdad. Añadió como colofón una apostilla progresista que debió de redactarle algún miembro de la oposición para probable cabreo del gobierno y delicia de la izquierda dinástica que ve recompensados sus esfuerzos. Aun reconociendo que se ha superado la crisis (como quiere el gobierno), ha señalado los fallos y carencias: las familias, los jóvenes (ni una palabra para los pensionistas), la corrupción (debe de ser la primera vez que se menciona en el contexto), el medio ambiente y la violencia contra las mujeres.

Cada cual es libre de otorgar a las palabras del personaje el valor que le plazca pero son puro relleno. El meollo, el núcleo, el busilis del alegato nativideño es Cataluña. El Rey ha discurseado a, ante, cabe, hacia, sobre, de los catalanes. Pero ya no tan claramente "contra" ellos como en su última alocución, hosca y amenazadora. Tiene gracia que, por la decisión dee TV3 de no emitir el mensaje, los únicos que, si quieren, lo verán mañana o pasado son precisamente aquellos catalanes (audiencia de TV3) a los que el Monarca más encarecidamente se dirigía.

Ya no impone. Ahora implora. No ha rectificado, como le pedía Puigdemont, pero no se ha encastillado en el cumplimiento de la ley del 155. No es mucho, pero tampoco el asunto es importante ya que, con su habitual habilidad, el gobierno ha puesto a la Corona en fuera de juego. El Rey no tiene nada que decir.

Son los políticos quienes han de hablar. Y hacerlo sobre las cuestiones concretas aquí y ahora. El bloque independentista ha ganado las elecciones. Corresponde iniciar los trámites para la constitucion el govern. Para ello, los candidatos electos han de tomar posesión de sus actas en libertad. El gobierno avisa de que, para ser investido (ya lo da por investido), Puigdemont ha de venir a España. Punto este de muy dudosa factura porque, como se sabe, si Puigdemont viene, será inmediatamente detenido. Con conseceuencias imprevisibles porque los jueces españoles lo son. Si hay dudas véase el trato que han recibido los cuatro presos políticos indepes.

Rajoy ya se ha encogido de hombros característicamente al decir que él no controla los procesos judiciales porque en España hay división de poderes, por si la peña lo ignoraba. Palinuro lo advertía hace un par de días: el sistema tiende a ser autopoiético y a autonomizarse. ¿Qué mejor ocasión -y más patriótica- para que los jueces demuestren la independencia de su poder sobre las espaldas de un prófugo?

Llegados a este punto, la situación se ha hecho surrealista. Merkel exige la formación de un govern legítimo (o sea, aceptado por los catalanes) pero el gobierno español no puede garantizarlo porque los jueces no le dejan. Esos jueces que antes le eran tan complacientes. De forma que el Estado español (que ha licenciado al gestor del éxito catalán, Moragas, enviándolo de embajador a la ONU, en donde arreglará el mundo) puede optar entre dos formas de hacer el ridículo: a) desautorizar a los jueces y permitir la formación del govern; b) desautorizar a Merkel y no permitirla. 

En cuanto a Puigdemont y los indepes, la euforia del triunfo los ha convertido en una piña. Su comportamiento es coordinado y espontáneo, pues es impensable que se ajuste a alguna previsión en circunstancias imprevisibles. Pero es. Puigdemont mantiene su actitud gaullista de figura emblemática de liberación nacional que, como se ha visto el 21D tiene mucha fuerza. El bloque al interior reafirma que él es su presidente y encara la restitución del govern depuesto por el consorcio del 155. La CUP, adherida al planteamiento mientras esté dé prioridad al eje nacional. Nada más que decir. Algo invencible.

Esa oferta de Puigdemont a Rajoy de encontrarse a dialogar fuera de territorio español tiene la audacia de plantear la relación al nivel casi más alto, de igual a igual, en ejercicio de un mandato democrático de la mayoría del electorado el 21D. Y digo "casi" porque también la plantea, en efecto, al nivel más alto, al de la Corona, cuando recomienda a esta que aproveche la ocasión del mensaje navideño para rectificar. También de igual a igual. Puigdemont actúa como presidente del govern y Jefe del Estado de la República Catalana, en tanto se dilucida constitucionalmente si esta es presidencialista o parlamentaria. Así que, cuando dice que las elecciones del 21D han significado el triunfo de la Republica Catalana sobre la Monarquía del 155, está articulando otro discurso a la nación catalana.

(He pasado el blog al amarillo en reclamación de libertad para los presos políticos).

diumenge, 24 de desembre del 2017

Censores

Para solaz del domingo dejamos al lector con esta portada de El Periódico del pasado 1º de noviembre, que he encontrado en el tuiter de Francesc Vilallonga @vilallongapac. La foto corresponde a una comparecencia de KRLS en Bruselas hace algo menos de dos meses. Es decir, contexto: se ha aplicado el 155, hay exiliados y presos políticos, una Generalitat intervenida, una euro-orden en marcha y un presidente al que muchos llaman "prófugo". "President", déjelo ya. ¡Qué caprichosa es la fortuna!

La portada merece un estudio semiótico para ver cómo un periódico que se llama El Periódico, y podría llamarse El Despertar de Madrid, convierte en noticia un deseo. Eso sí, un deseo tan profundo que se dirige al presidente en modo imperativo. La realidad no ha sido complaciente, de forma que el deseo en deseo se ha quedado y, como vaticinio, un pleno. Y eso que el deseo era urgente. Pimpinela se había declarado en rebeldía dentro de la rebeldía y la única manera de pararlo era inducirlo a que lo hiciera él voluntariamente puesto que estaba a buen recaudo de las fuerzas que hablan a través de El Periodico. Para convencerlo, casi se diría para sugestionarlo o mesmerizarlo, la orden se le da en tipo resaltado, en negrita blanca, para que no piense en otra cosa más que dejarlo... dejarlo...

Dejar ¿qué? Para el diario, dejar la actividad delictiva y entregarse. Para cualquier observador, dejar un proyecto colectivo de construcción de un Estado al que ha dedicado su vida y por el que arriesga treinta años de cárcel, conjuntamente con otros con la misma dedicación y que ya están en prisión. Al periódico le parecerá que eso puede "dejarse" como el que deja de comprar lotería, lo cual demuestra claramente la escala de valores que en él rige.

Dejar ¿por qué? ¿Porque lo dice El Periódico? ¿Porque lo ordena el gobierno central? ¿Porque lo pide la ciudadanía catalana? La ciudadanía catalana no pide eso sino todo lo contrario y ha revalidado su confianza en Puigdemont. El gobierno central no pinta nada porque son unas elecciones autonómicas según él mismo las ha convocado y en las que su partido solo cuenta con tres diputados, carentes de toda relevancia salvo que sean la Santísima Trinidad y aun así. El Periódico puede decir misa, lo que hace habitualmente con la homilía en la portada, al estilo ABC. 

Para resaltar, la mala uva de las comillas en "President" que, si no son las que usan los de la filosofía analítica, pretenden ser irónicas y negar la categoría de presidente al presidente. En el fondo, un asunto curioso porque Puigdemont va a ser el único presidente votado dos veces en el mismo mandato.

En fin, no lo ha dejado y el gobierno tendrá que hacer algo para normalizar la situación y permitir la investidura de un govern con el que Merkel le ha obligado a negociar. Porque la madrina de M. Rajoy se informa por la prensa libre y sabe que el 21D ha sido un triunfo arrollador del independentismo que ha aumentado en escaños y votos en condiciones de hostilidad y juego sucio apabullantes. En España los medios informan de lo contrario con mayor o menor desvergüenza: los indepes ganan en escaños pero no en votos, están muy divididos, van a pegarse y, además, no los vamos a sacar de la cárcel .

Pero es inútil. La Independencia ha ganado. La República ha ganado. A ver qué cuenta esta noche el Rey sin reino en un discurso que TV3 en Cataluña no transmitirá. Carece de sentido que la lección inaugural de una República la pronuncie un rey.

dissabte, 23 de desembre del 2017

Deconstruyendo la rebelión

La mayoría de los medios ha ido en busca de las declaraciones de M. Rajoy al 21D. Grave error por distracción.

En realidad, la declaración que importa sobre el 21D la ha hecho la Cancillera Merkel poniendo nuevos deberes al presidente de la Gürtel. Mientras se los traducían, el hombre ha declarado las habituales sinsorgadas del tenor de reunirse con Arrimadas, que ha ganado las elecciones y que el gobierno entrante habrá de cumplir la ley. No como lo hace él, sino de verdad. Advertencia dirigida a los indepes, los únicos en situación de componer gobierno, no a Arrimadas, quien no tendrá ocasión de cumplir ni incumplir nada. Los deberes son: a) que se constituya el govern salido de las elecciones, lo que significa, retirada del 155, vuelta libre de los exiliados y liberación de los presos; b) que España y Cataluña lleguen a un acuerdo dentro del marco de la Constitución de 1978. Me atrevo a decir que la a) es obligada y condición indispensable para la b). En cuanto a la b), dependerá de la voluntad y los actos de las partes.

Este desgobierno caótico (judicialización inquisitorial, euro-órdenes de quita y pon, indicios de formación de una causa general contra el independentismo) ha superado el nebuloso orden de las declaraciones para entrar en el de las decisiones de envergadura. Quien de verdad ha dado respuesta al 21D ha sido el Tribunal Supremo. Parece dispuesto a imputar, de momento, a cincuenta personas por el delito de rebelión. Ayer, a Mas (por otro lado, embargado), a Rovira y a Gabriel. Da la impresión de que la dinámica también escapa al control de este gobierno de ineptos. Empezaron controlando a los jueces y ahora los jueces los controlan a ellos. El sistema se comporta autónomamente, se independiza, es autopoyético, según la teoría de Maturana y Varela, pasada luego a lo sociopolítico por Luhmann. Y la dirección de la autopoiesis es de creciente fascistización o, si se prefiere un término menos agresivo, desdemocratización o lo que antes se llamaba involución o reacción. Cómo encaje eso en la posibilidad de llegar a acuerdo alguno es un misterio que ni Sant Ramon de Penyafort puede desvelar.

El delito de rebelión está clarameente tipificado en el CP : "Son reos del delito de rebelión los que se alzaren violenta y públicamente para cualquiera de los fines siguientes:" y los enumera también taxativamente. Si olvidamos las dos condiciones de violencia y publicidad, algunos de los fines son los de los posibles imputados. Otros, en cambio, podrían atribuirse al gobierno a quien también cabría imputar por rebelión si se cumplieran las dos condiciones previas, violencia y publicidad.

Porque aquí está el meollo o quid de la cuestión. La publicidad es evidente. ¿Y la violencia? Es evidente que no. El movimiento indepe es radicalmente no-violento y lo ha demostrado y hay carretadas de pruebas de todo tipo. Fue necesario tergiversar el contenido de unos vídeos para justificar el encarcelamiento de los dos Jordis. Para los demás, ya bastó con una cuestión de convicciones políticas, como en los buenos tiempos de los autos de fe.

Entonces, si no hay violencia, no puede haber rebelión. Bueno, contestan los jueces, todo dependerá de lo que se entienda por violencia. Y ya la hemos liado. La lógica jurídica abandona su objetivo pedestal y se mezcla con la turba sociológica, esa según la cual la realidad social no existe sino que es el producto de la construcción colectiva; un constructo, vamos. Y, por ahí, los de la "construcción social de la realidad" abrieron el camino a la iconoclasia de la postmodernidad que se autodevoró con la teoría de la postverdad. ¿Qué es violencia? Lo que los jueces digan que es violencia. Y punto. ¿Por qué se imagina el personal que el gobierno vive más atento a las promociones, remociones, sustituciones, turnos de jueces que a las preguntas de la oposición? Para que los jueces digan que hubo violencia donde tenía que haberla habido pero no la hubo. De nada importa que en el desarrollo del artículo se hable de estragos, de armas, de combates. Es igual, los límites de la violencia los fijarán los jueces, si es necesario mediante tropos retóricos como los que usaba el finado fiscal Maza cuando hablaba de las turbas, con prosa digna dee Joaquín Arrarás.

Por cierto, en la actuación policial del 1/10 hubo violencia, estragos, heridos, armas, fue pública y se hizo por dos de los fines previstos en el artículo 472 CP: "disolver (...) cualquier Asamblea Legislativa de una Comunidad Autónoma; sustituir por otro el Gobierno (...) de una Comunidad Autónoma". Decir que el gobierno está facultado para ello por el 155 no es válido a fuer de falso pues no autoriza a hacer lo que se ha hecho. Está claro que el concepto de violencia responde a la postverdad: donde no hay violencia, la hay y donde no la hay, la hay. Orwell era un ingenuo. Creía que la inversión de los opuestos era consecutiva; puede ser simultánea. También se llama ley del embudo en lenguaje de zapatilla.

Aquí debiera concluir este comentario pero la ampliación, flexibilización y manoseo de la violencia puede conseguir algo insólito, como convertir una democracia en una dictadura. Prueba, dicen los escépticos, de que no era una democracia. Por supuesto, pero eso es ocioso. Lo interesante es que extendiendo postverdaderamente el concepto de violencia y administrándolo con la teoría aristotélica de las causas, tenemos razones suficientes para prohibir los partidos independentistas. Todo el que postule la independencia de Catalunya está fuera de la ley. Así, las elecciones son más fáciles. Hasta se prescindiría de ellas. Los partidos dinásticos podían repartirse los escaños a la bono-loto, más o menos como lo hacía el ilustre prócer, entre las familias del régimen que tanto se parecía a este. El problema: definir como democracia un lugar en que se prohíben partidos por razones ideológicas es complicado. Creo que imposible.

Aquí no hay rebelión alguna, como no hay unilateralidad alguna, salvo las del bloque del 155. Lo que hay es un problema político-constitucional en el que los tribunales y la represión están de más, pues se trata de algo que debe resolverse en una mesa de negociaciones. Y al nivel más alto y más representativo posible. Lo ha formulado con toda crudeza el presidente Puigdemont al decir que el 21D ha sido la victoria de la República Catalana sobre la Monarquía del 155. Ahora debe implementarse. Si este gobierno es incapaz de encontrar una solución civilizada a este conflicto, que dimita y dé paso a otro. Si esto no sucede, la oposición debe plantear una moción de censura, echar al PP y tantear un gobierno capaz de negociar con los independentistas o convocar nuevas elecciones en España.

La constitución del govern , o primer deber de Rajoy, implica la vuelta de los exiliados y la salida de los presos. Sin actuaciones de ningún tipo. Ese es el camino preparatorio de un encuentro: descriminalización de todas las actividades relacionadas con el procés y restitución a todo el mundo en sus derechos, títulos y propiedades. Aquí es donde se ha de ver si el sistema entra en una dinámica enloquecida y se suicida o retorna a un estado de equilibrio.

Por una curiosa hipocresía de la historia, nuestra cultura reserva un lugar venerando a los rebeldes, los que rompieron moldes y, con su ímpetu (aunque lo pagaran muy caro a veces), nos han traído hasta aquí, cúspide del desarrollo humano. Rebeldes fueron Espartaco, Cristo, Prisciliano, Bruno, Lutero, etc. La rebeldía de la juventud es un icono romántico de las vanguardias. Hasta que nos toca a nosotros. Hasta que hemos de habérnoslas con un rebelde, uno que no atiende a nuestras razones ni comparte nuestros principios. Ahí nos sale la Raza. La de siempre. La que nos ha traído a las susodichas altas cúspides en que nos encontramos.

Lo del delito de rebelión con violencia conceptualmente contrahecha debe meditarse más. No es que la rebelión y la violencia sean distintos sino que se repelen como los polos del mismo signo. Solo puede haber rebelión si hay violencia como causa de fuerza mayor, no construida.

divendres, 22 de desembre del 2017

Entrevista a Palinuro en la radio de "Gara"

Tiene gracia. He visto docenas de políticos, periodistas, publicistas, expertas, politólogas, sociólogos soltando doctrina desde todos los púlpitos mediáticos, generalmente con la misma cantinela. En la SER (en donde hay de cada mendrugo lleno de ínfulas que da risa), en la 4, la 6ª, etc. Y todos más o menos lo mismo: análisis complaciente con el poder corrupto de la banda de ladrones, tratando de minimizar el desastre de ese niñote majadero de Albiol, de maximizar la pírrica victoria de Arrimadas, de poner en duda la victoria del independentismo y vaticinarle un futuro aciago, de salvar la cara de los oportunistas de los Comuns-Podem y de olvidar las ridiculeces de Iceta. 

Así que, dicho sea sin ambages: si quieren ustedes escuchar un análisis como no lo harán en los medios tradicionales (ni en los digitales, en donde reina el sectarismo y cierre clientelar que en los otros) prueben con esta entrevista en la radio vasca. Todavía tiene más gracia porque esta radio emite desde el otro lado de la muga. O sea, como siempre, en España, para hablar con libertad y sin sumisiones tienes que irte al extranjero.

En fin, espero que sea del agrado general.

La victoria de la gente

Por fin España sale del franquismo y se abre a la historia gracias a Cataluña. A la historia presente, del mundo de hoy, en el que
  • los políticos no se dedican sistemáticamente a robar y mentir.
  • los corruptos dimiten y van a la cárcel.
  • los tribunales de justicia no están al servicio del poder político.
  • Este no persigue penalmente a sus adversarios.
  • Ni los amenaza
  • Ni los apalea
  • Los medios de comunicación no están todos también al servicio del poder económico y su excrecencia política.
  • Donde la Iglesia no es un Estado dentro del Estado, plena de privilegios.
  • Donde no se castiga con prisión el ejercicio del derecho a decidir de los pueblos.
  • Ni se niega a las naciones el derecho a llamarse naciones y actuar como tales.
Un mundo normal, no el de la Marca España, que ha visto cómo fracasaba entre la general irrisión y cómo, además, perdía la joya de la corona más preciada de esta: la República Catalana independiente.

Estas elecciones han construido Cataluña y destruido España. Últimos hitos:
  • El triunfo moral ha sido doble del material porque las elecciones, sobre ilegales e ilegítimas han sido una vergüenza desde el punto de vista del fair play. Con varios candidatos en prisión, privados arbitrariamente del ejercicio de su derecho de sufragio pasivo y activo. Unas elecciones en los que todos han jugado sucio, el Estado, la Iglesia, los partidos unionistas, especialmente los del 155, los medios de comunicación y la sedicente izquierda española.
  • Y una victoria incuestionable, nítida, en votos y escaños, con una participación sin precedentes. El 21D ha sido una repetición del 1/O y ambos se refuerzan mutuamente en legitimidad. La prueba de la rotunda victoria indepe es que la Iglesia ya ha cambiado de bando y ahora pide a la nueva autoridad "respeto para la libertad religiosa" y algún dinerillo, supongo.
  • La señora Arrimadas ha celebrado el hecho aritmético de ser el partido más votado como si fuera el mandato de los dioses. Probablemente en sintonía con esa célebre y machacona fórmula de M. Rajoy de que gobierne el partido más votado. O sea, lo que hace él, gracias a la gentil colaboración de la oposición. El problema es que en Cataluña esto no es posible porque hay una mayoría parlamentaria indepe, que es lo que cuenta.
  • Incidentalmente, de haber habido lista única de país, Arrimadas no sería la más votada. No tiene mayor importancia, pero es cosa de imagen y de no tener a la señora repitiendo el estribillo. Lo interesante es calcular ahora cuál hubiera sido el resultado de una lista de país. No por nada, sino porque así se aprende, comprobando.
  • Catcomú-Podem es la canción del olvido. Su irrelevancia es pavorosa. Sus votos no dan para un gobierno unionista y el bloque indepe no los necesita. El País vaticinaba un empate entre indepes y unionistas con los comunes-podemos de clave. Ni clave ni claque. Nada. Y es aburrido señalar la incapacidad de esta peña para colocar el rollo de la equidistancia.
  • El mismo rollo que sigue soltando IU y Podemos: victoria de la burguesía corrupta (la única que tiene gente en la cárcel y el exilio); ni DUI ni 155 (pero este había que aplicarlo como en un frenopático); banderas y desinterés por los problemas reales de la gente (y se lo dicen a ERC y la CUP). Nada que tenga que ver con la realidad.
  • El PSOE navega por el Leteo. Agarrado al PP con el ilegal e inconstitucional 155, se ha olvidado de sus orígenes y esencia y, en su furia españolista se ha mezclado con la derecha y la extrema derecha y ha hecho suyashasta sus formas amenazadoras e insultantes de intervenir en la esfera pública. No es que no sea socialista; es que no es democrático y presenta una deriva seria hacia el fascismo. Considérese: el único que puede parar una locura dictatorial de M. Rajoy es el partido socialista mediante una moción de censura cofirmada por Podemos, el PNV y los indepes catalanes. Si no se presenta esa moción, el PSOE será corresponsable de lo que pase en Cataluña con esta manga de franquistas en el gobierno.
  • Un gobierno híbrido de autoritarismo, corrupción, incompetencia, clientelismo y agresividad. Uno que dice haber "descabezado" a sus adversarios cuando el único descabezado aquí ha sido él, que, por lo demás ya carecía antes de cabeza.
  • Y miren más arriba del gobierno, a la Corona. Esta sí que ha perdido. Felipe VI tiene algún desparpajo borbónico y no le cuesta nada presentar la Monarquía como la gran defensora de España y de la democracia; pero es difícil imaginarlo defendiendo también la República.
  • En esto de la República es donde el independentismo catalán ha asestado el golpe de gracia a la izquierda española que ni a la República se atreve. Por eso, los ataques de de furor contra el "engaño" de ls independencia de los ricos, de la burguesía corrupta, del 3%. Es un caso patológico: los guardianes de las esencias de la revolución no la ven cuando la tienen ante las narices y optan por anatematizarla agarrados a clichés doctrinales que nunca funcionaron.
  • Los aliados y siervos del gobierno en este ridículo desastre en el que la derecha pierde votos a favor de un neofalangismo de zarzuela, los medios de comunicación, beligerantes hasta lo ridículo, es de suponer, estarán comiéndose toda la basura que han vertido sobre el procés para desfigurarlo y hacerlo fracasar con las peores artes.
  • A todos ellos, gobernantes, políticos unionistas, jueces de parte, medios comprados les resulta imposible comprender un hecho que no puede estar más a la vista: que este movimiento no es de líderes, ni de partidos, sino de la gente, a través de sus asociaciones o por su cuenta; que es la gente la que lo ha acelerado, defendido y, finalmente, hecho triunfar. Así que, por favor, dejen de meter cargos públicos representativos en la cárcel porque van a tener que encarcelar a dos millones y pico de personas. Convénzanse: ni mayoría silenciosa, ni oro de Moscú, ni espiral del silencio, ni los sabios de Sión. La gente. Es una victoria de la gente a la que, ya son ganas de fastidiar, le ha dado por alzarse cívica, pacífica, democráticamente a ejercer su incuestionable derecho a decidir.

Y lo ha conseguido. Porque es una revolución. Consídérese el siguiente interesante punto. Dice Pedro J. Ramírez en El Español que hay que ir a unas elecciones generales inmediatas para que los españoles decidan.Seguro que a los catalanes les parecerá de perlas que en el país vecino se celebren elecciones generales, particulares o callejeras. Pero, argumentan los independentistas (que son los que mandan), no va con ellos. Y, a propósito de esta circunstancia, habrá qué ver cómo se definen los partidos unionistas en el contexto de un parlamento republicano, si como partidos catalanes o como partidos españoles en Cataluña.